El abogado y ex fiscal Óscar Germán Latorre dijo sentir una gran impotencia y preocupación respecto al caso de su defendido el diputado colorado Ulises Quintana, debido a que está siendo víctima del “terrorismo judicial y fiscal”. Sostuvo que en todos sus años de ejercer la profesión no ha visto, cómo la Justicia se ha negado con tanta vehemencia a reconocer los derechos de un imputado.
Latorre, quien ejerce la defensa del diputado Quintana, explicó en comunicación con La Nación, que la jueza Alicia Pedrozo, del segundo turno del Juzgado Penal de Garantías de la Capital, se ha negado a escuchar en toda su extensión los audios que se han puesto como evidencias. A fin de comprobar que la famosa conversación entre Reinaldo “Cucho” Cabaña, no demuestran que su defendido Ulises Quintana tenga vínculos de asociación criminal, y por ende nada tuvo que ver en la liberación del dinero retenido por la Policía.
El abogado y ex fiscal sostiene que Quintana hoy está preso por haberse tergiversado la conversación, y que se le atribuye un hecho punible, basado en una ley derogada. “Está preso porque supuestamente hay evidencias que lo comprometen y esas evidencias, su contenido está tergiversado, pero son evidencias que se sustentan en una acusación que un tribunal de apelación declaró sin valor y en evidencias que fueron presentadas extemporáneamente por el Ministerio Público, tres meses después de la fecha que debía hacerlo.
Realmente hay una situación calamitosa, ya tenemos 19 meses en que Ulises Quintana está procesado y un año y medio privado de libertad, sin posibilidad de defensa, porque todo lo que se plantea directamente los jueces se niegan a examinar”, lamentó el defensor.
El diputado colorado Ulises Quintana, acusado por lavado de dinero y asociación criminal, seguirá recluido en la cárcel militar de Viñas Cué.
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Latorre anuncia visita del primer ministro de Hungría
El presidente de la Cámara de Diputados, Raúl Latorre, se reunió con el primer ministro de Hungría, Viktor Obrbán, y anunció la visita de la alta autoridad próximamente. Latorre junto con el senador Gustavo Leite viajaron a este país europeo para participar de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), además de mantener reuniones bilaterales con otras autoridades.
“Conversamos con el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, sobre las similitudes entre nuestras naciones y estrategias para estrechar vínculos y fortalecer la cooperación. Estará visitando el Paraguay este año con ese firme propósito”, expresó el titular legislativo a través de su cuenta X.
El diputado Raúl Latorre expuso ante la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), de la cual también participó el senador Gustavo Leite. Su exposición fue ante legisladores europeos y personalidades estratégicas.
El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, fue el orador principal del evento, mientras que los principales participantes del evento fueron Geert Wilders, líder del Partido por la Libertad holandés; Santiago Abascal, presidente de VOX de España; el senador estadounidense Markwayne Mullin; y los congresistas Andy Harris y Keith Self.
EN DEFENSA DE LA VIDA
El presidente de la Cámara Baja tuvo la oportunidad de disertar y reiteró el compromiso de Paraguay en defensa de la vida y la familia, donde habló de los derechos, la identidad y defensa de la vida.
“Detrás de nosotros hay batallas que nos recuerdan que no estamos solos, que protegen nuestros derechos, nuestra identidad, que defienden nuestras fronteras. Es fundamental que tomemos esa bandera, haciendo prevalecer la vida desde la concepción”, expresó Latorre en su discurso.
En tanto, el senador Gustavo Leite anunció que en la brevedad se pondrá en marcha una comisión interparlamentaria entre senadores de Paraguay y miembros del Parlamento húngaro, con el objetivo de apoyar la gestión de los respectivos ejecutivos y llevar adelante agendas cortas, efectivas y de alto impacto.
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Latorre reiteró defensa de la vida y la familia
El presidente de la Cámara de Diputados, Raúl Latorre, se encuentra participando en Budapest (Hungría) en la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), donde tuvo la oportunidad de disertar y reiteró el compromiso de Paraguay en defensa de la vida y la familia.
“La defensa de la vida, la familia, nuestra soberanía e identidad y nuestro modelo de desarrollo sostenible son banderas irrenunciables por las que el Paraguay hoy es reconocido en el mundo”, había expresado el representante nacional tras su disertación en el evento internacional, a través de la red social X.
Remarcó que observa como un gran honor compartir ideas en la CPAC, así como también tener la oportunidad de elevar la voz de Paraguay y ratificar los compromisos nacionales en una de las conferencias políticas más importantes del mundo.
“Detrás nuestro hay batallas que nos recuerdan que no estamos solos, que protegen nuestros derechos, nuestra identidad, que defienden nuestras fronteras. Es fundamental que tomemos esa bandera, haciendo prevalecer la vida desde la concepción”, expresó Latorre en su discurso.
A su vez, puntualizó la manera en la cual hoy en día Paraguay se levanta alto en su condición de humanidad frente a aquellos que pretenden hacer prevalecer factores deshumanizantes, como las políticas ideológicas que únicamente pretenden minimizar o socavar las defensas territoriales.
“Nuestra voluntad, nuestra identidad, para autodeterminarnos, haciendo un grito al unísono, que nos recuerda que no estamos solos, que hemos atravesado tormentas importantes, que hemos vivido momentos difíciles de nuestra historia, pero que vamos a prevalecer”, puntualizó el parlamentario.
Del mismo modo, hizo hincapié en la importancia de saber cómo resistir, no solo a nivel nacional, sino también en escenarios internacionales claves, como se promulga en la CPAC, apuntando así a la importancia de unificar los intereses internacionales sobre preocupaciones compartidas.
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Latorre se reunió con su par de Hungría
El presidente de la Cámara de Diputados, Raúl Latorre, se reunió con el presidente del Congreso de Hungría, László Kövér con quien habló sobre temas compartidos entre ambos países, como de becas para paraguayos en ese país y las relaciones políticas
“Compartimos una reunión bilateral con el presidente del Congreso de Hungría, László Kövér, conversamos sobre nuestra visión compartida del mundo, un programa de becas para jóvenes paraguayos en Hungría y el fortalecimiento de las relaciones políticas, de la cooperación y el comercio entre nuestras naciones hermanas”, mencionó Latorre a través de su cuenta X. Latorre se encuentra en Hungría, donde participará de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) en la ciudad de Budapest (Hungría), que se celebrará entre los días 25 y 26 de abril. De acuerdo a la información de la Cámara, Latorre realizará su intervención ante la CPAC, hoy a las 10:00, horario local.
De esta conferencia internacional participarán legisladores y líderes partidarios europeos. El principal tema que se abordará en este encuentro es el avance de las políticas globalizadas, una preocupación de varios sectores políticos.
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El periodismo necesita y tiene derecho a saber
La sociedad tiene derecho a saber y quiere saber. Los periodistas vamos por ello. Pero la mentira y el ocultamiento complejizan nuestro trabajo. Contar historias es peligroso.
- Por Ricardo Rivas
- Periodista X: @RtrivasRivas
- Fotos: Gentileza / AFP
Cada día con mayor insistencia coincidentes analistas consideran que “nuevamente” la humanidad se acerca peligrosamente a la guerra. De hecho, en la Unión Europea (UE) se teme que el conflicto entre Rusia y Ucrania, en el norte europeo, pudiera ampliarse e involucrar a otros países. Angustia social.
Los mismos miedos emergen en Oriente Medio, donde las acciones violentas entre el grupo terrorista Hamás e Israel hacen temer lo peor. La dignidad humana vuelve a ser vulnerada. Por los unos, por los otros y hasta por los nadie que descreen de esa condición, no la reconocen ni parecen tenerla. ¿Sus nombres? Para qué reiterarlos. Bien que los sabemos. Así estamos. Y tememos. ¡Grave!
La sociedad tiene derecho a saber y quiere saber. Los periodistas vamos por ello. Pero la mentira y el ocultamiento complejizan nuestro trabajo. Contar historias es peligroso. “La prensa está bajo fuego”, denuncia una y otra vez en donde se encuentre Guilherme Canela, jefe de Libertad de Expresión y Seguridad de los Periodistas de la Unesco.
“La vida no vale nada cuando otros se están matando”, canta Pablo Milanés acongojado. Millones queremos saber. Por nosotros y los otros. Somos periodistas. Tenemos que hacerlo. Tenemos que saber para hacer saber. La búsqueda de información se hace en cada instante más compleja. “El arte del engaño”, como Sun Tzu llamaba a la guerra, dinamita la verdad.
La política y los mercados la ocultan y amordazan a quienes pueden querer contar. Incluso con “acuerdos de confidencialidad” para clausurar filtraciones informativas. Pero, pese a todo, tenemos que informarnos para informar. Pero no nos quieren responder o mienten cuando lo hacen. Desde siempre ha sido, es y será así el complejo trabajo de procurar ese dato para que todos sepan. Es un derecho de todos.
MENTIRA ESTRUCTURAL
“La vida no vale nada si escucho un grito mortal / Y no es capaz de tocar mi corazón que se apaga”. No calles, Pablo. ¿La mentira estructural capilariza en las instituciones? Tal vez. O, por lo menos, sé que existen quienes lo intentan o lo recomiendan. Y hasta cobran honorarios por el (des)honor de hacerlo. Los ejércitos se rediseñan para operar la desinformación. Ya casi no quedan fuerzas en la sacudida aldea global sin organizar –como armas– secciones, compañías, batallones o la estructura que fuere para lo que eufemísticamente llaman ciberguerra, para la ciberdefensa, para la ciberseguridad.
¿Serán tiempos de todo vale? Si no lo son, se parecen mucho. Hasta Pantaleón Pantoja, aquel tan oscuro como intrascendente capitán del Ejército peruano de ficción, que magistralmente creó Mario Vargas Llosa en 1973, es largamente superado en el mundo real por una minúscula élite de poderosos adictos a la perversión, a la mentira y al engaño.
“La vida no vale nada si ignoro que el asesino / Cogió por otro camino y prepara otra celada”. ¿Juglares o periodistas? Periodistas… y juglares. Como en la Edad Media, aunque en tiempos digitales. Ese es nuestro trabajo.
Sospecho que tal vez (¿o seguramente?) Gruneisen, Honan, Walton, Gueroult, Didier, Höfken o Loring, corresponsales de periódicos alemanes, ingleses, franceses de los que muy poco se conoce o sabe, que cubrieron en España la Primera Guerra Carlista entre 1833 y 1840; o acaso el mismísimo William Howard Russell, el primero de los corresponsales de guerra reconocido por la historia que en 1854 fue enviado por The Times para cubrir las acciones bélicas en Crimea, habrán tenido y padecido las mismas dificultades, las mismas dudas y los mismos engaños para acercarse a la verdad cuando quisieron informarse para informar.
Los trabajadores de prensa, como también se nos llama, tenemos claras las dificultades y riesgos de hacer público lo que desde el poder se pretende ocultar. La humanidad –a la luz de la historia– pareciera que en algunas cosas se repite. ¿Atrapados en la banda de Möbius? ¿Qué hacer? ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo se deben proteger valores sociales como la libertad de expresión, el acceso a la información –claros derechos humanos, de todos y todas, no solo de periodistas y comunicadores– en un Estado democrático de derecho?
LIBERTAD
Allá por 1994, en el siglo pasado, en un texto de Niceto Blázquez titulado “Ética y medios de comunicación”, leí que “el periodismo es importante como registro histórico, como expresión de la sociedad, como desarrollo del conocimiento y porque fundamenta la libertad de personas y de sociedades”. El autor sostiene también que “el periodismo aporta elementos que, a pesar de sus limitaciones en exactitud, en análisis o en enfoque, contribuyen a la conservación de la memoria colectiva”.
Y, más adelante, destaca que “la más conocida razón de la importancia del periodismo es que, al servir como canal de expresión de la sociedad, impulsa cambios en la historia” porque “cada una de sus informaciones tiene un potencial de cambio que, al activarse, le imprime una dinámica de desarrollo a la vida social” y, desde esa perspectiva, acuerda con el maestro Gabriel García Márquez en que “lo mejor de la actividad periodística” se encuentra en “la posibilidad de cambiar algo todos los días”.
Así entonces enfatiza que “la sociedad necesita del periodismo tanto como el cuerpo humano de sus órganos de los sentidos”; precisa que “contribuye al desarrollo del conocimiento de la realidad” y resalta que ninguna “sociedad puede ser libre si no conoce la realidad de lo que sucede” porque, si no fuera así, “cuando no hay ese conocimiento, sociedades e individuos son manipulables”.
El 22 de setiembre de 2016, con las palabras de Blázquez, la Fundación Gabo, en su “Consultorio ético”, consignó “¿Por qué es importante el periodismo?”. Claramente, Blázquez, al igual que otros pensadores que en algunos casos son periodistas, aportó claridad al oficio de informar en tiempos que –tal vez como en la actual contemporaneidad– evidencian que la sociedad en su conjunto es protagonista de un cambio epocal perceptible en innumerables prácticas sociales primero y profesionales después.
Es tan necesario como urgente enfrentar la “desinfodemia” que aparece como indetenible. Periodistas y sociedad civil debemos asumir con convicción profunda que la libertad de expresión es la herramienta imprescindible para demandar derechos consolidados y construir nuevos valores sociales que claramente necesitan protección.
INTERÉS SOCIAL
Sin esa convicción, ¿cómo saber lo que debemos saber? ¿Cómo informarnos para informar? ¿Cómo llegar a ese dato al que no todos podemos llegar y es de clarísimo interés social? ¿Con qué herramientas contamos para verificarlo, contrastarlo y, tal vez, publicar? ¿Está la información al alcance de todos? ¿Hay simétrica posibilidad de acceso a la información? ¿Hay quienes tienen más acceso que otros para informarse y operar sobre la realidad o intentar construirla? ¿Cómo operan los dispositivos tecnológicos para resolver interrogantes como los planteados que lo son desde siempre en la historia del devenir humano porque son transversales a toda práctica y sector? ¿Siempre es así? ¿Cómo negarlo o aseverarlo?
Estamos frente a un dilema que pone en tensión varios conceptos desde la perspectiva de la sociedad civil respecto de múltiples polos de poder. A modo de ejemplo, pienso en el cambio climático que enfrenta dos proposiciones concretas a la vez que enfrentadas. “Es innegable que al medio ambiente lo afecta en particular la producción y quema de combustibles fósiles que producen efecto invernadero”, dicen unos. Los otros, los negacionistas, sostienen que se trata de “un proceso natural cíclico con consecuencias mínimas”.
Con ese marco los líderes planetarios debaten para encontrar un camino. ¿Con qué instrumento? Con la Convención Marco de Naciones Unidas contra el Cambio Climático (CMNUCC, por su sigla en inglés) cuyos integrantes, en diciembre pasado, se reunieron en Dubái para participar de la Conferencia de Partes (COP) y abordar el conflicto. El debate fue intenso. Los enfrentamientos también.
Sin embargo, Antonio Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el 13 de diciembre, cuando la conferencia hubo finalizado, fue claro y contundente: “A aquellos que se opusieron a (consignar) una referencia clara a la eliminación progresiva de los combustibles fósiles en el texto (final) de la COP28, quiero decirles que la eliminación progresiva de los combustibles fósiles es inevitable, les guste o no”. Guterres luego concluyó esperanzado su breve ponencia. “Esperemos que no llegue demasiado tarde”.
¿Qué pasará? La sociedad global tiene derecho a recibir información de calidad sobre la tragedia en ciernes. Con cada tormenta inusual, con cada sequía, con cada inundación, con cada incendio de bosques, con un terremoto en Nueva York, con cada fenómeno meteorológico como el que se abatió justamente sobre Dubái el martes pasado, afectada en forma directa o no, la sociedad civil quiere saber. Quiere tener certezas. Pero no lo consigue. Siente que algo grave pasa, que no consigue saber qué y crece la convicción de que “algo muy grave pasa y no nos dicen”. A través de periodistas, sistemas de medios o en las redes busca, pero no satisface la demanda.
“La información precisa y accesible al público es fundamental (…) en un Estado democrático de derecho”, sostuvo el Premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, en el Club Nacional de la Prensa (NPC, por su sigla en inglés) en Washington DC, la capital de los Estados Unidos. Era casi el mediodía del martes último.
DESINFORMACIÓN
Los periodistas profesionales quieren saber cómo pararse frente a la desinformación y cómo informar con calidad para que todos y todas sepan sin categorizaciones. Algunos colegas tomaban café, aunque lo seguían con atención. El académico tiene la convicción de que “el periodismo de calidad es un bien público”.
Sabe también que –como lo reporta la Unesco en el informe de Tendencias Mundiales de 2021/2022– “el periodismo enfrenta muchas dificultades”. Comparte ese parecer y lo expresa. Execonomista jefe del Banco Mundial, Stiglitz, académico en la Universidad de Columbia, considera que “la pérdida de confianza en el periodismo” por parte de la sociedad civil es “consecuencia del aumento de la desinformación (en general) y en línea”.
En los últimos tiempos el catedrático aboga por crear políticas públicas que mitiguen los “daños sociales” que tal vez emergen de los desarrollos tecnológicos. “El individuo (ciudadano) puede (y tiene el derecho de) informarse sobre lo que el Gobierno está haciendo y/o lo que debería estar haciendo. Los economistas a esa búsqueda (de información) la consideramos (y llamamos) de ‘bien público’ porque beneficia a la sociedad en su conjunto y, por ello, nadie puede ser excluido de acceder a ello”, remarca.
Desde varias décadas estudia los fenómenos vinculados con la comunicación. De hecho, fue galardonado con el Nobel junto con sus colegas George Akerlof, de la Universidad de California, y Michael Spence, de la de Stanford, por el impacto en los mercados de “la información asimétrica”.
La economía –quién puede dudarlo– es claramente una ciencia social. Stiglitz asigna valor estratégico a la información. Aboga por medios independientes como propone la Agenda 2030 de Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS) en la meta 10 del ODS 16. “Los medios independientes pueden ser el resultado, más que la causa, de una democracia sólida, el desarrollo (sostenible) y los derechos humanos”, resalta el profesor Stiglitz, quien entiende que “existe una correlación positiva entre el periodismo de calidad” y la solidez democrática.
No se puede tapar el sol con un dedo, afirma el dicho popular. “La comunicación es un elemento central en la vida social. Sea que se trate de la vida cotidiana, las organizaciones, el activismo, el periodismo, la política, o las corporaciones mediáticas y tecnológicas globales”, destacó, por su parte, unos pocos meses atrás el Consejo Mexicano de Ciencias Sociales (Comecso), que se reúne anualmente desde 1990.
ASIMETRÍA
En ese contexto –como Stiglitz– señala que “la comunicación (social) se desarrolla en escenarios asimétricos” y advierte que “las concentraciones de poder de cualquier tipo provocan desequilibrios en los procesos, contextos, medios, actores y prácticas de la comunicación”. Describe Comecso que las “asimetrías (en la comunicación) son multidimensionales, pues están atravesadas por la diversidad de género, etnicidad, nivel socioeconómico, región, entre otras” y, por ello, “abren problemáticas amplias, que van desde la falta de acceso a los medios y tecnologías para comunicarse, o las representaciones mediáticas injustas (…) o las opacidades en asuntos como la gestión de los datos digitales”.
Los académicos mexicanos puntualizan que las “asimetrías en distintos escenarios de la comunicación (que mencionan) atentan contra la democracia y afectan la toma de decisiones orientadas al bien común, en el contexto de crisis ambientales, sanitarias, políticas, sociales, educativas, culturales, científicas y económicas” y, con ese diagnóstico, proponen “el diseño y ejecución de políticas públicas” para asumir “el reto del consenso, la ética y los derechos humanos”.
Percibo coincidencias sustanciales entre las observaciones y los estudios realizados por el profesor Stigliz y la Comecso, al igual que en las preocupaciones. En ambos trabajos de investigación se reivindica –como premisa esencial– el pleno respeto de los derechos humanos. Se apoyan en la Declaración Universal que los consagra desde 75 años. Sin espacio para la confusión –más allá de múltiples interpretaciones sobre casos puntuales– ese documento de soft law no solo consagra el “derecho a la libertad de opinión y de expresión”, sino que precisa que ello “incluye” también la potestad “de investigar y recibir informaciones y opiniones” como así también “difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”.
Para que ello sea posible, el profesor Joseph Stiglitz, en el NPC, apuesta a “crear un entorno robusto y saludable para el periodismo” como está previsto en la Declaración de Windhoek de 1993, “que establece que la prensa libre es fundamental para la democracia y un derecho humano”.
Propone “crear un entorno propicio para el periodismo profesional, (lo que) implica desarrollar regímenes legales que apoyan la libre expresión, como el derecho a contar. Destaca que para que el periodismo “pueda hacer su trabajo, necesita tener acceso a la información para poder ejercer el derecho a saber” para que otros sepan. Si bien luego consigna que “la mayoría de los medios de comunicación en las democracias son privados”, precisa que “hay evidencia (de) que (la existencia) medios de comunicación públicos fuertes mejoran la calidad y la confianza en los medios privados”.
Sin embargo, como problema puntualiza que “la mayoría de los países no los tienen”; que en otros se verifica “una enorme concentración de medios” y, en ese contexto, taxativamente opina en tono de advertencia que así como esos sistemas estatales con baja calidad democrática no son recomendables, “el poder del mercado socava la diversidad”.