• Por Josefina Bauer
  • Socia del Club de Ejecutivos

Hoy en día, los costos suben, los problemas se acumulan, los procesos se complican cada vez más y, para colmo, mantener a los colaboradores felices en sus puestos es una odisea. A pesar de todo esto, las ventas se mantienen, la competencia es cada vez más dura y ya ni siquiera tenemos claro qué es lo que realmente valoran los clientes.

Antes, vender era sencillo: abrías un local y vendías, incluso si a alguien le iba bien, otro abría uno similar enfrente y también triunfaba. La mejor publicidad era el boca a boca y ofrecer productos o servicios de calidad aseguraba la lealtad de los clientes por años.

Pero el mercado cambió y las personas cambiaron.

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Las mismas tácticas ya no dan los mismos resultados.

Si queremos vender más, tenemos que conocer a nuestros clientes de verdad. No hablo de algo superficial, sino de entender realmente quiénes nos compran: cuáles son sus hábitos y comportamientos, qué tienen en común y qué los hace diferentes, por qué nos eligen y por qué se van con la competencia.

Las empresas suelen concentrarse en mejorar internamente, pero para vender más, el foco debe estar en los clientes. Hay que acercarlos y ponerlos en el centro de todo, ser una empresa #ConsumerCentric. Solo así podremos adaptarnos a lo que necesitan y esperan, logrando atraer a nuevos clientes y fidelizar a los que ya tenemos.

Para eso, propongo tres estrategias para poner al cliente en el centro de la compañía:

• Escucharlos: mantener un feedback constante sobre sus experiencias y sentimientos. Esto dará una visión clara de qué mejorar, cuáles son sus expectativas y necesidades reales.

• Segmentar a los clientes y actuar en consecuencia: implementar acciones diferenciadas, como promociones, comunicaciones y planes de fidelización. Si no todos somos iguales, ¿por qué dar lo mismo a todos los clientes?

• Introducir métricas que reflejen la voz del cliente: evaluar mensualmente si estamos escuchándolos y actuando en consecuencia, y si los estamos incluyendo en el centro de las decisiones. Lo que no se mide no se puede gestionar y, por ende, no crece.

En un mercado tan competitivo, la clave para vender más no está en hacer más ruido, sino en escuchar más y mejor. No se trata solo de atraer a nuevos compradores, sino de mantener a los existentes felices para fidelizarlos.

Ser una empresa #ConsumerCentric no es una moda, es una necesidad para sobrevivir y prosperar en el mercado actual.

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