El país se encuentra actualmente en un escenario que requiere acertadas decisiones para enca­rar la delicada situación eco­nómica y sus implicancias en el bienestar de la ciudadanía. Estamos promediando el noveno mes de otro año en que no han podido arrancar los motores de la recupe­ración. Algunos datos indican con alta pro­babilidad que este será otro período lectivo perdido, como los anteriores. Existen algu­nos elementos aislados que podrían infun­dir optimismo, pero no tienen la fuerza para encender una esperanza cierta. Aun­que la experiencia demuestra que muchas veces la inesperada convergencia de algu­nos hechos ayuda a alcanzar los objetivos, más allá de algunos cálculos. Pero las ilusio­nes no siempre se cumplen, y muchas veces no superan los umbrales de los sueños.

Las cifras indican las dificultades para el repunte de la economía, ya que hasta julio se ha constatado una retracción del 2,8 % en lo que va del año. El Banco Central del Paraguay (BCP) señala que en julio último la actividad económica interanual anotó una disminución del 1,9%. Para que se die­ran esos números negativos incidieron los malos desempeños de la agricultura, la ganadería y la construcción, aunque lo posi­tivo es que al fin se recuperaron la genera­ción de energía eléctrica, las manufacturas y los servicios, según el reporte oficial.

También las ventas evidenciaron una reducción interanual del 1,4%, fenómeno que la banca estatal ha explicado seña­lando como causas el mal desempeño en la comercialización de los servicios y de las actividades manufactureras. Algo parecido ocurrió con la construcción, que tuvo una caída interanual debido al menor ritmo de ejecución de obras públicas. En tanto que la ganadería anotó cifras interanuales negativas, porque hubo un menor ritmo en el faenamiento de bovinos y porcinos.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

En el área industrial hubo comporta­miento positivo en la producción de azú­car, los molinos, panaderías, bebidas y tabacos, textiles y prendas de vestir. Aun­que las estadísticas registraron variacio­nes negativas en la producción de carnes, lácteos, aceites, cueros, calzados, produc­tos metálicos y no metálicos.

En el manejo de las finanzas del país tam­poco hay novedades para alegrarse, y todo indica que no habrá variaciones significa­tivas en la administración estatal. Cada vez se contratan nuevos préstamos y se gasta más de lo que se recauda. El pro­yecto de presupuesto para el año venidero enviado por el Ejecutivo al Congreso tiene esos mismos defectos. Prevé más gastos que los fijados para este ejercicio, con un aumento del 9%, que no prevé recortes en las erogaciones públicas, como se espera teniendo en cuenta los discursos oficiales. El déficit real que propone es superior al establecido por la Ley de Administración Fiscal ya que se pretende llegar al -2,3% del PIB, y en vez de disminuir la canti­dad de empleados estatales se prevé un aumento de 1.750 nuevos funcionarios.

Teniendo en cuenta las cifras apunta­das en el proyecto para el 2023, los gas­tos públicos por todo concepto seguirán aumentando, de modo que en vez de achi­carse las erogaciones tendrán un fuerte crecimiento, lo que implica más recur­sos para un Estado que no produce los suficientes ingresos. Por consiguiente, el déficit difícilmente podrá achicarse, como exige la Ley 1535 de Administra­ción Financiera del Estado y recomiendan las reglas de un buen manejo financiero. En lugar de encoger el gigantesco aparato estatal se lo hará todavía más grande y oneroso.

Entre los puntos más objetables del presu­puesto proyectado por el Gobierno para el 2023 está el aumento del 13,8% del endeu­damiento, que ascenderá a 1.860 millones de dólares. De esta suma, el 23% se des­tinará para pagar las deudas que tienen vencimiento en el año, dado que el Estado no recaudará lo suficiente para cubrir sus débitos, con lo cual seguirá recurriendo al vicio del “bicicleteo”.

Por todo ello se hace difícil entender cuando el ministro de Hacienda habla de que están haciendo la racionalización del gasto público. Al no reflejar la realidad, sus palabras están faltando a la verdad y bus­cando engañar. Todo lo cual demuestra que resulta cada vez más urgente encarar la reforma del Estado. Para que se gaste menos en salarios improductivos, se hagan más inversiones y no se aumenten las deu­das de la manera imprudente en que se está haciendo.

Dejanos tu comentario