• Por Aníbal Saucedo Rodas
  • Periodista, docente y político

Mario Abdo Benítez fue incapaz de demostrar liderazgo estando en el poder, mucho menos lo hará en la llanura para reagrupar las dispersas y diezmadas tropas de la oposición interna del Partido Colorado. Naturalmente, tiene la libertad para intentarlo. El primero en saltar del barco, honrando la tradición de los roedores de dos patas, fue Nicanor Duarte Frutos, quien inmediatamente empezó a descalificar a sus antiguos compañeros mientras lanzaba salivazos de elogios a quienes ayer nomás eran el blanco de las imprecaciones y diatribas proferidas por su inestable personalidad. Su historial de largas traiciones a todos quienes alguna vez le pasaron la mano o le concedieron altos cargos se cumplía puntualmente en su desenfrenada ambición de subirse, aunque sea en la estribera, al carro de los vencedores. Pero no para servir a la nación, sino para servirse de ella, como lo ha venido haciendo desde hace más de treinta años con “patriótica” unción. Hasta ahora, su acercamiento a Santiago Peña y Horacio Cartes solo sirvió fue para que ambos ahorraran agua a la hora de lavar sus calcetines.

El devenido al triste papel de “mariscal de la derrota” no necesita que nadie le impugne; se impugna a sí mismo, por rastrero, abyecto, corrupto y cínico, que en público proclama valores, como la familia, que se pasa por el traste en la clandestinidad, aunque igual es descubierto. Nada es oculto para siempre. El abanderado de los argumentos ad hominem, en el concepto que él lo utiliza, –tembiguái, loro borracho, jefe del crimen organizado, financista del terrorismo internacional, acaparador de empanadas, político devaluado, candidato mba’ysyvo (metáfora utilizada para señalar a alguien que solo puede salir alrededor de su casa)– ahora trata de refutarlos con falacias, para defenderse a sí mismo de sus invertebradas posiciones. Las palabras adquieren consistencia cuando están fundadas en testimonios de conductas éticas. No es el caso. El meme Nicadrón, tarde o temprano, tendrá que responder ante la Justicia por su descomunal cuan vergonzoso robo en la Entidad Binacional Yacyretá (EBY), asentado y documentado en una auditoría externa ordenada por la propia hidroeléctrica. Entidad a la que, durante cinco años, convirtió en un lugar de latrocinio y regocijos pasionales. No se pueden ignorar convenientemente estos crímenes en contra del patrimonio nacional para sentarse a “debatir” sus ideas. Que tampoco son originales ni creativas, sino refritos de otras ajenas. En síntesis, Nicanor no vive para la política, es decir, para hacer el bien. Vive de los espurios privilegios de la política para aumentar su malhabida fortuna. Es la mejor bota que le calza.

El que ha asegurado su retorno a la arena política, así lo confirmaron sus amigos más íntimos, es el exvicepresidente de la República y excandidato a la Presidencia Hugo Velázquez, obligado a descabalgar aquel 12 de agosto de 2022 a raíz del informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos. El cumpleaños –con ribetes políticos– del diputado por el departamento de Misiones, Carlos Arrechea, fue la ocasión propicia para el reentré en cartelera. Fue a finales de febrero de este año. Apenas unos días después, un juez de Garantías dio lugar a la desestimación de la denuncia en su contra por “soborno agravado”, citado por el Departamento de Estado como “participación en corrupción significativa”.

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Aunque Arnoldo Wiens, quien tomó la posta a mitad del río para reemplazar a Hugo Velázquez, volvió al periodismo, sus aspiraciones políticas, al parecer, no han desaparecido. Mantenerse en la atención ciudadana es su propósito bien claro. Así que en los primeros días de abril lanzó su libro “Tras 245 años emerge la Perla del Sur: Defensa Costera de Pilar”, acto que tuvo lugar en la Universidad Nacional de la capital del departamento de Ñeembucú. Y Wiens, hay que subrayarlo, una vez que Peña ganó las internas, fue el que le acompañó asiduamente en todos sus recorridos en calidad de orador, pidiendo votos para el candidato de la Asociación Nacional Republicana. Así que, en caso de Abdo Benítez reaparezca para articular un movimiento interno, no deberá descartarse que su exministro de Obras Públicas también vuelva a ser su candidato presidencial.

En tiempos electorales es prácticamente un hecho que se formarán movimientos disidentes a Honor Colorado. Fuerza Republicana ha perdido vigor y militantes. Lo más probable es que se armen dos equipos diferentes con proyecciones serias. No hay que olvidar, ya lo escribí varias veces, que Velázquez nunca fue el candidato de Mario Abdo. Pero su vicepresidente le ganó de mano mediante una tempranera campaña que tomó de sorpresa a todo el gobierno de entonces. Fue el 23 de junio de 2021, cuando anunció su intención sin posibilidades de retroceso. Con la táctica del hecho consumado no hubo más remedio que aceptar lo actuado. La opción para abrir otro frente era condenarse al suicidio. No pasó tal cosa. El desenlace es conocido por todos, con la abierta injerencia de los Estados Unidos.

El más decidido a retornar al ruedo es el Toro Velázquez. Quiere ser el primer presidente de seccional que llega a la Presidencia de la República. Por lo general, este tipo de movimientos empiezan a gestarse a mitad del mandato presidencial. No obstante, la acción política se caracteriza por ser permanente. Sin embargo, en su amplia complejidad criolla, la anticipación al calendario electoral podría representar serios obstáculos para las urgencias del país gestionadas desde el Poder Ejecutivo. Esto es como una deliberada obstrucción que apunte a su fracaso. Si el panorama fuera ese, obligará a Santiago Peña a perfeccionar sus mecanismos de negociación, obviamente, sin que ello implique volver a las viejas prácticas del clientelismo extorsivo. Para los gobiernos colorados, el peor enemigo siempre está adentro. Brillante oportunidad para que el presidente confirme su vocación de estadista. Buen provecho.

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