Un electrodoméstico que se volvió muy popular por su método de cocción saludable y versatilidad. Su mayor atractivo es que sirve como alternativa para los alimentos “fritos”, y aquí te contamos más utilidades para aprovechar.
La airfryer llegó como una solución rápida para los almuerzos y las cenas; es un complemento que permite cocinar sin aceite, convirtiendo los alimentos en opciones más saludables y menos calóricas.
Su mecanismo funciona a base de aire caliente, simulando un horno de convección. Durante la cocción, el aire circula a gran velocidad por la cesta de su interior y distribuye el calor de manera uniforme para que, dependiendo la programación, los alimentos tengan un acabado crocante y dorado, igual a cuando se cocina en aceite.
Por qué es tan buena la airfryer
- Practicidad y rapidez: Acelera los tiempos de cocción de los alimentos y sin necesidad de ensuciar muchos utensilios. Esto lo vuelve ideal para aquellas personas que disponen de poco tiempo pero quieren comer saludable y rico. Por otro lado, al funcionar por programas, no es necesario chequear a todo momento la comida.
- Comodidad: Al igual que el lavarropas o el microondas, la freidora de aire funciona por programas, siendo muy sencilla de utilizar. Las funciones pueden variar de un modelo a otro, siendo que algunos vienen con más opciones y la posibilidad de cocinar en simultáneo diferentes alimentos.
- Reduce olores: A diferencia de las frituras tradicionales, la airfryer no produce olores, humo ni aumenta la temperatura del entorno.
- Versatilidad: Se comercia como un electrodoméstico que te permite comer papas fritas -y otras opciones- saludables, pero su utilidad va más allá. En la airfryer se puede descongelar alimentos, asar, hornear, deshidratar y mantener la temperatura justa. Se puede cocinar desde verduras, carnes, snacks ligeros, panes, tortas, entre muchas otras recetas.
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Así se divide una tortilla con justicia matemática
La tortilla de patatas es un popular plato cotidiano, pero, ¿cómo repartirla de forma equitativa cuando solo hay dos personas? A simple vista, podría parecer sencillo, pero cuando los cortes no son perfectos, la tarea se complica más de lo que parece. David Gozalo, ingeniero aeronáutico y divulgador, nos presenta un desafío matemático para resolver este problema cotidiano.
En un vídeo publicado en su canal de YouTube, analiza cómo realizar una división justa de una tortilla utilizando principios geométricos y algunas aproximaciones prácticas. El análisis sería el siguiente (más abajo, la solución):
Para plantear el problema, Gozalo idealiza la tortilla como un disco de espesor uniforme, es decir, asume que toda su masa está distribuida de forma homogénea. Esto le permite reducir el análisis al área de cada porción en lugar de tener que calcular el volumen, lo cual simplifica los cálculos y permite centrarse solo en las superficies visibles.
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Empieza por el escenario ideal: dos cortes perpendiculares que pasan por el centro. En ese caso, la división en cuatro partes es perfecta y cada persona puede elegir cualquier pareja de trozos sin preocuparse por la equidad. Pero en la vida real, no siempre cortamos tan bien. Si uno de los cortes no pasa por el centro, aún es posible lograr un reparto justo eligiendo bien los trozos: por ejemplo, seleccionando los opuestos.
La cosa se complica más cuando ninguno de los cortes pasa por el centro, aunque sigan siendo perpendiculares. En ese caso, algunas porciones ganan o pierden superficie, y ya no basta con la intuición para hacer un reparto equitativo.
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Finalmente, en el escenario más complejo -cuando los cortes no son ni perpendiculares ni centrados- Gozalo aplica una aproximación geométrica usando dos variables, A y B, para calcular con más precisión las áreas ganadas o perdidas por cada trozo. Así determina qué combinaciones permiten acercarse lo máximo posible a la mitad de la tortilla.
Con todos los cálculos sobre la mesa, Gozalo demuestra que la forma más justa de repartir la tortilla es elegir los trozos cruzados, es decir, los que no son consecutivos, sino opuestos diagonalmente (como el 1 y el 4 o el 2 y el 3). De este modo, las irregularidades introducidas por los cortes tienden a compensarse entre sí, y la suma de las áreas se acerca lo máximo posible a la mitad del total.
Fuente: Europa Press.
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Gastronomía latinoamericana ocupa seis de los diez lugares de 50 Best
De los diez mejores restaurantes del mundo este año, seis están basados en América Latina y España, según la lista 50 Best, un triunfo gastronómico arrollador que sin embargo no se refleja en otras dos prestigiosas publicaciones, la rival La Liste y la Guía Michelin. La competición de los 50 mejores restaurantes del mundo, que ha convertido su gala anual en un espectáculo retransmitido en directo, fue especialmente generosa con la región el pasado 20 de junio.
El premio al mejor establecimiento mundial fue para el limeño Maido, seguido del español Disfrutar (Barcelona). Central, otro restaurante peruano, llegó en cuarto lugar, y en sexto el Asador Etxebarri (España), el octavo D.O.M. de Sao Paulo y en noveno Mugaritz, en Errentería (España). No es un éxito sorprendente, sino una tendencia que se repite desde hace algunos años, y que el director de Contenidos de 50 Best, Will Drew, se explica por la rica tradición culinaria de la región.
“Estos restaurantes a menudo se inspiran en tradiciones profundamente arraigadas, ingredientes locales y narrativas inspiradas en sus comunidades, mientras que al mismo tiempo empujan los límites de las técnicas culinarias” explicó en una entrevista por escrito con la AFP. Para el crítico Jorg Zipprick, el éxito se basa en gran parte en la asociación de la gastronomía de la región con salir y divertirse, y no con un ejercicio casi intelectual, como puede suceder con restaurantes de alta categoría en Europa.
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Devolver la diversión a la mesa
“Creo que la gran tendencia de los próximos años será devolver la diversión a la mesa. Recuperar lo que los franceses llaman convivialidad” explicó este experto aléman, cofundador de La Liste, creada por personalidades del mundo culinario en desacuerdo con el modelo de votación de 50 Best.
Zipprick señala también los bajos costes de la mano de obra en América Latina y en España para explicar la capacidad de reinventarse de sus chefs.
“En Francia hay muchos restaurantes hasta con tres estrellas Michelin que tienen serias dificultades para seguir abiertos”, advierte.
Zipprick elogia el éxito de los restaurantes latinoamericanos, pero reconoce que no se refleja en La Liste.
El mejor restaurante para La Liste es el suizo Cheval Blanc. Y en el top 1000, Japón es el país más representado, con 126 establecimientos.
La Guía Michelin, la respetada lista francesa que ejerce de decana en el complejo arte de puntuar restaurantes, tiene un sistema de evaluación diferente, a partir de las visitas anónimas y repetidas de sus críticos a los restaurantes.
Michelin no respondió a las preguntas de la AFP sobre este éxito de la gastronomía iberoamericana.
Zippick defiende el sistema propio de La Liste, similar a las evaluaciones de vinos: sobre una escala de cien, el algoritmo recoge centenares de críticas y menciones publicadas en el mundo entero y ofrece una puntuación.
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Cheval Blanc, restaurante situado en un hotel de Basilea, obtuvo 99,50 puntos, la misma puntuación de hecho que los ocho siguientes restaurantes.
El primer restaurante de raíces hispanas que aparece en La Liste es Martín Berasategui, situado en el País Vasco, con 99 puntos (tres estrellas para la Guía Michelin).
El primer restaurante latinoamericano que aparece es Pujol, en Ciudad de México, con 96 puntos (dos estrellas en la Guía Michelin).
Cada grupo de críticos y miembros de la comunidad gastronómica (un negocio que mueve 1,4 billones de dólares al año, según Global Insight Services) defiende su manera de evaluar los restaurantes.
“No podemos identificar con precisión las razones exactas por las que ciertas regiones pueden aparecer más destacadas en la lista cada año” admite Willliam Drew. Pero “la prominencia de ciertas regiones” como América Latina “puede reflejar cambios más amplios en los gustos culinarios globales y las tendencias emergentes”, explica.
Fuente: AFP.
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Este truco evita que la carne de hamburguesa se encoja en la sartén
Cocinar en casa puede parecer sencillo hasta que te enfrentas a los pequeños errores que pueden arruinar un plato. Cocinar hamburguesas es ver cómo, una vez en la sartén, la carne se encoge y pierde su forma original. Para quienes no son cocineros expertos, lograr que la hamburguesa mantenga su tamaño y jugosidad puede ser todo un desafío.
Ante esta situación, el carnicero Alberto Salto, con más de 32 años de experiencia y conocido en TikTok como @el_as_carnicero, compartió un truco infalible para evitar que la carne de hamburguesa se contraiga durante la cocción.
En su vídeo, Alberto explica que uno de los errores más frecuentes al cocinar hamburguesas en sartén, parrilla o plancha es que “se nos encoge” la carne. Para solucionarlo, recomienda realizar un pequeño gesto antes de ponerla al fuego: “El truco está en, con el dedo pulgar, antes de cocinarla, sin hacerle el agujero total, empujar con el dedo”.
Con esta ligera presión en el centro de la hamburguesa, se consigue que la carne mantenga su forma plana mientras se cocina. “Ahora ya la podemos poner en la parrilla, en la sartén, como quieras y verás cómo ya no se te va a encoger la hamburguesa”, concluye Salto.
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Otros errores comunes
Más allá de este truco, hay varios factores técnicos que también influyen en el encogimiento de la carne. Uno de ellos es no prestar atención a la temperatura de la sartén o plancha: si no está lo suficientemente caliente, la hamburguesa empezará a soltar jugos prematuramente, lo que afecta tanto al tamaño como a la textura. Otro error muy común es aplastar la carne con la espátula durante la cocción. Aunque se hace casi por inercia, esta práctica provoca que se expulsen los jugos internos, reduciendo drásticamente el volumen y secando el interior.
Para conservar la jugosidad y evitar que la hamburguesa se deforme, lo recomendable es cocinarla a fuego medio o bajo, darla la vuelta solo una o dos veces y no cortarla durante la cocción para comprobar su estado. Hacerlo dejará la carne seca, fibrosa y menos sabrosa. Cada hamburguesa necesita su tiempo, y este dependerá del grosor y el peso de la pieza. Lo mejor es dejarla reposar unos minutos antes de servirla para que los jugos se asienten y el resultado final sea más jugoso y uniforme.
Fuente: Europa Press.
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¿Qué pasa si no se lava el arroz antes de cocinarlo?
¿Hay que lavar el arroz antes de cocinarlo? Es una pregunta que ha generado todo tipo de respuestas en foros, cocinas y redes sociales. Con el ánimo de resolver la duda, la ingeniera de alimentos Mariana Zapién, divulgadora en redes, ha compartido en su cuenta de Instagram una explicación clara, científica y accesible, desmontando mitos y aportando datos clave que han generado miles de interacciones.
Zapién asegura que sí, lavar el arroz puede tener beneficios, y no solo por higiene. En su vídeo, explica que este gesto ayuda a eliminar polvo, algo de almidón y metales pesados como el arsénico, un elemento que el arroz puede acumular durante su cultivo en campos inundados.
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El arsénico en el arroz
“Debido a las condiciones de cultivo, el grano puede absorber y acumular parte de este metal”, explica Zapién. Aunque el arsénico está presente de forma natural en el suelo y el agua, también puede llegar por actividad humana, como la minería o el uso de pesticidas.
Pero, ¿es peligroso? La ingeniera responde con datos tranquilizadores: la concentración promedio de arsénico en el arroz es de unas 93 partes por billón, lo que significa que una persona tendría que consumir más de medio kilo de arroz al día durante más de cuatro años para sufrir efectos adversos para la salud.
Además, destaca que lavarlo entre tres y cinco veces puede reducir la cantidad de arsénico hasta en un 30 %, y que combinar el lavado con una cocción en abundante agua podría llevar esa reducción hasta el 40 %-45 %.
Estas afirmaciones coinciden con los resultados del estudio científico “Arsenic Bioaccessibility in Rice” (Foods, 2024), y elaborado por un equipo de investigadores liderado por Di Zhao, del College of Resources and Environmental Sciences de la Nanjing Agricultural University (China). El estudio analiza cómo diferentes métodos de preparación doméstica afectan a la absorción del arsénico en el organismo humano.
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¿Hay que lavar el arroz o no?
Zapién lo resume con sencillez: “Si quieres un arroz más suelto y limpio, sí, lávalo. Pero si prefieres que quede más pegajoso, no es necesario”. Aclara que no hay una única respuesta válida, y que la decisión depende del resultado culinario que se desee: “No te va a pasar absolutamente nada. Es cuestión de preferencia”.
Más allá de los riesgos percibidos, Mariana apuesta por informar sin alarmar. En su mensaje deja claro que el arroz no es un alimento peligroso, y que un consumo razonable, dentro de una dieta equilibrada, no supone ningún problema para la salud.
Qué dicen otros estudios
Aunque el tema pueda parecer anecdótico, el debate sobre el arsénico en el arroz ha sido ampliamente estudiado por la comunidad científica. La revista International Journal of Environmental Research and Public Health publicó en 2022 otro trabajo clave, liderado por Syfullah Shahriar, del Global Centre for Environmental Remediation de la University of Newcastle (Australia), que respalda la utilidad de prácticas como el lavado y la cocción con abundante agua para reducir la exposición a metales pesados, especialmente en poblaciones de alto consumo.
Estos estudios destacan que la cantidad de arsénico puede variar según la variedad de arroz, el país de origen y las condiciones de cultivo, pero coinciden en que los niveles están, en general, por debajo de los umbrales considerados peligrosos por organismos internacionales.
Fuente: Europa Press.