DESDE MI MUNDO

  • Por Carlos Mariano Nin.

Estella se levanta temprano, muy temprano, su marido falleció a causa del covid y tuvo que enfrentarse sola a una nueva vida.

Es la historia que conozco de tantas que nos dejó y nos deja esta maldita enfermedad. Se lleva a los que amamos y a cambio solo nos devuelve tristezas.

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Durante el 2020 unas 264 mil personas ingresaron a la pobreza total.

El Banco Mundial define a la pobreza extrema a las personas que viven con poco más de un dólar al día.

Pero volvamos a Estella. Admiro su forma de enfrentar la vida, su fortaleza. Ni siquiera tuvo tiempo de llorar cuando se dio cuenta de que la vida apura cuando el destino te cambia las reglas.

Tiene dos hijos pequeños por los que se levanta cada mañana, según dice siempre.

Raúl, el más grandecito, es el que recorre el Mercado vendiendo empanadas, esas empanadas que Estella prepara cada mañana para lograr el sustento diario. A veces no da para más.

Joelito es el más pequeño. No tuvo ni siquiera tiempo de conocer a su padre. La vida de Raúl se multiplica en las calles.

Casi 5 de cada 10 niños y adolescentes están bajo el umbral de la pobreza.

Casi siempre coincidimos con Raúl, yo salgo para el laburo y él para el mercado con su canastita. Cuando compro me suele decir con una sonrisa gigante: “estoy de suerte, hoy comencé temprano”. Sabe que su jornada puede ser larga o corta, según la suerte.

A veces las empanadas se van rápido, otras veces cuesta más, pero son tan ricas que siempre tienen salida. Buena venta, suele decir él. Pero yo sé que es el fruto del sacrificio, ese sacrificio que los políticos corruptos nunca van a conocer mientras se enriquecen a costa del sufrimiento de la gente a la que le roban la esperanza.

Según un estudio de la consultora MF Economía, la corrupción pública le cuesta a la región 220.000 millones de dólares anuales. En el caso paraguayo, el malgasto de los recursos es equivalente al 3,9% del producto interno bruto (PIB).

Los números no mienten, son claros, sinceros y están ahí. En Paraguay se invierten solo 80, sí 80 guaraníes, por día en niños, niñas y adolescentes.

Casi la mitad de los que son pobres, son niños, niñas y adolescentes.

Según el Banco Mundial, se prevé que la pobreza vuelva a los niveles anteriores a la pandemia para el 2023.

Pero volvamos a Raulito, poco sabe de estadísticas y números, su vida ahora se reduce a ese canastito al que se aferra como Estella al dinero que pueda sacar de la venta de las empanadas. Una situación que los va a obligar a quedar encerrados en este círculo de pobreza tan cruel como repetitivo.

Dicen que nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.

Hoy tenemos un gobierno cleptómano sumido en una campaña electoral a destiempo, más preocupado por mantener sus privilegios, que por las historias cotidianas… pero claro, esa es otra historia.

Etiquetas: #niños#olvidado

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