Después de que se empezara a relacionar la vacuna de AstraZeneca con una atípica afección de coágulos sanguíneos, la de Johnson & Johnson, basada en la misma tecnología, es blanco de las mismas sospechas. ¿Qué se sabe hasta ahora al respecto?
¿Qué se observó?
En ambos casos, las sospechas nacieron después de detectar varios casos de trombosis en personas vacunadas. No se trata de simples trombosis, como las flebitis, sino de afecciones muy inhabituales. Primeramente, por su localización: afectan las venas cerebrales y en menor medida, el abdomen, indicó el 7 de abril la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) sobre AstraZeneca.
Con la vacuna de Johnson & Johnson también se observaron “trombosis de los senos venosos cerebrales”, subrayaron el martes las autoridades sanitarias de Estados Unidos, la FDA y los CDC. Estas patologías se presentan a la par con una caída del nivel de plaquetas sanguíneas, por lo que, a la vez de coágulos sanguíneos, el paciente puede sufrir hemorragias.
La EMA reconoció por primera vez el 7 de abril que estos problemas podían ser provocados por la vacuna de AstraZeneca. En cambio, este vínculo todavía no se ha establecido formalmente con la vacuna de Johnson & Johnson, autorizada pero todavía no administrada en Europa bajo el nombre de Janssen. En Estados Unidos, su empleo fue suspendido este martes a la espera de una respuesta científica.
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¿A qué se debe?
Estos problemas podrían estar relacionados con la técnica de ambas vacunas de “vector viral”. Esta se basa en tomar como soporte otro virus, que se modifica para que transporte en el organismo informaciones genéticas capaces de combatir el COVID. Ambas utilizan un adenovirus, un tipo de virus muy corriente. El de AstraZeneca es un adenovirus de chimpancé y el de Johnson & Johnson es uno humano.
“Todo indica que se debe al vector adenovirus”, explicó en Twitter Mathieu Molimard, especialista francés en farmacología, recordando que este tipo de problemas no se da con las vacunas de Pfizer/BioNTech y de Moderna, que utilizan la técnica de ARN mensajero. Por ahora, se desconoce si estas patologías también se registran con otra vacuna que emplea adenovirus, la rusa Sputnik. Esta está autorizada en unos 60 países, pero no en la Unión Europea ni en Estados Unidos.
¿Cuáles son los mecanismos?
Varios elementos apuntan a una reacción inmunológica desmesurada provocada por estas vacunas. En un estudio publicado en línea el 28 de marzo, investigadores alemanes y austriacos establecieron un símil con otro mecanismo ya conocido.
El fenómeno “se parece clínicamente a la trombocitopenia inducida por heparina (TIH)”, indicó el equipo de científicos liderado por Andreas Greinacher, de la Universidad de Greifswald.
La TIH es una reacción inmunitaria anormal, grave e inhabitual desencadenada en algunos pacientes por un medicamento anticoagulante, la heparina. Es una “explicación plausible”, valoró la EMA el 7 de abril, instando a efectuar nuevos estudios.
¿Cuál es el riesgo?
Esta es la principal cuestión. Según cifras de la EMA, a fecha de 4 de abril, se habían detectado 222 casos de trombosis atípicas tras 34 millones de inyecciones realizadas con AstraZeneca en los 30 países del Espacio Económico Europeo (UE, Islandia, Noruega, Liechtenstein) y Reino Unido. Con un saldo de 18 muertos hasta el 22 de marzo.
Las trombosis se produjeron “durante las dos semanas consecutivas a la vacunación”, según la EMA. En el caso de Johnson & Johnson, las autoridades estadounidenses registraron seis casos, entre estos un deceso, entre más de 6,8 millones de dosis administradas, y los síntomas aparecieron entre 6 y 13 días después de la inyección.
Pero, como sucede con todos los medicamentos, la clave está en ponderar los riesgos y los beneficios. “Los beneficios globales de la vacuna en la prevención del COVID-19 pesan más que los riesgos de efectos secundarios”, dijo la EMA respecto a AstraZeneca.
¿Cuáles son los factores de riesgo?
De momento, la mayoría de casos con AstraZeneca se dieron en “mujeres menores de 60 años”, según la EMA. Los seis casos detectados en Estados Unidos con Johnson & Johnson eran mujeres de entre 18 y 48 años. Pero es demasiado temprano para sacar conclusiones. Por ahora, “no hemos identificado ningún factor de riesgo específico”, dijo la EMA respecto a AstraZeneca.
Después de la primera oleada de suspensiones, a mediados de marzo, algunos países decidieron dejar de utilizar la vacuna por debajo de una determinada edad: 30 años en Reino Unido, 55 años en Francia, Bélgica y Canadá; 60 en Alemania y Holanda, y 65 en Suecia y Finlandia.
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“No solo tenemos una vacuna, tenemos varias. Por eso, me parece que tiene sentido reservar la de AstraZeneca a las personas mayores”, declaró una viróloga de la Universidad Goethe de Fráncfort, Sandra Ciesek, a la revista Science.
Las autoridades del Reino Unido difundieron un gráfico que demuestra que el COVID-19 supone un riesgo para la salud seis veces mayor que la vacuna en edades comprendidas entre 20-29 años. Pero en la franja 60-69 años, el riesgo es 600 veces más importante. Noruega y Dinamarca optaron por suspender totalmente el uso de la vacuna de AstraZeneca.
Fuente: AFP.