Las redes exudan violencias, xenofobias, racismos, discriminaciones, agresiones, noticias falsas. Pareciera que la idea además es que nadie pueda escapar o, por lo menos, pasar desapercibido donde se encuentre.

Desde Ámsterdam la información desesperanzadora da cuenta de graves ataques contra personas israelíes y judías que viajaron hasta la capital de Países Bajos para ver jugar al Maccabi de Tel Aviv ante el Ajax. Es un crimen “intolerable e incomprensible”, manifestó inmediatamente Femke Halsema, la alcaldesa de esa ciudad. Agregó que esas acciones delictivas “traen el recuerdo de los pogromos” y advirtió que “la cultura judía está gravemente amenazada”.

El rey Guillermo Alejandro, horas después de las agresiones, también tuvo palabras de condena con perspectiva histórica: “Fallamos a la comunidad judía de los Países Bajos durante la Segunda Guerra Mundial y anoche fallamos de nuevo”.

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Desde Medio Oriente las noticias dicen del aumento de la violencia de colonos israelíes contra la población de Cisjordania en los que se conocen como Territorios Palestinos Ocupados (TPO). Los ataques se verificaron en los pueblos de Al Mughayyir, Duma, Deir Dibwan, Beitin, Al Sawiya y Aqraba.

AMENAZAS

En Estados Unidos, el presidente electo, Donald Trump, una y otra vez, como desde hace largos años, amenaza a migrantes latinos que “envenenan la sangre del país” y son portadores de “genes malos”.

El presidente argentino, Javier Milei, desde el hemiciclo de la Asamblea General de las Naciones Unidas opinó que “la Agenda 2030, aunque bien intencionada en sus metas, no es otra cosa que un programa de gobierno supranacional de corte socialista que pretende resolver los problemas de la modernidad con soluciones que atentan contra la soberanía de los Estados-nación y violentan el derecho a la vida, la libertad y la propiedad de las personas”.

La guerra que Rusia desató en febrero de 2022 contra Ucrania –un conflicto del presente– hunde sus orígenes hasta cuando promediaba el 300 de Nuestra Era. Una nueva guerra, como posibilidad cercana, atormenta.

Los nacionalismos –de todo color– ganan fuerza. A lo diaspórico pareciera que el iliberalismo en avance procura encontrarle sinonimia con lo sospechoso. Nada nuevo, por cierto. Más precisamente, lo de siempre con tecnología de punta.

Las redes exudan violencias, xenofobias, racismos, discriminaciones, agresiones, noticias falsas. Pareciera que la idea además es que nadie pueda escapar o, por lo menos, pasar desapercibido donde se encuentre. Crecen los controles poblacionales. ¡Todos y todas, bajo sospecha, siempre y en todo lugar!

VIGILANCIA

Algunos anteojos de apariencia común –Rayban META, entre otros– equipados con IA (inteligencia artificial), GPS (global positioning system), micrófonos y audífonos incorporados con herramientas para hacer búsquedas en redes que permitirán saber en tiempo real quién es aquella persona a la que se mira, cuáles son sus gustos y preferencias, lista de amistades, familiares, parejas, simpatías, leer sus posteos para conocer qué dice, qué piensa y escribe, como información personal o para reportarlo a... Una vuelta de tuerca al Gran Hermano que todo lo ve. Devaluada deidad omnipresente.

Desde 2018, la policía de la República Popular China utiliza ese recurso con un tipo de anteojos desarrollados por LLVision Technology que, según reportaron Pei Li y Cate Cadell, periodistas de la agencia de noticias Reuters, el 10 de marzo de aquel año, “pueden detectar rasgos faciales y matrículas de automóviles y compararlos en tiempo real con una base de datos de sospechosos”.

Pei y Cadell sentenciaron entonces que era una “apuesta por la ‘tecnología negra’”. Reuters consignó además que el señor “Wu Fei, director ejecutivo de LLVision, dijo que la gente no debería preocuparse por cuestiones de privacidad porque las autoridades chinas estaban usando el equipo para ‘causas nobles’, atrapando sospechosos y fugitivos de la ley” y aseguró que en esa corporación “confiamos en el Gobierno” chino. La seguridad de todo Estado-nación, crucial para los nacionalismos, prioriza las desconfianzas.

“Los cambios y las nuevas realidades políticas y sociales están modificando el comportamiento de los liderazgos a nivel internacional (...). Los países más poderosos se hacen más proteccionistas y antiglobalistas. Hay una reafirmación del soberanismo”, afirma el doctor Juan Pablo Lohlé, abogado, diplomático y un muy respetado analista de políticas transnacionales en una columna en la que un puñado de días atrás –en el diario Clarín de Buenos Aires– analiza críticamente la ponencia del presidente Milei en Naciones Unidas y opina que “el rechazo de la Agenda 2030-2045 (Pacto del Futuro, por parte del mandatario) es una manifestación negativa e inconducente”.

BANALIZACIÓN

Los discursos cuyos contenidos banalizan el mal –insensiblemente crueles sin mirar a quién– vuelven recargados con pretensión de hegemonía para instalarse en el espacio público global sin aceptar críticas ni permitir oposiciones.

“Saludos. Usted ha sido seleccionado para recoger algodón en la plantación más cercana. Esté listo a las 12 am, 13 de noviembre 2024 EN PUNTO (así con mayúsculas, que en los códigos de las redes equivale a gritar) con sus pertenencias. Nuestros esclavos exclusivos vendrán por usted en una furgoneta marrón, prepárese para ser requisado a su llegada a la plantación. No se permiten pertenencias personales. ¡Esto es un nuevo comienzo! Pertenece al grupo C de la plantación”, dicen miles de mensajes racistas que llegan a los móviles de “niños, estudiantes de universidades históricamente negras y adultos trabajadores”.

Esto desde el día después del triunfo electoral en Estados Unidos de Donald Trump –hijo de migrantes casado con Melania, migrante eslovena– reporta el miércoles pasado el diario El País de Madrid y precisa que “los mensajes (son) enviados en masa en hasta 30 estados desde números sin identificar”.

El colega periodista Nicholas Dale Leal en ese periódico agrega que “los textos recibidos (...) algunas veces incluyen información específica sobre la persona a la que están dirigidas, como su nombre o su dirección” y también se conocen “denuncias de mensajes dirigidos a hispanos en los que se les dice que se preparen para ser deportados”. Microhistorias. Retrocesos.

Migrantes que escapan de las guerras, exiliados climáticos, económicos, políticos, religiosos. Según el presidente Donald Trump, “envenenan la sangre” de los Estados Unidos porque “tienen malos genes”

“TRANSPARENCIA”

Desde el primer minuto de enero de 2025, en Suiza será legal la “prohibición del burka”. Sorprende, pero no asombra. Desde 2009, en ese país están prohibidos los minaretes. “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión”, dice el artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un valioso documento de soft law que claramente prescribe que “este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”.

El Estado suizo argumenta que la prohibición es necesaria para promover “la transparencia”, “la seguridad pública” y “los valores sociales”. En línea con ello, las mujeres no tendrán la libertad de expresar la fe musulmana con el uso del burka o el niqab. Microhistorias. Retrocesos. Nada nuevo.

“El relato bíblico de la Torre de Babel cuenta el momento en el que una humanidad desorientada decide, desoyendo el mandato divino de poblar la tierra, construir en la vega de Sanaar una ciudad con una torre tan gigantesca que hiciera a sus constructores de por siempre memorables. El proyecto fracasó porque Yahvé vio en ello un desafío intolerable de la creatura a su Creador. Como ya había prometido no provocar un nuevo diluvio (¿recuerdan a Noé y el arca?) para doblegar al hombre, lo que hizo fue disolver la única lengua que todos hablaban en una pluralidad de hablas que impidió toda comunicación”.

Así, con solo 98 palabras, don Manuel Reyes Mate (82) prologa “Tierra de Babel”, un ensayo relevante cuya lectura recomiendo en tiempos de preocupaciones, temores y cambios en los que los nacionalismos parecen dispuestos a todo, aunque se trata de un regreso sin ninguna gloria.

Sostiene luego que “Babel instaura, en efecto, la ‘polifonía de la diversidad’ de lenguas y pueblos” y que, después de aquel castigo divino, quienes habitaban la Torre viajan “de la ciudad al campo abierto; del territorio a las afueras; del impulso totalitario al riesgo de la diversidad”, porque van “de la tierra de Babel a la universalidad de la diferencia”.

POLIS Y DIÁSPORA

Desde esa perspectiva, el veterano filósofo –enorme maestro– explica que emergen “dos modelos civilizatorios: uno, caracterizado por la polis y la pertenencia; (y) el otro, por el vasto mundo y la diáspora”. En el análisis de Reyes Mate aquello acaece “en un momento en el que las instituciones del primer modelo (el de la polis) se sienten incapaces de afrontar los nuevos retos (y) para reemprender la ruta (como humanidad) nos saca de casa y nos pone en camino invitándonos a ocupar la tierra”.

Dicho con otras palabras: “frente al monolingüismo cultural o el nacionalismo político (se abre paso, como opción a) la universalidad de la diferencia”. ¿Crisis y oportunidad? ¿Por qué no ver y entender así aquel relato bíblico en el libro del Génesis (cuya autoría se le adjudica al profeta Moisés) que relata un suceso relevante ocurrido siglos atrás en la zona de Sanaar, en la parte sur de Bagdad?

“Una crisis es una oportunidad que se desarrolla en un viento peligroso”, recuerdo que alguna vez me dijo el querido amigo Shen An, sabio periodista y académico chino que vive en la periferia de Beijing mientras caminábamos en una tarde soleada y apacible en las inmediaciones del Monte Púrpura, en las afueras de Nanjing.

¿Estado, nación y patria –”éxito del primer modelo (y) figuras tan potentes”– frente a “la universalidad desde la diversidad”, como señala Reyes Mate? La física y la humanidad repitente en los errores desde el inicio de los tiempos parecen dar la razón a Albert Einstein en cuanto a la relatividad del tiempo poblado de microhistorias y retrocesos.

CHIVO EXPIATORIO

La inmigración es el principal problema para los españoles, según el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas). Una de cada tres personas cuando se les pregunta así responde cuando se le consulta “¿cuál es, a su juicio, el principal problema que existe actualmente en España?”.

La aldea global, como al planeta Tierra lo llamó Marshall McLuhan allá por los años 60 en el siglo pasado, no va bien. Elon Musk, migrante sudafricano, con nacionalidad canadiense y norteamericana –el hombre más rico del mundo– nombrado funcionario del más alto nivel por el presidente Trump repudia a sus homólogos migrantes pobres o de clase media y pretende avanzar sin miramientos sobre la soberanía de Italia.

Denostó contra la justicia, los jueces y las leyes en ese país que otorgan algún grado de protección a quienes se ven obligados a migrar. “Estos jueces deben irse”, sentenció Musk, migrante hipermillonario para denostar a los magistrados que revocaron las órdenes de detención en perjuicio de siete solicitantes de asilo que llegaron a la península itálica desde Egipto y Bangladesh, dos países bélicamente enfrentados. Microhistorias. Retrocesos. Insisto, el espantoso panorama de hoy para nada es nuevo. Sí, como entonces y siempre, es pavoroso.

LOS GUSANOS EN EL QUESO

Millones de descendientes de Domenico Scandella –un molinero italiano al que sus vecinos llamaban Menocchio– que entre los años de 1532 y 1601 vivía en Friuli, cercano a Porderone, que fue atrapado y juzgado por la Inquisición. Pensaba diferente y actuaba como tal. Negaba que Dios hubiera creado el mundo. No reconocía la santidad de Jesucristo. Aseguraba que todo comenzó con un caos (¿se adelantó a la hipótesis del Big Bang?) y que en esa etapa el creador y los ángeles aparecieron como los gusanos en el queso. El poder religioso lo condenó a la hoguera.

Microhistorias. Retrocesos. En 1976, Carlo Guinzburg (75), pensador brillante que exhorta a investigar no para encontrar respuestas, “sino para encontrar preguntas”, con los documentos de aquel juicio de los inquisidores contra Menocchio escribió “El queso y los gusanos”.

Microhistorias. Retrocesos en lo que aparece como un nuevo capítulo de la historia universal del desprecio y de los que desprecian.

Domenico Scandella (1532-1601), molinero que vivía en Friuli, Italia, al que se lo conocía popularmente como Menocchio, por pensar diferente fue apresado por la Inquisición y condenado a morir en la hoguera



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