EL PODER DE LA CONCIENCIA

No es un secreto que conforme pasa el tiempo las sociedades van evolucionando casi imperceptiblemente. Generalmente los cambios se notan tras pasados varios años cuando un día nos preguntamos cómo no nos habíamos enterado de que el vecino que vivía a tres casas de la nuestra hacía tiempo que llevaba de fallecido o no entendemos porqué las jovencitas prefieren raparse la cabeza en lugar de lucir una hermosa cabellera.

Como estamos en Semana Santa, es lógico hablar de este día al que ahora le llaman Sábado Santo, antes conocido como Sábado de Gloria. Sí, hasta eso cambió. Y es que cuentan que como antes el ayuno comenzaba el viernes y continuaba durante todo el sábado (muchos ni siquiera permitían que se bebiera agua), consideraban excesivo el lapso de ayuno y establecieron limitar el ayuno al viernes.

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En épocas pasadas el Sábado Santo era considerado un día de luto en el que recordamos el paso de Jesucristo de la Muerte a la Resurrección. Las personas guardaban un respetuoso silencio desde el Viernes Santo.

Los niños no podían jugar ni hablar en voz alta, so pena de ser castigados por los mayores. En algunos casos hasta recibían una azotaina de parte de sus padres. También se les arrojaba agua de modo a limpiar sus pecados.

En el Sábado Santo los católicos de antes recordaban la muerte de Jesucristo y su paso entre la Muerte y la Resurrección. Era un día que inspiraba miedo porque “Dios estaba muerto” y no había ayuda posible de un ser superior en caso de necesidad. También se recordaba el dolor de la Virgen María y sobre todo la inmensa soledad de una madre tras perder a su hijo. En este día también está prohibido comer carne roja.

Los tiempos han cambiado, si antes era mal visto hacer si quiera un pequeño ruido, hoy la nueva generación antepone sus costumbres, extraídas de un mundo en el que reinan los likes y shares.

Me pregunto, cómo será de aquí a 10 años la Semana Santa. Dónde quedarán la familia, el hecho de compartir la mesa, la alegría que produce hacer chipa con los abuelos, las risas que perduran en el tiempo. ¿Qué memorias construimos hoy?

Que las transformaciones que comiencen a gestarse hoy sirvan para fortalecer los vínculos que nos mantienen unidos a la vida, nuestras raíces y, sobre todo, que hace que nos sintamos orgullosos de lo que somos.

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