La NASA abrió el martes la sonda de la misión Osiris-Rex que recolectó fragmentos de un asteroide y anunció que halló “polvo negro y restos” en su interior, aunque aún no ha examinado el grueso de la muestra. Siete años después de su despegue, la sonda aterrizó el domingo en el desierto estadounidense en Utah, tras una maniobra de alto riesgo.
La muestra, tomada en 2020 del asteroide Bennu, contiene alrededor de 250 gramos de material, según estimaciones de la agencia espacial estadounidense. Durante aquella operación, la NASA se percató de que la tapa del recipiente colector no podía cerrarse. Pero finalmente se logró asegurar la muestra y transferir a la sonda de acuerdo con lo previsto.
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Sin embargo, debido a este fallo, los científicos esperaban encontrar restos de la muestra fuera del compartimento de recolección, en la caja donde estaba colocado. El martes se abrió una primera tapa en una cámara hermética del Centro Espacial Johnson en Houston, Texas.
Los equipos de la NASA inmediatamente “encontraron polvo negro y restos”, anunció la agencia espacial, sin precisar si se trataba de fragmentos de asteroide. Este material será analizado y se llevará a cabo un “cuidadoso proceso de desmontaje” del compartimento de recogida, “para poder acceder a la muestra principal que se encuentra en su interior”, escribió la agencia espacial.
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Está prevista una conferencia de prensa para el 11 de octubre para “dar a conocer la muestra”. El análisis de la composición del asteroide Bennu permitirá a los científicos comprender mejor cómo se formó el Sistema Solar y cómo se volvió habitable la Tierra.
Los científicos creen que ese cuerpo espacial (de 500 metros de diámetro) es rico en carbono y contiene moléculas de agua encerradas en minerales. Existe un pequeño riesgo (una probabilidad en 2.700) de que Bennu golpee la Tierra en 2182, lo cual sería catastrófico. En 2022, la NASA logró desviar la trayectoria de un asteroide impactándolo.
Fuente: AFP.
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Crece temor luego de que la NASA incrementó posibilidad de impacto de asteroide contra la Tierra
Desde que el 27 de diciembre de 2024 fuera detectado por primera vez el asteroide nombrado 2024 YR4 por el Observatorio El Sauce de Chile, las probabilidades de impacto contra la Tierra llamaron la atención puesto que superaban el 1 % para ser tenido en cuenta. Del 1,2 % de posibilidades, en pocas semanas el cálculo aumentó el riesgo y prácticamente lo duplicó llegando a 2,3 %.
Sin embargo, este martes la NASA presentó nuevos cálculos y el peligro pasó a 3,1 % en cuanto a las probabilidades de chocar contra nuestro planeta. La fecha del impacto sería el 22 de diciembre de 2032, dentro de 8 años.
La roca espacial es considerada la amenaza extraterrestre más peligrosa jamás registrada, por lo que la comunidad astronómica mundial sigue de cerca la situación.
“A pesar del aumento de las probabilidades, los expertos afirman que no hay que alarmarse. La comunidad astronómica mundial sigue de cerca la situación y el telescopio espacial James Webb se dispone a fijar su mirada en el objeto, conocido como 2024 YR4, el mes que viene”, indicaron.
Según los datos recopilados por los astrónomos y basado en el brillo que proyecta, el asteroide mide entre 40 y 90 metros de ancho.
“La última vez que un asteroide de más de 30 metros de tamaño planteó un riesgo tan significativo fue Apofis en 2004, cuando tuvo brevemente un 2,7 % de probabilidades de impactar contra la Tierra en 2029, una posibilidad posteriormente descartada por observaciones adicionales”, recordaron.
Como en las películas, los científicos plantean diversas alternativas para enfrentar esta amenaza, entre las que se citan enviar una nave que impacte contra la roca y desvíe lo suficiente su trayectoria; otra propuesta sería enviar otra nave que atraiga al cuerpo flotante hacia su órbita. También analizan la posibilidad de dispararle con rayos láser.
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Museo de Ciencias habilita un espacio para personas neurodivergentes
El Museo de Ciencias (MuCi) reafirma su compromiso con la accesibilidad al conocimiento y la exploración del universo con el lanzamiento de “La hora tranqui”, ayer sábado, en el complejo Textilia (General Santos casi Defensa Nacional). Este innovador programa piloto está diseñado especialmente para personas neurodivergentes, en particular aquellas con trastorno del espectro autista (TEA), garantizando una experiencia cómoda, enriquecedora y libre de barreras.
Este espacio estará disponible todos los sábados y domingos a las 14:00, horario previsto para minimizar el ruido y el flujo de personas en el museo, con una duración de una hora por sesión. Las entradas pueden adquirirse en línea a través de muci.org/entradas seleccionando el horario y día correspondiente. El costo de las entradas online es de G. 35.000, mientras que en puerta será de G. 40.000.
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En la primera fase de implementación, “La hora tranqui” se llevará a cabo en San Cosmos, el planetario de MuCi, donde la experiencia será completamente adaptada para niños, jóvenes y adultos neurodivergentes. Este espacio ofrecerá un ambiente tranquilo y seguro para que todos puedan disfrutar del fascinante mundo de la ciencia y la astronomía.
“La hora tranqui” se trata de una sesión especial en la que se realizan ajustes en el entorno para hacerlo más amigable y acogedor para personas con TEA. Entre las adaptaciones, se reducirá la intensidad de la iluminación y se controlarán los sonidos para evitar estímulos estridentes. Además, los mediadores del museo recibirán capacitación especializada para brindar una mejor experiencia a este público.
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Lo dice la ciencia… está es la forma perfecta de cocer un huevo
En la revista científica Communications Engineering se ha publicado un nuevo método pionero para cocinar de forma óptima tanto la yema como la clara (o albúmina) de un huevo de gallina cocido. El método, que los autores denominan cocción periódica, produce un huevo cocinado de forma uniforme con un mayor contenido nutricional que los huevos con cáscara cocinados con métodos convencionales de cocción al vacío o hervidos.
La yema y la clara de los huevos de gallina se cocinan a dos temperaturas diferentes: la albúmina se cocina a 85 grados Celsius, mientras que la yema se cocina a 65 grados Celsius. Los métodos convencionales para cocinar huevos hirviéndolos a 100 grados Celsius dan como resultado que la yema esté completamente cocida, mientras que cocinarlos a temperaturas entre 60 y 70 grados Celsius en un baño de agua durante una hora (un método conocido como sous vide) deja la clara poco hecha.
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Pellegrino Musto, profesor del Instituto de Polimeros y Biomateriales del Consiglio nazionale delle Ricerche de Italia, y sus colegas desarrollaron un método para cocinar huevos de forma uniforme simulando primero el proceso en un software de dinámica de fluidos computacional. Las simulaciones sugirieron un método que consiste en alternar un huevo entre una cacerola con agua hirviendo a 100 grados Celsius y un recipiente a 30 grados Celsius, transfiriendo el huevo de uno a otro cada dos minutos durante un total de 32 minutos.
Luego, los autores probaron este proceso en la vida real para producir muestras de alimentos para analizar, lo que llamaron “cocción periódica”. También se incluyeron en el análisis huevos duros, pasados por agua y cocidos al vacío; los huevos cocidos al vacío se probaron para determinar su textura y cualidades sensoriales, y se evaluaron sus propiedades químicas mediante resonancia magnética nuclear y espectrometría de masas de alta resolución.
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Los huevos cocidos periódicamente tenían una yema blanda similar a la de un huevo cocido al vacío, mientras que la consistencia de la clara estaba en algún punto entre la del huevo cocido al vacío y la del huevo pasado por agua. Las temperaturas en la clara del huevo cocido periódicamente oscilaron entre 35 y 100 grados Celsius durante la cocción, mientras que la yema se mantuvo a una temperatura constante de 67 grados Celsius.
El análisis químico sugirió que las yemas de huevo cocinadas periódicamente también contenían más polifenoles, micronutrientes que se han estudiado por sus beneficios para la salud. Los autores creen que su método también podría tener aplicaciones en el curado y la cristalización de otros materiales.
Fuente: Europa Press.
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El asteroide 2024 YR4 impactaría en el norte de Sudamérica en 2032
Un asteroide descubierto a final de 2024, denominado 2024 YR4, tiene una probabilidad del 1,2 % de impactar contra la Tierra en diciembre de 2032. Se estima que el asteroide tiene entre 40 y 100 metros de ancho y actualmente se encuentra a 43 millones de kilómetros de distancia. 2024 YR4 fue descubierto el 27 de diciembre pasado en el telescopio ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System) en Río Hurtado, Chile.
El Centro para el Estudio de Objetos cercanos a la Tierra de la NASA ha dicho: “En la remota posibilidad de un impacto de 2024 YR4, este se produciría a lo largo de un corredor desde el este del océano Pacífico, el norte de Suramérica, el océano Atlántico, África, el mar arábigo y el sur de Asia”. “Pero puede que pasen algunos años antes de que tengamos los datos que lo demuestren”, dijo un experto.
Poco después de su descubrimiento, los sistemas automatizados de alerta de asteroides determinaron que el objeto tenía una probabilidad muy pequeña de impactar potencialmente. Un asteroide ese tamaño impacta la Tierra en promedio cada pocos miles de años y podría causar daños graves a una región local, según la ESA.
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Como resultado, el objeto subió a la cima de la lista de riesgo de asteroides de la ESA. Desde principios de enero, los astrónomos han estado realizando observaciones de seguimiento prioritarias utilizando telescopios alrededor del mundo y utilizando los nuevos datos para mejorar nuestra comprensión del tamaño y la trayectoria del asteroide.
A partir del 29 de enero de 2025, la ESA estima que la probabilidad de que el asteroide 2024 YR4 impacte la Tierra el 22 de diciembre de 2032 es del 1,2 %. Este resultado es consistente con estimaciones independientes realizadas por el Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS) de la NASA y NEODyS.
El asteroide 2024 YR4 ahora está clasificado en el nivel 3 en la escala de riesgo de impacto de Turín: un encuentro cercano que merece la atención de los astrónomos y el público. Es importante recordar que la probabilidad de impacto de un asteroide suele aumentar al principio, antes de caer rápidamente a cero después de observaciones adicionales, advierte la ESA en un comunicado.
La órbita del asteroide alrededor del Sol es alargada (excéntrica). Actualmente se está alejando de la Tierra casi en línea recta, por lo que es difícil determinar con precisión su órbita estudiando cómo se curva su trayectoria a lo largo del tiempo.
Durante los próximos meses, el asteroide comenzará a desaparecer de la vista de la Tierra. Durante este tiempo, la ESA coordinará observaciones del asteroide con telescopios cada vez más potentes, que culminarán con el uso del Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral en Chile, para recopilar la mayor cantidad de datos posible.
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Los efectos del impacto
Un nuevo estudio de modelado climático describe el escenario de cómo cambiaría el clima y la vida en nuestro planeta en respuesta a un posible impacto futuro de un asteroide mediano (unos 500 metros).
El sistema solar está lleno de objetos con órbitas cercanas a la Tierra. La mayoría de ellos no representan ninguna amenaza para la Tierra, pero algunos de ellos han sido identificados como objetos de interés con probabilidades de colisión no despreciables. Entre ellos se encuentra el asteroide Bennu con un diámetro de unos 500 m, que, según estudios recientes, tiene una probabilidad estimada de 1 entre 2.700 de colisionar con la Tierra en septiembre de 2182. Esto es similar a la probabilidad de lanzar una moneda al aire 11 veces seguidas con el mismo resultado.
Para determinar los posibles impactos de un impacto de asteroide en nuestro sistema climático y en las plantas terrestres y el plancton en el océano, los investigadores del Centro IBS de Física del Clima (ICCP) de la Universidad Nacional de Pusan (Corea del Sur) se propusieron simular un escenario idealizado de colisión con un asteroide de tamaño mediano utilizando un modelo climático de última generación.
El efecto de la colisión está representado por una inyección masiva de varios cientos de millones de toneladas de polvo en la atmósfera superior. A diferencia de estudios anteriores, la nueva investigación, publicada en Science Advances, también simula ecosistemas terrestres y marinos, así como las complejas reacciones químicas en la atmósfera.
Utilizando la supercomputadora IBS Aleph, los investigadores ejecutaron varios escenarios de impacto de polvo para una colisión de asteroides tipo Bennu con la Tierra. En respuesta a inyecciones de polvo de 100 a 400 millones de toneladas, las simulaciones del modelo de supercomputadora muestran alteraciones dramáticas en el clima, la química atmosférica y la fotosíntesis global en los 3 a 4 años posteriores al impacto.
En el escenario más intenso, el oscurecimiento solar debido al polvo provocaría un enfriamiento de la superficie global de hasta 4 °C, una reducción de la precipitación media global del 15 % y una grave disminución del ozono de alrededor del 32 %. Sin embargo, a nivel regional, estos impactos podrían ser mucho más pronunciados.
“El abrupto ‘invierno de impacto’ proporcionaría condiciones climáticas desfavorables para el crecimiento de las plantas, lo que llevaría a una reducción inicial del 20 al 30 % de la fotosíntesis en los ecosistemas terrestres y marinos. Esto probablemente causaría enormes perturbaciones en la seguridad alimentaria mundial”, dice en un comunicado el Dr. Lan Dai, investigador postdoctoral en el ICCP y autor principal del estudio.
Recuperación del plancton
Cuando los investigadores analizaron los datos del modelo oceánico de sus simulaciones, se sorprendieron al descubrir que el crecimiento del plancton mostraba un comportamiento completamente diferente. En lugar de la rápida reducción y la lenta recuperación de dos años en la tierra, el plancton en el océano ya se habría recuperado en seis meses, e incluso habría aumentado después a niveles que ni siquiera se observan en condiciones climáticas normales.
“Hemos podido rastrear esta respuesta inesperada a la concentración de hierro en el polvo”, afirma el profesor Axel Timmermann, director del ICCP y coautor del estudio. El hierro es un nutriente clave para las algas, pero en algunas zonas, como el océano Austral y el Pacífico tropical oriental, su abundancia natural es muy baja. Dependiendo del contenido de hierro del asteroide y del material terrestre que se lanza a la estratosfera, las regiones que de otro modo estarían desprovistas de nutrientes pueden enriquecerse con hierro biodisponible, lo que a su vez desencadena floraciones de algas sin precedentes.
Según las simulaciones por ordenador, el aumento de la productividad marina tras la colisión sería más pronunciado en el caso de las algas ricas en silicatos, conocidas como diatomeas. Sus floraciones también atraerían grandes cantidades de zooplancton, pequeños depredadores que se alimentan de las diatomeas.
“Las floraciones excesivas simuladas de fitoplancton y zooplancton podrían ser una bendición para la biosfera y ayudar a aliviar la inseguridad alimentaria emergente relacionada con la reducción más duradera de la productividad terrestre”, añade el Dr. Lan Dai.
“En promedio, los asteroides de tamaño mediano chocan con la Tierra aproximadamente cada 100-200 mil años. Esto significa que nuestros primeros antepasados humanos pueden haber experimentado algunos de estos eventos que desplazaron el planeta antes, con posibles impactos en la evolución humana e incluso en nuestra propia composición genética”, dice el profesor Timmermann.
El nuevo estudio publicado en Science Advances proporciona nuevos conocimientos sobre las respuestas climáticas y de la biosfera a las colisiones con objetos en órbita cercana a la Tierra. En el siguiente paso, los investigadores del ICCP de Corea del Sur planean estudiar las respuestas humanas tempranas a tales eventos con más detalle mediante el uso de modelos informáticos basados en agentes, que simulan humanos individuales, sus ciclos de vida y su búsqueda de alimento.
Fuente: Europa Press.