• POR PETER J. HENNING

Parece sencillo demostrar un caso de fraude: encuentras una mentira y demuestras que alguien perdió dinero por eso, o al menos pagó más de lo que debía. Sin embargo, en la comercialización de títulos hipotecarios, una mentira podría no significar un fraude.

El 3 de mayo, la Corte de Apelaciones de Estados Unidos para el Segundo Circuito en Manhattan revocó por segunda ocasión la condena de Jesse C. Litvak, un ex operador de Jefferies & Co., a quien se acusaba de haber declarado falsamente el precio por el que la firma había adquirido títulos residenciales con respaldo hipotecario, los cuales después revendió a inversionistas. La corte de apelaciones dejó claro que Litvak no tenía ninguna obligación de brindar información veraz a los clientes de la firma, todos ellos inversionistas sofisticados, por lo que confiar en las declaraciones de Litvak habría sido inapropiado.

El mismo día que se emitió el fallo sobre Litvak, un jurado de Hartford, Connecticut, pronunció un veredicto que declaraba inocente a David Demos, un ex director gerente de Cantor Fitzgerald que había sido acusado de mentir sobre el precio de títulos residenciales con respaldo hipotecario que había vendido su firma.

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El veredicto del jurado y la decisión de la corte de apelaciones comprueban que las declaraciones falsas no son necesariamente una prueba suficiente para demostrar un fraude, al menos cuando los inversionistas pueden descubrir el valor de los títulos por sí mismos.

Para los procuradores, en los casos puede haber obstáculos tan altos para demostrar un fraude que involucre a inversionistas sofisticados, que el gobierno será incapaz de vigilar el mercado con las disposiciones usuales. "Caveat emptor" –a riesgo del comprador– podría ser perfectamente la regla para la actividad comercial de los títulos complejos.

SENTENCIADO POR FRAUDE DE TÍTULOS

En marzo del 2014, Litvak fue sentenciado por fraude de títulos. Una hoja de cálculo que Litvak creó con los precios verdaderos a los que Jefferies había comprado y vendido los títulos residenciales con respaldo hipotecario se envió sin querer a un cliente, y esto demostraba que Litvak había engañado a los clientes respecto del precio que había pagado Jefferies.

El Segundo Circuito anuló la sentencia en diciembre del 2015. Aunque los jueces rechazaron el argumento que dio Litvak respecto de que las declaraciones falsas a los inversionistas sofisticados sobre los precios de los títulos nunca fueron concretas, sí resolvieron que el juez de instrucción había excluido de manera inadecuada el testimonio experto de la defensa sobre la manera en que los inversionistas valoraron los títulos, lo cual habría apuntado a que lo pagado por Jefferies tenía poco que ver con la negociación del mejor precio.

Los procuradores volvieron a juzgar a Litvak, quien fue sentenciado por fraude de títulos, por una declaración falsa sobre el precio de los títulos residenciales con respaldo hipotecario que había pagado Jefferies, lo cual dio como resultado una ganancia adicional de cerca de 73.000 dólares para Jefferies en una transacción de 23,6 millones de dólares. Lo sentenciaron a 24 meses de prisión, la misma condena que recibió después del primer juicio.

La corte de apelaciones revocó la segunda condena pues el juez había permitido que testificara un operador que pensaba que Litvak era su agente, lo cual habría implicado que Jefferies tenía la obligación de presentar solo información veraz en la transacción. Sin embargo, el operador estaba equivocado: no había una relación de agencia. A pesar de que el gobierno no discutió ese punto, el caso estaba tan disputado que el Segundo Circuito invalidó la acusación porque los miembros del jurado podían llegar a conclusiones erróneas por el testimonio.

El Segundo Circuito destacó que los títulos residenciales con respaldo hipotecario se comercializan "a instituciones financieras grandes y sofisticadas", las cuales utilizan modelos de computadora para valorar los títulos. Cada parte sabe el tipo de hipotecas que respaldan los títulos y puede evaluar los rendimientos futuros con base en el valor de las hipotecas. No se engaña a nadie en las negociaciones, así que la opinión de un operador sobre el precio de compra no debería afectar la valuación subyacente, señalaron los jueces. A diferencia de la primera apelación, esta vez la corte de apelaciones parece decir que en realidad no importan las mentiras en esta área.

El Segundo Circuito determinó que Jefferies y sus clientes no tenían ninguna obligación el uno con el otro en cuanto a divulgar sus verdaderas posturas, así que el comprador (o el vendedor) no debería depender de lo que dice la otra parte sobre el valor del activo. Como en cualquier negociación, cuando la otra parte señala "esta es mi mejor oferta", no siempre crees que es verdad.

La decisión envía un fuerte mensaje a los procuradores federales: el caso de Litvak no debería ir a un tercer juicio. Cuando dos partes negocian un acuerdo, y tienen el mismo acceso a la información, entonces lo que diga una de las partes –o declare en falso– sobre el valor podría no ser suficiente para demostrar un fraude.

Demos también fue acusado de mentir a los inversionistas sobre los precios que había pagado su firma por los títulos residenciales con respaldo hipotecario que estaba vendiendo. La decisión que tomó el jurado de absolverlo envía un mensaje aún más fuerte: las personas que comercian con estos títulos tienen los recursos para protegerse.

En la mayoría de los casos, los miembros del jurado aceptan el argumento del gobierno de que una declaración falsa es prueba suficiente para demostrar un fraude, pero en estos casos resolvieron que no había suficiente evidencia de que tuviera un impacto en la transacción. Esto no es un buen presagio para futuros casos en los que se intente responsabilizar a los acusados cuando haya partes sofisticadas involucradas en la transacción.

Las decisiones han dejado tambaleando el esfuerzo que realizó el Departamento de Justicia para aplicar mano dura a las declaraciones falsas entre inversionistas sofisticados.

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