Los cancilleres de los Estados parte del Mercado Común del Sur (Mercosur) realizaron un análisis de la situación actual del bloque, los logros del último semestre así como los aspectos que deben ser mejorados. El ministro de Uruguay, Omar Paganini, expuso los objetivos de la presidencia pro témpore de su país para los próximos 6 meses.
“Las tres prioridades en este semestre deberían ser, primero como objetivo realista y a nivel de integración económica, tenemos que proponernos perfeccionar el Mercosur como zona de libre comercio, segundo, mejora de la infraestructura logística y de conectividad y tercero, es imprescindible profundizar la agenda externa logrando mejor inserción internacional”, expuso.
El diplomático uruguayo señaló que la región es una de las mayores potencias bioeconómicas y que puede aportar mucho a la transición energética y a la seguridad alimentaria del mundo, sin embargo, pese a ser la principal potencia agroexportadora a nivel mundial, las tasas arancelarias son muy elevadas.
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“Respecto a las medidas arancelarias intrazona, esta tarea es un mandato del artículo 1° del Tratado de Asunción, empezamos hace 30 años y aún estamos distantes de ser una zona de libre comercio, tal vez no en términos de eliminación arancelaria, pero sí en medidas de carácter administrativo, financiero, cambiario o de cualquier naturaleza mediante la cual algunos de los Estados parte o todos en algún punto impedimos o dificultamos el comercio recíproco”, lamentó.
Paganini destacó los esfuerzos realizados por Paraguay para la integración del bloque y en este sentido mencionaron la iniciativa del país de apuntar a un acuerdo comercial con los Emiratos Árabes Unidos, el cual avanza de forma positiva. Al mismo tiempo, mencionó que el Mercosur debería buscar a Suiza o Noruega para hacerlos partícipes del Fonplata, de modo que financien el desarrollo de la cuenca.
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La ONU prevé una caída del 3 % en el comercio mundial por aranceles de Trump
Expertos de Naciones Unidas advirtieron el viernes de que el comercio mundial podría contraerse hasta 3 % como consecuencia los nuevos aranceles de Estados Unidos, si bien en el largo plazo podrían “reformular e impulsar” vínculos comerciales regionales “aún sin explotar”.
“Creo que habrá cambios en las cadenas de suministro y una reevaluación de las alianzas globales. Habrá cambios geopolíticos y económicos también”, auguró la directora del Centro de Comercio Internacional (ITC), Pamela Coke-Hamilton, quien incluyó a “México, China y Tailandia, pero también países del sur de África” entre los más afectados, “junto con el propio EEUU”.
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La economista se mostró especialmente preocupada por el aumento de los gravámenes a los productos estadounidenses en China como represalia y a la situación de México, cuyos productos de exportación “ya se han alejado de mercados como EEUU, China, Europa y otros países latinoamericanos para obtener modestas ganancias en Canadá, Brasil y en menor medida, India”.
Ni estabilidad ni previsibilidad
En este contexto, Coke-Hamilton criticó la pausa de 90 días en la implementación de los aranceles estadounidenses anunciada por el presidente Donald Trump al considerar que no beneficiará al comercio mundial.
“Independientemente de si hay una prórroga, una y otra vez, el hecho de que no haya estabilidad ni previsibilidad afectará al comercio, a las empresas y a las decisiones que se toman en tiempo real”, argumentó.
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“Esta no sería la primera vez que se producen temblores en el sistema económico mundial. Lo hemos visto en los últimos 50 años en diferentes épocas. Este es probablemente un poco más duro, un poco más inestable”, sentenció.
Estas declaraciones llegan después de que el magnate anunciara una pausa de 90 días en la aplicación de los aranceles decretados el 2 de abril a todos los países que han iniciado negociaciones para abordar sus disputas comerciales y su sustitución temporal por un gravamen del 10 %, al tiempo que incrementó al 125 % los de China.
Fuente: Europa Press
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EE. UU.: exención a productos tecnológicos puede tener corta duración
Las recientes exenciones arancelarias a ciertos productos tecnológicos pueden ser de corta duración, dijeron ayer domingo altos funcionarios de Estados Unidos, en momentos en que Donald Trump advierte que “nadie se libra” de sus medidas y China reclama la supresión de los gravámenes.
Las dos mayores economías mundiales se han enfrascado en una guerra arancelaria “ojo por ojo” desde que el presidente estadounidense anunció este mes tarifas globales más duras, que en el caso de los bienes chinos llegaron a 145 %. El gigante asiático impuso aranceles de represalia del 125 %.
La parte estadounidense pareció moderar ligeramente la presión el viernes, al anunciar exenciones para teléfonos inteligentes, computadoras portátiles, semiconductores y otros aparatos electrónicos de los que China es un proveedor importante.
Sin embargo, Trump afirmó ayer domingo que no habrá ninguna “excepción” arancelaria para esos productos, al precisar que seguían sujetos a un gravamen del 20 % en “una categoría arancelaria diferente”.
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En una publicación en su plataforma Truth Social, afirmó: “Nadie ‘se libra’ debido a los injustos equilibrios comerciales”. Y agregó: “¡Y mucho menos China que, de lejos, es la que peor nos trata!”. Más temprano, el Ministerio de Comercio de Pekín había declarado que la decisión del viernes sobre las excepciones solo “representa un pequeño paso” e insistió en que la administración Trump debería terminar con su estrategia arancelaria.
“Instamos a Estados Unidos (...) a dar un gran paso para corregir sus errores, suprimir completamente la práctica errónea de los aranceles recíprocos y volver al camino correcto del respeto mutuo”, afirmó un portavoz en un comunicado. Los anuncios de Washington beneficiarán a empresas tecnológicas estadounidenses como Nvidia y Dell, así como a Apple, fabricante de iPhones y otros productos de alta gama en China.
¿De corta duración?
El alivio, sin embargo, podría ser de corta duración, ya que algunos de los productos electrónicos de consumo exentos serán objeto de próximos aranceles específicos sobre bienes considerados clave para las redes de defensa nacional de Estados Unidos.
Trump declaró la víspera que el lunes daría una respuesta “muy específica” a la pregunta sobre gravámenes a los semiconductores. Y su secretario de Comercio, Howard Lutnick, afirmó que los aranceles a los chips probablemente entrarían en vigor “en uno o dos meses”.
Añadió que los productos farmacéuticos “también quedarían fuera de los aranceles recíprocos”. Después de que sus medidas provocaran una fuerte caída en los mercados globales, Trump anunció una prórroga de 90 días para la mayoría de los países, aunque China quedó excluida.
La Casa Blanca afirma que el magnate republicano se mantiene optimista sobre la posibilidad de alcanzar un acuerdo con la potencia asiática. El representante comercial de Trump, Jamieson Greer, declaró, sin embargo, el domingo en el programa “Face the Nation” de la cadena CBS que Washington “no tiene ningún plan” sobre conversaciones entre el presidente estadounidense y su homólogo chino, Xi Jinping.
China mira a otra parte
Frente a la guerra comercial, China ha buscado presentarse como una alternativa estable, al cortejar a países asustados por la tormenta económica mundial. Xi inicia este lunes una gira de cinco días por el sudeste asiático para mantener conversaciones con los líderes de Vietnam, una potencia manufacturera, así como de Malasia y Camboya.
Esto se produce después de que el mandatario chino afirmara que su país y Europa deberían “resistir conjuntamente las prácticas intimidatorias unilaterales”.
Los aranceles de Trump “no solo no han resuelto ninguno de los problemas de Estados Unidos, sino que han socavado gravemente el orden económico y comercial mundial”, añadió el Ministerio de Comercio de Pekín en su comunicado del domingo. El ministro de Comercio, Wang Wentao, había advertido el viernes que los aranceles “causarían graves daños” a los países en desarrollo.
Fuente: AFP
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Aranceles y el Mercosur
- Carlos A. Primo Braga
- Profesor de la Fundación Dom Cabral, Brasil
El 2 de abril (denominado Liberation Day por el presidente Trump), el Gobierno de los Estados Unidos anunció la imposición de aranceles recíprocos que afectan a cerca de 185 países. A partir del 5 de abril, se sumaron aranceles del 10 % a los ya existentes, y desde el 9 de abril deberían imponerse aranceles adicionales a los países considerados como los peores infractores, con base en una “evaluación” sobre cómo sus políticas afectan las exportaciones estadounidenses.
Los mercados financieros en todo el mundo, y particularmente en EE. UU., reaccionaron de forma dramática en los días posteriores al anuncio. El índice NASDAQ, por ejemplo, que refleja el desempeño del sector tecnológico, cayó alrededor de un 9,8 % en los dos días siguientes, una corrección significativa en relación con su nivel máximo anterior.
Estos aranceles se suman a otros anunciados previamente por la administración Trump, dirigidos principalmente a China (incluyendo un arancel del 20 % como sanción por el comercio ilícito de fentanilo y aranceles del 25 % sobre automóviles, acero y aluminio). En síntesis, los productos chinos pasarán a enfrentar aranceles totales del 54 % (20 % vinculados al tema del fentanilo y 34 % por el cálculo de reciprocidad) y, en algunos casos, específicos (como los automóviles, considerados una amenaza a la seguridad nacional), los aranceles podrían alcanzar hasta un 79 %. China respondió con una tarifa adicional del 34 % sobre exportaciones estadounidenses. Posteriormente, el gobierno de Trump reaccionó a esta decisión imponiendo un arancel adicional del 50 % sobre productos chinos el 8 de abril.
El cálculo de los aranceles recíprocos por parte de la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos (USTR) fue recibido con escepticismo y críticas sobre la arbitrariedad del método utilizado. La fórmula adoptada se basa, esencialmente, en dividir el déficit comercial de EE. UU. en bienes con cada país entre el valor de las importaciones provenientes de dicho socio comercial, como una proxy de un arancel que equilibraría los flujos comerciales. La fórmula también incluye en el denominador una estimación de la elasticidad de las importaciones respecto a los precios y de los precios respecto a los aranceles; sin embargo, al haber asignado arbitrariamente los valores 4 y 0,25, el producto de dichas elasticidades es igual a 1. El valor resultante de esta división fue reducido a la mitad, según el presidente Trump, para reflejar la magnanimidad estadounidense. En el caso de países con superávit comercial con EE. UU. (como Brasil), así como en situaciones especiales (como Afganistán), se estableció un arancel recíproco del 10 %.
El 9 de abril, el presidente Trump anunció una pausa de 90 días en la implementación de estos aranceles para la mayoría de los países, con excepción de China. Para los países que no respondieron con represalias, solo se aplicará el arancel adicional del 10 % hasta junio. En el caso de China, sigue vigente un arancel acumulado del 145 %, mientras que para Canadá y México se aplicarán aranceles del 25 % sobre productos que no cumplan con las normas del acuerdo USMCA (que sustituyó al NAFTA). China respondió de inmediato, elevando sus tarifas a un 125 % sobre productos estadounidenses.
El arancel medio en EE. UU. se incrementará a aproximadamente un 22,5 %, con picos importantes para ciertos países (como China) y productos. Este nivel remite a lo ocurrido en la década de 1930 y sus consecuencias negativas para la economía global. Asimismo, la lógica de la fórmula (centrada únicamente en el comercio de bienes, ignorando los servicios donde EE. UU. suele registrar superávit), la elección arbitraria del año 2024 como base para los cálculos —a pesar de que los déficits comerciales varían con el tiempo—, el desconocimiento de las estructuras proteccionistas de los socios comerciales, y las causas macroeconómicas de los desequilibrios en la balanza de pagos (como el desajuste entre ahorro e inversión) han sido señalados como puntos críticos de esta metodología.
Para los países del Mercosur, hay tanto buenas como malas noticias. Es cierto que los miembros del bloque fueron “beneficiados” con un arancel recíproco mínimo del 10 %, muy por debajo del promedio general y de los valores máximos aplicados a otros países. Sin embargo, el impacto puede ser perjudicial, no solo por los efectos sobre los flujos globales de comercio (la Organización Mundial del Comercio —OMC— estima que estos aranceles podrían generar una contracción del 1 % en el volumen del comercio mundial en 2025), sino también por los desvíos comerciales que pueden surgir (como la redirección de exportaciones chinas hacia la región). No obstante, el “superarancel” y sus externalidades (como la adopción de medidas de represalia por varios países, especialmente China) pueden generar oportunidades para el agronegocio del Mercosur, como ocurrió durante el primer mandato de Trump.
Desde una perspectiva estratégica, la política comercial de EE. UU. crea incentivos para una postura más favorable en relación con la implementación del acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea. Cabe destacar, sin embargo, que Argentina y Brasil mantienen visiones divergentes sobre el impacto de estas medidas. El presidente Milei, por ejemplo, ha expresado interés en ajustar la política comercial argentina y eventualmente negociar un acuerdo bilateral con EE. UU.
En resumen, las medidas adoptadas por EE. UU. pueden interpretarse como una decisión de facto de abandonar las normas de la OMC. Esto incrementará los niveles de incertidumbre en la economía global. El Programa “Parceiros para Excelência” PAEX de la Fundación Dom Cabral puede asistir a sus clientes en la navegación de este escenario incierto.
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Estabilidad económica paraguaya, ventaja frente a la incertidumbre mundial
La economía mundial está atravesando por una inestabilidad y una de sus principales razones es la guerra comercial que se desató entre potencias como Estados Unidos y China, por el aumento de aranceles del país norteamericano a este y otros países del mundo.
Si bien en América Latina el aumento del arancel es del 10 %, mucho menos que lo impuesto en otros continentes, el impacto de esta política no llega con fuerza a Paraguay, y en comparación a países vecinos que sí serán más afectados, el nuestro podrá aprovechar esa oportunidad y tener un crecimiento más estable, indicó a La Nación/Nación Media, el economista Wildo González.
“Nuestros vecinos exportan casi lo mismo que nosotros exportamos. Entonces, no veo que en ese punto haya una oportunidad para nosotros; lo que creo que sí podemos aprovechar es que vamos a tener una economía con un crecimiento más estable que ellos”, explicó González a LN.
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Con respecto a los cambios principales en general que se pueden notar hoy en comparación a meses atrás, es el fuerte ajuste en los mercados financieros. Existe una depreciación de las monedas y movimiento en las tasas internacionales. Esto sí tiene una injerencia en el tipo de cambio local.
“Además, se observan menores precios de commodities, lo cual es negativo porque implica peores términos de intercambio y también genera presión al dólar”, precisó, y mencionó que esta tendencia sería causada principalmente por la menor producción de soja, que es el sector que más mueve la economía y genera ingreso de divisas.
El economista expuso que no es descartable que la divisa incluso llegue a los G. 8.100 hacia fin de año, impulsada por el comportamiento de la soja. También hizo énfasis en que hoy nuestra economía está funcionando a dos velocidades, es decir que, mientras los sectores relacionados con los recursos naturales se verían afectados, aquellos no transables son los que mantienen una estabilidad.
“Es altamente probable que ese escenario se materialice este año, ya que los sectores como comercio, construcción y servicios pueden dar un buen sustento a la actividad económica. Entonces, puede cumplirse la proyección de crecimiento”, sostuvo. El rango de crecimiento del producto interno bruto (PIB) para este año es de 3,5 % y 4 %, teniendo en cuenta la incertidumbre actual.