El cuarto día de legítimas protestas ciudadanas también ha ocasionado el cuarto día de enfrentamientos violentos entre un grupo de manifestantes, algunos de ellos infiltrados en la multitud, y las fuerzas policiales.
Pero a medida que transcurren los días, los daños materiales y destrozos ocasionados por el vandalismo de algunos inadaptados van en aumento. Se temía que los ataques estarían dirigidos a medios de prensa y comunicadores, como efectivamente ocurrió.
Similar a Chile
Este mismo desarrollo fue observado en Chile durante una etapa creciente de las protestas contra el gobierno de Sebastián Piñera, cuando a comienzos del mes de mayo decenas de manifestantes encapuchados atacaron una camioneta de un canal de televisión chileno, hiriendo al conductor y a un camarógrafo.
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Durante una manifestación de estudiantes el 8 de mayo del mismo año, también asaltaron a un periodista de la cadena estadounidense CNN.
La cuarta jornada de protesta se inició de manera pacífica, salvo un par de incidentes aislados como la detención de infiltrados violentos, quienes fueron identificados por los propios manifestantes. Pero cuando la mayor parte de las personas que llegaron a participar de manera pacífica se retiró, los violentos tomaron el control y atacaron la sede de la Asociación Nacional Republicana (ANR) y un móvil del canal GEN.
No contento con eso, a pesar de ser desalojados de la zona, los vándalos se dirigieron hacia el microcentro, quemando y destruyendo lo que encontraban a su paso. Finalmente, la cobertura que realizan los medios de comunicación de las jornadas de protesta termina centrándose en los hechos violentos en lugar de las marchas pacíficas que los preceden.
Al igual que sigue sucediendo en Chile, las cuestiones importantes que llevaron a la mayoría de la ciudadanía a reclamar pasan por momentos a un segundo plano. Pero la pregunta es, ¿quién los financia? El vandalismo va acompañado de elementos capaces de generar incendios y otros daños materiales. Los violentos se convocan a través de grupos de mensajería y en ellos, algunos de sus integrantes van mencionando lo que se necesita para iniciar los enfrentamientos.
Lo llamativo es que varios de estos grupos de mensajería se formaron y comenzaron a activar desde varios meses atrás, en algunos de ellos participan figuras conocidas de la política y también activistas sociales, pero nunca se hace pedido de colaboración económica.
Varias figuras políticas acusaron a Nicolás Maduro de estar detrás del financiamiento de las protestas en Chile y en Ecuador desde antes del 2019, mientras que el ministro Arnaldo Giuzzio afirmó tras la primera jornada de protestas, el viernes pasado, que tenían conocimiento que personas quienes provinieron del exterior tomaron parte de la organización de los violentos hechos.
Varias autoridades nacionales ya mencionaron que referentes de partidos opositores como Efraín Alegre y Fernando Lugo estarían buscando rédito y es el motivo por el cual llaman a sus adherentes a participar en las protestas. Incluso, algunos van más allá y ven la influencia del Grupo de Puebla en la organización y el financiamiento de las jornadas de violencia en las calles de Asunción.
Ataques a la prensa
Un grupo de inadaptados destrozó el móvil del canal GEN durante la manifestación contra el Gobierno en las inmediaciones de la Junta de Gobierno de la Asociación Nacional Republicana (ANR). Los vándalos dejaron con severos daños el vehículo, utilizado por los trabajadores de prensa para cubrir la movilización.
Los responsables rompieron los vidrios del auto e hicieron chocar contra una columna de la Administración Nacional de Electricidad (Ande), luego de haberlo empujado por más de 100 metros. Otros rodados también fueron dañados por los vándalos. Varios trabajadores de diferentes medios de comunicación han resultado heridos, todos ellos con gravedad desde el inicio de las protestas ciudadanas que culminan con hechos violentos en cada jornada.
Detenidos
Al menos 16 personas fueron demoradas y permanecen en la Comisaría 3ra. Metropolitana. Entre los detenidos se encuentran dos menores de edad y el resto tiene entre 22 y 25 años. Entre algunos delitos figuran perturbación a la paz pública y otros más, según cada caso, informaron desde la Policía Nacional.
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