La persona altamente sensible o PAS es todo aquel ser humano que presenta un mayor nivel de percepción y estimulación neurosensorial y cognitiva, dicho en otras palabras llora por todo y se toma a pecho las cosas. Aunque, estos ejemplos coloquiales no llegan a englobar en su totalidad las características de este rasgo de la personalidad.
La PAS no es ninguna enfermedad o trastorno, sino un rasgo neutral que si es bien gestionado tiene ventajas, y si no, puede llevar a la ansiedad o la depresión. Las personas con esta característica tienen una mayor activación ante estímulos externos e internos; una sensibilidad más elevada en todo sentido: en lo físico, emocional y social.
La primera que estudió sobre el tema y acuñó el término PAS fue la doctora y psicóloga americana Elaine Aron, a mediados de los años 90. Ella identificó cuatro características en las personas altamente sensibles: reflexiona de manera profunda sobre la información recibida, tiende a sobre-estimularse o saturarse, tiene una fuerte emocionalidad que está ligada a una gran capacidad empática y una elevada sensibilidad sensorial principalmente en cuanto a sutilezas.
La PAS se suele sentir afectada por las luces brillantes, los olores fuertes y el ruido en general; abrumada por el exceso de trabajo y masas de gente; insegura y tímida; conmovida por las artes y la naturaleza; dolida por el sufrimiento de los demás, y con el deber de ayudar a los necesitados.
Además, tiene una gran facilidad para enamorarse; una resistencia al dolor bastante baja; la dificultad para decir “no”y manejar situaciones que generan estrés; la tendencia a ser muy perfeccionista, y la capacidad de detectar fragilidades en el ambiente. Este rasgo se presenta en aproximadamente un 15 a 30% de la población y no hay una causa concreta que lo ocasione, ya que puede ser un rasgo genético y hereditario, como una característica que aparece a partir de las circunstancias de la infancia y la crianza.
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“No tengo una voz en mi cabeza”: un trastorno llamado anendofasia
- París, Francia. AFP.
¿Se puede vivir sin esa voz interior que nos ayuda a organizar las ideas? Algunas personas sufren anendofasia, un trastorno recientemente identificado por la ciencia que permite entender mejor cómo pensamos. “No tengo una voz en mi cabeza”, explica Mel May, una australiana de 30 años que vive en Nueva York y que descubrió que era una excepción después de leer un artículo sobre el tema.
Esta videasta tuvo que enfrentarse a la incredulidad de sus familiares hasta que los psicólogos confirmaron su trastorno. Es una de las pocas personas cuyo pensamiento no va acompañado por un monólogo interior. El fenómeno era conocido, pero no fue hasta el año pasado que un grupo de investigadores propusieron en la revista Psychological Science darle un nombre: anendofasia.
Este trastorno arroja luz sobre cómo formulamos nuestros pensamientos, algo particularmente difícil de estudiar porque no lo puede explicar un observador externo. “La gente no se da cuenta de las características de su experiencia interior”, dice a la AFP el profesor de psicología Russell Hurlburt de la Universidad de Nevada.
Hurlburt ha realizado varios estudios sobre los procesos del pensamiento, centrándose entre otros en el caso de Mel May. Uno de los experimentos consistía en pedir a los sujetos que leyeran “La Metamorfosis” de Franz Kafka. Luego les interrumpían de manera abrupta y aleatoria y les pedían describir lo que pasaba por su cabeza. En algunos casos, explicaban no tener las palabras del texto en sus cabezas sino solo imágenes, “su propio video” de la historia, según el profesor Hurlburt.
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“No estoy vacía”
Aunque el caso de Mel May es excepcional por su total ausencia de voz interior, los investigadores subrayan que el monólogo interior no siempre está presente. Hurlburt estima que solo entre el 20 y el 25 % de las veces pensamos en forma de monólogo interior, aunque admite que serían necesarios más estudios para confirmar esa cifra.
Cuando pensamos hay otros procesos en marcha, como las imágenes visuales, las emociones o el llamado pensamiento no simbólico. El estudio de la anendofasia ha puesto en entredicho algunas certezas. La investigadora francesa Hélène Loevenbruck, una especialista del monólogo interior, admite haber cambiado de opinión.
“Hasta hace poco, pensaba que todos teníamos una voz interior”, dice a la AFP. Las investigaciones de Loevenbruck apuntan a que este tipo de monólogo mental sirve de “simulación interna” y es esencial para poder luego traducir los pensamientos en palabras.
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Sin embargo, es difícil evaluar las consecuencias concretas de la ausencia de una voz interior o de otros fenómenos, como la afantasia, la ausencia de imágenes mentales. Según Daniel Gregory, un filósofo especializado en esta cuestión de la Universidad de Barcelona, la voz interior nos hace “vulnerables a los patrones de pensamiento negativos, a los pensamientos obsesivos”.
Pero también se puede utilizar “para animarse, para enviarse mensajes positivos a uno mismo”, apunta. Mel May sabe que no tener voz interior tiene “pros y contras” y reconoce que le cuesta evocar recuerdos del pasado. Pero sí está segura de una cosa: “No estoy vacía por dentro: sé y siento cosas”.
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Poner el foco hacia uno mismo en un mundo cada vez más desconectado
La desconexión es uno de los principales problemas de la población en un mundo cada vez más interconectado gracias a las nuevas tecnologías y, para ponerle remedio, la psicóloga Isabel Serrano-Rosa aboga por poner el foco en el interior para lograr ser la mejor versión de uno mismo y alcanzar el bienestar.
Así lo pone de manifiesto, en una entrevista a Europa Press, la psicóloga sanitaria, psicoterapeuta y coach a lo largo de las 189 páginas de su libro “Yo, mí, me, conmigo” (colección Kitaeru, Grupo Anaya) centrado en la búsqueda de la conexión en un mundo que se desconecta. Palabras como ‘narcisismo’, ‘autoestima’, ‘bienestar’, ‘felicidad’ o ‘persona vitamina’ cobran un significado propio bajo la óptica de Serrano-Rosa, que no duda en desmitificarlas y analizarlas para tratar de aportar su granito de arena a la fórmula de la felicidad.
En opinión de la especialista, el mundo actual está caracterizado por una “plaga narcisista” conformada por personas que consideran que el mundo gira en torno a ellas y “necesitan de otras personas que “validen ese sentido egocéntrico”. “No hay narcisista sin una persona a su lado que sea dependiente”, advierte la psicóloga, que alerta del aumento de la “empatía cognitiva”, aquella que “entiende muy bien al otro para que le suministre lo que necesita” y que conlleva una “utilización” de las personas y una “desconexión de las emociones”.
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“La tecnología favorece la empatía cognitiva”, indica Serrano-Rosa, que también alerta de que las redes sociales aportan información sin filtro y llevan a perder el espíritu crítico. Por ello, sin querer demonizarlas, sí aboga por regularlas para hallar un equilibrio. “Hay que encontrar el equilibrio en todo esto, sobre todo, porque eso nos ayudará a tener espacios de conexión y nos conectará para poder distinguir entre todo esto la verdad y crear relaciones reales”, sostiene para destacar que en este mundo “el yo social se convierte en un yo de confusión y no de consenso”.
En este punto, introduce el término de la autoestima que contrapone con el de ‘valor de ser o identidad’. Así, sostiene que mientras la autoestima, que tanto se cita en la actualidad, depende de factores externos y es susceptible de ser manipulada, la sociedad debe avanzar hacia el “valor de ser”, hacia “la identidad”, o lo que es igual, “la propia esencia”.
“La desconexión tiene mucho que ver con el hecho de que estamos demasiado conectados hacia afuera”, asegura la especialista, para quien es necesario generar una “propiocepción o inteligencia intrapsíquica” poniendo el “foco hacia uno mismo”. Para llevarlo a la práctica propone desarrollar el autoapego seguro o trabajar en el modelo SPA (seguridad, poder y autonomía), que permite “tener una conexión contigo mismo basada en el concepto de seguridad”.
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Lo mismo sucede con la felicidad y el bienestar. Según asevera, “el bienestar tiene mucho que ver con la relación con uno mismo” mientras que “la felicidad incluye un factor externo también”. Por ello, aboga por empezar por buscar el bienestar generando un espacio de seguridad desde el que generar confianza y una sensación de autonomía.
“Las personas con autoapego seguro, que serían las ‘personas vitamina’, manejan bien la inteligencia emocional, pero también la social y la intrasíquica”, asegura Serrano-Rosa, quien aboga por ser “una ‘persona vitamina ‘empezando por uno mismo, siendo el propio apego seguro” y sin dejarse ‘exprimir’ por los narcisistas. Junto al apego seguro, la psicóloga apunta a que la alegría es una emoción innata de “conexión con uno mismo” que ayuda a crecer.
Conectar durante la jornada
En un mundo marcado por “jornadas maratonianas” en las que muchas veces se funciona “en automático” guiados por la exigencia, Serrano-Rosa apuesta por alcanzar el equilibrio con métodos como el de las tres paradas y hacer uso de la respiración para conectar con uno mismo.
Respecto a la posibilidad de reducir la jornada laboral para tener más tiempo, considera que, si se pudieran modificar las jornadas, las personas ya lo habrían hecho; por lo que mientras tanto, aboga por empezar por uno mismo y dedicar tiempos a la desconexión mediante pausas de conexión. También apuesta por evitar la tecnología antes de dormir. “Estar en foco es la esencia del bienestar. Entonces, por la noche, antes de dormir, vuelve a ponerte a foco”, defiende.
La mejor versión
El objetivo de Serrano-Rosa es lograr la versión de uno mismo, y para ello, apuesta por desaprender para posteriormente, crecer entendiendo el crecimiento como la generación de mejores relaciones y emociones más positivas.
“Concentrarnos en tener relaciones positivas, que significa relaciones equilibradas entre dar y recibir, recíprocas. Luego, también la idea de ir un poco más allá, tener una sensación de que estamos en este mundo para algo más y que hay una sensación de misión, de algo que aportar”, sostiene la psicóloga, que asegura que “la mejor versión es una versión que trasciende”.
Fuente: Europa Press.
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Embarazo psicológico: cuando la mente engaña al cuerpo
En los últimos días, Paraguay ha sido testigo de varios casos de robos de bebés en hospitales, lo que ha generado una creciente preocupación en la sociedad. Estos incidentes han llevado a reflexionar sobre las motivaciones detrás de tales actos y han puesto en el foco condiciones psicológicas como el embarazo psicológico o pseudociesis.
El embarazo psicológico es una condición en la que una mujer presenta síntomas físicos y emocionales de embarazo sin estar realmente gestando. Según el psicólogo Renée Pereira, en una entrevista para 1020 AM, diversos factores en la vida de una mujer en edad reproductiva pueden provocar que el cerebro “engañe” al cuerpo, llevando a la simulación de un embarazo.
Este síndrome, también conocido como pseudociesis, se manifiesta con síntomas como ausencia de menstruación, náuseas, aumento del volumen abdominal, vómitos, incremento de peso, sensaciones de movimientos fetales, crecimiento del pecho, ansiedad, alteraciones del sueño y oscurecimiento de la piel. La mente tiene la capacidad de producir estos síntomas cuando la persona está convencida de que está embarazada.
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Las causas del embarazo psicológico son multifactoriales. Factores neuroendocrinos, fisiológicos, sociales y culturales pueden intervenir en esta afección. Por ejemplo, un fuerte deseo de ser madre no satisfecho, asociado o no a trastornos depresivos relacionados, puede desencadenar esta condición. Además, situaciones de estrés, ansiedad por lograr un embarazo, experiencias previas de aborto o incluso el miedo a quedar embarazada tras una relación sin protección pueden contribuir a la aparición de un embarazo imaginario. La mente puede crear todo un escenario y fingir un embarazo, demostrando su poder para engañar al propio cuerpo.
Es fundamental que las mujeres que experimentan estos síntomas busquen atención médica y psicológica. Un diagnóstico adecuado, que incluya evaluaciones físicas y psicológicas, es esencial para abordar esta condición. El tratamiento puede involucrar terapia psicológica para abordar las causas subyacentes y, en algunos casos, intervenciones médicas para manejar los síntomas físicos.
La comprensión y el apoyo del entorno cercano son cruciales para la recuperación. Es importante no minimizar ni juzgar la experiencia de quien atraviesa un embarazo psicológico, sino ofrecer empatía y acompañamiento durante el proceso de tratamiento.
En conclusión, el embarazo psicológico es una manifestación clara de cómo la mente puede influir en el cuerpo, generando síntomas físicos reales ante situaciones emocionales y psicológicas complejas. La atención integral y el apoyo son fundamentales para ayudar a las mujeres que enfrentan esta condición.
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Mipymes: pagar 80 % del salario mínimo es oportuno para que jóvenes ingresen al campo laboral
Hace dos semanas, el Poder Ejecutivo promulgó la ley de Mipymes, que permitirá al rubro crecer mucho más por varios incentivos; uno de ellos es la posibilidad de pagar el 80 % del salario mínimo (microempresas) mientras los empleados se asientan, capacitan y crecen juntos.
Al respecto, Guillermina Imlach, presidenta de la Asociación de micro, pequeñas y medianas empresas (Asomipymes), dijo a La Nación/Nación Media que esto es estímulo para quienes están iniciándose como emprendedores y quieren crecer porque, según lo que manejan desde el gremio, una microempresa estaría facturando entre G. 5 millones a G. 6 millones por mes; por lo que pagar un salario mínimo sería imposible.
“Si un chico de 18 años quiere trabajar conmigo, pero yo facturo G. 5 millones, es imposible poder pagarle un salario mínimo, y mucho menos con IPS (Instituto de Previsión Social), porque no tengo aún ese dinero. Entonces, yo creo que haber permitido que se pueda pagar el 80 % va a formalizar más al sector y da un respiro”, expresó Imlach.
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Incluso, dijo que contar con un piso salarial obligatorio hace que un profesional gane igual que una persona sin títulos y con conocimiento bajo. Puso como ejemplo a una licenciada en marketing que quiere trabajar en una pequeña empresa, y un vendedor sin experiencia y título universitario, la situación amerita a que ambos ingresen a sus cargos con el mismo salario, lo cual no es equitativo.
“Esto tiene que ser competitivo; porque los jóvenes que ingresan a las microempresas, van a tener una jubilación pero no salud (80 % del salario), pero en tres años la persona ya habrá aprendido todo sobre la empresa y ahí va a mejorar su condición salarial, ya con un seguro completo. Este es un debate que se debe llevar a cabo. El gobierno tiene que tener políticas salariales”, indicó.
En ese margen, comentó que es importante los beneficios de la Ley de Mipymes, tales como la exoneración y descuentos en patentes, además de las tasas. El acceso a financiamiento, capacitaciones; contratos a plazo determinado de hasta 36 meses sin indemnización y preaviso; y el acceso a compras públicas.