Es un gran aliado para la rutina facial porque remueve la suciedad, el sebo y la grasa acumulada en la piel. Además se destaca por su multiuso: limpia, tonifica e hidrata.

Para mantener un buen cuidado de la piel es imprescindible limpiar el rostro a diario, lo que no solo es lavar con agua y jabón, también se necesita de ciertos productos como el agua micelar que ofrece una limpieza profunda sin dañar o resecar la piel.

El agua micelar toma su nombre de las micelas, partículas coloidales que actúan como pequeños imanes para atraer la grasa y el sebo del rostro. Se compone de agua purificada y humectantes como la glicerina y los tensioactivos suaves.

Los humectantes retienen la humedad de la piel, mientras que los tensioactivos actúan como limpiadores de la cara. Por eso, al agua micelar se le considera un tipo de limpiador que permite eliminar suavemente las sustancias que se acumulan en la piel, ya sea maquillaje, suciedad o aceite.

Cuando hablamos de limpiar el rostro a diario, nos referimos a hacerlo dentro de una rutina a pesar de no haber usado maquillaje. Un error común es creer que porque no nos aplicamos cosméticos a la cara, debemos saltarnos el paso del limpiador facial, ya que este produce luminosidad e hidratación a la piel.

Debemos tener en cuenta que no solo el maquillaje obstruye los poros de nuestro cutis, también los agentes externos como la contaminación. Por lo tanto, tras haber limpiado el rostro correctamente, facilitaremos que la piel respire y se produzca por las noches la renovación celular, un factor clave para lucir un rostro saludable.

Así se aplica el agua micelar

Una correcta limpieza facial, requiere colocarnos agua micelar tanto de día como de noche a fin de atraer la suciedad generada por la noche y eliminar los residuos acumulados por el ambiente durante el día.

Para obtener mejores resultados se debe utilizar algodón durante su aplicación porque las moléculas de las micelas tienen dos lados y mientras un lado penetra en el algodón, el otro atrae la suciedad y la grasa.

Se recomienda empezar por los ojos presionando suavemente durante 20 a 30 segundos para eliminar el lápiz de ojos y la máscara de pestañas. Posteriormente, procedemos a desmaquillar el rostro pasando el algodón por la frente, mejillas, barbilla, nariz, labios y cuello. Otra sugerencia es lavar la piel después de usar agua micelar.

¿Qué aporta a la piel?

Así como puede limpiar la piel, ayuda a mantenerla hidratada y es útil como parte de un régimen de tratamiento del acné.

- Limpiador facial: el agua micelar remueve y extrae la suciedad y los aceites de la superficie de la piel sin dañar su barrera protectora. Este punto es bastante importante porque los aceites en la barrera de la piel en realidad ayudan a mantener alejados a los microbios como las bacterias, que pueden causar infecciones e irritación.

- Promueve la hidratación y humedad: es capaz de limpiar la piel sin despojarla de su humedad natural. Como cuenta con glicerina, atrae el agua del aire y la sube desde las capas inferiores de la piel.

- Previene la aparición del acné: gracias a sus propiedades limpiadoras puede eliminar la grasa y los desechos de la piel, así se reducen los brotes de acné.

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