• Por Eduardo “Pipó” Dios
  • Columnista

El tema de la inseguridad no es algo nuevo, siempre fue un tema recurrente, en todos los gobiernos desde 1989, claro, antes, no era que no había, si no que no había dónde reclamar. Es cierto que las crisis económicas, la globalización, el crecimiento de la población urbana por cuestiones demográficas y por la migración del campo a la ciudad, han generado cinturones de pobreza y marginalidad, aquí y en el 90% de los países del mundo. Acá no tenemos el problema de la inmigración masiva de refugiados, que genera caos en el primer mundo, pero nos las ingeniamos para crear problemas de la misma índole, generando pobreza autóctona, no importada.

Sumémosle el crimen trasnacional, principalmente el tráfico de drogas, que usa nuestro país como paso franco, y zona de producción, para su redistribución regional y mundial, y que genera una “salida laboral” muy rentable, pero con cortísima expectativa de una jubilación tranquila.

Ahora bien, todo esto no justifica la absoluta inoperancia que demuestra el impresentable ministro del Interior que nos encajó ya hace casi un año este gobierno de m... ierda. Más aún, este cínico absoluto, que con cara de “yo no fui”, nos quiere explicar que el crimen no tiene luego solución, porque Scotland Yard y la mar en coche... Que hay sensación nomás, que hay muchas cámaras nomás ahora, que los medios de comunicación demasiado ya muestran... hacerse el idiota es su especialidad, sumado a ese cinismo a toda prueba que lo caracteriza.

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Hoy en día no queda un solo lugar, ciudad, barrio, calle, manzana segura para circular, la sola aventura de ir al almacén de la esquina a comprar un cuarto de coquito, puede terminar en un asalto violento, para robar un celular o simplemente los coquitos. Pasando por daño físico, miedo y hasta la propia muerte, en manos de asaltantes sin ningún miedo, piedad o empatía con sus víctimas. Los pobres roban a los más pobres, no hay ningún límite. La Policía ya no está. Cuando los buenos salgan a linchar a los chorros o los cosan a tiros, no nos escandalicemos porque es a lo que nos llevaron. Gobierno y delincuencia, un solo corazón.

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