La fragmentación de la oposición es el reflejo de la derrota electoral de abril, señala Richer
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Por Lourdes Torres, lourdes.torres@nacionmedia.com
Hugo Richer, exsenador y dirigente político del Partido Convergencia Socialista que integra el Frente Guasu, considera que la oposición sigue siendo el reflejo del nefasto resultado electoral de abril pasado. Dijo que, a consecuencia de esto, la oposición está muy fragmentada al interior de los partidos, y existe una demora en recomponer las fuerzas políticas.
En comunicación con el Diario La Nación/Nación Media, el dirigente político realizó una evaluación de cómo está observando el cierre del año los diferentes sectores de la oposición. Indicó que es muy notoria la división interna profunda que existe tanto en el interior del Partido Liberal, que es la principal fuerza de la oposición; así como en el Frente Guasu.
Así como en los otros sectores político; sumado a la fragilidad de la representación parlamentario, porque es sabido que muchos de los que ingresaron por la oposición, finalmente no están cumpliendo ese rol. “Yo creo que si pensamos en cuál es el camino que debemos de tomar, más allá de las mayorías que existen en ambas cámaras legislativa, la oposición no puede quedarse solamente en el Congreso. Así como están las cosas hoy, en la correlación de fuerzas, acá hay muy poca cosa que se puede hacer, yo creo que la oposición tiene que salir a hablar con la gente”, comentó.
En ese sentido, señaló que lo que se necesita es llegar a concretar acuerdos sobre 5 o 6 temas centrales, y tomar la iniciativa de la discusión política. Poniendo como ejemplo, que la oposición tiene que tomar bandera el tema de la negociación del Anexo C de Itaipú. “La oposición estamos seguramente por la inversión callados, y desde el oficialismo, tampoco dice mucho sobre tema. Aunque el gobierno de Santi Peña no cuente todo cuál será su estrategia, no hay señales importantes”, acotó.
Asimismo, indicó que las fuerzas de la oposición necesitan ponerse de acuerdo, sobre qué va ocurrir de la economía en el 2024, se está arrastrando aún el déficit fiscal, y se tiene la presión del pago por los servicios de la deuda; lo cual requiere una inversión muy importante para pagar la deuda y para refinanciar algunas inversiones de orden social o de infraestructura, porque no se puede seguir con los préstamos de manera permanente.
“El problema principal de la oposición en este momento es que no logramos tomar las iniciativas sobre temas nacionales. Tampoco el gobierno de Peña que es la continuación del gobierno colorado. Pero no le culpemos nosotros a los gobiernos colorados, de lo que nosotros no estamos haciendo. Para mí ese es el punto central al cierre de este año 2023. Pero creo que el 2024 nos debe colocar en la perspectiva de algunos puntos de acuerdos que permitan una iniciativa política que coloquen en de debates nacionales”, remarcó.
En otro momento de la entrevista, señaló que para que el los partidos de la oposición logren una unificación como bloque en primer lugar tienen que solucionar de una vez sus problemas internos. Indicó que es conocido los problemas internos dentro del PLRA, que están dificultando su desarrollo político institucional.
No obstante, señaló que en lo personal, puede hablar más bien, de los partidos políticos internos que conforman la Concertación del Frente Guasu, que también han acusado el golpe electoral pasado y todavía no están logrando una recuperación de ese golpe electoral.
“Los partidos que integramos el Frente Guasu tenemos la responsabilidad histórica de recomponer las fuerzas de izquierda, de continuar lo que se inició en el 2008. Tengo que reconocer que la mayoría de los partidos entraron en una crisis a partir de la derrota electoral e igualmente no hay mucha iniciativa política. Creo que los partidos de la oposición, tienen que recomponerse en primer lugar y después ver esos 4, 5, o 6 puntos de acuerdo para discutir a nivel nacional, porque de lo contrario es puro show. Entonces, la tarea principal es recomponer las fuerzas de oposición, de lo contrario la democracia puede ser muy dañada”, concluyó.
El exsenador Hugo Richer reclamó que la oposición nuevamente está priorizando tener un candidato. un error que se viene cometiendo elección tras elección. Foto: Archivo
Oposición no debe caer en los mismos errores para las próximas elecciones
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El exsenador Hugo Richer sostuvo que la oposición ya no debe caer en los mismos errores si quiere llegar al poder en las próximas elecciones nacionales del 2028. Al respecto, indicó que es un error pensar en acuerdos ya sobre un candidato, sino que la oposición se debe concentrar en los acuerdos políticos y propuestas electorales, antes que un candidato.
“Sentarse a hablar y encontrar los puntos de acuerdo, no hay otra, si no vamos a seguir repitiendo los mismos errores, como esa foto de candidatos para 2028, esas son fotos de la derrota, o estamos a hacer la misma cosa, si se hace acuerdo ahora, de quién va ser el candidato, ya se hizo ahora, y en guaraní hay una frase muy significativa, ‘oikovaipaitéma hikuéi’ (ya están todos peleados)”, dijo en entrevista a la 1020 AM.
Reclamó que actualmente el país y el propio gobierno de turno necesitan de una oposición, que no está logrando consolidarse como una oposición aglutinada y con fuerza.
“No pasa por ahí, además yo creo que la gente ya no cree más en eso, pero sí si vamos a sentarnos a acordar algunos puntos para hacer oposición, primero hay que hacer oposición, la democracia necesita de la oposición, el gobierno de Santiago Peña necesita de oposición, la ciudadanía necesita oposición”, apuntó.
Mientras tanto reiteró que, primeramente, la oposición en su conjunto debe conversar y buscar acuerdos como oposición en sí y luego plasmar esas ideas con miras a las elecciones nacionales de 2028.
“En la medida que realmente acordemos cómo vamos a hacer, el cómo es muy importante, cómo vamos a hacer oposición, cómo vamos a tener iniciativa política y eso nos va llevar a un acuerdo político para 2028″, puntualizó.
El simposio aportará claves para comprender la compleja realidad social actual y contribuirá al proceso de consolidación de la carrera de Sociología de la Facso-UNA y se realizará en la explanada. Foto: Gentileza
Simposio de Sociología 2024: reflexionarán sobre la realidad social
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Este año laFacultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asunción nuevamente realizará un simposio de sociología. En esta ocasión, el tema que se estará debatiendo es Resistencias colectivas ante el avance neoliberal.
Las charlas se realizarán los días 26 y 27 de junio, en las instalaciones de la Facso desde las 17:00, dando oportunidad a las personas que trabajan a participar de la actividad que es organizada por estudiantes y docentes.
Desde la dirección de Sociología de la Facso-UNA se hace extensiva la invitación a la comunidad académica, cientistas sociales, referentes de organizaciones sociales y a la sociedad en general para que participen del Simposio de Sociología 2024.
El objetivo es compartir reflexiones y análisis rigurosos sobre la realidad social, enfatizando las manifestaciones del avance neoliberal en Paraguay y la región, así como las resistencias que han posibilitado la defensa de derechos sociales y políticos.
En la primera jornada se desarrollará la conferencia “Desafíos y perspectivas ante el neoliberalismo” a cargo de la Lic. Luz Benítez, presidenta de la Asociación Paraguaya de Sociología (APS), la mesa “Avance neoliberal en Paraguay y la región” y la mesa “Democracia y autoritarismo”.
En la segunda jornada las mesas serán sobre “Luchas estudiantiles y solidaridad internacional” y sobre “Movimiento estudiantil en Paraguay”.
El simposio aportará claves para comprender la compleja realidad social actual y contribuirá al proceso de consolidación de la carrera de Sociología de la Facso-UNA, en un momento donde las ciencias sociales críticas se vuelven imprescindibles. Para más detalles sobre el programa, ponencias y participación, visitehttps://facso.una.py/simposio-de-sociologia/
Economía subterránea en Paraguay, un reto para el desarrollo formal
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La economía paraguaya enfrenta un desafío creciente con la expansión de la economía subterránea, un fenómeno que representa casi la mitad del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Según el último informe de PRODesarrollo y Mentu, en 2023, la economía subterránea alcanzó los USD 23.595 millones, equivalentes al 47% del PIB.
Este informe no solo cuantifica el problema, sino que también profundiza en las causas y consecuencias de esta informalidad persistente que abre la puerta a actividades ilegales y genera un entorno económico desfavorable para el desarrollo formal y sostenido del país.
Una de las principales causas del crecimiento de la economía subterránea es el contrabando en la frontera con Argentina, exacerbado por la depreciación de la moneda del país vecino. La diferencia en el valor de las divisas y la situación económica precaria en Argentina han incentivado el contrabando, convirtiéndose en un motor significativo del avance de la informalidad en Paraguay. La presión sobre las divisas en el mercado formal debido a la alta demanda de pesos y dólares es una consecuencia directa de esta dinámica fronteriza.
A pesar de una ligera disminución en la informalidad laboral (del 63% al 62,1%) y en la pobreza (del 25,5% al 22,7%) en 2023, la proporción de la economía subterránea respecto al PIB ha aumentado. Este fenómeno refleja que las mejoras en ciertos indicadores no son suficientes para contrarrestar el arraigo de la informalidad. Las personas y pequeñas empresas, excluidas del sistema financiero formal, a menudo recurren a medios ilegales para financiarse, como la usura, donde enfrentan tasas de interés extremadamente altas. Estas prácticas no solo agravan su situación económica, sino que también alimentan un ciclo de endeudamiento y explotación.
Consecuencias de la economía subterránea
Usura y actividades ilícitas
La usura es uno de los aspectos más oscuros de la economía subterránea. Según Jorge Garicoche, gerente de Economía de Mentu, las tasas de interés en el mercado de la usura pueden alcanzar niveles exorbitantes. Un microcrédito en el sistema formal, con todos los costos adicionales, puede tener una tasa anual del 80%, mientras que en la informalidad, el mismo préstamo se otorga al 40% pero por solo 25 días, lo que anualizado se traduce en una tasa del 500%. En casos extremos, los intereses pueden llegar al 20% diario, generando ganancias que no pueden ser completamente blanqueadas en el sistema formal.
Este dinero “ocioso” busca otros destinos, a menudo financiando actividades ilegales como la trata de personas o el narcotráfico. Las ganancias obtenidas de la usura y otras actividades informales encuentran su camino hacia redes de crimen organizado, exacerbando problemas sociales y económicos más graves.
Contrabando
El contrabando no solo afecta la economía a través de la presión sobre las divisas, sino que también crea un mercado paralelo que evade regulaciones y controles estatales. En las fronteras con Brasil, la utilización de criptomonedas para la compra y venta de productos ilustra la sofisticación y adaptación de las actividades informales a las nuevas tecnologías. Este tipo de transacciones facilita el movimiento de dinero de manera transfronteriza, dificultando aún más la intervención de las autoridades.
Implicaciones para el desarrollo económico
La prevalencia de una economía subterránea tan extensa tiene implicaciones profundas para el desarrollo económico de Paraguay. La informalidad perpetúa un ciclo de exclusión y vulnerabilidad económica para una gran parte de la población, impidiendo que accedan a los beneficios del crecimiento económico formal. Además, al financiar actividades ilegales, la economía subterránea contribuye a la inseguridad y la inestabilidad social.
Desafíos y estrategias
Combatir la economía subterránea requiere una estrategia multifacética que aborde tanto las causas como las consecuencias. Esto incluye fortalecer las fronteras para reducir el contrabando, mejorar la inclusión financiera para ofrecer alternativas viables a la usura y reforzar los mecanismos de control y regulación para evitar el lavado de dinero y otras actividades ilícitas.
Además, es crucial mejorar las condiciones laborales y económicas para que las personas y empresas no se vean forzadas a operar en la informalidad. Programas de educación financiera, acceso a créditos formales con tasas razonables y políticas que fomenten la formalización de pequeñas y medianas empresas pueden contribuir significativamente a reducir la dependencia de la economía subterránea.
“La derrota del progresismo no fue solamente política, sino cultural”
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Fotos: Carlos Juri
En esta edición del programa “Expresso”, transmitido por GEN/Nación Media, Augusto dos Santos recibe al exsenador Hugo Richer, quien reflexiona sobre la situación actual de la oposición y de la izquierda en particular en un contexto de crisis de representación de amplios sectores de la sociedad. Richer sostiene que existe una generalización vulgarizante del término “clase política”, lo cual a su criterio es peligroso para la democracia, pues genera en los ciudadanos la impresión de que todo es igual y que no existen opciones de elegir.
¿Cómo estás administrando esta especie de vacaciones de la izquierda?
–Pues sabes que me hace bien. Desde 2008 hasta 2023 tuve una actividad muy diferente a lo que tenía antes. Estuve cerca de Fernando Lugo cuando asumió, a partir de 2010 fui ministro de Acción Social y después con dos periodos parlamentarios son casi como 15 años y de pronto la adrenalina se acaba. Pero me sirvió realmente para tener un tiempo para lo que siempre hice, para informarme, para leer, recuperar un nivel de lectura con mayor tranquilidad que no se logra normalmente en esos casos de representación y para empezar a escribir algunas cosas, que pienso publicar en los próximos meses. Va a ser un año que dejé el Congreso, estoy cómodo y mirando lo que hicimos, mirando la crisis actual, una crisis en varios sectores políticos y en la sociedad misma, y pensando en las posibles salidas que uno pueda aportar en el debate de las ideas.
–¿Cuál sería tu reflexión al respecto de por qué hoy no se ocupa un espacio?
–Yo creo que la izquierda representada en el Frente Guasu realmente fue la mayor expresión en la historia política del Paraguay, pero creo que hemos cometido errores que no nos permitieron la continuidad y generaron esta crisis actual. Creo que Fernando Lugo tuvo el gran mérito de aglutinar a sectores progresistas, de izquierda, democráticos, en lo que después se denominó el Frente Guasu. La gente dice “la enfermedad de Lugo afectó”. Sí, también es probable. Yo creo que la crisis ya venía incubándose antes, tal vez 2018, 2019, porque como todo proyecto empresarial, político, en algún momento tenés que revisar tus acuerdos, tu dinámica, tu funcionamiento y tenés que darle otra proyección.
CRISIS DE REPRESENTACIÓN
–¿No te parece que faltó un trabajo más en lo que se llama la guerra cultural?
–Yo creo que la derrota del progresismo, de la izquierda, en esta última elección no fue solamente una derrota política, es una derrota cultural. Porque la base social del Frente Guasu, como un proyecto alternativo al de los partidos tradicionales, son los movimientos sociales. Pero los movimientos sociales desde hace un tiempo también entraron en una crisis muy fuerte. Primero el movimiento sindical en la década del 90, el movimiento campesino que fue un poco el baluarte, pero que en los últimos 10 años también entró en una crisis muy importante, y el movimiento universitario que tiene chispazos. Te acordás de “UNA no te calles” y ahora de vuelta estas últimas, pero no logra todavía consolidarse, reconfigurarse como un movimiento estudiantil permanente dentro de los movimientos sociales. Y una derrota cultural, además, en otro ámbito. Estamos viviendo en una sociedad muy compleja. Hoy día es usual el término “clase política”, pero ya no se sabe quién es bueno, quién es malo, quién es honesto o quién es corrupto. Yo creo que eso es peligroso porque no le permite a la gente distinguir entre una idea conservadora, una idea progresista, el corrupto, el honesto Entonces, hemos llegado a una vulgaridad del discurso político Entonces, hemos llegado a una vulgaridad del discurso político.
–Es muy curioso porque en un país donde nadie duda de la existencia de partidos políticos tradicionales también es un síntoma de la despolitización del debate, ¿no?
–Los que hemos pasado aquellos años de la dictadura, en mi caso la segunda parte, la década de los 80 ya en la actividad política, había mucho más debate político, había una intelectualidad más comprometida con el proceso político nacional, había sectores artísticos y de la cultura que tenían opinión sobre la realidad política nacional. ¿Vos leíste últimamente a algún grupo de intelectuales firmando algún manifiesto sobre la situación política nacional? Yo creo que la izquierda, el progresismo, en gran parte fue derrotada por esa pobreza en el debate cultural e intelectual. Como decía (Antonio) Gramsci, aquel pensador y político italiano, finalmente se trata de la disputa de la hegemonía de la sociedad. ¿Qué es la hegemonía? Las ideas vigentes, hegemónicas en la sociedad. Obviamente la izquierda estuvo siempre lejos, incluso en los mejores momentos del Frente Guasu, de peligrar la hegemonía de la idea conservadora que sostienen los partidos tradicionales, pero algún espacio se logró. Eso no se pudo sostener hoy día.
COMUNICACIÓN
–A mí se me hace que no hubo un enrolamiento de nuevas figuras lo suficientemente importantes que permitan a la izquierda subsistir en el poder.
–En los diez últimos años de los dos periodos en el Congreso no hubo. La población paraguaya actual más del 30 % tiene menos de 35 años. Y además estamos en tiempo de las redes sociales. Hay otro lenguaje, hay otra comunicación, bien o mal. Por ejemplo, la idea conservadora en la campaña del Partido Colorado en los celulares de nuestras propias bases sociales decían que el Frente Guasu estaba opuesto a la familia, en un país en donde el 40 % de la familia está encabezado por mujeres. Y ese tipo de discurso nosotros no pudimos contrarrestar, es una mentira, pero era parte de la campaña. Esa gente en nuestra propia base social creyó eso porque ese era el discurso que se vendía por las redes.
–Probablemente no sea solo cuánto no se contrarrestó en ese momento, sino cuánto no se construyó previamente en términos de una idea cultural.
–Por eso digo que es una derrota cultural que llevó a una derrota política, pero además creo que habría que pensar en el futuro. Yo creo que el progresismo, la izquierda, el Frente Guasu tienen mucho que aportar realmente a un debate dentro de la sociedad y a buscar los grandes acuerdos. Si yo soy una persona de izquierda y lo hemos aprendido en el Congreso y también en el gobierno de Lugo, eso no me impide llegar a un acuerdo con sectores, incluso que sean de derecha o conservadores, pues estamos hablando de cuestiones de acuerdos puntuales que necesita el país.
–El acuerdo político es el hueso perdido de la política paraguaya.
–Yo soy una persona que cree que los partidos políticos se tienen que hacer cargo de la gestión del gobierno, porque son los que presentan las candidaturas, entre comillas los programas de gobierno, pero hay una tendencia dentro de este esquema del neoliberalismo de separar el Ejecutivo de los partidos. Grave error. Son los partidos los que tienen que fortalecerse porque los partidos deben ser los que den una garantía. Nosotros necesitamos un debate importante sobre el futuro del país. Vi la última encuesta publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El 60 % de los trabajadores trabaja dentro de una informalidad y dentro de una precariedad laboral. Ese 60 % no tiene acceso a la seguridad social, a la salud, a la jubilación y tampoco hay una política pública de tal manera que exista mano de obra calificada y superior a lo que tenemos en nuestro país. Si queremos cambiar el Paraguay realmente, yo creo que este modelo, y no es una cuestión de antisojero o antiganadero, ya no es suficiente para lo que Paraguay requiere.
DISTRIBUCIÓN DE LAS RIQUEZAS
–¿La izquierda tiene un modelo económico?
–Una gran cosa del progresismo de la izquierda en la región fue la mejor distribución de la riqueza. Lo que pasa es que la mejor distribución depende del modelo y el modelo es básicamente la exportación de materias primas. Durante el gobierno de Lugo cuando se creció el 14 % en 2010, el 10 % en 2009, fue porque había condiciones muy favorables a nivel internacional para los commodities y eso generó un ingreso importante y permitió una mayor distribución de la riqueza. Cuando las condiciones internacionales modifican la situación, por supuesto que eso percute en el ingreso de los países y los modelos se retraen de vuelta.
–¿Por qué surgen los antisistema?
–Yo te decía el tema del modelo económico, que para mí es una razón, depende de los vaivenes del capitalismo internacional. Y en segundo lugar, esa derrota cultural de la que hablábamos es a nivel internacional o por qué ganaron (Jair) Bolsonaro en Brasil, Donald Trump en EE. UU., (Giorgia) Meloni en Italia o (Javier) Milei en Argentina. Cuando terminan las dictaduras en la región, había cosas incuestionables como los derechos humanos, pero hoy día todo está cuestionado, hasta las políticas públicas de salud. Cuando hay un sector importante de la sociedad que se ve resquebrajado en sus ingresos económicos, empieza a escuchar este tipo de ideas. En nuestro país se dio con el d i s c u r s o de Payo Cubas, el antisistema, toda esa historia, la cintareada, tiene fuerza simbólica en una sociedad con partidos políticos en crisis y en una sociedad con valores que también están en crisis en este momento.
FIGURA AGLUTINANTE
–¿Por qué la figura del aglutinador está ausente desde 2008 en la oposición?
–Pero eso ocurrió y ocurre en varios países. No siempre aparecen grandes liderazgos o grandes caudillos. En el Partido Colorado tampoco ya existen. No existe hoy un Luis María Argaña o Lino Oviedo más allá de todas las diferencias que yo tengo con esa gente. En la Argentina cuando se retiran los Kirchner, no había una figura política y aparece un día Alberto Fernández, que no era un aglutinador de masas, era un burócrata. En Bolivia se retira Evo Morales y quién aparece. (Luis) Arce, que es la burocracia. La diferencia está en que no aparecieron en esos países los grandes liderazgos, pero sí existió la posibilidad de grandes acuerdos políticos, que es lo que la oposición en Paraguay no pudo hacer.
–¿Cuál fue la razón?
–La oposición en 2023 no pudo entender que al no existir esa f i g u r a aglutinante eso solamente se suple con grandes acuerdos políticos que aglutinan todas las fuerzas. Yo creo que el Partido Clorado no es solo un partido que está hace 70 años en el gobierno, sino que defiende y administra un modelo político. ¿Cómo hacemos la transición entre el modelo de agronegocios que depende del precio, depende del clima y los precios internacionales?, ¿cómo hacemos la transición entre la producción de materias primas hacia un modelo de producción industrial? Eso debe ser resultado de un acuerdo nacional con empresarios, movimientos sociales, sindicatos y con los partidos políticos. Yo parto de la base de que este modelo que administra el Partido Clorado no da para mucho más.
–¿Cómo ves al PLRA?
–Yo veo el futuro no quiero decir la desaparición como institución, pero el futuro del PLRA como asumiendo un liderazgo de la oposición, yo veo incierto. Hay demasiados pedazos. No hay no solamente un liderazgo, no existe un proyecto (de país).
–¿Qué le dirías a un chico de 18 años que te pregunta qué es la izquierda, el progresismo y por qué tendría que formar parte?
–El Paraguay necesita cambiar su modelo económico y social, una política de mayor inclusión. Los jóvenes no tienen mucha inclusión social en Paraguay. El nivel educativo es muy bajo. Los dos partidos tradicionales no plantean otra cosa. Ese espacio del otra cosa lo va a encontrar en un debate en el progresismo, en la izquierda. Yo cuando voy al interior, hay un porcentaje de la población que le sigue recordando muy bien al gobierno de Lugo porque amplió las políticas sociales. Yo recuerdo un comunicado de los zapatistas firmado por el famoso subcomandante Marcos, que decía que no hay política si no construimos la esperanza. Y para la política que necesitamos reconstruir nosotros en el campo popular, el progresismo y la izquierda necesitamos la batalla cultural.