El Senado aprobó el voto de censura a Petta. La Cámara Alta le bajó el pulgar al ministro que se cree emperador.

Ahora queda en manos del Ejecutivo la decisión final sobre qué hacer con él. Claro, el voto de censura no es vinculante, pero no debe ser fácil para un Gobierno sostener a un ministro censurado por uno de los poderes del Estado.

La maratónica interpelación nomás luego ya fue una tomadura de pelo. Fueron 10 horas de autobombo sin ningún reconocimiento de que pudieron haber hecho mejor las cosas. Por algo el rechazo unánime de todos los actores de la comunidad educativa hacia la gestión del ministro.

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¿Cuál será el acuerdo entre Petta y el número 1 para seguir soportando los ataques y disgustos de la gente que genera el encarnaceno y que está erosionando al Gobierno?

Efraudín siendo Efraudín. Sorpresivamente, en su afán de hacer cualquier cosa para llamar la atención, grabó un videíto anunciando la expulsión del directorio del PLRA de cuatro senadores. La excusa, reiteradas inasistencias a las sesiones.

La razón real fue el enojo porque estos senadores votaron por el doctor Diesel para la Corte Suprema de Justicia. Sin embargo, se olvidó de Amado Florentín, otro senador azul que votó en ese mismo sentido. Claro, Florentín pues es de su mismo equipo. ¿Ha upéi?

El presidente de los liberales se va quedando más solo que Petta. Los azules consideran una pérdida de tiempo participar de las reuniones convocadas por Efra. Si así siguen, el mentor de la “ruta de la mentira” tendrá que expulsar a todos del padrón chovy.

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