En nuestro país tenemos a varias empresas calificadoras de riesgos con personal técnico especializado, que se ocupan de llevar adelante dicha tarea a compañías de nuestro sistema financiero (bancos, financieras, cooperativas de ahorro y crédito y de producción), compañías de seguros, y municipalidades, además de empresas corporativas que operan dentro de nuestro mercado de capitales.

Los bancos, financieras y compañías de seguros tienen la obligatoriedad de realizar la calificación de riesgos en forma anual, en tanto que las cooperativas de ahorro y crédito y las de producción, las de tipo A, las que poseen activos por un monto global no inferior a G. 300 mil millones.

Por el otro lado están las empresas de tamaño corporativo, que operan en nuestro mercado doméstico en diversos rubros de negocios inscriptas en los registros de la Comisión Nacional de Valores (CNV) como ente regulador, para emitir títulos-valores (bonos) de renta fija y variable en guaraníes y en dólares.

La calificación de riesgos se basa en la vinculación de datos cuantitativos con información cualitativa, que permita determinar la capacidad de repago de la empresa calificada, además de la posibilidad potencial de no pago de las deudas vigentes (capital e intereses devengados) incluyendo la capacidad que posee la compañía de poder honrar en tiempo y forma con sus inversionistas los bonos emitidos, destinados a la cobertura de capital de trabajo y/o inversiones en bienes de capital.

No es el resultado de una auditoría realizada a las empresas, dado que la información contable que sirve de base para el análisis cuali/cuantitativo deriva de información de carácter público y proporcionado por las mismas de forma voluntaria, y que poseen auditoría externa.

Las calificadoras de riesgos realizan una evaluación a profundidad de los diversos aspectos, que conducen a establecer la solvencia global de las mismas, sirviendo de base para la calificación de los títulos-valores de oferta pública, además de considerarse caso por caso las particularidades de cada prospecto de emisión.

La calificación de solvencia que se aplica a cada una de ellas es el resultado de la evaluación global de la evolución histórica y proyectada de la gestión económico-financiero-patrimonial en el caso de las empresas emisoras, además de la capacidad potencial de repago de sus obligaciones y del resultado de la tendencia histórica y del último ejercicio en el caso de las que conforman nuestro sistema financiero, cooperativo y de compañías de seguros.

Los diversos aspectos cualitativos abordados dentro del análisis permiten “ver más allá de las cifras”, además de las fortalezas, debilidades/áreas críticas de riesgos que deben ser tenidas en cuenta en función a las características específicas de cada una, contrastando con las cifras macroeconómicas vs. la performance de los principales competidores que operan dentro del mercado.

Análisis en detalle de las características de la industria donde desarrolla sus actividades la empresa es primario, teniendo en cuenta los diversos componentes que nos permiten tener un parámetro de medición de las condiciones actuales en que se desenvuelven, potenciales de crecimiento, expansión y diversificación de los productos comercializados, que influirían dentro de la performance de la evolución de su gestión económico-financiero-patrimonial.

Análisis de las características de la empresa son de relevante importancia, pues determinan las posibilidades que poseen para poder seguir desarrollando sus actividades dentro de nuestro mercado normalmente y cumpliendo con sus planes estratégicos trazados, dado que muchas de ellas no solo orientan su gestión económica al mercado doméstico, sino también exportan sus productos tanto a países de la región como de extrarregión.

Completando el círculo de análisis y evaluación de las empresas calificadas se encuentran los aspectos cualitativos, que hacen a la calidad de su plana gerencial, como también de los que componen su paquete accionario, pues el éxito de las mismas está sustentado primariamente en que se pueda dar un razonable punto de inflexión entre lo cualitativo y lo cuantitativo para determinar la calificación de solvencia y tendencia.

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