El caso de Miguel Prieto con una administración denunciada por corrupción desde hace varios años y actualmente sacudida con escandalosas revelaciones de mala utilización del dinero público sacó la careta a muchos políticos opositores que históricamente plantean eufóricos discursos contra el despilfarro, los privilegios en la función pública y el manejo discrecional de la cosa pública, pero ante la serie de evidencias contra el intendente esteño no tuvieron empacho en querer reorientar el foco de la cuestión para protegerlo.
Miguel Prieto le arrastró, le arrastra y seguirá arrastrando a muchos políticos afines a su línea. En el discurso, los opositores odian la corrupción, pero cuando se trata del equipo, no dudan en esquivar la mirada y buscar culpables donde sea. Después de todo, la mejor defensa es el ataque.
Si tomáramos los cuestionamientos de los charlatanes de siempre de la oposición y un sector de la prensa que funge de libre, mientras no se da por enterada de decenas de denuncias contra sus sponsors, Miguel Prieto hizo todo lo que sus aliados rechazaron siempre, al menos en los micrófonos.
Estos politiqueros y sus voceros desde medios aliados tenían un amor extraordinario a la Contraloría General de la República (CGR) cuyos informes usaban sistemáticamente para respaldar denuncias de corrupción contra sus adversarios.
Frecuentemente, recorren los medios para generar temas de seguimiento de publicaciones para mantener la agenda de su prensa amiga persiguiendo exclusivamente a un sector del partido colorado.
Sin embargo, en estas semanas, cuando la lupa del ente de control dejó ver las atrocidades administrativas de Miguel Prieto en la Municipalidad de Ciudad del Este, la Contraloría se convirtió de héroe a villano y comenzaron a orquestar una campaña de desprestigio a la institución, principalmente contra la cabeza del organismo fiscalizador.
Aquellos que frecuentemente visitaban al contralor y no desaprovechaban cámaras para posar en publicaciones de su institución como muestra de apoyo a su gestión, hoy se revelan tirando todo tipo de improperios contra su persona, menos desmentir el detallado informe de irregularidades que argumenta el pedido de intervención de los municipios del Este y de Asunción.
No estaban ni están contra la corrupción, usan el discurso anticorrupción como estrategia de persecución para dejar en desventaja a sus adversarios políticos a quienes no pueden derrotar en las urnas.
La defensa a Prieto en algunos casos de forma alevosa, otras con evasivas y otras con el silencio cómplice embarra más a la oposición y a sus medios.
En olvido quedó la narrativa de indignación contra el nepotismo, el planillerismo, las licitaciones armadas a favor de los amigos, los sobreprecios, la coima, la falta de transparencia, el curso del dinero y el uso discrecional de los fondos públicos planteados en los informes de Contraloría, investigaciones fiscales de sonados casos como el de Tía Chela y el del humilde constructor de pozo artesiano fallecido hace un mes.
Excepto unos pocos, gran parte de la oposición quedó expuesta en su incoherencia y en su hipocresía. Capaz el caso Prieto era una de las últimas chances que tenían para reivindicarse, pero con la misma infructuosidad de siempre, demostraron que solo están para el ejercicio de la charlatanería.
La ciudadanía es testigo del ridículo espectáculo que vienen haciendo. Tirotean contra algunos políticos con parientes en el Estado pese a que muchos no son ordenadores de gastos en las instituciones donde prestan servicios sus familiares.
Prieto, sin embargo, contrató a la parentela en un ente donde el paga sueldos y firma los cheques como las incorporaciones, pero los suyos no se inmutan.
No se trata de justificar la práctica de ubicar parientes en el Estado. Se trata de coherencia, objetividad e igualdad al momento de cuestionar el uso de los recursos públicos. Difícilmente los impresentables de la oposición entiendan y manifiesten posturas más justas. De hecho, privan a la ciudadanía de llegar a la verdad de todo con lo intentos de frenar una intervención que dará la luz que se requiere en ambas administraciones municipales.
Mientras los oportunistas opositores se dediquen a sus intereses meramente políticos partidarios, seguirán siendo furgón de cola de sus adversarios de siempre y sin redituarle mayores provechos a este país