El ensayo fotográfico ¿Cómo sería si…? Ejercicios para deshacer omisiones del fotógrafo y docente Luis Vera resultó ganador del Premio Hippolyte Bayard 2020. Vera accederá a una residencia artística de dos meses en la Ciudad de las Artes de París.
La mirada de Luis en la obra propone que “el imaginario de una nación se construye según el poder de las fuerzas que constituyen la sociedad y se encuentran representadas en instancias claves” (R. Céspedes), y muestra cómo la historia invisibilizó el papel de las mujeres en nuestras sociedades.
El concepto puede verse en la nomenclatura de avenidas y ciudades, en conmemoraciones que recuerdan héroes y personalidades que son en su gran mayoría hombres, muchos de ellos con razones no muy claras para constituirse en factores de construcción-reproducción de identidad nacional. “Protagonizando ciudadanía, se proponen ejercicios para deshacer omisiones. ¿Cómo sería si las propuestas fueran al revés, sólo de mujeres?”, se pregunta el autor del ensayo.
Vera tiene una extensa carrera trabajando en fotoperiodismo, fotografía documental y expresión artística. Realizó estudios de Derecho y Ciencias de la Comunicación, además de una maestría en Antropología Social y Didáctica Universitaria. Es docente universitario y tiene diplomados en Fotografía Contemporánea y Fotografía Social. Realizó exposiciones fotográficas en varias ciudades del Paraguay, así como en Brasil, Argentina, Bolivia, España, Portugal, Francia, Suiza y USA.
Asimismo, obtuvo varios premios nacionales e internacionales, como el Premio de Fotografía de INSERSO, en España, y el de Fotografía Documental, en Colombia. En el 2015 participó de la Bienal Internacional de Arte de Asunción y la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de Curitiba, Brasil.
El jurado compuesto del Premio Bayard 2020 estuvo compuesto por Javier Godoy, fotógrafo, gestor cultural y fundador de Flach Galería, de Chile, en representación de El Ojo Salvaje, y Dominique Scobry, en representación de la Alianza Francesa. La selección de la obra ganadora fue realizada en conjunto con Bénédicte Alliot, directora general de la Ciudad Internacional de las Artes, Vincent Gonzálvez, responsable de servicios de residencias, Corinne Loisel y François Tiger, también miembros de la mencionada institución.
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Un siglo después se reabre el Sena para los bañistas en París
Casi un año después de que lo hicieran los atletas olímpicos, los primeros bañistas se sumergieron este sábado en las aguas del Sena en pleno centro de París, que autorizó el baño en el río por primera vez desde 1923. No eran todavía las 8:00 de la mañana y decenas de personas, con flotadores amarillos atados a la cintura, esperaban ya el gran momento en una de las tres zonas habilitadas para el baño, una especie de piscinas equipadas con pontones, escaleras, duchas y vestuarios.
Cerca de la torre Eiffel o frente a la isla de San Luis, cerca de la catedral de Notre-Dame, residentes locales y turistas podrán hacer uso gratuito de estas instalaciones acotadas, que ofrecerán un espacio de ocio y refresco en París. “¡Estoy muy contenta! Hace años que soñaba con nadar en el Sena”, relató Ingrid, una parisina de 95 años vestida con un traje de baño turquesa. Acompañada de su nieta, fue una de las primeras personas que probó las aguas en Bercy, uno de los tres puntos habilitados.
Prometido como un legado de los Juegos Olímpicos, el poder bañarse en el Sena responde también a una necesidad de adaptación al cambio climático en la capital francesa, que esta semana rozó los 40 .ºC por una temprana ola de calor en Europa. “París tiene la suerte de adelantarse a su tiempo, porque con el calor extremo que solo irá en aumento en nuestras ciudades, (...) invertir en zonas naturales para nadar es esencial”, afirmó la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, presente en la inauguración.
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“Es un sueño de infancia conseguir que la gente pueda bañarse en el Sena”, agregó. El acceso a estas zonas es gratuito y regirá dentro de los horarios establecidos hasta el 31 de agosto si la meteorología lo permite. No obstante, habrá un aforo estricto, de entre 150 y 700 personas en función del lugar.
Toby, un estadounidense originario de California, relató a la AFP su alegría. “Lo estamos disfrutando mucho. Somos los primeros en 100 años en poder hacer esto”, afirmó.
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Pruebas de nado
Las autoridades invirtieron más de 1.400 millones de euros (1.650 millones de dólares) para mejorar la calidad del agua río arriba, con obras de captación de aguas residuales para evitar que desemboquen en él.
Pero como las aguas pluviales y las residuales se mezclan en una sola red, la única solución en caso de abundantes precipitaciones es vertir todas ellas en el Sena.
Esto ya ocurrió hace un año durante los Juegos Olímpicos, lo que provocó retrasos en algunas pruebas programadas en el río porque el agua no era apta para el baño.
Como en las playas, un sistema de banderas (verdes, amarillas y rojas) informa del caudal y la calidad del agua del río que se analizará con sondas instantáneas y muestras de cultivos. Si hay bandera roja, el baño estará prohibido.
En cualquier caso, las tres zonas abiertas contarán con una fuerte vigilancia hasta el punto que los bañistas deberán pasar una prueba para demostrar que pueden nadar sin ayuda.
“Existe un riesgo de ahogo a causa del cieno y las plantas adheridas, las fuertes corrientes, el riesgo de hidrocución y el tráfico fluvial”, afirmó la subprefecta Elise Lavielle.
El año pasado hubo “trece muertes en el Sena” y el balance ya va por “tres este año”, agregó.
Aunque el fuerte calor estival puede tentar a algunos a lanzarse al agua fuera de estas zonas, una normativa entró en vigor a finales de junio para sancionar el baño en espacios no autorizados.
La ciudad, el primer puerto fluvial europeo para el transporte de pasajeros, también reforzará los controles sobre los conductores de embarcaciones. Para el próximo año, la continuación de los trabajos de descontaminación del río hace prever la instalación de nuevas zonas de baño en las afueras de la capital. Por ahora, hay otros cuatro sitios ya habilitados en el río Marne, el principal afluente del Sena.
Fuente: AFP.
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“El retrato es una forma de crear un espacio con el otro”
El fotógrafo paraguayo Juanjo Ivaldi Zaldívar se instaló por primera vez en ese alejado territorio en 2009. Ahora vive en Seyðisfjörður, transformado por el contexto, un planeta distinto, como dice. El artista visual nos habla sobre la esencia de su nueva muestra y sus vivencias en la “tierra del fuego y el hielo”.
- Por Jimmy Peralta
- Fotos Juanjo Ivaldi
El pasado 17 de junio se habilitó en Islandia la muestra “Dejar aparecer”, del fotógrafo paraguayo Juanjo Ivaldi Zaldívar, una propuesta coordinada por Auður Mikaelsdóttir que presenta un centenar de retratos de ciudadanos de Höfn, un pueblo de alrededor de 2.200 habitantes, donde el compatriota vivió un tiempo. “Dejar aparecer” es una forma de buscar pasivamente el momento artístico, tanto para permitir que este logre manifestarse, en este caso la imagen frente al observador, así como para el artista permitirse ver y captar la obra, en el caso de Juanjo, registrar con la cámara con el máximo respeto al retratado.
Ivaldi vive su segunda estadía en la isla. En 2009 fue por primera vez, para volver en 2014. Cinco años después volvió a instalarse y a revivir la conexión que le permite ese planeta que se le representa como Islandia, como paisaje y humanidad como contexto. “En el retrato, lo esencial no se fabrica: se revela”, cita el texto de convocatoria a la muestra. Juanjo habló con La Nación del Finde sobre esta iniciativa, su experiencia en Islandia, y la búsqueda ética y estética que propone él con esta colección.
–¿Cuál tu primera vinculación con Islandia antes de ir y la primera en construir al llegar allá?
–Pensar en esto me llevó directo a una memoria de una sala de fotografía con un piso de ajedrez en el “Instituto de la imagen”. Coincidentemente, la primera vez que escuché sobre Islandia fue en un curso de fotografía que tomaba en Paraguay, allá por el 2006 o 2007, no recuerdo muy bien. Alguien puso música de Sigur Rós… ese sonido… lejano, como si viniera de otro mundo. Hoy, mientras te respondo a estas preguntas, vuelvo a poner Sigur Rós y preparo un café. Mi primer vínculo real con Islandia fue por Sunna, una mujer bellísima de estas tierras, a quien siempre voy a estar profundamente agradecido por invitarme a llegar hasta acá. Con ella tuvimos una relación de jóvenes curiosos en esos años, y un día me dijo: “¿Por qué no nos vamos a Islandia?” Yo le dije “¡Jaha!”. Y bueno, fue así como Islandia pasó de ser ecos sonoros (primero conocí su música), después solo imaginación, a convertirse en un hogar.
Llegar desde Paraguay en 2009, con 25 años, fue como aterrizar en otro planeta, Islandia es otro planeta. Recuerdo un paisaje más negro que verde: extensiones de lava, montañas, cielos inmensos, inmensidad más inmensidad, bum, un aura boreal, 24 horas de día, 24 horas de noche y silencios. Hermosos silencios. No era el Islandia “turístico” de hoy, era un país más reservado, lleno de barrios y a la vez más salvaje. Esa naturaleza en todas sus formas, honesta, me atrapó de una forma que nunca imaginé. Creo que, en ese primer invierno, mientras la nieve caía sobre un planeta que apenas empezaba a conocer, supe que algo en mí también estaba cambiando. Para siempre.
–¿Cómo definirías al retrato, y cómo lo diferenciarías de otras formas fotográficas?
–Para mí, el retrato es una forma de crear un espacio con el otro. No es una imposición de la mirada, del “yo fotógrafo” quiero que vos persona hagas esto para que el “yo fotógrafo” sobresalga. En mi experiencia, un retrato ocurre cuando el otro puede emerger, cuando no se lo interrumpe ni se lo fuerza a ser algo. En este sentido, lo diferencio de otras formas fotográficas que a veces buscan captar lo espectacular, lo inmediato o lo evidente. El retrato, en cambio, es más lento. El retrato es espera. Uno se queda esperando un gesto, una pausa, un silencio donde algo del otro se revele. Es como transitar el mundo analógico de la fotografía. Suele haber un segundo donde la persona decide darte algo, o a veces se le escapa, porque siempre está ahí. En mi búsqueda del retrato, no trato de fabricar una imagen, sino dejar que algo que ya está, como la dignidad, una verdad, incluso una herida, se asome, de formas diferentes. Y cuando hay escucha, cuando hay tiempo, ahí entre dos personas, esa imagen puede convertirse en un espejo donde alguien se reconozca con una dignidad que quizás había olvidado. Por eso, para mí, retratar es también un acto de respeto.
EL TRAYECTO
–¿Cuándo empezó a tener forma de muestra esta colección de fotos?
–Esta última exhibición de retratos tiene sus raíces en una experiencia previa del año 2023, cuando trabajé junto a Greta Clough en una región del norte de Islandia. Allí realizamos una serie de entrevistas y retratos que culminaron en la muestra Fl(j)óð, una exposición fotográfica centrada en mujeres de origen extranjero que vivían en Húnaþing Vestra. Compartimos las historias de 33 mujeres de la comunidad, celebrando sus raíces y abriendo espacios de reflexión sobre el lugar que ocupan las mujeres inmigrantes dentro de la sociedad islandesa. Este proyecto fue muy bien recibido y tuvo buena cobertura mediática en el país. Inspirada en esa experiencia, Auður Mikkelsdóttir se puso en contacto conmigo con la idea de hacer algo similar en Höfn, una localidad del sureste a donde llegamos juntos con Tess Rivarola en 2019 y donde vivimos por más de un año. Esta vez, el enfoque estuvo puesto en las y los habitantes de la comunidad. Así comenzó esta nueva etapa.
Durante tres meses hice lo que más me gusta en la vida; manejar en ruta islandesa, escuchar música y fotografiar. Viajé desde Seydisfjördur (un pequeño fiordo del este donde vivimos desde el 2020) a Höfn todos los fines de semana, unos 150 km, atravesando dos rutas de montaña que alcanzan los 600 metros de altitud y no pocas veces están cubiertas de niebla. Conocí y fotografié a 114 personas. En cada encuentro conocí algo nuevo de esta cultura. Tomé café como nunca antes en mi vida. Acá cada vez que llegas a una casa no importa la hora que sea te invitan café. Cada persona me mostró algo nuevo de la forma de ver la vida que tienen los islandeses. Y así fue tomando forma la muestra: como un retrato colectivo que busca reflejar la diversidad del pensamiento, la memoria compartida y lo cotidiano de quienes habitan este rincón del sureste islandés.
–¿Qué sensaciones o intenciones conectan o vinculan entre sí a las fotos de esta muestra?
–Una serie de fotografías puede narrar una historia, pero en esta muestra de retratos el hilo no es argumental. No hay un relato lineal, sino una atmósfera que se construye desde la escucha. Para cada retrato, lo único que pedía era que la persona eligiera el lugar donde quería ser fotografiada. Algunos escogieron sus casas; otros, los caminos donde pasean con sus perros. Algunos volvían a las granjas de sus abuelos, a los establos donde cuidan caballos, ovejas o gallinas. Esas elecciones no fueron casuales: en esta serie de retratos el paisaje no es fondo, es parte del cuerpo. Creo también que lo que une estas imágenes es una intención compartida porque para ser retratado hay que querer ser visto.
En muchos de estos retratos se puede leer el arraigo profundo que cada islandés tiene con su tierra. Para muchos, decir “soy de tal lugar” es un acto de orgullo. Y no es solo una frase: es literal. Algunos nunca salieron de su pueblo Son de ahí, y lo son a mucha honra. Cada persona retratada iba trayendo una nueva perspectiva; su forma de pensar. Y, sin embargo, algo se repetía, remitiendo a algo ya escuchado antes, al otro lado de la isla. Y así se fue tejiendo más o menos, una sensación de intimidad, de presencia, de pertenencia. Quizás lo que une estas imágenes no sea lo que se ve, sino lo que se intuye: una vibración, una confianza, una forma de mirar que no busca transformar, curiosea. Lo que deseo es que cada retrato sea una puerta entreabierta entre la presencia y el misterio.
OBSERVACIÓN Y ESPERA
–¿Cómo llegás vos a la idea de “dejar aparecer” y qué pensás que te aporta como fotógrafo en el contexto donde te manejás?
–El concepto de “dejar aparecer” lo tomo prestado de Humberto Maturana, biólogo chileno, quien plantea que amar es permitir que el otro sea, sin forzarlo a cumplir con nuestras expectativas. Me quedó resonando, y con el tiempo entendí que eso también era lo que yo buscaba al retratar. Coincide con mi manera de aproximarme al retrato, no desde la dirección ni la construcción, sino desde la observación y la espera. Yo no me siento tanto un fotógrafo que “arma” imágenes, sino alguien que observa, que acompaña. En el contexto donde vivo, el “countryside” de Islandia, el tiempo se percibe de otra forma, las personas tienen otras formas de relacionarse. En el momento del retrato, las personas acá pueden llegar a ser muy cerradas para nosotros los “sudacas”. Pero eso es una interpretación desde una expectativa del otro. Aquí, se vuelve clave ser observador, quedarse quieto. Acompañar el silencio entre los dos, acompasar el momento. Aquí no se pueden forzar las cosas. Entonces uno, como fotógrafo, va generando el espacio, las condiciones donde la persona pueda mostrarse, si quiere, si lo siente. Puedo decir hoy que “dejar aparecer” se ha vuelto para mí una ética del mirar y del convivir.
–¿Podrías comentarnos algo de Höfn?
–Höfn es un pequeño pueblo al sureste de Islandia, rodeado de playas negras, glaciares del Parque Nacional Vatnajökull y montañas que respiran con el clima. Tiene tormentas de viento, neblinas… y unos amigos maravillosos. Llegamos allí con Tess Rivarola en mayo de 2019. Hay algo en su paisaje: el viento te habla, o la luz cambia de golpe y te muestra otras formas. A primera vista puede parecer un lugar aislado, pero después de esta experiencia fotográfica me di cuenta de que tiene una vida comunitaria generosa. Vivimos un año con Tess en las afueras de Höfn, Hólmur, en una casa amarilla, con el glaciar como jardín. Después de esa experiencia armamos una exhibición en conjunto: con poesías de Tess y fotografías mías, que se llamó “Mirada extraviada”. Tess tiene mucho que ver con mi desarrollo como artista. Me empujó a buscar más profundidad, a ir más allá. Exige como loca, y eso sirve muchísimo.
–¿Cómo es tu vida allá?
–Ahora vivimos en Seyðisfjörður, en el este de Islandia, a 661 kilómetros de la capital. Mi vida hoy es bastante tranquila, ya no farreo tanto, también intensa en otros aspectos. En el día a día cocino, saco fotos, tomo helado, voy a nadar, chismoseo con la gente, me plagueo… y otras cosas que no te voy a contar porque seguro que mi vieja va a leer esto. Siento que, en lugares como estos, donde el tiempo se mueve más lento, uno puede escuchar mejor. Mirar las cosas en sus diferentes formas y estados.
Escuchar a los demás, y también a uno mismo. La naturaleza no es solo un complemento o una foto para Instagram: es un personaje más que convive entre nosotros, con el que uno dialoga todos los días. Te guste o no. Reykjavik, Höfn, Seyðisfjörður… Islandia me ha dado algo valioso: la posibilidad de mirar con más atención, de reinventarme, de sanar, de perdonar, de crecer de muchas formas. De vincularme con la gente de otra cultura, desde las diferencias y el respeto. Y de construir un ritmo de vida más acorde con lo que necesito en este momento.
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Alerta roja en París por asfixiante ola de calor
París y otras quince regiones de Francia están este martes en alerta roja por una ola de calor que dejó récords de temperaturas en España y Portugal para un mes de junio y que dio pie a incendios en Italia y Turquía. La primera gran ola del calor del verano boreal abrasó numerosos países en la costa norte del mar Mediterráneo, que también registró su récord de temperatura para un mes de junio, según el observatorio Copernicus de la Unión Europea.
En Francia, la agencia meteorológica nacional declaró el máximo nivel de alerta en París y otros quince departamentos por temperaturas que en algunas zonas podrían alcanzar los 41 ºC. Es algo “nunca visto” en el país, afirmó la ministra de Transición Ecológica, Agnès Pannier-Runacher.
Las autoridades impondrán importantes restricciones a la circulación de vehículos contaminantes en la región de Île-de-France, donde está la capital, y también cerrarán el acceso a la cima de la torre Eiffel. El gobierno también prevé el cierre total o parcial de casi 1.350 escuelas el martes por el calor, casi el doble de las que tuvieron que hacerlo el lunes.
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Aunque en ligera remisión respecto al fin de semana, la Agencia Española de Meteorología (AEMET) señaló que el mercurio podía seguir por encima de los 40 ºC en el centro y el sur del país y alertó también del riesgo de “chubascos y tormentas (...) acompañadas de granizo”.
El sábado, el pueblo de El Granado, en el sur, llegó a los 46 ºC, un récord para un mes de junio en España, superando los 45,2 ºC reportados en 1965 en Sevilla, también en la región de Andalucía.
Una situación similar se dio en el vecino Portugal, donde el termómetro alcanzó los 46,6 ºC en Mora, a un centenar de kilómetros al este de Lisboa. Medios locales señalaron que es un récord nacional para un mes de junio.
Incendios
Estas olas de calor, cada vez más frecuentes e intensas por el cambio climático según los expertos, suelen también propiciar los incendios en la cuenca mediterránea. En Turquía, los equipos de rescate evacuaron a más de 50.000 personas por varios incendios, la mayoría en la provincia occidental de Esmirna, azotada por vientos de hasta 120 kilómetros por hora que dificultan las labores de contención.
En Portugal, las autoridades declararon el lunes controlado un incendio cerca de Castelo Branco, en el centro del país, pero alertaron que el riesgo sigue siendo máximo en la mayoría de zonas forestales.
Los bomberos también luchaban contra las llamas en varias regiones de Italia, donde los medios reportaron la muerte de una mujer de 77 años por inhalación de humos en Potenza, en el sur, el domingo.
También falleció un hombre de 70 años en la región norteña del Piemonte, aunque en este caso arrastrado por un torrente de agua y barro tras un intenso diluvio, dijeron las autoridades.
Imágenes publicadas en la prensa local mostraban a gente corriendo hacia el mar en un hotel de playa Baia Domizia, cerca de Nápoles, ante la aproximación de las llamas que devoraban los pinares de la zona.
“Nunca experimenté algo así. Estábamos rodeados por llamas de al menos 30 metros de altura”, publicó en Facebook el alcalde de la localidad cercana de Cellole, Guido di Leone.
En Italia, la previsión es que la ola de calor se alargue hasta el final de la semana o incluso más allá, afirmó a la AFP Antonio Spano, fundador del sitio especializado ilmeteo.it. El Ministerio de Salud decretó la alerta roja para 18 ciudades de todo el país, incluidas Roma, Milán, Florencia y Verona.
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“Isla de calor urbano”
En las ciudades, el incremento de temperaturas es mayor debido al “efecto de isla de calor urbano”, explicó Emanuela Piervitali, investigadora del Instituto Italiano de Protección e Investigación Medioambiental (ISPRA). Ante esta situación, las autoridades municipales buscan estrategias para aliviar la situación. La ciudad francesa de Marsella abrió gratuitamente las piscinas públicas y Venecia ofreció a la población anciana visitas guiadas a los museos, equipados con climatización.
En Madrid, Agathe Lacombe, una turista francesa, reconoció que la ola de calor hacía “un poco difícil” el viaje para ella y su familia.
“Tienes que adaptar toda la planificación del día, hacerlo todo en la mañana y volver a casa en las horas de más calor”, explicó a la AFP.
Los sindicatos españoles pidieron a las empresas “medidas preventivas” para proteger a sus empleados después de que el fin de semana se conociera la muerte de dos trabajadores posiblemente por el calor.
Y en Francia e Italia surgió el debate de las condiciones en las cárceles. El calor “exacerba las frustraciones y tensiones existentes”, denunció Wilfried Fonck, secretario nacional del sindicato de trabajadores penitenciarios francés.
La canícula también afecta a países de la península balcánica como Croacia, Montenegro y Serbia e incluso al Reino Unido, con temperaturas de hasta 34 ºC en Londres y el sureste de Inglaterra. Este calor coincide con el inicio del importante torneo de Wimbledon, donde la BBC reportó una temperatura de 31,4 ºC el lunes, un récord para una jornada inaugural de este Grand Slam.
Fuente: AFP.
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Las torres de Notre-Dame de París volverán a abrir al público el 20 de setiembre
Las torres de la catedral Notre-Dame de París, devastadas por un incendio en 2019, volverán a abrir sus puertas al público el 20 de setiembre, anunció el lunes el Centro de Monumentos Nacionales (CMN).
“El objetivo es el próximo 20 de setiembre, con motivo de las Jornadas Europeas del Patrimonio”, declaró al periódico Ouest-France la presidenta de esta agencia gubernamental que gestiona el monumento, Marie Lavandier.
Los trabajos en las dos torres que enmarcan la fachada monumental del edificio consistieron principalmente en consolidaciones estructurales, especialmente en los campanarios, dañados por el incendio, y en la terraza situada a 69 metros de altura.
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El nuevo recorrido será “más fluido, rico y siguiendo las normas de seguridad” y propondrá “una inmersión de unos 50 minutos en la arquitectura gótica”, señaló Lavandier.
El nuevo circuito se iniciará en la torre sur. Tras subir 424 escalones, los visitantes verán “un panorama excepcional de París y observarán la aguja” reconstruida.
La visita terminará en la torre norte restaurada en 2023 y 2024. Solo se admitirán 400.000 visitantes anuales, frente a los 450.000 de antes del incendio.
Las entradas saldrán a la venta en setiembre en internet y costarán 16 euros, seis más que el precio anterior.
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