Como parte de los elementos que demuestran el impulso anun­ciado para este año en la activi­dad económica, en el campo de las transacciones internacionales se vis­lumbran señales nítidas de un mejor des­empeño. Es que el comercio exterior de nuestro país tuvo un repunte importante en los primeros cuatro meses del año, pues tanto las exportaciones como las impor­taciones registraron aumentos que hacen vislumbrar un ciclo auspicioso en lo eco­nómico. Aunque la comparación se hace en parte con lo acontecido en abril del 2020, que fue el peor de todos los meses en lo económico, es palpable el dinamismo que se está viviendo últimamente.

Resalta que no solo hubo una buena venta de algunos productos sin mayor valor agre­gado, como los granos, sino también el buen repunte de artículos que surgen del proceso industrial.

Las importaciones, que sufrieron el cole­tazo de la emergencia pandémica, también comenzaron a recuperarse y las compras externas mejoraron sustancialmente, sobre todo en el área de maquinaria y equipos. De modo que no se centraron en artículos sun­tuosos, sino en aparatos que se utilizan para el sector agrícola e industrial para aumentar la generación de otros productos.

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De enero a abril de este año el valor total de las transacciones en el comercio exte­rior paraguayo ascendió a 7.932,1 millo­nes de dólares, como resultado del alza en las exportaciones e importaciones realiza­das en ese tiempo. Esta suma representa un incremento del 14,6% si se compara con lo acumulado en el primer cuatrimestre del 2020.

Al cumplirse el cuarto mes del año las expor­taciones totales ascendieron a 4.283,5 millo­nes de dólares, cifra que es superior en 16,4% al valor registrado hasta abril del año ante­rior. Por su lado, el total de importaciones realizadas en ese período alcanzó 3.648,6 millones de dólares, lo que representa un alza del 12,6% en relación con el primer cuatri­mestre del período pasado.

Como resultado de la mayor cantidad de divi­sas obtenidas en las ventas por exportación que por las invertidas en las importaciones, la balanza del comercio exterior arroja un superávit de 634,8 millones de dólares.

Haciendo un desglose de los artículos comer­cializados con otros países, se tiene que los productos primarios exportados se factu­raron por 1.290,4 millones de dólares, que, comparados con los 954,3 millones alcanza­dos en el primer cuatrimestre del año ante­rior, representan un aumento del 35,2%. Por su lado, los artículos manufacturados por las industrias del país que se exportaron entre enero y abril suman 1.385 millones de dóla­res, lo que representa una suba del 40,7% frente a los 984 millones de dólares que se alcanzaron en similar lapso del 2020.

Las confecciones se están recuperando, pues las exportaciones del sector en los cua­tro primeros meses del 2021 sumaron 39,4 millones, un aumento del 21,82% que es una excelente noticia para este renglón que ocupa gran cantidad de mano de obra.

Si bien el dinamismo del comercio exterior es de grandísima importancia, no basta. No es suficiente para seguir articulando una reac­tivación como la que se necesita. La energía que están demostrando las exportaciones e importaciones hay que replicarla en todas las áreas de la economía para articular la recu­peración.

Hay que seguir incentivando la actividad privada con todos los medios posibles. No solo con créditos y planes financieros que dinamizarán el trabajo, sino también con un clima de seguridad económica. Hay un amplio sector del comercio formal e infor­mal que sigue deprimido a causa de los cole­tazos de la cuarentena con miles de traba­jadores sin actividad y que están volviendo a la pobreza, que necesita ser revitalizado. Las empresas que cerraron y las que están en malos momentos deben ser resucitadas y vigorizadas con la estabilidad del mercado y el aumento del consumo, que solo podrán darse con más movimiento de consumido­res que disponen de medios financieros para pagar sus gastos.

Todas las medidas económicas que se dis­pongan en este momento necesitan el marco de la seguridad sanitaria que solo podrá lograrse con una sólida política de vacuna­ción que otorgue garantías a la ciudadanía. Esta tarea que le incumbe al Gobierno ayu­dará a la previsibilidad económica.

Solo así podrá alejarse el fantasma de la incertidumbre y asegurar el camino de la reactivación económica.

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