Más allá de sus diferencias políticas y de sus miserias humanas, el Paraguay necesita proyectar esa imagen de país previsible, por ello, ese gesto del presidente saliente y del electo juntos, proyectando una transición pacífica, deja un mensaje esperanzador.

El Paraguay necesita estabilidad política, hoy tenemos números positivos en proyección económica, consenso del sector productivo con la conducción política a punto de instalarse y una clase política que a pesar de sus divagues internos aparenta disimular entendimiento sobre el mensaje que dejó el electorado el 30 de abril en las urnas. Ese mensaje fue claro, no hay tiempo que perder y urge respuestas a los sectores más vulnerables.

Esa línea bajada por el presidente Mario Abdo para cooperar con el gobierno entrante es un tímido gesto de madurez que, por lo menos a su salida, Abdo lo está comprendiendo. Lo entendió por la inevitable realidad de la paliza electoral que recibió o porque su complicada situación de soledad en el poder lo lleva a rebuscarse por alguna tabla salvavidas.

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Esa actitud mezquina de Abdo en estos 5 años, petulante y de concentrase solo en joderle a su enemigo político, evitó que Paraguay hoy esté en mejores condiciones. La torpeza de Marito en pretender aniquilar al cartismo, por su pichadura nomás, nos costó caro a los paraguayos.

Esta pichadura de Abdo casi mata un ambicioso proyecto social como el barrio San Francisco que hoy se retoma con el anuncio de la inversión privada que faltaba para generar puestos de trabajo.

Esta pichadura permitió aumentar a números escandalosos la inseguridad. Mató el Grupo Lince por considerar su permanencia una propaganda cartista.

Fogoneado por una prensa que vive de las migajas que el poder deja caer de su mesa, mataron el metrobús, el único proyecto serio de solución al problema del transporte público.

Y así podemos aumentar la lista, como el capricho de no construir la sede para la Universidad Técnica Paraguay-Taiwán dejando a cientos de jóvenes deambulando por cuarteles militares en aulas provisorias.

Miremos para adelante, pero sin impunidad a los corruptos que siguen jodiendo al Paraguay. Peña creo que entiende cuál es el camino. No desviarse de su hoja de ruta, a pesar de la campaña mediática en su contra, que servirá como contrapoder. Todo lo que al gobierno de Marito no criticaron, por fin lo harán ahora, como siempre quisieron, contra el cartismo.

Peña tiene la capacidad de crear acuerdos políticos, por su perfil, por su forma de liderar, con su conocimiento y sonrisa amable tiene todo a su favor para conquistar metas. Ojalá no se deje influenciar por los eternos agoreros y en cinco años estemos ponderando sus aciertos, antes que sus errores. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

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