Las neuronas son las principales células de sistema nervioso, ya que son las encargadas de procesar y transmitir información a las demás células del organismo. Para que puedan cumplir con su rol en el cuerpo, hay que evitar incorporar a la rutina hábitos poco saludables que provoquen la alteración de la actividad cerebral. Entre ellos:
No desayunar bien
El desayuno es la primera y más importante comida del día, la que nos permite estar activos. Si no desayunamos, se produce una falta de proteínas, vitaminas y nutrientes en el organismo, lo que ocasiona la muerte de las neuronas del cerebro. Es importante también no exagerar en las cantidades en el desayuno y mucho menos consumir alimentos ricos en grasas saturadas, porque aumentan los niveles de colesterol e inflaman los principales tejidos del cuerpo.
El insomnio
Los problemas de sueño son uno de los más comunes en las sociedades actuales. Dormir poco o no dormir lo suficiente causa pérdida de las células cerebrales y produce efectos dañinos a corto, mediano y largo plazo.
El estrés y la falta de actividad física
El estrés, además de matar neuronas, evita que se formen nuevas en el hipocampo. Por eso, es importante estimularlas con ciertas prácticas que impliquen pensar, como leer un libro, practicar juegos mentales, entre otras, para evitar el desarrollo de enfermedades graves. Asimismo, es clave realizar actividad física para estimular la neurogénesis.
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Recordar destellos de felicidad de la infancia genera esperanza en los adultos
¿Leíste o escuchaste sobre el “kidulting”? Un pasatiempo que se trata de volver a la diversión de los juegos de la infancia. La psicología de la nostalgia lo estudió y comprobó que ayuda a aumentar la creatividad y mejorar el estado de ánimo.
“En la práctica, jugar con niños es un regreso natural y simple a las actividades infantiles conocidas y placenteras. La familiaridad de la actividad suele ser el telón de fondo perfecto para relajarse”, exploca la psicóloga PhD Carla Marie Manly.
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Y es que la práctica del “kidulting” ganó popularidad durante la pandemia. Presuntamente, la mezcla de aburrimiento y órdenes restrictivas de quedarse en casa llevó a la gente a una madriguera de ocio que los regresó a las actividades de su juventud, ya sea construyendo con Lego, jugando con figuras de acción o deslizándose por calles de barrio en scooters.
Si bien la necesidad de pasar el tiempo de esa manera podría desaparecer, el deseo de las personas de hacerlo no parece estar desapareciendo.
Los expertos postulan que eso se debe a que los juegos infantiles brindan una dosis bienvenida de juegos alegres y una nostalgia conmovedora, ideal para sacarnos de cualquier estancamiento, pandemia o de otro tipo.
1. Evoca nostalgia que se siente positiva y tranquilizadora
En nuestros recuerdos, las experiencias de juego de la infancia, como andar en bicicleta, jugar con camiones, saltar piedras o disfrazarse, “a menudo se llevan a la edad adulta como el epítome de la libertad, la diversión y la alegría”, explica la Dra. Manly.
Y cuando se mira hacia atrás, esos mismos sentimientos cálidos pueden resurgir, reemplazando (por el momento) los sentimientos más apremiantes de estrés provocados por las responsabilidades de la vida adulta. “Kidulting nos da la oportunidad de regresar, aunque solo sea por unos momentos u horas, a tiempos más simples que nos traían alegría”, resalta.
La investigación ha demostrado que pensar en cierta parte de un recuerdo, por ejemplo, la bicicleta que montaste en tu niñez, puede activar partes del cerebro vinculadas a un evento completo.
La experiencia puede conducir a una nostalgia alegre, reviviendo esos episodios detallados de buenos recuerdos. “Incluso si hubo momentos difíciles en su infancia, tal vez incluso trauma o negligencia, recordar los destellos de felicidad puede generar esperanza en usted como adulto”, agrega la psicóloga clínica Trish Phillips.
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Ese sentimiento de esperanza tiende a venir junto con una fuerte dosis de conexión social y pertenencia también. “Los recuerdos nostálgicos nos recuerdan a aquellos que amamos y que nos han amado, lo que fortalece nuestra sensación de que no estamos solos en esto”, explicó la psicóloga Krystine I. Batcho a Well+Good. Es por esa razón que bromear con amigos y experimentar la nostalgia juntos también puede ser una experiencia de unión tan reconfortante en el presente.
2. Ofrece la liberación creativa del juego sin preocupaciones
No es frecuente que hagamos las cosas solo por diversión, y bromear es literalmente la diversión y los juegos de tu juventud. A su vez, ofrece una oportunidad única para divertirse, lo que conlleva importantes beneficios.
Los científicos que han estudiado el rasgo de alegría en adultos (dividido en cinco facetas: espontáneo, expresivo, creativo, divertido y tonto) han descubierto que está asociado con un funcionamiento psicológico positivo. Otros estudios también han encontrado que las personas juguetonas tienen niveles más bajos de estrés y una mayor satisfacción con la vida.
“Jugar a cualquier edad es útil para evitar que nos atasquemos demasiado en nuestros caminos. Agregar juegos aumenta la espontaneidad, libera hormonas para sentirse bien dentro de nosotros e incluso nos ayuda a pensar con más claridad”, destaca la Dra. Phillips.
Así es: al dejar de lado su enfoque típico orientado a la lógica o la tarea y adoptar la vibra de forma libre inherente a muchas actividades infantiles, es probable que permita que su mente divague, lo que se ha demostrado que lo ayuda a ser más creativo en su pensamiento.
“A menudo, cuando no estamos buscando una solución a nuestros problemas, como cuando estamos jugando o creando, aparece una respuesta aparentemente de la nada”, reflexiona la Dra. Phillips.
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Benat Omega 980, un buen aliado contra el estrés
El omega 3 es un gran aliado para combatir el estrés y la única forma que podemos obtenerla es a través de una buena alimentación y/o suplementación. Por eso, Benat pone a disposición su suplemento Benat Omega 980, que proporciona la cantidad diaria recomendada de Omega 3 para el organismo y ayuda a frenar los síntomas del estrés. La licenciada Paz Centurión @pazcenturion.nutri nos brinda más detalles al respecto.
¿Qué factores aumentan el estrés y cómo se manifiesta en nuestro cuerpo?
Hay ciertos factores como no dormir lo suficiente, el tabaco, alcohol, exposición excesiva al sol, el sobreentrenamiento y estar constantemente con problemas que nos preocupan ya sea en lo económico, laboral, etc. Esto empieza a elevar los niveles del cortisol, conocida como la hormona del estrés, produciendo sustancias inflamatorias y dañando muchas células. Entre las manifestaciones que ocasiona en nuestro cuerpo podemos mencionar:
Físicos: Pérdida de pelo, temblor en los ojos, dolores musculares, problemas intestinales, dolores de cabeza.
Psicológicos: Despertarse todo el tiempo, estado de ánimo bajo, falta de memoria, etc.
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¿Cómo ayuda el Omega 3 contra el estrés?
El omega 3 tiene la capacidad de frenar la proliferación de todas las sustancias inflamatorias, es como un antiinflamatorio para el cerebro. Según estudios, ayuda a reducir la inflamación en el cerebro por lo cual la sociedad americana de psiquiatría lo recomienda para personas con depresión, trastorno bipolar y muchas otras.
Sobre Benat Omega 980
Se trata de un suplemento que fue clínicamente probado y producido exclusivamente a partir de peces pequeños, lo que garantiza un aceite de pescado puro, libre de dioxinas, mercurio, PCB y otros metales pesados. Cada cápsula de Omega 980 está hecha de gelatina pura de pescado. Los interesados en adquirirlo pueden hacer sus pedidos a través de la web www.evodia.com.py o el whatsapp 0985-100-697, donde obtendrán 20% de descuento en la compra.
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¿Por qué el estómago vacío es el peor enemigo del insomnio?
Si por las noches no se logra conciliar el sueño o no se puede tener un sueño profundo, probablemente tenga que ver con el estómago vacío. Ir a la cama sin comer podría afectar gravemente las horas de sueño; en este material te contamos el rol de la alimentación antes de ir a la cama.
“La nutrición desempeña un papel importante en el ciclo y la calidad del sueño”, explicó la nutricionista Courtney Coe a Women’s Health. Si bien la última comida no debe ser pesada ni menos ingerirla unos minutos antes de ir a la cama, se recomienda que sea una mezcla entre proteínas, fibras y carbohidratos y que se consuma al menos una o dos horas antes de ir a dormir.
Algunas recomendaciones para comer por la noche son: jugo de cereza, por ser una fuente natural de melatonina (hormona que regula ciclos de sueño), un vaso de leche, es una buena opción para subir los niveles de serotonina y por ende relajar el cuerpo. Otro aliado es el chocolate negro, pues este favorece a un ritmo circadiano equilibrado.
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Ejercicios para combatir el insomnio
Científicos diseñaron una técnica infalible para lograr conciliar el sueño en la noche: se trata del método “4-7-8″ que está respaldado por la Universidad de Harvard. La técnica está basada en una práctica de respiración consciente que permite calmar la mente y fue elaborada por el médico especialista en medicina integrativa de la Universidad de Harvard, Andrew Weil.
Este ejercicio de respiración implica cerrar la boca e inhalar de forma silenciosa por la nariz durante cuatro segundos, sostener la respiración durante siete segundos y exhalar por la boca durante ocho segundos suspirando fuerte. Lo ideal, según la investigación de Harvard, es practicar tres ciclos seguidos. La técnica de respiración tranquiliza de manera natural el sistema nervioso.
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El miedo en el cerebro
- POR EL DR. MIGUEL ÁNGEL VELÁZQUEZ
- Dr. Mime
¿Me creerían si les digo que el miedo es fundamental en nuestras vidas? ¿Que sin miedo no habríamos llegado en la evolución hasta donde estamos hoy en día? Podría sonar paradójico, pero sin miedo no seríamos absolutamente nada de lo que somos hoy en día como raza evolucionada. Es una de las emociones que más interés ha suscitado en la comunidad científica. Se considera que es la más primitiva y consustancial al reino animal.
Desde un punto de vista evolutivo, su origen se basa en la preservación de la supervivencia y la protección a través de la anticipación de situaciones de peligro. Lo interesante es que, además, como todas las emociones, el miedo se experimenta a nivel psicológico, neurofisiológico, conductual y cognitivo, aunque nos vamos a centrar en la parte neurofisiológica para comprender cómo funciona ese “software humano” que traemos incorporado de serie. En una investigación reciente se ha demostrado científicamente que la formación de la memoria del miedo asociada a una situación o contexto implica el fortalecimiento de las conexiones entre el hipocampo y la amígdala. Es decir, el área relacionada con la memoria y el núcleo o “torre de control” de las emociones. Esta es una de las bases que fundamenta la ansiedad generada por los Trastornos de Estrés
Postraumáticos o el miedo “irracional” que pueden vivir las personas de cualquier edad, después de situaciones estresantes que no han podido gestionar.
Pero, ¿qué pasa en nuestro cerebro cuando hay una situación de alarma? ¿Reaccionamos igual ante cualquier situación de miedo? Existen dos vías por las que el cerebro recibe la información de alerta del exterior, una es la vía cortical y otra la subcortical. La vía cortical es más lenta porque tiene que hacer un recorrido mayor. La información llega por los sentidos, pasa por el tálamo, el hipocampo (donde se gestionan los recuerdos), de ahí pasa a la amígdala (que le da contenido emocional a esos recursos), luego al hipocampo (el que pasa al cuerpo la información de las emociones), vuelve al tálamo, de ahí a la corteza cingulada (que decide qué es relevante o prioritario) y finalmente a la corteza (donde ya hay consciencia).
Este recorrido dura unos 400 milisegundos y es la vía “normal” cuando lo que ocurre nuestro cerebro no lo interpreta como una amenaza extrema. Por lo que la persona, sea menor y/o adulta, debe salir de ese “susto” o situación de estrés con sus propios recursos emocionales. Pero hay otra vía, la subcortical, que es la que se activa en situaciones de SOS en el que la información entra por algún sentido, pasa al tálamo, de este al hipocampo y cuando llega a la amígdala, esta interpreta que la situación está alarmante, que hiperreacciona y toda la información pasa directamente a la corteza frontal. Todo ello en cuestión de 70 milisegundos. A esta reacción tan rápida se le llama “secuestro amigdalino” y supone un periodo refractario o de “inacción” en el que la amígdala le va a pedir al hipocampo recuerdos que le confirmen el miedo y bloquea el tálamo, por lo que es muy difícil la capacidad de razonar, no hay ecuanimidad en ese momento.
Un paso más en la complejidad del circuito del miedo y el secuestro emocional es que, como les conté al inicio, la amígdala y el hipocampo (zona de la memoria) están siempre en comunicación, de forma que puede que haya situaciones en las que no veamos una amenaza aparente, pero la persona, tenga la edad que tenga, reaccione como si fuera una amenaza extrema y surja el secuestro. Por ejemplo: gritamos a una persona de forma reactiva porque dijo o hizo algo que nos conecta, de forma consciente o no, con algo muy doloroso o traumático.
Nos quedamos en blanco en un examen y no somos capaces de recuperar la información o razonar. Nos quedamos bloqueados en una conferencia y pensamos que nos vamos a desmayar. Y otro sinfín de situaciones que atienden a expresiones populares como: “Nunca tomes una decisión cuando estés enojado, nunca hagas una promesa cuando estés feliz (Anónimo)”. “Contra la ira, dilación” (Séneca). “Cuando estés molesto cuenta hasta diez antes de hablar. Si estas muy molesto, cuenta hasta cien”.
Precisamente porque la persona está absolutamente “secuestrada”, sus recursos mentales, físicos y emocionales van a estar “al mínimo”. Esto quiere decir que va a necesitar ayuda para que poco a poco vaya recuperando la calma y entender lo que ha pasado. Pero esto solo ocurre si la persona que acompaña es capaz de transmitir seguridad. Puede ocurrir, y de hecho ocurre, que estemos intentando calmar a alguien y que por el hecho de que nosotros mismos estemos muy alterados, angustiados o desconectados de los que ocurre, la persona no sea capaz de sentirnos como un medio para ir poco a poco encontrando la calma. De hecho, si esto en personas adultas es difícil, imaginémonos en niños y niñas o adolescentes cuyo cerebro se está desarrollando, no tienen todavía recursos emocionales o experiencias de vida que les ayude a calmarse. La situación puede ser extrema e incluso traumatizante.
El miedo es complejo pero necesario. El manejo del miedo como emoción es una verdadera llave al éxito. “Aprender a gestionar tus miedos” es más que un cliché, es un verdadero consejo DE LA CABEZA. Nos leemos en una semana.