El evento ambiental más importante de Asunción, la Plantatón confirmó la realización de su octava edición, con el lema “Generamos vida”, el próximo sábado 11 de mayo, desde las 8:30, en la Costanera Sur. El proyecto, que ha hecho posible la plantación de miles de árboles en la capital del país, habilitó su inscripción gratuito para los voluntarios interesados en la nuevo convocatoria.
“¿Querés seguir haciendo historia con nosotros? Habilitamos el link de inscripción para el evento ambiental más grande de la capital, Plantatón 2024 en su VIII edición”, anunció el ambientalista José Alvarenga Bonzi, el impulsor de esta actividad a través de la red social X, que fuera concejal de Asunción y que se desempeña actualmente como jefe del área de Medio Ambiente de la Entidad Nacional Yacyretá (EBY). El formulario de inscripción: https://forms.gle/63mveZjLbqMh7zx28.
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En julio de 2023 se realizó la séptima edición en la Costanera Norte de Asunción, con el lema “Cada vez mejor”, oportunidad en que el objetivo fue la plantación de 5.000 árboles “alcanzando los 80.000 árboles plantados en la Capital durante estos estos 7 años”, según había manifestado Alvarenga hace casi un año.
El impulsor de la Plantatón había asumido como concejal de Asunción en diciembre del 2015, a los 27 años de edad, para el período 2015-2020, y presidió la Comisión de Recursos Naturales y Medio Ambiente, siendo reconocido ante la comuna y la sociedad civil como concejal ambientalista. Viene trabajando en arborizaciones puntuales a lo largo y ancho de la capital del país y en gestiones concernientes a la preservación y conservación del medio ambiente.
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Convenio entre Paraguay y Finlandia refuerza alianzas por el desarrollo sostenible
Paraguay y Finlandia firmaron un memorándum de entendimiento con el objetivo de fortalecer la cooperación bilateral en materia ambiental, con especial énfasis en el desarrollo sostenible, la gestión de residuos y la lucha contra el cambio climático.
El ministro del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades), Rolando De Barros Barreto, quien participó de la misión en Finlandia, mantuvo un almuerzo de trabajo con la ministra de Clima y Medio Ambiente de dicho país, Sari Multala. El encuentro entre las autoridades, sirvió para delinear acciones conjuntas en materia de cambio climático, en línea con las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC), así como avanzar en políticas públicas sostenibles y marcos normativos modernos.
Finlandia, país reconocido por su liderazgo en economía circular y políticas de separación y valorización de residuos, ofreció compartir su experiencia tecnológica e institucional para contribuir con la mejora de los sistemas de gestión ambiental en Paraguay.
Durante la reunión, se reafirmó el compromiso de trabajar en áreas clave como la promoción de energías renovables, el fortalecimiento institucional y la implementación de modelos exitosos de reciclaje. En ese marco, el ministro De Barros destacó el potencial de Paraguay en materia de bioenergía y el papel que puede jugar el sector privado en impulsar iniciativas sostenibles.
“Una vez más ratificamos nuestro compromiso con el medioambiente y el desarrollo sostenible. Este acuerdo permite abrir líneas de acción concretas hacia el cambio climático, como potenciar la bioenergía. Las tecnologías e innovaciones actuales permitirán que el sector privado desembarque con fuerza en Paraguay y contribuya realmente al desarrollo”, expresó el titular del Mades.
Por su parte, el vicepresidente de Biocap, gremio que nuclea a empresas de energías renovables, Francisco Juarengui, celebró el convenio y expresó el interés del sector privado en apoyar esta agenda. “Estamos muy entusiasmados con esta iniciativa. Desde Biocap ratificamos nuestro compromiso de acompañar con inversiones esta decisión política de promover energías limpias en Paraguay”, manifestó.
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Los rayos destruyen 320 millones de árboles cada año
Investigadores de la Universidad Técnica de Múnich (TUM) han desarrollado nuevos modelos de cálculo que, por primera vez, estiman la influencia global de los rayos en los ecosistemas forestales. Según sus hallazgos, publicados en Global Change Biology, se estima que 320 millones de árboles mueren cada año debido a la caída de rayos.
Las pérdidas de árboles causadas por incendios forestales provocados directamente por rayos no se incluyen en estas cifras. En el futuro, la mortalidad de árboles inducida por rayos podría aumentar debido al incremento en la frecuencia de los destellos.
Los daños causados por rayos en los bosques suelen ser difíciles de detectar y solo se han estudiado sistemáticamente en unos pocos lugares. Hasta ahora, no se sabía con certeza cuántos árboles mueren cada año en todo el mundo debido a daños directos relacionados con rayos.
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El equipo de investigación de la TUM ha desarrollado el primer método para estimar cuántos árboles se ven tan gravemente afectados por rayos que finalmente mueren. Su conclusión: el impacto ecológico de los rayos se ha subestimado.
Mientras que los estudios anteriores se centraron en observaciones de campo en bosques individuales, los investigadores de la TUM adoptaron un enfoque matemático. Ampliaron un modelo global de vegetación ampliamente utilizado integrando datos observacionales y patrones globales de rayos.
“Ahora podemos no solo estimar cuántos árboles mueren anualmente por rayos, sino también identificar las regiones más afectadas y evaluar las implicaciones para el almacenamiento global de carbono y la estructura forestal”, explica en un comunicado Andreas Krause, autor principal del estudio e investigador de la Cátedra de Interacciones Superficie Terrestre-Atmósfera.
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Más en el futuro
Los 320 millones de árboles victimas cada año de los rayos representan entre el 2,1 % y el 2,9 % de la pérdida total de biomasa vegetal anual. Se estima que esta descomposición de biomasa emite entre 770 y 1.090 millones de toneladas de CO2 al año.
Los investigadores destacan que estas emisiones son sorprendentemente altas: su magnitud es comparable a la de los aproximadamente 1.260 millones de toneladas de CO2 que se liberan anualmente por la combustión de plantas vivas en los incendios forestales. Sin embargo, las emisiones totales de CO2 de los incendios forestales son sustancialmente mayores (alrededor de 5.850 millones de toneladas al año), ya que también incluyen la quema de madera muerta y materia orgánica del suelo.
“La mayoría de los modelos climáticos proyectan un aumento en la frecuencia de rayos en las próximas décadas, por lo que conviene prestar más atención a esta perturbación, en gran medida ignorada”, afirma Krause. “Actualmente, la mortalidad de árboles inducida por rayos es mayor en las regiones tropicales. Sin embargo, los modelos sugieren que la frecuencia de rayos aumentará principalmente en las regiones de latitudes medias y altas, lo que significa que la mortalidad por rayos también podría cobrar mayor relevancia en los bosques templados y boreales”.
Fuente: Europa Press.
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“La Selva Escondida” de una anciana indígena en Lima
- Lima, Perú. AFP.
En la ladera de una colina, en uno de los barrios más áridos y pobres de Lima, se alza un frondoso bosque. Esther Rodríguez, una indígena migrante, ha cultivado por años este oasis en la capital peruana, considerada la más desértica del mundo después de El Cairo. Rodríguez llegó a este lugar en la década de los ochenta tras huir de su natal Ayacucho, en la sierra sur de Perú, entonces azotada por el conflicto armado con la extinta guerrilla de Sendero Luminoso.
Movida por la nostalgia, quiso recrear el verde de su tierra. Hoy, a sus 85 años, es el alma de este singular bosque urbano de 4.000 m² —casi la mitad de un campo profesional de fútbol- en el corazón del distrito de San Juan de Lurigancho. “Me gusta vivir rodeada de mis plantas”, se regodea Rodríguez, una anciana de amplia sonrisa, en entrevista con la AFP.
Este paisaje con más de cien especies, incluidos árboles frutales y plantas medicinales, creó un llamativo microclima en Lima, ciudad de 10 millones de habitantes y una de las más contaminadas de América Latina. San Juan de Lurigancho, con 1,2 millones de habitantes, es a su vez el distrito más poblado y poluído, principalmente por su parque automotor obsoleto, según un estudio del Instituto de la Naturaleza, Tierra y Energía de la Universidad Católica. Rodríguez recuerda que mientras sus hijos iban a la escuela comenzó a sembrar plantas en su terreno rocoso, un refugio que se popularizó como una “selva escondida”.
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“Cubos de agua”
En este oasis de flores, plátanos, mandarinas, aguacates y maracuyá zumban las abejas y revolotean las mariposas. Cerca, en un estanque lleno de peces, un colibrí se acicala. Antes “no había nada ni nadie en los cerros, así que poco a poco empecé a cargar cubos de agua”, para nutrir el naciente verde, sostiene Esther. Esther no se amilanó y pudo abrir tres pozos que hoy se conectan a la red de suministro de Lima. En la capital, el 6 % de la población no tiene aún acceso al agua potable, según estadísticas oficiales.
Cuatro de sus hijos ahora gestionan y mantienen la selva escondida, que desde 2020 recibe visitantes, especialmente escolares. “Queremos que este lugar sea una fuente de inspiración”, explica una de las hijas de la octogenaria, también llamada Esther. Abrirlo al público ha revitalizado la zona: se crearon senderos e instalaron bombas eléctricas para mejorar el riego, entre otras cosas. Cada visitante debe pagar seis soles (1,60 dólares). Más allá del aspecto turístico, la iniciativa también ofrece beneficios ecológicos.
Esta casi media “hectárea de bosque regula la temperatura y la humedad y mejora las condiciones sanitarias, especialmente en una zona donde las enfermedades respiratorias son comunes”, señala Fernando Regalo, ingeniero forestal de la ONG Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sustentable (FCDS). Y la familia que cuida este oasis todavía tiene una parcela por sembrar. “Se siente como si estuvieras en la selva, con los sonidos, los animalitos, los pájaros y los árboles”, se entusiasma Constantina Zevallos Mora, una de las visitantes del lugar.
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Escuelas verdes: cuando la educación ambiental cambia familias y ciudades
Por Lourdes Torres (lourdes.torres@nacionmedia.com)
Aplicar de manera trasversal la educación ambiental desde la primaria puede significar importantes cambios en la sociedad. Así lo confirman padres, docentes y alumnos de instituciones educativas que desde hace años están implementando un programa de estudio ambiental impulsado por el Equipo Inspectorial Medioambiental de la Sociedad Salesiana del Paraguay.
Son poco más de las 7 de la mañana, la densa neblina otoñal se va disipando con los primeros rayos del sol. En el aula del 8° grado se preparan con mucha ansiedad por salir al patio trasero de la Escuela Salesiana Pedro Ignacio Morínigo de la ciudad de Fernando de la Mora. Allí tienen una pequeña huerta escolar. Los acompaña el profesor Adolfo Ramírez, ingeniero agrónomo. La tarea del día es revisar cómo han quedado los pequeños plantines y el drenaje correcto del agua tras la intensa lluvia que se registró el día anterior.
El desarrollo de la huerta escolar forma parte del proyecto de formación y educación medioambiental impulsado por el Equipo Inspectorial Medioambiental de la Sociedad Salesiana del Paraguay gracias al apoyo de la Cooperación Alemana y el Engagement Global. Este programa es aplicado en 16 instituciones educativas salesianas y dos escuelas públicas del país.
La Nación/Nación Media conversó con la coordinadora del programa, ingeniera María José Llamosas, quien señaló que arrancaron en el 2021 con un plan piloto en 5 escuelas salesianas. Precisó que cerrar con éxito el primer año permitió asegurar el financiamiento para los siguientes periodos y agregó que a la fecha ya se está ejecutando en un total de 18 instituciones educativas, llegando a más de 11.000 estudiantes.
“Desarrollamos un documento que sirve a los docentes como base para poner en práctica la educación ambiental en los colegios. Y aparte de ese documento también se realizan ciertas medidas concretas en favor del cuidado del medio ambiente”, indicó.
Detalló que desde la red salesiana dan seguimiento al proceso de aplicación del programa educativo medioambiental, acompañando al docente en el aula, colaborando en las prácticas a fin de que el desarrollo ambiental sea sostenible en el tiempo. Además, involucra a padres y otros actores de la comunidad educativa.
Probar, experimentar y aprender
El programa se está aplicando en todos los niveles educativos de la escuela Pedro Ignacio Morínigo permitiendo el desarrollo de un importante número de competencias y disciplinas, además de probar, experimentar y aprender haciendo.
La directora de la institución, licenciada Rosa Marengo, destacó a La Nación/Nación Media que la huerta escolar les permite promover una conciencia de cuidado y respeto al medio ambiente. Sumado al aprendizaje sobre alimentación saludable, impulsando valores como la paciencia, responsabilidad, compañerismo, y compromiso.
Indicó que a la par del cultivo de hortalizas, también siembran plantas medicinales para que los alumnos las conozcan y aprendan sobre sus propiedades. Asimismo, continúan con el programa de reciclados que ya desarrollaron con mucho éxito el año pasado.
“Hace 4 años que trabajamos con este programa medioambiental y creo que ya es sostenible en el tiempo. Los chicos están muy entusiasmados, al igual que sus padres, que están muy pendientes del desarrollo de las actividades. Es muy interesante la forma en la que los chicos aprenden sobre el cultivo de hortalizas, porque ellos no tienen ese contacto agrícola, entonces, se sorprenden de donde provienen ciertas verduras u hortalizas”, indicó.
En tanto la profesora Fabiola Gómez, docente del 5° grado de los turnos mañana y tarde, destacó la importancia de trabajar con los alumnos la idea del cuidado del medio ambiente, enfatizando la importancia del reciclaje y el cultivo de la huerta para una alimentación saludable.
Mencionó que actualmente están con los plantines de lechuga, cebollitas, perejil, espinacas, acelgas; mientras que las plantas medicinales son boldo, menta, cedrón.
“Es importante porque ellos ven el proceso de crecimiento, de desarrollo de las plantas. Considero que es un programa muy enriquecedor para las escuelas, en general. Permite que los niños repliquen lo aprendido en sus hogares, es así que varios ya comenzaron a tener sus pequeñas huertas en las casas”, comentó la directora.
Educación trasversal
Llamosas, coordinadora del Equipo Inspectorial, señaló que para un mejor aprovechamiento del programa de estudio se volvió transversal al resto de la malla curricular.
Indicó que para su implementación en las escuelas se firmaron convenios de cooperación con las instituciones. Así también, cuenta con la revisión por parte del Ministerio de Educación y Ciencias a través de la Dirección de Desarrollo Educativo, que hace el control y la verificación del plan, certificando que es apto para el uso en escuelas en Paraguay.
“A la par de trabajar con el MEC, coordinan con el Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades) los contenidos ambientales acordes a la actualidad. Esto, tras notar una falencia en la educación ambiental en cuanto a trazabilidad, como bien lo establece el currículum de la educación paraguaya. Justamente, la red Salesiana ha colaborado para mejorar la trazabilidad”, precisó.
La profesora María Cristina Snead agregó, por su parte, que no hubo necesidad de alterar mucho los indicadores de cada una de las materias para lograr la trasversalidad del programa.
Cambio de hábitos
La ingeniera Llamosas mencionó que si bien al principio costó un poco que el programa se trasversal, con el paso del tiempo tanto alumnos como docentes fueron comprendiendo la temática y les resultó más fácil ponerla en ejecución.
“Es un proceso ambiental, generalmente a largo plazo; pero, a corto plazo también se ven cambios, sobretodo en los estilos de vida. Son pequeñas cosas o acciones, cambio de hábitos, de actitud y estilos de vida en las personas”, acotó.
La profesora María Cristina Snead, docente y referente del Equipo Inspectorial Medioambiental del Colegio Don Bosco de Ypacaraí, resaltó que desde que comenzaron a implementar el programa están observando cambios de hábito en los alumnos, que se han convertido en celosos agentes de cuidado del medio ambiente.
Es así que ya han experimentado varias acciones por iniciativas de sus propios alumnos, que luego de aprender la importancia de la clasificación de los residuos comenzaron a colocar tachos de basuras diferenciados frente a sus hogares.
Recordó que los alumnos, al ver que los recolectores de basura no respetaban la clasificación y al final los residuos terminaban todos de vuelta mezclados en los camiones, volvieron enojados a la escuela, pero no se quedaron con los brazos cruzados.
“Por iniciativa de ellos, llegaron a los intendentes municipales de Itauguá, Ypacaraí, Pirayú, Areguá y Caacupé -rango de influencia del colegio Don Bosco de Ypacaraí- para plantear y buscar soluciones con las autoridades locales”, comentó.
La docente contó otro caso, la queja de una alumna de la institución por la quema de basura por parte de su vecina y la generación de humo. Así fue que sus compañeros decidieron escribir cartas a la vecina. En total, se juntaron 30 misivas en las que se explicaban los efectos nocivos de la quema de basura.
Resiliencia al cambio climático
Dentro de este programa de estudio ambiental, la ingeniera Llamosas destacó que trabajan en un total de 10 ejes temáticos, de los cuales dos están directamente enfocados al cambio climático y la gestión de riesgos de recursos con enfoque en la resiliencia.
Explicó que el objetivo es que la comunidad educativa aprenda a identificar los factores de riesgos y luego sepa cómo sobrevivir al cambio climático.
“El primer factor es identificar cuáles son los riesgos y después ir viendo cómo mitigar, o cómo tener resiliencia al cambio climático. Por ejemplo, las escuelas del Chaco tienen problemas tangibles, como la sequía, las inundaciones y los incendios forestales, que les llegan prácticamente a las escuelas y a las casas. Buscamos que desarrollen el pensamiento crítico y de parte de ellos mismos salga esa identificación de factores de riesgo, que hagan su diagnóstico ambiental o su diagnóstico de riesgo, su mapa de riesgo”, ejemplificó.
Por último, precisó que se trata de una experiencia maravillosa trabajar con los chiquitos, porque están interesados en aprender lo que es educación ambiental. “Ellos asumen el compromiso y se vuelven celosos vigilantes del medio ambiente. Realmente, para nosotros, ha sido una experiencia maravillosa trabajar con los niños en educación ambiental. Creo que nos dará un futuro ecológico seguro y que está generando verdaderos cambios en los niños y en sus familias”, concluyó.