Veinte y más años atrás hubiera sido una gran novedad encontrarse en Asunción con un taxista de nacionalidad venezolana, pero tras la migración masiva ocurrida luego de la llegada y posterior fracaso del socialismo del siglo XXI en la otrora nación más rica del hemisferio, escuchar ese acento caribeño se ha convertido en algo frecuente en todos los países de la región, y el nuestro no ha escapado a este fenómeno social motivado por la política.

Me tocó en suerte conocer a Alejandro, un conductor de servicio de plataformas digitales que está hace 5 años en Paraguay y le va bastante bien con ese trabajo. Luego de escuchar algunos reclamos por cómo se ha comportado con él una de las plataformas para la que trabaja, surge la pregunta obligada. ¿Cómo ve la situación en Venezuela y cuáles son las expectativas para las elecciones de julio próximo?

Pareciera que le habían inyectado adrenalina porque cambia de velocidad en la conversación y se emociona por la pregunta. Inmediatamente nos trasladamos de manera mental hasta su Venezuela añorada y suelta algunas realidades.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY

“Económicamente estamos destruidos y estamos peor que nunca, pero hay algo que ha cambiado para bien nuestro y mal de ustedes: la inseguridad ha disminuido notablemente”. Hasta hace poco, Caracas era considerada la ciudad más violenta del mundo y Alejandro explica por qué ese índice de criminalidad ha disminuido, al punto de “poder caminar con el teléfono celular en la mano”.

El régimen de Maduro les ha abierto la puerta de salida a los “malandros”, como ellos llaman a los criminales. Los índices de delincuencia han crecido notoriamente en países como Chile y Perú, grandes receptores de la migración venezolana. “El gran malandro de Maduro arregló con los criminales del Tren de Aragua, un cartel de narcos venezolanos muy poderoso y les ha permitido la salida hacia destinos de América Latina, además de una infinidad de presos comunes, que salieron del país”.

Para nuestro conductor venezolano, eso explica claramente el problema de criminalidad en varios países que antes no sufrían ese flagelo. El problema ecuatoriano tiene la misma o peor connotación. Los carteles ecuatorianos están emulando el modelo colombiano y venezolano.

Pero Alejandro tiene esperanzas por las elecciones de julio en Venezuela. “Edmundo (González) va a ganar porque no podrán hacer un fraude tan grande para esconderlo, las cosas están casi 80 a 20 en contra de Maduro y con María Corina (Machado), estaban 95 a 5″, asegura.

Las cosas no están fáciles, porque tras más de 20 años gobernando, dudo que los chavistas entreguen tan fácilmente el poder si pierden. Alejandro me explica que en ese caso, Maduro tiene dos opciones. La primera, generar un ambiente de conflicto con Guyana por el Esequivo, de modo tal que, con un Estado de excepción, pueda evitar las elecciones o peor, obviar los resultados. Lo segundo es que se niegue a dar el poder ante una derrota previsible, lo que podría desencadenar una situación de violencia descontrolada y haría que Maduro y su régimen se quiten definitivamente la máscara y se declaren una verdadera dictadura, al estilo cubano. Alejandro sigue conduciendo por las calles asuncenas mientras su mente está en su Venezuela natal.

Déjanos tus comentarios en Voiz