“Duele decirlo, pero hay que decirlo”

A la hora de dibujar los escenarios globales o macroeconómicos de nuestro país en cualquier año hay varios factores externos “influyentes y determinantes” (de fuera de nuestro territorio y nuestra coyuntura) para crecer o no crecer, vigorosamente o lánguidamente. Pero no solamente importa la cantidad del crecimiento (mayor producción, ganancia, comercio y efectos positivos colaterales en otros sectores). Importa y mucho la calidad del crecimiento (a quienes alcanza el beneficio del aumento de la calidad, qué sectores se mueven más, generando ingresos y ocupación, mejorando la calidad de vida ¿de quiénes, y de cuántos?”. Desde el punto de vista de lo malo o bueno que puede venir de afuera –el contagio maligno o benigno– hay que considerar la situación y perspectivas de las economías de los dos vecinos grandes Argentina y Brasil que constituyen el 96% del Mercosur; uno que vive un difícil año electoral de cambio de presidente, y el otro que inaugura una nueva administración política, pública y, en especial, económica y social.

La economía argentina crecería 5,5% el 2022 que puede darse gracias a la producción y la agroexportación récord en valor y en divisas (el campo, odiado por el 50% de los argentinos que viven o maman del Estado, directa e indirectamente, fue como siempre el salvador). ¡Lo que sería una Argentina amando al campo y los amamantados trabajando sin privilegios, que en muchos casos se visten de soborno para el voto político electoral! Pero para este 2023 no habría crecimiento y se daría una caída del -1,5% que se traslada a otro derrumbe del -2% para el 2024. La suba en la cotización del dólar que estuvo cerca del 80% ayer pasaría al 92% y 129% hoy y mañana: $ 345 y $ 790. Solo Venezuela compite con Argentina en caída del poder del peso con relación al dólar. ¿Y la inflación? Uff … 100%, 100% y 80%. ¿Una Argentina estable y confiable? Ni para los muertos.

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En el caso de Brasil la situación está lejos del desastre argentino sufrido y a sufrir, pero tampoco es para dejar de preocuparnos. Habría crecido 3% el año pasado, también impulsado por la agroindustria. Se espera un modesto avance del 0,9% este año y del 1% para el 2024. ¿Brasil fuerte? Para nada. Y condiciona y mucho el comercio fronterizo. Afortunadamente se espera una inflación normalizada del 5,7% al 3,7% lo que podría aflojar la política monetaria de tasas de interés del Banco Central. Y, además, no se esperan cambios bruscos en la cotización del dólar al real (R$), lo que podría estabilizar el comercio fronterizo.

En ambos casos, el contrabando en nuestro país tendría un escenario favorable, con una oferta fronteriza “barata”, dando pie a una fuerte actividad y comercio informales. Lo cual pega y fuerte a las empresas legales o formales con todas sus consecuencias negativas directa e indirecta, con varios daños colaterales. Y el Estado es genuinamente perdedor con distintos agujeros. Por todo ello, no considerar la situación de los vecinos es de imbéciles. Y que los hay los hay, en especial aquellos que en cuatro años apoyaron la elección, gestión, y ahora el futuro del stronista Mario Abdo Benítez. Permitieron volver al pasado. Y algunos figuran en el Archivo del Terror y otros fueron sumamente críticos al dictador. Was gesagt werden muss, muss gesagt werden. Duele decirlo, pero hay que decirlo.

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