DESDE MI MUNDO

  • Por Mariano Nin
  • COLUMNISTA

Las oportunidades son como los trenes. O lo tomás o te quedás en la estación esperando el próximo. Si lo tomaste, disfrutá del viaje, llevá la maleta cargada de esperanzas y repasá una y otra vez lo que aprendiste.

Si te quedaste, analizá las razones que te hicieron perder el tren. A veces aprender de los errores es bueno. Lo importante es que no pierdas la próxima oportunidad. Porque así como los trenes tardan en llegar, también las oportunidades tardan. Así que no te preocupes.

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Muchos emprendedores ven sus sueños hacerse trizas y desanimados por el fracaso dejan escapar el tren. Así se van sus sueños.

Vivimos tiempos en los que emprender es difícil, la carga se hace pesada y la competencia arrecia. Alguien hace algo y otro lo copia y lo hace mejor. Uno se desanima, mientras el otro crece. Pero así es la competencia. Son las reglas del mercado. Las cosas salen como queremos o vamos de fracaso en fracaso.

En momentos de desánimo pensá en la recompensa. El dolor del fracaso tarde o temprano es premiado con la satisfacción del éxito.

Sea como sea la misión será siempre no rendirse, no caer en el precipicio del intento frustrado. Arrancar una y otra vez hasta que salga.

Recuerdo siempre una frase que marcó mi vida: “Lo posible alguna vez fue imposible para alguien”.

Eso de que las oportunidades vienen una sola vez es mentira. Todo depende de lo preparado que estés para iniciar el viaje.

Disfrutá… del paisaje o la espera. Da igual, al final ambos dependerán de las ganas que le pongas.

Si hoy estás a punto de rendirte, no lo hagas. Tomate tu tiempo. Comprá un pasaje adelantado y esperá el tren. Sí o sí va a llegar. Así como los sueños llegan y las cosas extraordinarias se hacen realidad.

Tranqui. La vida sigue, el camino es largo, el viaje incierto y el futuro… bueno, el futuro te está esperando. Pero esa... esa es otra historia.

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