Esteban Ríos Ayala, un ex ciudadano común de origen humilde que se movilizaba a bordo de una motocicleta durante su cam­paña política en el 2015 (4 años atrás), según cuentan pobladores de Villa Hayes, hoy hace gala del despegue económico que tuvo desde que asumió como inten­dente.

Tras ganar en las elecciones municipales de noviembre del 2015 y asumir el cargo de intendente poco des­pués, adquirió un vehículo tipo acoplado modelo trans­ganado del año, según los registros oficiales, que en el mercado tiene un costo de US$ 40.000 aproximada­mente (G. 250 millones al cambio actual), de acuerdo con averiguaciones en casas que comercializan este tipo de rodados (ver infografía).

Esteban Ríos Ayala.

Ese mismo año, en el mes de setiembre, registró un camión transganado de la marca Scania, año 2003, cuyo precio en el mercado ronda los US$ 25.000 (G. 156 millones). Comparte con su esposa, María Perla Isasi, la titularidad sobre este vehículo.

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Fue en el 2018 que registró tres rodados. El 25 de mayo, un automóvil de la marca Kia, modelo Soul, que en el mercado está valorado en aproximadamente US$ 20.000, unos G. 125 millo­nes; el 24 de julio, un vehículo tipo acoplado modelo trans­ganado, año 2018, que en el mercado cuesta alrededor de US$ 45.000 (G. 280 millo­nes), y 9 días después, el 3 de agosto, otro camión transga­nado de la marca Scania del 2008, cuyo precio ronda los US$ 55.000 (G. 340 millones).

En lo que va del año, el jefe de la comuna chaqueña registró otro vehículo tipo acoplado modelo transganado del año, cuyo precio en el mercado ronda los US$ 55.000.

Resulta incomprensible cómo es que en 4 años, con un salario que a la fecha asciende a G. 24 millones y que como mucho todo lo percibido gira en torno a los G. 1.080 millones, invierta solo en compra de vehículos unos G. 1.400 millones, más de todo lo que cobró como intendente.

IRREGULARIDADES

El intendente Ríos Ayala convirtió la Municipalidad de Villa Hayes práctica­mente en una empresa fami­liar, haciendo caso omiso a la Ley Nº 5.295 “Que prohíbe el nepotismo en la función pública” para los ordenado­res de gastos.

Ubicó a su hijo, hermana, primos, sobrinos, cuñados, yerno y hasta a su consue­gra en el municipio que administra.

A esta situación se suma que firmó un contrato de más de G. 750 millones con una empresa que solo existe en los papeles para una obra de empedrado.

En julio pasado, una ciuda­dana denunció al intendente ante la Fiscalía por nepo­tismo y otros hechos, pero al parecer la denuncia quedó en los cajones.

La Contraloría General de la República (CGR) también intervino debido a las graves denuncias.

Ese mismo mes, cuando la Junta Municipal quiso tratar un pedido de intervención, seguidores del jefe comunal protagonizaron incidentes, impidiendo la sesión.

Al mismo intendente se lo pudo observar como prota­gonista de algunos encon­tronazos con pobladores que pedían en las afueras de la Junta que su administración sea intervenida.

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