Por Valentina Jara.
La terapia asistida con animales (TAA) es una intervención terapéutica en la que animales, como perros y caballos, son aliados de los profesionales de la salud para ayudar a los pacientes en diferentes condiciones. Entre sus objetivos se encuentra generar un vínculo afectivo entre el paciente y el animal que acompaña a la evolución terapéutica.
Esta forma de tratar enfermedades no ha sido aún explorada en su totalidad. Sin embargo, existen múltiples estudios que demuestran su efectividad, tanto con dificultades físicas como mentales en todas las edades. En nuestro país, la rama más desarrollada es la equinoterapia, que trabaja con caballos. A fin de conocer más sobre las implicancias de este tratamiento, desde La Nación/Nación Media conversamos con la licenciada en psicología Julieta Morales, especializada en TAA.
Te puede interesar: Dieta cetogénica: mitos, beneficios y el impacto en la salud
Es innovadora y para todos
“Esta terapia en realidad aplica a todas las personas, siempre y cuando no presenten algún tipo de fobia, que dentro de todo eso también se puede trabajar”, explicó Morales sobre la accesibilidad del tratamiento. Aclaró que este tipo de intervención no sustituye otras terapias, sino que es un proceso complementario. Además, comentó que existen investigaciones que respaldan el uso de la misma en pacientes con TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), autismo, entre otros.
La licenciada trabaja actualmente en terapia asistida con perros, la cual considera como una forma alternativa e innovadora para respaldar las necesidades de los pacientes. Sobre el entrenamiento previo que debe tener un can de terapia, comentó: “Antes que nada, me gustaría aclarar que en el momento de elección de un perro de terapia no miramos la raza, sino características. Es importante que el perro esté entrenado y habituado a su labor, debe estar acostumbrado al contacto, a otros perros, a otras personas y debe tener un vínculo afectivo importante con la persona que trabaje”.
Generar vínculos
Enfatizó en que los vínculos del animal con las personas a su alrededor son un factor clave para determinar la efectividad de la terapia. También sugirió que los beneficios de esta tienen mucho que ver con los objetivos terapéuticos de cada persona: “Hay una frase que me encanta de Boris Levinson que dice: ‘Cuanto más podamos observar al paciente en interacción con un animal de compañía, más profundas serán las conclusiones que saquemos’. Los beneficios de la terapia son de acuerdo a qué objetivos terapéuticos está trabajando el paciente”.
Añadió que formar un buen canino de terapia requiere trabajo y tiempo: “Son muchas horas de juego y entrenamiento con el perro de terapia, tenemos que saber que detrás de un gran perro de terapia, hay un gran guía”. Por último, señaló la importancia de la responsabilidad tanto de parte de los profesionales como de los pacientes que desean participar de estas actividades terapéuticas.
“Es demasiado importante que los profesionales que van a implementar este tipo de terapia sean realmente responsables con sus animales, velar por el bienestar de ellos es igual de importante que el bienestar de los pacientes. Las personas que se introduzcan a esta actividad también deben ser muy responsables con la formación que conlleva esto, es demasiado importante tener a personas capacitadas y por sobre todo éticamente responsables”, dijo Morales a LN.
Lea también: TDA-TDAH: uno de los trastornos del neurodesarrollo más frecuentes en la niñez