Basada en la introspección, esta herramienta ayuda a ver el el mundo de manera positiva, a reconocer y sanar aquello que nos impide progresar, y a eliminar aquellas discusiones o malos entendidos que a veces pueden surgir.

Todo lo que vemos en las otras personas es un reflejo de lo que habita en nuestro interior, apunta Yoshinori Noguchi en su libro “La Ley del Espejo”. Resulta un concepto bastante interesante, especialmente cuando notamos algo que nos desagrada en otra persona, ya que supone que aquello negativo habita en nosotras.

“Es un mecanismo de defensa mediante el cual atribuimos a los demás aquellos rasgos de nuestra personalidad que no queremos ver ni reconocer en nosotros”, menciona también el famoso psicoanalista, Sigmund Freud.

La ley del espejo es un ejercicio de consciencia y autoconocimiento que ayuda a la persona a sanar relaciones interpersonales con su entorno, familiares, amigos, conocidos, compañeros de trabajo o vecinos. Es una observación objetiva de los sentimientos que provocan, el porqué y se basa en cuatro leyes.

- La primera afirma que todo lo que molesta, irrita, enfada o se quiere cambiar en alguien, está dentro de nosotras, y es algo que no queremos aceptar o ver.

- La segunda ley menciona que si alguien nos critica y eso nos molesta o duele, quiere decir que está reprimido.

- La tercera explica que todo lo que los demás juzguen de nosotras y busquen cambiar, pero no nos afecta, le pertenece al otro y es su responsabilidad mejorarlo.

- Mientras que la cuarta y última dice que todas las cualidades del otro y aquellas cosas que nos gustan y nos hacen bien de los demás, también habita en nosotras.

También puede suceder que conozcamos a alguien y que no nos agrade porque su actitud o creencias refleja todo lo contrario a lo que nosotras somos. En ese caso, el rechazo a vincularnos con esa persona es natural porque “su espejo” nos muestra algo que no somos, ni queremos ser.

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¿Cómo aplicar la ley del espejo?

Lo principal es la introspección y la empatía. Debemos analizar a las personas que nos rodean, lo que nos hacen sentir y también nuestras propias reacciones y acciones. De esta manera también podremos descifrar aquello que necesitamos trabajar y mejorar en nosotras.

Un buen ejercicio es hacer una lista de agradecimiento a las personas que nos molestan e irritan, ya que están sacando a la luz aquello que nos impide mejorar como personas, por otro lado, también es importante reconocer a quienes le debemos un perdón por haberles criticado, juzgado u ofendido de alguna manera.

“Para mejorar nuestras relaciones con los demás, primero debemos hacer las paces con el único enemigo que hemos tenido, que tenemos y que podemos seguir teniendo a lo largo de nuestra vida. Y para conocerlo basta con que nos miremos en el espejo”, explica Borja Vilaseca, escritor, divulgador y conferenciante de desarrollo personal.

Para Borja el espejo refleja todas las creencias erróneas y limitantes con las que distorsionamos nuestra manera de ver a los demás. “Lo externo es siempre un reflejo de lo interno, pues lo que se observa es en realidad una proyección del observador. Tanto es así que la gente no nos ve tal y como somos, sino cómo la gente es”, agrega.

Por último, el divulgador argumenta que cuando nos damos cuenta que somos co-creadoras de lo que sentimos y experimentamos en nuestro interior, asumimos la responsabilidad de sanar las heridas emocionales causadas por nuestras interpretaciones y reacciones egocéntricas.

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