- Por Juan Carlos Dos Santos
- Columnista
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El excomandante del ejército boliviano Juan José Zúñiga, quien está acusado de un “intento de golpe de Estado” contra el gobierno de Luis Arce, explicó a los medios de comunicación, al momento de ser detenido, que el presidente boliviano le ordenó sacar los “blindados” para “levantar” su popularidad.
En esa misma línea, increíblemente coincidieron dos políticos con posturas ideológicas opuestas e irreconciliables, Javier Milei y Evo Morales; el primero, presidente argentino, y el segundo, expresidente boliviano.
“Están dispuestos a montar un falso golpe de Estado con tal de sumar algún puntito que otro más en una elección”, dijo Milei y produjo un profundo rechazo por parte del gobierno de Arce.
Evo por su parte, fue uno de los primeros en advertir del peligroso movimiento militar ocurrido el pasado 26 de junio en la plaza Murillo, en La Paz, pero no pasaron 48 horas antes que revea su postura sobre la fallida asonada militar.
“Yo pensaba que era un golpe, pero ahora parece un autogolpe”, dijo Evo en su programa radial, coincidiendo exactamente pero sin querer con Milei.
Pero Arce tiene el respaldo de la comunidad internacional, al punto que entre el fallido intento militar y la cumbre presidencial del Mercosur en Asunción, Bolivia fue admitida como asociada plena, además en la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), que se inició el mismo día del hecho que involucra al general Juan José Zúñiga todos los países participantes, incluso la canciller argentina, Diana Mondino, se sumaron a la condena mundial por lo que se considera un ataque a la democracia.
Lo cierto y lo concreto es que, ya sea un intento de golpe de Estado o un “autogolpe” de Lucho Arce, la situación ha dejado maltrecha a la ya débil economía boliviana así como ha alterado el ambiente social en un país de por sí fraccionado desde el 2019.
Hay muchos detalles de lo sucedido el 26 de junio para ser analizados. La casi amistosa charla entre el general golpista y el presidente, frente a cámaras, tanques y soldados en el Palacio del Quemado, podrían darle la razón a Milei y a Evo, pero al no haberse plegado a esta intentona el resto de las Fuerzas Armadas bolivianas, da la razón quizás al presidente Luis Arce, quien menciona que Zúñiga llevó adelante esta acción militar, por sus propias ambiciones personales.