Este sábado 6 de julio, de 8:00 a 14:00, se llevará a cabo la tradicional feria de La Red Agroecológica en Plaza Italia (14 de Mayo esquina Ygatimi). Durante el evento, habrá música en vivo, danza afrosensorial y una variedad de productos frutihortícolas de huertas y chacras, artesanías, así como alimentos elaborados artesanalmente, como cada fin de semana. Este encuentro reúne a productores y artesanos de diferentes puntos del país.
El encuentro de Danza Afrosensorial con el profesor Carlos Malaquías se realizará a las 10:30. En esta actividad, la danza y la percusión se fusionan en una expresión artística que combina movimientos y ritmos tradicionales de las culturas africanas con técnicas de conciencia corporal y percepción sensorial, enfocándose en la conexión profunda entre el cuerpo y la mente.
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Habrá música en vivo a las 12:00, desde Buenos Aires llega Pulso Random, una propuesta liderada por el cantante, coach vocal y productor musical Tomi Gara, que deleitará con un popurrí de canciones pop, R&B y neo soul. El músico fue el cantante líder en varios proyectos como Ópera Prima (tributo a Queen), el coro góspel de Argentina, Old Memories, Pulso Random, entre otros, y produjo su propio disco como cantautor en 2019.
La actividad cuenta con apoyo del programa Fondos de Cultural de la Secretaría Nacional de Cultura, que tiene como objetivo impulsar y promover la cultura en todas sus formas, fortaleciendo así la identidad local y fomentando la participación ciudadana en el desarrollo cultural del país.
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Supermercadistas piden mejorar proceso para importación de productos frutihortícolas
La Cámara Paraguaya de Supermercados (Capasu) emitió un comunicado en el que respalda la decisión del Poder Ejecutivo de destituir al titular del Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (Senave), Justo Soria, imputado junto a otras personas por un supuesto cobro ilegal de aranceles para autorizar la expedición del certificado que habilita la importación de productos frutihortícolas.
Desde el gremio piden una transformación real en el proceso de habilitación para la importación de frutas y verduras con “más transparencia, más competencia, más justicia”, dejando de lado los intereses y priorizando el “derecho de los paraguayos de acceder a productos a mejores precios, con mayor calidad y en un entorno competitivo y legal”.
“Durante años los mecanismos de autorización para la importación de frutas y verduras -como Afidi- han sido utilizados NO para garantizar la sanidad ni el orden del comercio, sino para beneficiar a intereses particulares mediante coimas y restricciones arbitrarias que limitan ingreso legal de productos", menciona el documento.
Así también añade que esta situación “impide la competencia justa, encarece artificialmente los precios y perjudica tanto a comerciantes formales como a las familias paraguayas”.
La Capasu sostiene que “es momento de abrir un debate serio y valiente sobre la necesidad de reformar integralmente este modelo de gestión. No puede haber desarrollo económico ni bienestar social si el acceso alimentos frescos y de calidad está condicionado por prácticas extorsivas”.
La Unión Industrial Paraguaya (UIP) también se pronunció al respecto ayer domingo, felicitando la decisión del presidente Santiago Peña de remover al presidente del Senave y pidieron realizar cambios en la expedición de habilitación para la importación de productos frutihortícolas.
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El ñandutí: una tradición que lleva el pan a los hogares
- Jimmi Peralta
- Fotos: Matías Amarilla
El ñandutí, tejido tradicional del Paraguay, presenta en sí misma una sutil metáfora de su naturaleza dentro de la ciudad que sin dudas es su hogar, Itauguá. Situado a 30 kilómetros de Asunción, el distrito es conocido como el centro de producción de vestidos, cuadros, blusas y manteles confeccionados a base de este tejido artesanal, que representa al suelo guaraní en todo el mundo en diversas instancias y certámenes. Las artesanas redoblan la apuesta y ahora van por el Récord Guinness.
El ñandutí es realizado generalmente de manera individual por manos de mujeres. En su desarrollo, tejen más allá del bastidor una trama de producción en comunidad que traza formas, líneas rectas y curvas interconectadas en la diversidad de colores y direcciones.
Como artesanía, el ñandutí se aprende en la casa, con la magia de la formación no sistemática, que da vuelo y vida a su esencia. Al mismo tiempo, pone el sentido de la transmisión de conocimiento de madres a hijas y de hijas a madres, entretanto se cimenta parte del sustento familiar. Este tejido primero pone pie en la función más elemental: llevar el plato de comida a los hogares de los itaugüeños para después barnizar el vínculo colectivo de una ciudad que cuenta con varios centenares de tejedores y tejedoras.
“Mi abuela no sé si tejía, pero yo aprendí de mi mamá, de muy chiquita, y ni bien cuando yo empecé a hacer los bordados, me daba la plata mi mamá. ‘Este es tu trabajo. Te va a servir para comprar otra vez tus materiales’, me solía decir mi mamá. Y así nunca dejé de hacer. Este trabajo también ayudó para criar a mis tres hijas”, comenta Antonia Morínigo, tejedora itaugüeña que esta semana se sumó a la Red Tejiendo Cultura, una plataforma que nuclea a más de 500 artesanas del ñandutí del Paraguay y de países como Australia, Puerto Rico, Chile, Reino Unido, España y Argentina.
Más de 150 de estas artesanas son de Itauguá, algunas jóvenes y otras de más de 90 años. Ahora forman parte de este proyecto que busca sumar el trabajo individual para armar el tejido de ñandutí más grande el mundo, que será de 120 metros de largo por 5 metros de ancho, buscando el récord mundial.
TEMPRANA INICIACIÓN
Como la mayoría de las tejedoras, Antonia empezó de niña. Ahora es abuela y ya no puede producir en bastidores grandes como antes. Ella tiene a su cargo las labores del hogar y todos los días, después del almuerzo, se sienta en su dormitorio a dibujar con el hilo y la aguja sobre su tela. “Este bastidor armado yo termino en un día, porque yo soy ama de casa, tengo que cocinar todo, yo soy la mamá de la casa. A la tarde, puede comer la comida, me suelo sentar acá en mi pieza y hago mi ñandutí, a la noche ya quiero descansar”, comenta. El proceso de producción arranca con el dibujo sobre el papel “y regla”, recuerdan las tejedoras. Luego se estira la tela en el bastidor, se dibuja en la tela y se comienza a tejer. Terminado el trabajo, se separa el tejido de la tela, se lo lava y finalmente se le pone el almidón para que se endurezca.
“Hay gente que tuvo que migrar a otros países, pero se llevaron parte de sus culturas y otras que se dedicaron a enseñar y así esparcir por todo el mundo. La ciudad de Itauguá es conocida como la capital del ñandutí y cuna de la misma. En cada compañía de Itauguá te encontrarás con un o una artesana elaborando su trabajo porque la técnica fue otorgada de generación a generación y se ha vuelto una tradición para las familias. Es por ello que hay más cantidad de artesanos en la localidad de Itauguá”, comenta Guillermo Acosta, coordinador de la Red, itaugüeño y profesor de ñandutí, quien en su propio perfil vital narra la historia del tejido y las familias de su ciudad.
“Todo se inició desde la tristeza de mi querida Maximina Quiñónez. En una tarde se puso triste y observaba su ñandutí y me dice ‘qué pena que ninguna de mis hijas va a legar esto que yo hago, ninguna de ellas dos sabe hacer’. Sentí tanta pena al oírla decir eso que entonces le pregunté cuál era el dechado más difícil y complicado de hacer. A lo que ella me respondió el arasape y la filigrana, que coincidentemente estaba haciendo. Entonces me fijo en sus idas y vueltas que realizaba sin decirle nada en absoluto. Como ella trabajaba cama adentro y venía a casa los fines de semana, la sorprendí con un trabajo que estaba realizando sin decirle nada. Era una imagen de san Blas, pero en ñandutí. Me pregunta quién hizo y le digo que yo.
Me mira y dice que no me cree. Para que me pudiera creer, me siento y le muestro que sí lo podía hacer y desde entonces le tomé como hobby”, narra Acosta sobre cómo en el ñandutí se reafirma el tejido social y el empoderamiento económico de las mujeres de una ciudad.
TRANSMISIÓN INTERGENERACIONAL
Juliana Centurión (88) y Esmérita Antonia Centurión (91) son dos hermanas tejedoras que viven junto a la hija de la segunda en una humilde casa en el centro de Itauguá, donde las tres comparten además el amor al ñandutí y su creación.
Las hermanas aprendieron el oficio desde pequeñas. Su madre transmitía el conocimiento a su descendencia femenina, “porque los varones buscaban otras formas de aportar, como trabajando en la carpintería y otras cosas”.
“Cuando teníamos entre 7 u 8 años nosotros mirábamos a escondidas cómo trabajaba nuestra mamá y hacíamos que practicábamos en papel. No podías hacerlo bien porque ella no quería que nosotras trabajemos. Pero cuando se dio cuenta de que ya lo hacíamos, finalmente decidió mostrarnos cómo hacerlo bien”, comenta Esmérita.
“Cuando me siento puedo producir rápido, pero ahora ya no puedo sentarme por mucho tiempo, ya estoy grande”, explica Juliana.
“Antes valía más nuestro trabajo, se pagaba mejor por el ñandutí. Nosotras ya no salimos a vender ahora, no nos vamos a ninguna parte. Vienen a hacernos el pedido y hacemos. Antes salíamos, ahora tenemos una patrona. Antes producíamos muchísimo más”, explica Esmérita.
El oficio que le legó su madre le sirvió para sostenerse durante una larga vida y para la crianza de su hija, que también teje. Las hermanas se sumaron esta semana al proyecto que busca batir el récord mundial con un tejido de producción colectiva.
ENSAMBLE
Actualmente la producción de las tejedoras se realiza de diversas maneras, pero la preferida es la realización individual de piezas que después son acopiadas e integradas a vestidos, manteles y otras piezas.
Los precios pueden variar y los productos se realizan en algunos casos bajo pedido y en otros es un proceso a la espera de clientes. Las pequeñas piezas se suman entre sí y de esta manera diversas tejedoras pueden finalmente articular sus trabajos en un producto final, que provee a sus hogares de sustento y de prendas a las principales tiendas especializadas de la ciudad o, como varias de ellas dicen, “a mi patrona”.
Entre tanto, para el proyecto del tejido más grande del mundo se les proveerá a todas las artesanas de insumos (bastidores, lienzos, hilos, agujas) y ellas decidirán cuántos módulos realizarán de acuerdo a sus capacidades y habilidades. Las piezas serán posteriormente certificadas para el ensamble. Como es dable esperar, la producción del tejido significará un ingreso económico.
Se estima que se juntarán unas 2.200 piezas a través de la red. Esta será de los diez dechados (dibujos) seleccionados para la ocasión: jazmín poty, mbokaja poty, buey pypore, machete punta, arasape, arapaho un lado, estrella de cuatro puntas con kurusu’i, takuru con karê’i doble, margarita y pensamiento. A los costados la pieza contará con randas con cadenilla doble y en las esquinas estrellas de cuatro puntas con filete. La puesta en valor del ñandutí a través de este proyecto genera un aporte inmediato mediante la generación de pedidos para las tejedoras. A mediano plazo centralizará una red de trabajadoras, lo que podría facilitar a futuro la producción, la adquisición de insumos y la comercialización. A largo plazo se busca la valoración cultural y pecuniaria a nivel nacional e internacional de este tejido que data del XVI, y que surgió en estas tierras de la unión de una técnica europea y la creatividad de la mujer paraguaya.
“CADA VEZ QUE TE TENGO PEDIDO VENDO TODO MI ÑANDUTÍ”
Porfiria González (61), de Itauguá Guasu Costa Dulce, teje desde los 13 años. Ella valora la iniciativa del proyecto y celebra que significará más trabajo para ella.
“Aprendí a hacer ñandutí viendo a mi tía y mi prima. Al darle el primer trabajo que hice, mi tía ya lo llevó, vendió y me trajo ya directamente materiales para hacer más”, comenta Porfiria, quien trabaja mechando su artesanía con las labores domésticas con la ayuda de su hija.
“Yo me levanto a la mañanita y en medio de mi mate hago mi ñandutí. Después me levanto a hacer para el almuerzo, hago todo eso y ya me siento otra vez a trabajar. Si no hay pedido, igual nomás hago yo. En algún momento va a venir el pedido. Cada vez que tengo pedido vendo todo mi ñandutí; si no hago mi ñandutí, hago chipa”, comenta.
Relata que para ella la parte más difícil es el dibujo. “Eso se hace primero, el dibujo, con la regla se hace, se hace bien eso en el papel, después tenés que estirar con el bastidor la tela y dibujar. Ahí se trabaja”, narra sobre el proceso de producción.
“DESDE MUY CHIQUITA ME PAGABAN POR MI TRABAJO”
Felipa López (63) desde los 7 años se sumó a su mamá, su abuela y sus hermanas, todas de la ciudad del ñandutí, en el oficio de tejedora.
“Hago diferentes dibujos, con hilo fino y con hilo grueso, de ambas formas. Eso también me enseñó mi mamá. A ella le enseñó mi abuela. Desde muy chiquita me pagaban por mi trabajo. La plata me servía para mi escuela, para mis útiles. Tengo siete hijos, ahora conmigo ya solo vive uno. A tejer le enseñé solo a dos hijas mías”, comenta Felipa, quien desde sus manos y el arte dio de comer a su familia junto con su marido, quien es constructor.
“JAGANA´I, PERO JAGANA, UPÉA LA HE´ISÉVA”
Filemona Figueredo (68) arrancó como tejedora a los 12 años con su madre y sus seis hermanas. Ella también se sienta con su bastidor entre las actividades de cuidado y de la labor doméstica en su hogar itaugüeño.
“Recuerdo que cuando era chiquita cada 15 días nos tocaba a cada una ir a vender. De esa plata comprábamos para nuestra ropa para farrear”, comenta entre risas.
“Nunca trabajamos para otra persona”, refiere acentuando que nunca tuvo un trabajo en situación de dependencia.
“Siempre jagana’i, pero jagana, upéa la he’iséva. Igusto remba’apo, revende ha rejúma nde platamíre” (siempre ganamos poco, pero ganamos, eso es lo que importa. Da gusto trabajar, vender y venir con tu platita), explica Filemona, quien es madre de tres hijos.
SOBRE EL PROYECTO
Tejiendo Cultura – El Ñandutí Más Extenso del Mundo es una iniciativa impulsada por Innovaciones Comerciales y la Asociación de Ñandutí en Japón, con el acompañamiento de la Municipalidad de Itauguá y la alianza estratégica de la EBA.
Su objetivo no solo es confeccionar de forma colaborativa la pieza de ñandutí más grande del mundo, sino también visibilizar el trabajo artesanal, fortalecer el turismo cultural y abrir nuevas oportunidades económicas para las tejedoras del país a través del arte textil.
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Este finde, abrígate con artesanía
Una oportunidad perfecta para apoyar el talento nacional y llevarse piezas con historia, ideales para regalar o disfrutar.
Este sábado 05 y domingo 06 de julio, el Centro Cultural del Puerto se convertirá en el punto de encuentro ideal para quienes buscan abrigo con identidad propia. Se trata de la feria de Invierno “Artesanías que abrigan” en el Centro Cultural del Puerto.
Artesanas de diferentes puntos del país se reúnen este fin de semana para celebrar el talento y el abrigo hecho a mano, en una nueva edición de la Feria de Invierno, con propuestas únicas para esta temporada.
El evento invita a disfrutar de una experiencia que combina arte, tradición y diseño. Se podrá encontrar tejidos, cueros, lanas, cerámica, indumentaria, objetos decorativos y mucho más, todo creado de manera artesanal, pero con el valor agregado del trabajo hecho a mano.
La feria reunirá a artesanos de las ciudades de San Miguel, Santiago, Carapeguá, Caacupé, Itacurubí de la Cordillera, Atyrá, Capiatá, Areguá, Tobatí e Itá.
Además de la variada oferta de productos, la feria contará con un espacio gastronómico para compartir sabores invernales y actividades para toda la familia.
Habrá talleres para los más pequeños, con enfoque en la cultura y artesanía, así como demostraciones de las técnicas de artesanía, que sumarán como atractivos en esta gran fiesta de invierno.
De esta manera, la actividad se convierte en una oportunidad perfecta para apoyar el talento nacional, a más de llevarse piezas con historia, ideales para regalar o disfrutar. No te pierdas la cita con el talento en artesanía local, este sábado y domingo de 09:00 a 20:00, en el Centro Cultural del Puerto, con acceso libre y gratuito.
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Feria de empleo para mujeres se desarrollará este viernes en Yaguarón
Las mujeres con habilidades para la costura o interesadas en el cuidado de niños tienen una cita este viernes 4 de julio, desde las 09:00 hasta las 11:00 horas, en la seccional de la ANR de la ciudad de Yaguarón, ubicada sobre Ruta PY 01, casi Capitán Rodríguez.
Allí, durante la jornada Educal, se llevará a cabo una feria de empleo enfocada a mujeres y abierta a todo público, sin un límite de edad.
“Vimos que en muchas fábricas existe la necesidad de mano de obra de calidad de costureras y recibimos la información de que en esta ciudad existe una importante cantidad de personas con habilidad para la costura; por eso, queremos acercarlas a las empresas y que puedan reclutarlas de manera más directa”, comentó el especialista de empleo Enrique López Arce en conversación con La Nación/Nación Media.
Otro rubro de gran demanda y que no cuenta con postulantes es el cuidado de niños; en esta oportunidad, la modalidad de trabajo que se ofrece es ideal para mujeres jóvenes que están estudiando entre semana, ya que son trabajos de cuidado remunerados por hora, en su mayoría los fines de semana.
“Existen empresas que están contando con un importante espacio de captación para lo que serían niñeras por horas durante el sábado y el domingo, y se busca justamente un perfil femenino, responsable y por sobre todo comprometido, porque van a cuidar a lo más valioso que tienen las familias, que son sus niños”, explicó López Arce.
Destacó que la finalidad de este tipo de ferias de empleo es poder potenciar las búsquedas laborales de los ciudadanos, acercando a los diferentes empleadores para que conozcan la zona donde viven y sus perfiles socioeconómicos de primera mano, acortando las distancias que son puestas en muchas ocasiones a través de agencias de empleo.
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