DESDE MI MUNDO

  • Por Carlos Mariano Nin
  • Columnista

Con el tiempo las personas cambian y las cosas toman otros significados. La vida va en otra dirección y las lecciones nos dejan huellas imborrables. Lo que era ya no es y viceversa.

Entonces aprendemos a ver más allá de lo que ve la vista. Es cuando creemos conocer a quienes nos rodean.

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Y cada uno lo ve a su manera. Yo las conozco desde mi mundo. Con su carga de frustraciones y sus inmensas satisfacciones.

Hay personas excepcionales que siempre encuentran una excusa para salir airosas. Y hay otras que tienen tanto trabajo que no tienen tiempo para festejar el triunfo.

Hay personas que solo se alimentan del trabajo de las demás y personas que viven para dar lo mejor de sí.

Hay personas que se felicitan cuando las cosas salen bien y culpan a los demás cuando las cosas salen mal. Hay personas sacrificadas y personas a quienes no les importa sacrificar. Personas que sirven y las que se sirven de las personas.

Personas que lo único que hacen es hablar, mientras las demás solo están ocupadas en sus cosas. Personas que disfrutan de un éxito efímero, superficial como su propia vida, y personas que valoran el trabajo y luchan juntas por salir adelante.

Hay personas que bendicen con la boca mientras apuñalan por la espalda. Y personas que se callan para no bajar al nivel del idiota. Conozco gritos hipócritas y silencios sinceros.

Conozco personas blancas y negras. Con corazones transparentes y espíritus turbados.

Y reconozco que nada dura para siempre. Ni la mentira, ni la verdad, con la sola diferencia que la mentira se puede disfrazar, pero seguirá siendo mentira, mientras que la verdad es transparente y será verdad a la vista siempre…

“Hay almas condenadas a la oscuridad que creen que con decir palabras bonitas van a ganar el cielo. Al final cada uno deberá enfrentar el juicio de tus propias acciones”. Pero claro... esa es otra historia.

Etiquetas: #Reflexiones

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