Acostarse en una cama confortable es ideal para tener un descanso reparador y recargar energías. Está comprobado que los aromas pueden ser terapéuticos y unas sábanas aromatizadas pueden tener efectos muy positivos en el descanso.
En ocasiones, sucede que después de un día muy agitado, y aunque la persona esté muy agotada, no se logre conciliar el sueño. Ahí es cuando ambientar la habitación y aromatizar la ropa de cama puede ayudar a revertir esa situación.
Los olores agradables van asociados a recuerdos y situaciones, por ejemplo: el olor distintivo del café matutino. Que incluso antes de beberlo, nos ayuda a despertar porque nuestro cerebro vincula ese olor con el inicio de la jornada, lo mismo ocurre con nuestra comida favorita, sentir su aroma puede despertarnos el apetito.
De la misma manera, si perfumamos la cama con una bruma agradable y mantenemos el hábito, nuestro cuerpo lo asociará con las horas de descanso. Tu perfume favorito puede ser una gran opción para implementar esta práctica, pero también se debe tener en cuenta que hay aromas idóneos para relajar el cuerpo y la mente.
Jazmín
Esta planta trepadora se distingue por su belleza y exquisito aroma. En aromaterapia se usa para calmar la ansiedad y las crisis nerviosas, también es eficaz para relajar la mente y combatir el insomnio.
Lavanda
Famosa por su utilidad para combatir el estrés, la ansiedad, la depresión y los cambios de humor. Su olor tiene un efecto calmante y relajante que ayuda a sentir bienestar y tranquilidad, pero también a conciliar el sueño.
Vainilla
Esta planta trepadora y de flores amarillas se usa en gastronomía, cosmética, y aromaterapia. Su notas balsámicas brindan sensación de relajación y paz interior, especialmente después de periodos de estrés emocional, lo cual es ideal después de un día agitado.
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¿Qué pasa si no se lava el arroz antes de cocinarlo?
El arroz es un alimento saludable que debe consumirse entre 2 y 3 veces por semana, aproximadamente. Foto: Getty Images
¿Hay que lavar el arroz antes de cocinarlo? Es una pregunta que ha generado todo tipo de respuestas en foros, cocinas y redes sociales. Con el ánimo de resolver la duda, la ingeniera de alimentos Mariana Zapién, divulgadora en redes, ha compartido en su cuenta de Instagram una explicación clara, científica y accesible, desmontando mitos y aportando datos clave que han generado miles de interacciones.
Zapién asegura que sí, lavar el arroz puede tener beneficios, y no solo por higiene. En su vídeo, explica que este gesto ayuda a eliminar polvo, algo de almidón y metales pesados como el arsénico, un elemento que el arroz puede acumular durante su cultivo en campos inundados.
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El arsénico en el arroz
“Debido a las condiciones de cultivo, el grano puede absorber y acumular parte de este metal”, explica Zapién. Aunque el arsénico está presente de forma natural en el suelo y el agua, también puede llegar por actividad humana, como la minería o el uso de pesticidas.
Pero, ¿es peligroso? La ingeniera responde con datos tranquilizadores: la concentración promedio de arsénico en el arroz es de unas 93 partes por billón, lo que significa que una persona tendría que consumir más de medio kilo de arroz al día durante más de cuatro años para sufrir efectos adversos para la salud.
Además, destaca que lavarlo entre tres y cinco veces puede reducir la cantidad de arsénico hasta en un 30 %, y que combinar el lavado con una cocción en abundante agua podría llevar esa reducción hasta el 40 %-45 %.
Estas afirmaciones coinciden con los resultados del estudio científico “Arsenic Bioaccessibility in Rice” (Foods, 2024), y elaborado por un equipo de investigadores liderado por Di Zhao, del College of Resources and Environmental Sciences de la Nanjing Agricultural University (China). El estudio analiza cómo diferentes métodos de preparación doméstica afectan a la absorción del arsénico en el organismo humano.
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¿Hay que lavar el arroz o no?
Zapién lo resume con sencillez: “Si quieres un arroz más suelto y limpio, sí, lávalo. Pero si prefieres que quede más pegajoso, no es necesario”. Aclara que no hay una única respuesta válida, y que la decisión depende del resultado culinario que se desee: “No te va a pasar absolutamente nada. Es cuestión de preferencia”.
Más allá de los riesgos percibidos, Mariana apuesta por informar sin alarmar. En su mensaje deja claro que el arroz no es un alimento peligroso, y que un consumo razonable, dentro de una dieta equilibrada, no supone ningún problema para la salud.
Qué dicen otros estudios
Aunque el tema pueda parecer anecdótico, el debate sobre el arsénico en el arroz ha sido ampliamente estudiado por la comunidad científica. La revista International Journal of Environmental Research and Public Health publicó en 2022 otro trabajo clave, liderado por Syfullah Shahriar, del Global Centre for Environmental Remediation de la University of Newcastle (Australia), que respalda la utilidad de prácticas como el lavado y la cocción con abundante agua para reducir la exposición a metales pesados, especialmente en poblaciones de alto consumo.
Estos estudios destacan que la cantidad de arsénico puede variar según la variedad de arroz, el país de origen y las condiciones de cultivo, pero coinciden en que los niveles están, en general, por debajo de los umbrales considerados peligrosos por organismos internacionales.
Fuente: Europa Press.
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Estos trucos hacen que la freidora de aire sea aún más útil
La freidora de aire (airfriyer) se ha convertido en uno de los electrodomésticos más populares para cocinar de una manera rápida y saludable. Con su capacidad para preparar platos crujientes sin necesidad de aceite, este aparato ha revolucionado la cocina moderna.
Sin embargo, no todos conocen los distintos trucos que pueden hacer la experiencia aún más fácil y eficiente. El creador de contenido especializado en cocina saludable y entrenamientos, @miguelnaarfit, ha compartido algunos consejos prácticos que pueden mejorar el uso del airfryer y llevar la cocina casera a otro nivel.
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Evitar quemaduras
Una de las quejas más comunes al usar la airfryer es el riesgo de quemaduras al sacar los recipientes calientes. Para evitar esto, @miguelnaarfit recomienda un truco simple pero efectivo: coloca un trozo de papel vegetal doblado debajo del recipiente antes de introducirlo en el aparato. Al hacerlo, será más fácil y seguro retirar los alimentos sin quemaduras.
Cocinar huevos
Si se desea disfrutar de un huevo frito, la airfryer es una excelente opción. Según el creador de contenido, basta con agregar un poco de aceite al recipiente, añadir un huevo y cocinar durante cinco minutos a 170 grados. El resultado es un huevo frito justo en su punto, con la yema intacta y la clara perfectamente cocida.
También se pueden hacer huevos duros, para ello, @miguelnaarfit sugiere poner los huevos en la cesta y cocinarlos a 120 grados durante 15 minutos. Después, se deben dejar enfriar y el resultado será huevos duros cocidos, ideales para acompañar cualquier plato o como snack.
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Revivir el pan duro
El pan duro de varios días puede parecer un desperdicio, pero con la freidora de aire, es posible revivirlo. Hay que humedecer ligeramente las rebanadas de pan con un poco de agua, colocarlas en el el cajón del aparato y cocinarlas a 180 grados durante cuatro minutos. El pan quedará crujiente por fuera y tierno por dentro.
Tostadas crujientes
Para obtener tostadas crujientes, es tan sencillo como colocar pan de molde en la freidora de aire durante dos minutos a 200 grados. En tan solo unos minutos, el pan quedará crujiente y listo para ser disfrutado con cualquier acompañante.
Fuente: Europa Press.
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Regar las plantas una vez a la semana, ¿es suficiente?
Regar las plantas una vez por semana, siempre en el mismo día y a la misma hora, puede parecer una rutina inocente e incluso responsable. Sin embargo, este hábito tan extendido es, según los expertos, uno de los errores más frecuentes y dañinos en el cuidado doméstico de las plantas. Lo que muchas personas consideran una pauta estable, en realidad puede estar perjudicando gravemente a sus macetas sin que se den cuenta.
Así lo advierte Álvaro Pedrera, creador de contenido especializado en jardinería y conocido en redes sociales como @ypikue. En uno de sus vídeos más recientes, Pedrera alerta de que regar “por sistema” puede provocar síntomas visibles como hojas amarillas o raíces podridas, especialmente en cambios de estación o tras trasplantes.
Según explica este divulgador, uno de los principales problemas es aplicar un mismo criterio de riego a todas las plantas por igual. La necesidad de agua varía no solo en función de la especie, sino también de otros factores como: la cantidad de luz que recibe, el tipo de maceta, el sustrato utilizado, la temperatura y humedad ambiente, la época del año.
Por eso, una pauta de riego semanal puede funcionar durante un tiempo y volverse perjudicial en determinadas condiciones, incluso para plantas que parecían sanas.
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El verdadero problema
El error, según Pedrera, está en regar por inercia, sin observar si la planta realmente lo necesita. “Tú vas a tu calendario y piensas: hoy es día de regar. Y lo haces sin más. Ahí empieza el problema”, explica. El exceso de agua, acumulado sin control, puede saturar el sustrato, impedir que las raíces respiren y terminar dañando la planta.
Este tipo de riego automático puede no mostrar consecuencias inmediatas, pero sí en situaciones de estrés, como un cambio de estación, un traslado o un trasplante. Los síntomas suelen llegar más tarde, en forma de hojas decaídas, tonos amarillentos o raíces blandas por pudrición.
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Cuándo toca regar
La recomendación más extendida entre expertos es comprobar el estado del sustrato antes de regar. Introducir un dedo en la tierra para comprobar si está seca o húmeda sigue siendo uno de los métodos más eficaces. Si el sustrato aún conserva humedad, conviene esperar unos días más.
También se recomienda observar el comportamiento de la planta: si las hojas pierden firmeza, si la tierra se despega de la maceta o si el peso del tiesto se ha reducido, puede ser momento de hidratarla. Adaptar el riego al tipo de planta y a su entorno es clave para evitar daños innecesarios. Cambiar la mentalidad de “regar porque toca” por “regar cuando lo necesita” puede marcar la diferencia entre una planta que sobrevive y otra que prospera.
Fuente: Europa Press.
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El chocolate con manchas blancas, ¿todavía es comestible?
El chocolate es uno de los alimentos más apreciados por su sabor, su textura cremosa y su aporte de antioxidantes y minerales beneficiosos para el organismo. Sin embargo, cuando permanece almacenado durante mucho tiempo, pueden aparecer en su superficie unas manchas blanquecinas que generan ciertas dudas sobre su estado: ¿se ha estropeado?, ¿es seguro comerlo o debería desecharse inmediatamente?
Según los expertos de Cocoa Supply North America, compañía especializada en producción y distribución de cacao, esta capa blanquecina, conocida como floración, está causada principalmente a dos motivos: la manteca de cacao y el azúcar. Ambos fenómenos se deben a condiciones de almacenamiento inadecuadas, pero cada uno presenta características distintas.
Cuando la capa blanca está causada por la manteca de cacao, se debe generalmente a cambios bruscos de temperatura o un almacenamiento prolongado en condiciones cálidas. En estos casos, la manteca sube a la superficie, formando una capa blanquecina que altera la textura crujiente original. Aunque visualmente puede parecer desagradable, este problema es puramente estético y no afecta al sabor.
Por otro lado, cuando la floración está causada por el azúcar, la humedad entra en contacto con los granos de azúcar de la superficie, disolviéndolos y haciendo que se vuelvan a cristalizar posteriormente. Esto genera una capa granulada y blanquecina en la superficie del chocolate. Al igual que en el caso anterior, no se ve comprometido su sabor, pero sí puede modificar ligeramente la textura.
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¿Es seguro de comer?
Sí, es totalmente seguro. Cocoa Supply aclara que el chocolate con floración de manteca o azúcar no supone ningún riesgo para la salud. Aunque las tabletas pierden atractivo visual y textura, pueden consumirse sin problema alguno. Para prevenir la formación de estas capas antiestéticas, es importante seguir algunas recomendaciones básicas durante el almacenamiento:
Temperatura constante: conservar el chocolate siempre a una temperatura estable entre 15 y 18 grados, evitando fluctuaciones bruscas que puedan alterar su estructura interna.
Reducir la humedad: guardar el chocolate en lugares secos, ya que ambientes con humedad excesiva pueden favorecer la formación de cristales de azúcar en la superficie.
Sellado hermético: conservar siempre el chocolate debidamente cerrado o envuelto, evitando la exposición directa al aire que facilita la absorción de humedad y olores externos.
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¿Qué hacer si ya tiene floración?
Si el chocolate presenta estas manchas blancas y deseas restaurar sus propiedades originales, basta con fundirlo suavemente y realizar nuevamente un templado adecuado. El templado consiste en calentar el chocolate a una temperatura concreta para luego enfriarlo lentamente, permitiendo así que recupere su textura crujiente y brillante.
Este proceso restituye tanto el aspecto como la textura originales, por lo que el chocolate volverá a estar listo para su consumo con las mejores características organolépticas intactas.
Fuente: Europa Press.