- Por Ricardo Rivas
- Corresponsal en Argentina
- X: @RtrivasRivas
Los tambores electorales redoblan en todas las tribus políticas argentinas desde el primero de los minutos del domingo último. Los comicios de medio tiempo con los que se renovará la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio de la de Senadores están lanzados. La señora Karina Milei, secretaria general de la Presidencia, hermana de Javier –el jefe de Estado– con el objetivo claro de blindar a su hermano y el proyecto político de La Libertad Avanza (LLA), controló hasta el más pequeño detalle y definió los límites de quiénes y qué agrupaciones políticas convergerán en el Frente de LLA, entre los que se encuentra el otrora poderoso partido de centroderecha Propuesta Republicana (PRO), que fundara en 2003 el expresidente Mauricio Macri (2015-2019).
En ese contexto, los diputados nacionales del PRO Cristian Ritondo, Diego Santilli y, el intendente de Mar del Plata, Guillermo Montenegro –también de estrecha relación con Macri y cofundadores de aquella franquicia–son desde ese minuto, “mileístas desde el vamos”. El paso siguiente, es triunfar. Especialmente en la provincia de Buenos Aires –histórico bastión peronista– donde habita casi el 40 % del total del padrón electoral nacional que habilita para votar a unos 37 millones de personas. Aunque, también hay que precisarlo, con las y los parlamentarios nuevos que asumirán el venidero 10 de diciembre -aunque la elección que se realizará el próximo 26 de octubre y aunque los Milei ganen- LLA no tendrá mayoría ni quorum propio en ninguna de las dos cámaras. Cada apoyo tendrá que trabajarlo duramente.
Desde las oposiciones, las coaliciones que darán batalla electoral al oficialismo serán Fuerza Patria (FP) que se referencia en la condenada judicialmente expresidenta (2007-2015) y exvicepresidenta (2019-2023) Cristina Fernández, integrado por el peronismo, el Frente Renovador del exministro de Economía Sergio Massa y, entre otros, el actual gobernador bonaerense y también exministro de Economía, Axel Kicillof.
También en la vereda de enfrente a Milei y Macri disputará poder la coalición Somos Buenos Aires constituida entre algunos elementos de la Unión Cívica Radical (UCR); desprendimientos de peronismo disidentes de todos los peronismos como el expresidente de la Cámara de Diputados (2019-2023) Emilio Monzó; la Coalición Cívica que fundara y orienta la exdiputada nacional Elisa Lilita Carrió; el GEN de a diputada nacional Margarita Stolbizer y algunas otras y otros dirigentes que se perciben por fuera de los que fueran sus partidos de origen en la militancia política.
Con menor volumen político se presentarán a la disputa la Coalición Potencia, autodefinidos sus integrantes como “antikirchneristas”, de centroderecha; el Frente de Izquierda-Unidad; los coaligados de derecha conservadores Avanza Libertad; y, la Alianza Espacio Abierto para el Desarrollo y la Integración Social, constituida por algunas agrupaciones de vecinalistas bonaerenses. ¿Qué se propone el oficialismo, como metas políticas, con el Parlamento que viene? Entre las asignaturas pendientes de estos dos primeros años de gobierno que transcurren, dos reformas sustanciales para cambiar la ley de contrato de trabajo y la previsional que supone, enprincipio, elevar la edad jubilatoria para hombres y mujeres que actualmente se ubican en 65 y 63 años respectivamente. Ambas iniciativas, claramente, habrán de exigir al oficialismo acuerdos en ambas cámaras legislativas para concretarlas.
Pero la batalla electoral que viene, así las cosas, es y –posiblemente–será mucho más. De cara a sus resultados y a poder alcanzar, por lo menos los dos objetivos legislativos ya mencionados, desde el mismísimo minuto después de saber quién se alza con el triunfo comicial –sin que nadie lo acepte formalmente– se habrá iniciado la campaña electoral presidencial para el 2027 cuando, todo lo indica, Karina y Javier Milei decidan si irán o no por la reelección para mantenerse en la Casa Rosada hasta 2031.
En ese momento –que todos negarán enfáticamente, aunque con seguridad lo tienen in péctore– lo más saliente en el campo de la política será lo que ya sucede, como grave problema: la relación entre el presidente Milei y su vicepresidenta Victoria Villarruel, presidenta del Senado. No se hablan. La única forma para excluirla es y será ignorarla o esquivarla. No es posible eyectarla del cargo como ha sucedido con poco más de 120 funcionarios y funcionarias de primerísima línea, porque llegó a ese sitial de la mano de la voluntad popular. Única alternativa para intentarlo es el juicio político que pondría bajo análisis a todo el gobierno. Por lo tanto, desde el Poder Ejecutivo saben que ese no es el camino.
Pero, claramente, en lo que falta para completar el mandato del señor Javier Milei que se extenderá hasta el 10 de diciembre de 2027, la inesperada situación planteada es compleja y grave. Villarruel dispone de recursos políticos, legales y legítimos que no son convenientes para resolver o, al menos, reparar un vínculo interpersonal roto y, sin soluciones a la vista. Las situaciones que se dan entre las dirigencias de las oposiciones no son muy diferentes. Solo se disimulan porque –con excepción de los entuertos vinculares que se verifican en los poderes provinciales– no son pocas ni pocos los que van contra todas y todos. Pleitos, absurdos e incomprensibles. Divismos.
Las demandas sociales son muy altas. Las dirigencias parecieran solo saber hablar de ellas, pero no aciertan para resolverlas. El señor Milei tiene para exhibir que derrotó a la inflación. Que alcanzó el superávit fiscal en las cuentas públicas y, desde ese podio responde a quien fuere desafiante: “¡No se negocia!”. ¿Qué pasa en la Argentina? “Las y los políticos actuales parece que no comprenden o ignoran que el ejercicio de la política –sí y solosí– tienen que asumirlo como una práctica a desarrollar desde la necesidad y la carencia de las otredades”, responde a La Nación un veterano académico y analista político que por algunos años también asumió responsabilidades diplomáticas en organismos regionales. ¿Entonces? “Elegidas y elegidos tienen y tendrán mucho para hacer y deberán estar dispuestos a dar todo por el bien común”, respondió.