La donación de órganos, a pesar de ser una de las prácticas que más vidas salva y permite a cientos de personas mejorar su calidad de vida, aún es una práctica muy poco abrazada en nuestro país, en gran parte por los estigmas que existen a su alrededor.
En ese sentido el doctor Hugo Espinoza, director del Instituto de Ablación y Trasplante, en comunicación con el programa “Dos en la ciudad” emitido pro GEN y Universo 970 AM/Nación Media, destacó que si bien la ley 6170, que modifica la anterior, tiene muchos aspectos interesantes que no se cumplen. Como ejemplo, citó el del fondo nacional para trasplantes, de todos modos es una ley que tiene muchos puntos interesantes y que da una ventaja importante.
“Una de las ventajas es la que dice que todas las personas mayores a los 18 años en el momento de su fallecimiento, si se dan las condiciones desde luego, son donantes de órganos, excepto que hayan expresado su negativa al respecto, es una ley bastante común en otros países también”, comentó el doctor Espinoza remarcando que con la nueva ley es necesario dejar constancia de que no se quiere ser donador ya sea en el Instituto Nacional de Ablación o en la cédula.
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En cuanto a los menores donantes, el mismo recalcó que tanto en esta ley como en la anterior ya estaba estipulado que los padres o encargados eran los únicos que podrían decidir si se realizaba la donación o no. Respecto a las personas adultas que no quieren ser donantes y están inscriptas para no ser donantes, en la base del instituto manifestó que son aproximadamente 3.000 en total y que la mayoría son personas extranjeras.
“La problemática que seguimos teniendo; al haber una persona fallecida ya sea menor de edad o adulta y en los casos de menor de edad hemos tenido recientemente dos negativas de los padres teniendo en cuenta que tenemos dos menores de edad en la lista de espera y conectados a un corazón artificial, o sea que sigue habiendo negativas familiares, por otro lado, en el caso de fallecimiento de adultos también hay algunas familias que se oponen a pesar de que no dice no en la cédula y ahí está el dilema”, remarcó el director del Instituto de Ablación y Trasplante en comunicación.
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“Estamos buscando dar un salto con los trasplantes”
- Paulo César López
- paulo.lopez@nacionmedia.com
- Fotos: Néstor Soto/Archivo
El próximo 9 de julio se celebra el Día Nacional del Trasplante, que fue instituido en conmemoración del primer trasplante cardiaco realizado en nuestro país, que tuvo lugar en esa fecha del año 1996. En esta entrevista con El Gran Domingo de La Nación, el director del Instituto Nacional de Ablación y Trasplante (INAT), doctor Hugo Espinoza, habla de la actualidad en esta rama médica en nuestro medio y brinda las claves para dar un salto en el área.
Muy temprano para un día tan frío. El doctor Espinoza nos ofrece un té verde mientras nos acomodamos en un amplio salón con letras corpóreas y otros motivos que promueven la donación de órganos, que sigue siendo la principal materia pendiente en nuestro país. Esto debido a que los prejuicios y la pseudociencia generan una gran resistencia al presentar este procedimiento científico que salva vidas como una suerte de profanación.
Sin embargo, ese acto de amor que representa la donación permite que nuestros seres queridos sigan viviendo en otras personas. Si bien los recursos son siempre limitados con relación a las necesidades, se cuenta con un enorme capital humano capaz y dispuesto de dar el gran salto.
En esta conversación a propósito de la efemérides que se celebra el próximo miércoles, Espinoza, cirujano general egresado de la UNA con una especialidad en cirugía vascular en la Universidad de Marsella (Francia), nos pinta el estado del arte y lanza un mensaje a la ciudadanía.
–¿Cómo está nuestro país actualmente en materia de trasplante y donación de órganos?
–Estamos a mitad de lo que hemos hecho el año anterior. Esta es una situación superdinámica, porque hay mejoras en una parte y hay dificultades en otra. Ahora tenemos una serie de proyectos muy ambiciosos, que son ejes estratégicos de lo que debemos hacer para dar ese salto que queremos. Hay un programa de trasplante hepático pediátrico que resolvimos a través del convenio que tenemos con el Hospital Garrahan de Buenos Aires, pero el hospital entró en crisis hace unos meses. Otra opción que también hemos visto es con el Hospital Pequeño Príncipe de Curitiba.
COLABORACIÓN
–¿Qué importancia tienen los convenios para llegar a los objetivos?
–Los convenios son muy importantes para la solidaridad como el relacionamiento con los países vecinos. Y hay dos líneas muy importantes que debo señalar. Uno, que hemos consensuado con las autoridades pertinentes que debe hacerse de manera que toda la sociedad paraguaya pueda acceder al servicio y colaborar. Los trasplantes hepáticos en niños en el Hospital Acosta Ñu y adultos en el Instituto de Previsión Social (IPS). Esa es una mirada muy importante que tenemos porque no es que el ministerio debe debatirse con todos los problemas solo. El sistema sanitario de alguna manera debe unificarse para algunos programas muy importantes. Por ejemplo, en trasplante, vacunación, atención primaria de la salud deben trabajar juntos el Ministerio de Salud, Facultad de Ciencias Médicas, IPS, sanidad militar, sanidad policial, medicina privada y prepaga, etc. Ahora cuando ocurre una situación grave de salud como un trasplante los privados dicen “bueno, hasta acá yo llego y hay que ver esto en la instancia pública”.
–Además de las intervenciones quirúrgicas propiamente, que de por sí son bastante costosas, ¿qué presión tiene el posoperatorio?
–Desde el INAT tenemos una tarea súper importante en la provisión de medicamentos, los antirrechazo, que son medicamentos que hoy por hoy se usan para numerosas enfermedades del riñón, el lupus, enfermedades dermatológicas, oftalmológicas, reumatológicas. Estos medicamentos son muy costosos y todos son proporcionados de manera gratuita y de por vida. Es imposible pensar que un trasplantado pueda tener la capacidad económica de llevar esto por muchos años, porque estamos hablando de varios millones de guaraníes por mes.
–A lo que hay que sumar que la expectativa de vida de los pacientes trasplantados es alta, ¿no?
–Y depende del órgano trasplantado y de la adhesión al tratamiento del paciente. Aunque parezca increíble, hay muchas personas que en un momento dado se sienten bien y fallan en la adherencia al tratamiento. Tiene el medicamento, pero no toma a hora, se olvida de tomar o deja de tomar. Hay un problema cultural también importante. Es difícil de entender cómo alguien que pasó por varias etapas difíciles en su vida, enfermarse, entrar en una lista de espera, obtener un trasplante, que sea exitoso, recobrar una vida normal, tener una segunda oportunidad y finalmente falla en la adherencia al tratamiento. Hace falta también una higiene de vida. No puede un paciente trasplantado, inmunosuprimido, ir a una aglomeración de personas en un momento como el actual en el que hay una epidemia de enfermedades respiratorias.
–¿Hay alguna actividad prevista para la celebración de este año?
–Nosotros este 9 de julio no planteamos ninguna actividad masiva. Es un hábito dentro de la institución convocar a las personas trasplantadas, a los que están en la lista de espera, de manera de contarles en qué está la institución y que puedan tener una esperanza fundada en hechos reales. Eso no vamos a hacer este año porque nos parece que exponemos a las personas a enfermarse. Hay gente que viene en buses y los condicionantes sociales de la salud son fundamentales. Todo está encadenado.
TIPOS DE DONANTES
–¿Podría explicarnos cuáles son los órganos que pueden ser trasplantados?
–Hay que tener en cuenta dos escenarios. Está el donante cadavérico, que es un campo que debemos progresar mucho todavía, por más que la tasa de donación creció en 2024. Por primera vez llegamos a obtener cuatro por millón de habitantes como tasa de donación, pero es aún insuficiente. Seguimos teniendo una cantidad importante de familias que se oponen a la donación. Del donante fallecido se pueden extraer la córnea, los pulmones, el corazón, el hígado, el páncreas, los riñones; el intestino, aunque por suerte hay poca necesidad de eso, y los tejidos. También los huesos. Hoy obtenemos bastante hueso de la persona fallecida porque tienen una utilidad tremenda, sobre todo para la problemática del cáncer de hueso. Puede ser el brazo, pero sobre todo el miembro inferior, el fémur y la tibia.
–¿Y en cuanto a los donantes vivos?
–Debe ser una persona sana y se usa sobre todo en dos situaciones. Como tenemos dos riñones, uno puede vivir normalmente con uno solo. Entonces, tengo la posibilidad de donar un riñón a un familiar. Y ocurre también en el caso del trasplante hepático pediátrico. En los niños pequeños se pueden extraer segmentos del hígado –generalmente el papá o la mamá–, y eso se pone en el niño enfermo. Y el hígado crece con el desarrollo del niño. También el pedazo que le falta al papá o a la mamá crece y ambos tienen la posibilidad de tener una vida normal. Otro donante vivo muy importante es el de médula ósea. Es como donar sangre y se usa en los casos de leucemias y todas las enfermedades oncológicas de la sangre. Se hace la quimioterapia, que mata las células malignas, y a continuación de acuerdo a la necesidad de cada diagnóstico se le inyecta unas células nuevas, serían como las famosas células madre, que en este caso se llaman células progenitoras hematopoyéticas. Estas son células indiferenciadas. No sabe todavía hacia dónde va a ir, si va a ser un glóbulo blanco, un glóbulo rojo, una plaqueta. Entonces eso es lo que se inyecta una vez que se hizo la quimioterapia y se logró la remisión de la enfermedad para que a partir de ahí se regeneren las células ya normales.
–¿Qué requisitos debe reunir un donante vivo?
–Una de las condiciones básicas para donar riñón, hígado o médula ósea es que la persona debe estar sana. Segunda condición, debe mantener su estado de salud después de la donación. Eso también implica que el que dona debe ser muy afín a los controles médicos pertinentes. Insistimos mucho en eso porque ahí tenemos un compromiso o una responsabilidad compartida. Imagínese el fracaso que sería que una persona que donó finalmente llegue a necesitar el órgano que donó. El promedio de vida hoy en Paraguay es de 74 años, varía un poco entre el hombre y la mujer, pero esa donación que yo hago de un riñón a mi familiar no debería afectar esa esperanza de vida.
REQUISITOS
–¿Cuántas personas aproximadamente se pueden beneficiar con cada donante cadavérico?
–Cuando hay un donante cadavérico se evalúa cada órgano por separado y hay varios factores. La edad es un factor muy importante. Cuando tienen más de 40 años, por lo menos en nuestro país nuestros cardiólogos no están muy entusiasmados por tomar el corazón. Para los trasplantes pediátricos hay una sugerencia internacional de que en caso de riñones no sea una persona mayor a 35 años. Esas son cosas que van condicionando. En el caso de un paciente joven y sano, si contamos de arriba a abajo, el corazón va a una persona, el pulmón puede ir uno a una persona y otro a otra, o los dos a la misma persona. Después los riñones, eso va uno a una persona, el otro va a otra persona. En el caso de las córneas, una córnea va a un paciente, la otra va a otro paciente. En el caso del páncreas, va a una persona. En el caso del hígado, va a una persona o podría ir a más de una persona porque también hay una técnica mediante la cual podemos dividir el hígado. Y están los huesos, cuando hacemos ablación de huesos, eso beneficia a muchísima gente. De acuerdo al fragmento óseo que se solicita, que puede ser la cabeza del fémur, la parte central o la parte inferior, etc.
–¿Entonces se podría beneficiar hasta a unas 10 personas?
–Fácilmente puede alcanzar esa cantidad.
–Para ir redondeando esta conversación, ¿le gustaría hacer una reflexión final?
–Hay que tener una idea lo más clara posible de lo que es la muerte encefálica, que es la muerte de la persona. Resulta que está en una terapia respirando a través de un respirador, está teniendo latido cardiaco porque estamos manteniendo a esa persona con algunos signos vitales. La persona ya está fallecida, pero se mantiene, se llama mantenimiento del donante, a algunos órganos aún viables. No es que se le mantiene vivo todavía, se mantiene a algunos órganos viables. La única intención de eso es la donación. La muerte encefálica es un estado irreversible. Y esa vitalidad que se mantiene en algunos órganos es por poco tiempo. También tenemos que conquistar la adhesión de los médicos terapistas. La descentralización también es muy importante. Hemos hecho en Alto Paraná. No es solo que los pacientes no deban viajar 4 o 5 horas. Hay un grupo itinerante hace el trasplante, se queda dos días y hay un espejo de profesionales que nos acompañan y la idea es que quienes nos acompañan tengan la capacidad de desarrollar la terapéutica. El proyecto va a llegar también a los nuevos hospitales de Coronel Oviedo y Encarnación. Por ahí creo que pasa ese salto que necesitamos dar en cuanto a la donación y trasplante en Paraguay.
¿QUIERES SER DONANTE?
Las personas que desean inscribirse como donantes o expresar su negativa a serlo pueden acercarse a la sede del INAT (Capitán José Domingo Lombardo 1559, Asunción). Así también, se puede realizar el trámite vía virtual a través de la página web (inat.mspbs.gov.py).
Cabe recordar que en nuestro país está vigente la ley Anita, que dispone que todas las personas son donantes, excepto aquellas que en vida hayan dejado constancia expresa de su oposición.
Sin embargo, ante la ausencia de alguna constancia dejada por la persona fallecida, la autorización queda enteramente en manos de los familiares. En este sentido, el doctor Espinoza instó a la ciudadanía a que, más allá de cuál sea la decisión final, esta sea tomada a partir de información fiable y no con base en rumores difundidos en las redes sociales de que se trata de una carnicería o que se realiza con fines de tráfico de órganos.
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Hernandarias: amenaza de tiroteo en un colegio privado alerta a la Policía
Ciudad del Este. Agencia Regional.
En la pared de azulejo del sanitario de un colegio privado de Hernandarias fue dejado un escrito de amenaza de tiroteo a ser realizada en una fecha determinada. El colegio informó que activó el protocolo, fue identificado el alumno y los directivos mantuvieron una reunión con los padres.
El hecho generó la alerta en la Policía Nacional, que viene intensificando las charlas en instituciones educativas. El caso fue conocido ayer con la difusión de imágenes del escrito que decía: “El 26 de junio voy a hacer un tiroteo. Van a pagar lo que me hicieron”.
La Policía se enteró por redes de lo sucedido y el personal acudió ayer cerca de las 17:00 al colegio, donde los directivos confirmaron el hecho e indicaron que las instancias superiores del Ministerio de Educación y Ciencias fueron informadas al respecto.
Es lo que manifestó a La Nación/Nación Media, el comisario Gerardo Vega, jefe de la Comisaría 5ª. de Hernandarias. Según el jefe policial, los directivos informaron que identificaron al autor y mantuvieron una reunión con los padres del adolescente, tomándose las providencias al respecto, además de informar a la comunidad educativa del colegio.
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Cuando el personal policial llegó ayer a la tarde al colegio, los directivos indicaron que aún se encontraban dentro de las 72 horas hábiles para realizar la denuncia y habían convocado a los padres a una reunión para las 18:00. Ya realizada la reunión con el estudiante y sus padres, el alumno señaló que lo hizo como broma, según el reporte al personal policial.
El caso fue comunicado al Ministerio Público y está siendo investigado por el fiscal Miguel Figueredo, de Hernandarias. El comisario Vega informó que realizan control policial en torno a los colegios, pero al ocurrir este caso, dejaron al personal en custodia en el sitio.
La Dirección de Prevención y Seguridad de la Policía de Alto Paraná reforzará la custodia y prevención, teniendo en cuenta que hace un par de semanas habían sido incautadas dos armas de fuego de la mochila de un alumno, al igual que otros casos similares en colegios de Ciudad del Este. Paralelamente, suman cada vez más pedidos de colegios para las charlas educativas.
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En Paraguay, 252 pacientes están en lista de espera para un trasplante de órganos
Este lunes, desde el Ministerio de Salud confirmaron que a nivel país existen 252 niños y adultos que necesitan un donante de órganos para mejorar su expectativa de vida. Destacaron que en lo que va del año se logró que 42 pacientes recibieran un trasplante y que eso habla de un acto de generosidad y altruismo por parte de las familias que deciden decir sí a la donación.
Según datos proveídos por el Instituto Nacional de Ablación y Trasplante (INAT), los órganos que se pueden donar incluyen: corazón, pulmones, hígado, riñones, páncreas, intestino. Así también, los tejidos, como córneas, piel, huesos y médula ósea, vasos sanguíneos, válvulas cardiacas, cartílagos, tendones y nervios. Puede ser donante toda persona viva o después de su fallecimiento, sin importar la edad ni el sexo.
“El instituto dependiente del Ministerio de Salud registra 252 pacientes en lista de espera, de los cuales 150 corresponden a córneas, 92 a riñones, 4 a corazones y 6 a hígados”, explicaron. Ser donante es una elección personal y la ciudadanía que quiera hacer el reconocimiento en vida puede hacerlo en el siguiente enlace https://inat.mspbs.gov.py/.
Resaltaron que actualmente se tiene una mayor apertura a la donación por parte de la población, pero no es suficiente ya que cada día se suman más personas a la lista de espera de un órgano. “Hasta la fecha se registran 42 personas trasplantadas en lo que va del año 2025″, informaron.
Recordaron que según la Ley Anita 6.170/18, toda persona mayor de 18 años es considerada donante de órganos posterior a su fallecimiento. Si alguien no desea donar, debe manifestarlo por escrito al Instituto Nacional de Ablación y Trasplante (INAT). Sin embargo, es importante saber que también se puede expresar el deseo de ser donante registrando los datos en el formulario habilitado vía web del INAT.
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La niña que murió esperando un donante de corazón que nunca llegó y motivó la Ley Anita
Existen acontecimientos que golpean a la sociedad y de alguna manera logran dejar un presidente en la vida de las personas. Eso ocurrió con la muerte de Ana Laura Almirón Riquelme, más conocida como Anita, una niña cuya historia de vida conmovió a todo un país y movilizó a miles, en una campaña para conseguir un donante de corazón compatible que le permita seguir viviendo.
Anita era una niña de 6 años de vida cuando el 10 de abril del 2013, cerró sus ojos claros y partió a la eternidad en un dulce sueño del que nunca más despertó, mientras esperaba un corazón compatible que nunca llegó.
Durante dos años, Anita sufrió las complicaciones de un corazón enfermo debido una miocarditis dilatada. Permaneció durante meses en la lista de espera de un donante, pero tras superar por un mes la expectativa de vida en su condición terminal (los médicos le dieron seis meses de vida), falleció a raíz de una falla cardiaca en el Instituto de Previsión Social (IPS).
En ese entonces, no se tenían los corazones artificiales, por lo que no podía ser conectada a uno de ellos. Al igual que ella, otras nueve personas, entre ellas pacientes pediátricos, estaban en la lista de espera para recibir un corazón y cientos más aguardaban la donación de otros órganos vitales.
Tanto familiares como amigos habían organizado varias actividades para la recaudación de fondos y la concienciación sobre la importancia de la donación de órganos y estos gestos crecieron, pero esta vez por parte de la ciudadanía en general.
La historia de Anita, el carisma de la niña y el amor profundo que habían demostrado sus padres y familiares, quienes lucharon con ella hasta el último suspiro, sirvieron como inspiración y motor para una iniciativa parlamentaria, la Ley 6170/2018 que reglamenta el trasplante de órganos y tejidos anatómicos humanos en Paraguay, más conocida como la Ley Anita, en su memoria.
Con esta normativa todos los individuos mayores de 18 años son donantes de órganos. Solo aquellas personas que hayan dejado expresa constancia de negación no serán donantes de órganos y tejidos. Esta constancia de negación es un trámite gratuito y exclusivamente personal.
Así se sentó el precedente que busca proporcionar facilidad a los donantes voluntarios y el respeto a la decisión manifestada en vida. En el marco de la ley, se establecieron medidas como, por ejemplo, que en la cédula de identidad cada ciudadano cuente con la denominación de si es o no donante de órganos, de manera a contar con un documento respalde y sea de fácil acceso.
La reglamentación
En conversación con La Nación / Nación Media el doctor Hugo Espinoza, director del Instituto Nacional de Ablación y Trasplante (Inat) comentó que este tipo de iniciativas ayudan al trabajo del sistema sanitario por la importancia de la regulación, y por sobre todo, por los parámetros claros a la hora de la donación de órganos.
En cuanto al hecho de contar con un registro más accesible de los ciudadanos que son donantes o no, el médico aseguró que sirve especialmente a la hora de determinar la voluntad del paciente, ya que si cuenta en su cédula con la indicación de que sí es donante, o que no lo es, esta decisión debe ser respetada por los familiares y el equipo médico.
“Existen varios niveles de trabajo a la hora de hablar de trasplantes de órgano en todo el país, con un sistema de donación, que implica al Ministerio de Salud Pública, las terapias intensivas y la compresión de lo que es la muerte encefálica, porque este también es un término relativamente nuevo. Se da a partir de 1960 este diagnóstico, no es algo de lo que se habla desde hace siglos”, expresó el doctor Espinoza.
El proceso
Enfatizó en que la mayoría de los casos cuando se habla de pacientes con muerte cerebral, los familiares no comprenden inmediatamente que este diagnóstico implica que ya no existe respuesta activa del cerebro y que de manera gradual, todas las funciones del cuerpo del paciente irán fallando, a pesar de que en el momento cuenten con asistencia mecánica.
“Algo maravilloso que se ha logrado con los avances médicos y es el hecho de poder prolongar la vida de los demás órganos del cuerpo cuando se diagnostica una muerte cerebral, haciendo que estos órganos sean viables para un trasplante. Pero hay que tener en cuenta que de igual manera existe un tiempo determinado para esta acción”, remarcó el titular del Inat.
El profesional médico remarcó el hecho de que la donación de órganos se realiza solo cuando se determinó la muerte encefálica; o sea, cuando la persona está fallecida, lo cual debe ser constatado por dos médicos, uno de ellos un neurólogo, neurocirujano o intensivista, a través de procesos específicos de diagnóstico. En cuanto a personas que son diagnosticadas en coma o con un estado vegetativo, no se puede proceder bajo ningún caso, ya que continúan vivas.
“Cuando hablamos de donantes de corazón o pulmones o de una donación de varios órganos a la vez, estamos hablando de un donante cadavérico, aunque en Paraguay también contamos con la modalidad de trasplante vivo que se realiza de algunos órganos entre familiares compatibles con el paciente”, destacó el doctor Espinoza.
La donación de órganos es un acto de amor y solidaridad que puede ayudar a salvar y cambiar la vida de muchas personas, generando un impacto positivo en medio de un momento triste y de pérdida, elevando de esta manera el legado de amor de un ser querido.
Observación: Desde La Nación intentamos conversar con los padres de Anita, para recordarla en esta nota, pero no tuvimos éxito.
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Según los datos del Inat, hasta febrero de este año en total 267 pacientes se encuentran en la lista de espera para un trasplante. Los que aguardan por un trasplantes cardíaco son 8, de los cuales 3, se encuentran en prioridad.
En cuanto a los trasplante de hígado son 5 los pacientes en lista de espera y 82 están a la espera de un trasplante de riñón, mientras que los que están registrados para un trasplante de córneas son 172 personas.