Las primeras gotas se confundieron con el sudor de los que combatían el fuego en la parte norte del Paraguay, sin embargo pronto miraron al cielo para agradecer el milagro del que eran testigos. Al filo entre el atardecer y comienzo de la noche, la lluvia llegó como una bendición en algunas zonas del Chaco paraguayo, especialmente en Fuerte Olimpo y Toro Pampa.

También en la zona de Chovoreca, el júbilo que demostraron los hombres que desde hace días luchan incansablemente por aplacar las llamas asesinas confundieron las risas con las lágrimas y sintieron la refrescante caricia del agua corriendo por el cuerpo. Con ansias esperan que sigan las precipitaciones para apagar todos los focos que sin piedad están arrasando con la vida silvestre

Los trabajadores de Alto Paraguay no perdieron tiempo y con celulares grabaron ese momento increíble, que era celebrado con gritos de júbilo. Y aunque el agua del cielo resultaba de color oscuro y no sirve para beber, cada gota representa un valioso aporte para apagar el fuego.

En desarrollo


Dejanos tu comentario