Fidel Fernández es posiblemente una de las figuras más destacadas en la actualidad de las artes visuales. Su trabajo expresa lo que a primera vista surge como intuición al conocerlo: es de verdad. El artista fue reconocido el pasado 30 de mayo por la Asociación Internacional de Críticos de Arte Py por su muestra “Cuadernos de campo” y desde Italia, donde se encuentra realizando una residencia artística, responde a las preguntas de La Nación/Nación Media.

El diálogo con los artistas dentro de la dinámica de los medios muchas veces está limitado por la clave de difusión genérica que lo contiene. La labor de comprender y valorar la obra para algunos está ceñida a la experiencia con la obra misma. Sin embargo, no es posible sustraerse a la influencia del contexto, sean estas palabras, silencios o hasta creaciones previas o posteriores del mismo autor.

Comprender la mirada del creador sobre la obra misma, su cosmovisión presente, sus relaciones materiales y sus valoraciones de otros trabajos en modo discursivo pueden develar cuál es el tramo desarrollado por el creador entre intención y propuesta.

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Esta vez se toma por conocida su historia personal, su amplia lista de reconocimientos y su condición de autodidacta e independiente. Lejos de abrirse a un discurrir teórico, este diálogo con Fernández busca iluminar sin exageradas pretensiones.

–¿Cuál fue tu propuesta en “Cuadernos de campo”?

–”Cuadernos de campo: cuando la palabra se convierte en pintura” fue una propuesta dentro de Pinta Sud-Asu, en agosto del año pasado, en la galería Arte Actual. Trabajé con la curadora Adriana Almada. A ella le interesó sobremanera el proceso investigativo o las anotaciones que realizo para la construcción de la obra. Es más, esos cuadernos formaron parte también de la exposición. En esa ocasión se pudieron ver pinturas de gran formato, xilografía (también algunas matrices), esculturas de takuru, una instalación con los takuru y un video de la recolección de los takuru realizado por Arapy Yegros.

–¿Qué implica para vos este reconocimiento?

–Es una satisfacción, un aliciente importante a la propuesta que uno viene desarrollando (también para la galería y la curadora). El premio es otorgado por la Asociación Internacional de Críticos de Arte, Capítulo Paraguay (AICA-Py). Es un reconocimiento a una exposición de arte, otorgado desde 2015. Esta es la novena edición del premio.

–¿A la experiencia de confrontar sujeto/obra de arte la denominás consumir arte o cómo la llamás?

–El arte está en todos los quehaceres de la vida, consumimos y producimos arte cotidianamente. Esa experiencia genera necesidades creativas en infinitas posibilidades, como también son infinitas las formas de percepción en cada ser humano.

EL MERCADO

–¿Cómo interactúan en la sociedad de consumo la producción artística y el mercado?, ¿son inseparables?

–Indudablemente es importante para poder tener una creación artística constante y de forma sostenida. A medida que uno tiene asiduidad hay más posibilidades de tener más visibilidad dentro de este mercado. También creo que hay otras opciones y caminos. El artista debe dar prioridad a su formación y no hablo solo en lo académico, sino en sentido general (no todo pasa por lo teórico, es muy importante la sensibilidad a su entorno, a su realidad).

–¿Qué arte local “consumís”?

–Sigo mucho todo lo relacionado con el arte popular, me encanta el imaginario de la gente y cómo lo plasman en distintas formas. Hay ceramistas paraguayas cuyas obras son únicas, maravillosas y reconocidas a nivel internacional. Me gusta todo lo visual, la fotografía, por ejemplo. Sigo a todos los artistas que están en Paraguay, los que están empezando como también a los grandes referentes. Tengo una gran amistad y admiración por dos artistas: Juan de Dios Valdez y Joel Riveros.

–¿Qué tan posible es producir y apreciar arte por fuera de los cánones de los países centrales?

–Actualmente las particularidades y diversidades tienen un espacio preponderante, los territorios se han ido modificando y las periferias son los principales protagonistas. Por ejemplo, el arte textil hoy tiene mucha relevancia (antes era considerado como una artesanía), esto se debe en gran medida a la reivindicación de los pueblos y de la figura femenina detrás de esas obras.

–¿Qué lenguaje, temática o sensibilidad descubrís como común en las obras locales, sean contemporáneas o anteriores a vos? ¿Se puede ver algún hilo conductor o hay más bien un panorama ecléctico?

–Claro que sí, hay una cadena o estructura en común. El arte es un reflejo o una respuesta a ciertas carencias sociales y políticas. Como tal, creo que en el Paraguay el tiempo es circular, algo cíclico, donde las estructuras son modificadas aparentemente para luego retornar con más fuerza. Un reacomodo constante y, por ende, una repetición continua.

INTERACCIÓN

–¿Pensás en un sujeto particular o grupo social como interlocutor de tu obra? ¿Hablás o interpelás en particular hacia alguna dirección?

–Mi obra no es tan pretenciosa en ese sentido, tiene un contenido muy narrativo y visualmente muy explícito. Trato de que sea accesible a todas las personas, sin importar a qué grupo social pertenezcan. Eso sí, creo que hay una interacción con los espectadores. El hacinamiento al que le someto a los protagonistas obliga a las personas a mirar detalladamente la obra, tiene una temática compositiva, pero cada personaje tiene una función y particularidad.

–Si el proceso del artista es una búsqueda, ¿cuál o cuáles son las tuyas?

–Las búsquedas tienen muchas vertientes, tengo una búsqueda plástica, que la obra vaya evolucionando y que cada una tenga esa impronta que la hace única. Busco la simplicidad. Lo simple espero que lo pueda aplicar en mi obra y en mi vida cotidiana.

–¿Se puede decir que tu obra muestra algo de lo que es la sociedad (algo sobre lo cual omite referirse o reflexionar), buscando incomodar moralmente al espectador?

–La teatralización, la exageración, lo caricaturesco, los colores forman parte del recurso que utilizo para incomodar al otro, trato de que la multitud que está siendo observada intimide y genere un efecto contrario, la sensación de que ellos te observan.

VICIOS

–¿En el mundo de las artes visuales existe una relación entre la valoración institucional y la valoración artística/pecuniaria?

–Indudablemente es así. Son formas de validación, pero igualmente es muy relativo. El arte no está exento de los vicios del mercado, de las burbujas económicas y de las especulaciones. La fijación de los precios de las obras es muy arbitraria.

–¿Cómo afecta eso la mirada que contempla una obra y la labor del creador?

–No creo que tenga mucha incidencia en nuestro contexto, no hay una industria cultural, es muy pequeño el ambiente. El artista, en la mayoría de los casos, sigue ejerciendo una profesión paralela.

–¿Cuál es tu mirada o tu actuar ante esa dependencia si esta existiera?

–En mi caso, soy muy conciente de que no necesariamente van de la mano. Mis necesidades artísticas están muy bien diferenciadas de las expectativas económicas que pueda recibir por ellas.

–¿En el marco de qué viajaste a Italia y en qué consiste esa residencia?

–El año pasado, en Oxígeno Feria de Arte, me dieron el Premio Open Borders 2023, que consiste en una residencia artística en Italia. Estoy en Milán, haciendo mi residencia en La Casa degli Artisti. Acá tengo la posibilidad de seguir produciendo y también compartir el atelier con otros artistas. La posibilidad de visitar exposiciones, museos y galerías. También tengo pensado visitar la bienal de Venecia.

–¿Qué inquietudes temáticas o de técnicas estás abordando en la actualidad?

–En la residencia estoy pintando obras de pequeño formato, muy pequeñas con relación a lo que habitualmente hago. La temática que elegí es algo muy habitual de la zona donde vivo (Presidente Hayes), el paisaje que queda después de los incendios o quemazones de los campos. A estos paisajes negros le agregué un componente simbólico, los pequeños nichos que se pueden encontrar a lo largo de la ruta Transchaco.

PERFIL

Fidel Fernández es un artista visual que aborda la pintura, la escultura, el xilograbado y la instalación como modos de expresión. Destacado por su sensibilidad social y su formación autodidacta, con sus 40 años lleva ya dos décadas tomando protagonismo en premios nacionales y con muestras en galerías y centros culturales, tanto por su temática como por su técnica.


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