En medio de un festejo con música, baile, algarabía y rodeado de sus seres queridos y el homenaje de las Fuerzas Armadas, Canuto González Britos recibió sus 108 años de vida, en el barrio Maka’i de la ciudad de Luque. Se trata de uno de los pocos excombatientes vivos de la Guerra del Chaco, y que incluso llegó a participar de la emblemática Batalla de Boquerón que se libró en setiembre de 1932.
Este viernes, el veterano recibió la visita del ministro de Defensa Nacional, el general Óscar González, y una comitiva en representación de las Fuerzas Armadas de la Nación para entregarle un reconocimiento por su loable labor al servicio de la patria, su valentía y, por sobre todo, su entrega incondicional, puesto que cuando Canuto se alistó para defender a su país era un joven de solo 16 años y se convirtió en soldado del RI2 Ytororó.
“Es una responsabilidad y obligación nuestra como paraguayos rendir homenaje siempre a nuestros héroes y esta es nuestra forma de hacerlo, en el 2015 cuando fui comandante del ejército había creado un departamento para asistir justamente a los excombatientes y me pone muy contento que ese departamento siga cumpliendo su objetivo”, destacó el ministro González en conversación con el programa “Así son las cosas” emitido por el canal GEN y Universo 970 AM/Nación Media
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Durante el homenaje brindado por los representantes de las Fuerzas Armadas, los mismos se dirigieron hacia Canuto con un emotivo mensaje, agradeciéndole su desempeño en batalla y por sobre todo su valentía para defender su patria, resaltando que es un honor para cada uno de los que integran las Fuerzas Armadas poder ser parte de una institución a la cual sirvió un hombre tan íntegro como González Britos.
Actualmente, según el listado con el que cuentan desde el Ministerio del Interior, siguen vivos seis excombatientes de la Guerra del Chaco, quienes continúan recibiendo los beneficios pautados por el Estado, además de la atención médica permanente en el Hospital Militar.
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Tras periodo de silencio: la familia real británica saludó al príncipe Enrique por sus 40 años
Tras años de tensiones, la familia real británica deseó este domingo un feliz cumpleaños al príncipe Enrique, que cumple 40 años, por primera vez desde 2021. “Le deseamos un muy feliz cumpleaños al duque de Sussex”, indicó el mensaje publicado en la cuenta oficial de la familia real en la red X.
Poco después, otro mensaje parecido fue difundido en la cuenta del príncipe Guillermo y su esposa Catalina. Según la prensa británica, la última vez que hubo un mensaje de este tipo fue en 2021. Ese año, el príncipe Enrique y su esposa Meghan dieron una entrevista explosiva a la presentadora estrella estadounidense Oprah Winfrey.
En ella aseguraron que un miembro de la familia real se había preguntado, estando Meghan embarazada, de qué color tendría la piel el futuro bebé. Otro momento clave en la ruptura de las relaciones ocurrió a principios de 2023 con la publicación de “Spare” (“En la sombra”), una autobiografía en la que Enrique se mostró muy crítico con la familia real.
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La última aparición pública del príncipe Enrique y su hermano Guillermo fue en septiembre de 2022, en el entierro de la reina Isabel II. Enrique vio brevemente a su padre, Carlos III, en febrero, tras el anuncio de su cáncer.
“Estaba ansioso por los 30, estoy entusiasmado por los 40″, afirmó el viernes el príncipe en un comunicado transmitido a la BBC, añadiendo que convertirse en padre le había dado una “nueva perspectiva de la vida”. Enrique celebra su cumpleaños este domingo en California, donde reside desde 2020, con sus dos hijos y su esposa Meghan.
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Fuente: AFP
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Héroes paraguayos: 11 figuras clave en tiempos de guerra
Paraguay, un país de héroes que enfrentó dos grandes guerras en un lapso de 60 años, una de ellas considerada la más cruenta de la historia sudamericana. En esta nueva entrega de Ellos Saben, recopilamos 11 héroes paraguayos de las guerras de la Triple Alianza (1864-1870) y del Chaco (1932-1935) desde la visión del historiador Fabián Chamorro.
La nómina de Fabián está compuesta por Francisco Solano López; Elizardo Aquino; José María Bruguez; Bernardino Caballero; José Eduvigis Díaz; José Félix Estigarribia; Eugenio Alejandrino Garay; José Bozzano Baglietto; Rafael Franco; María Victoria Candia y Andrés Barbero.
Chamorro cita a tres estrategas de la guerra de la Triple Alianza, Elizardo Aquino, quien nació en Luque en 1825. El 30 de abril de 1854, siendo teniente, fue nombrado comandante de la unidad militar de la Fundición de Ybycui. Era capitán cuando se inició la contienda. Comandando el Batallón Nº 36 fue destinado al frente y apoyó a la Escuadra Paraguaya en la batalla naval de Riachuelo el 11 de junio de 1865.
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Siendo coronel y jefe del Estado Mayor de la fortaleza de Humaitá, recibió la orden de cavar unas trincheras cerca a las avanzadas aliadas próximas a los bosques del Sauce; ahí se combatió cuerpo a cuerpo desde el 16 de julio hasta el 18 de julio de 1866 para mantener las posiciones paraguayas. Aquino, en una de las tantas cargas paraguayas para reconquistar las trincheras, y sin medir el riesgo, fue en busca del enemigo recibiendo un balazo en el estomago. Tres días después, en Paso Pucu, segundos después de morir, fue despedido por el Mariscal con un vigoroso: ¡Viva el general Aquino!
El segundo es el general José María Bruguez, artillero, “un hombre muy bien formado a pesar de salir muy poco de Paraguay. Fue un excelente estratega y murió ajusticiado durante los procesos de San Fernando, en junio del año 1868″, refiere Fabián. Y el tercero es Bernardino Caballero, “el estratega que le quedó a López para tratar de parar el aluvión aliado desde mediados de 1868. Caballero aprendió el arte de la guerra en el campo de batalla”, agrega.
A ellos suma los nombres de José Eduvigis Díaz, “por lo que representa para la memoria del Paraguay” y de Francisco Solano López, que para él “es el personaje histórico más importante del Paraguay hasta hoy en día”, asegura.
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En la guerra del Chaco, el primer héroe es el mariscal José Félix Estigarribia, quien tuvo “una visión estratégica diferente, con la guerra en movimiento, con el traslado masivo de hombres y logística en varias direcciones para sus famosos ‘corralitos’”. De acuerdo a Fabián, Estigarribia “no dejó de pensar un solo día en cómo destruir en una sola batalla a todo el Ejército boliviano y si bien no lo pudo hacer, en diferentes batallas fue tomando divisiones enteras del Ejército boliviano”.
El segundo es Eugenio Alejandrino Garay, “un hombre que ya estaba jubilado y prácticamente anciano se convirtió en patrono de la infantería paraguaya”, cuenta y agrega que “después de caminar más de 60 kilómetros con un ejército que no tenía prácticamente agua, salió detrás del Ejército boliviano y logró una victoria fundamental en Yrendagué”.
El tercero es José Bozzano Baglietto, que fue el gran organizador de la retaguardia, también el padre de los cañoneros “Paraguay” y “Humaitá”. El cuarto es “Rafael Franco, que fue un oficial valiente y decidido.
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Por último, rescató la figura de una mujer, María Victoria Candia, que fue la jefa de enfermeras de Paraguay durante la guerra del Chaco”, comenta.
“María Victoria se fue a Inglaterra sin hablar inglés, entró a una escuela de enfermería durísima, militar, donde la maltrataron y sufrió de todo, pero igual prevaleció. Gracias a sus méritos académicos pudo irse a Francia y a Estados Unidos. Cuando Paraguay la necesitó vino y se encargó del entrenamiento de las mujeres. Cuando la guerra llegó se fue servir en el frente. Es una mujer olvidada que merece el reconocimiento por lo que hizo”, reseña.
El héroe civil, para Fabián, es el médico Andrés Barbero, que sirvió a Paraguay en la pandemia de 1918, en la guerra del Chaco y que incluso después de muerto sigue aportando al país al dejarle toda su fortuna. Además, fue el padre de la Cruz Roja Paraguaya. “La Sociedad Científica del Paraguay y la Academia Paraguaya de la Historia funcionan gracias a los recursos que él dejó ya hace más de 70 años”, remarca.
“Él sigue aportando a Paraguay a través de la ciencia, a través de la historia y para mí es fundamental recordar a este gran hombre”, concluye.
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Mito o realidad: ¿Paraguay ganó la guerra del Chaco, pero perdió territorio?
Llegamos al noveno mes del año y se recuerdan varios hechos históricos, entre los que destacan el aniversario de las victorias paraguayas en Curupayty, el 22 de setiembre de 1866 en el marco de la guerra contra la Triple Alianza, y la recuperación del fortín Boquerón luego de una lucha de 20 días que finaliza el 29 de setiembre de 1932, siendo esta la primera gran victoria en la disputa con Bolivia por la posesión territorial del Chaco Boreal en la conocida como guerra del Chaco.
En cada aniversario, especialmente en las redes sociales, surge una polémica que siempre enfrenta a las personas en las posturas que defienden: ¿Paraguay ganó la guerra del Chaco? Y si Paraguay ganó la guerra, ¿por qué perdió territorio?
En esta nueva edición de Mito o Realidad, el historiador Eduardo Ortiz Mereles, docente diplomado en Historia Militar y especialista en historia del Paraguay, responde ambas preguntas, pero cada lector sacará sus propias conclusiones.
¿Paraguay ganó la guerra del Chaco?
No hubo una victoria como tal para ninguno de los beligerantes en los documentos firmados, porque el acuerdo entre Paraguay y Bolivia hablaba de un armisticio. Ortiz cita al investigador y conocedor de la historia de la contienda chaqueña, José Luis Martínez Peláez, para precisar que “las hostilidades cesaron por la firma del protocolo del 12 de junio de 1935, pero lo hicieron por imperio de un armisticio, no por efecto de la aniquilación del Ejército boliviano. Dice el Capítulo V del Protocolo de Paz del mes de junio de 1935: “En homenaje a los sentimientos de humanidad de los beligerantes y mediadores, quedan suspendidos los fuegos a partir del día 14 de junio a las doce horas (meridiano de Córdoba)”.
Agrega que “no hubo pues más victoria militar que la expulsión del Chaco de los bolivianos, ya que al final de la guerra su ejército estaba aún en condiciones de seguir combatiendo”. Por tanto, a decir de Martínez Peláez, “la guerra se suspendió y no hubo vencedores ni vencidos. De allí que fue necesario acudir a una negociación posterior, no solo para darle final jurídico a la guerra por un tratado de paz, sino que había que poner fronteras territoriales para ambos países”.
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El Protocolo de Paz firmado en Buenos Aires el 12 de junio de 1935 establecía el cese definitivo de las hostilidades sobre la base de las posiciones de los beligerantes; se adoptaron medidas de seguridad para evitar la reanudación de la guerra y se ratificaba a su vez la Declaración del 3 de agosto de 1932, que decía que “las conquistas territoriales logradas por la violencia no serán reconocidas por los firmantes de la declaración”.
Además, una conferencia de paz debía ser convocada para resolver el diferendo entre Paraguay y Bolivia en caso de no llegar a un acuerdo por medio de un procedimiento de arbitraje. Entonces, el 14 de junio de 1935, a las 12:00 am, cesó el fuego en todo el frente de guerra, narra el historiador.
Pretensiones bolivianas
Al final de la guerra, técnica y legalmente no hubo vencedores ni vencidos por el armisticio. Pero ¿cuáles eran las pretensiones bolivianas antes del conflicto?
Bolivia sostenía que todo el Chaco era parte de su territorio, interés ya demostrado en la época de don Carlos Antonio López. Luego de la firma del Tratado del 15 de julio de 1852 entre Paraguay y Argentina, se dio la primera manifestación de protesta boliviana contra la ocupación y el dominio paraguayo sobre cierta zona ribereña del río Paraguay.
Se dan luego una serie de hechos apenas finalizada la guerra contra la Triple Alianza, empezando en el año 1878 con el laudo Hayes, en el que el presidente de los EE. UU., Rutheford B. Hayes, declaraba que Paraguay “tiene legal y justo título al territorio situado entre los ríos Pilcomayo y Verde, así como a la Villa Occidental (o Chaco)”.
Luego de concluida la guerra del Pacífico contra Chile en el año 1884, Bolivia perdía definitivamente su costa sobre el mar y a partir de ahí buscaría una salida hacia el este por el océano Atlántico.
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Acuerdos de límites
Entre Paraguay y Bolivia se firmaron cuatro acuerdos de límites: a) El Tratado Decoud – Quijarro en 1879, b) el Tratado Aceval – Tamayo en 1887, c) el Tratado Benítez – Ichazo en 1894 y, por último, el Tratado Soler – Pinilla en el año 1907.
Para mejor referencia, Ortiz adjunta croquis de las divisiones territoriales firmadas en cada acuerdo, que no fueron ratificados por el Congreso paraguayo, ya sea por diversos motivos políticos o porque el destino reivindicaría al Paraguay en cuanto a sus territorios en el Chaco Boreal, por medio de las armas y al final de la guerra.
El 9 de setiembre de 1932 comienza la batalla por la recuperación del fortín Boquerón, que estaba en poder de los bolivianos. Veinte días después, el 29 de setiembre, se da la primera gran victoria de los dirigidos por el joven teniente coronel José Félix Estigarribia.
La falta de agua fue una dura realidad, refiere Ortiz y agrega el valor de los soldados paraguayos, el valioso aporte de las enfermeras y el personal de blanco; los choferes del Chaco que siempre son olvidados, el uso de armas modernas nunca vistas en Paraguay en aquellos días (tanques, lanzallamas, ametralladoras, etc.), las batallas aéreas, el clima (calor de día, frío de noche), la conducción de los oficiales paraguayos empezando por el comandante José Félix Estigarribia, la conducción política del presidente Eusebio Ayala.
“En fin, tanto se puede contar de todo lo que pasó en tres años de dura y cruenta lucha por el control de los territorios chaqueños”, remarca.
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Conclusión
Sin ninguna duda, a criterio de Ortiz, magíster en Ciencias de la Educación y actual presidente de la Asociación Cultural Mandu’arã, se puede considerar que el Ejército paraguayo “ganó” o fue el “mayor vencedor” de la guerra, porque al finalizar la misma el Paraguay obtuvo 136.225 km2, o sea un 125 % más de todo el Chaco Boreal.
En cuanto a los 153.747 km2 obtenidos a través de las armas, el Paraguay cede en las negociaciones de paz aproximadamente un 10 % de ese territorio, que en realidad no tenía antes de la guerra.
De los 324.000 km2 que son la totalidad del Chaco Boreal, Bolivia se quedó con 76.672 km2 (23 %), mientras que el Paraguay con 247.328 km2 (77 %). Al mismo tiempo, esa superficie supone lo que hoy en día es el 60 % del territorio patrio. Lo correspondiente a Bolivia supone el 7 % de su superficie. Además, se mantuvo la soberanía sobre el río Paraguay.
“Debemos recordar siempre a los héroes y heroínas de la guerra del Chaco, ya que es un justo y más que merecido homenaje para quienes pelearon en defensa del Paraguay. Muchos de ellos nunca más regresaron a sus hogares, regando con su sangre el Chaco Boreal, que sin lugar a dudas es paraguayo y lo es gracias a ellos y ellas”, concluye.
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¿Paraguay ganó la guerra del Chaco, pero finalmente perdió territorio?
- Por Eduardo Ortiz Mereles
- Fotos: Gentileza
Llegamos al noveno mes del año y se recuerdan varios hechos históricos, entre los que se destacan el aniversario de las victorias paraguayas en Curupayty el 22 de setiembre de 1866 en el marco de la guerra contra la Triple Alianza y la recuperación del fortín Boquerón luego de una lucha de 20 días que finaliza el 29 de setiembre de 1932, siendo esta la primera gran victoria en la disputa con Bolivia por la posesión territorial del Chaco Boreal en la conocida como guerra del Chaco.
En cada aniversario, especialmente en las redes sociales, surge una polémica que siempre enfrenta a las personas en las posturas que defienden: ¿Paraguay ganó la guerra del Chaco? Y si Paraguay ganó la guerra, ¿por qué perdió territorio? Vamos a responder ambas preguntas y luego cada uno podrá sacar sus propias conclusiones.
¿PARAGUAY GANÓ LA GUERRA DEL CHACO?
No hubo una victoria como tal para ninguno de los beligerantes en los documentos firmados porque el acuerdo entre Paraguay y Bolivia hablaba de un armisticio. El investigador y conocedor de la historia de la contienda chaqueña José Luis Martínez Peláez refiere: “Las hostilidades cesaron por la firma del protocolo del 12 de junio de 1935, pero lo hicieron por imperio de un armisticio, no por efecto de la aniquilación del Ejército boliviano. Dice el Capítulo V del Protocolo de Paz del mes de junio de 1935: “En homenaje a los sentimientos de humanidad de los beligerantes y mediadores, quedan suspendidos los fuegos a partir del día 14 de junio a las doce horas (meridiano de Córdoba)”.
“No hubo pues más victoria militar que la expulsión del Chaco de los bolivianos, ya que al final de la guerra su ejército estaba aún en condiciones de seguir combatiendo”. Concluye Martínez Peláez que básicamente “la guerra se suspendió y no hubo vencedores ni vencidos. De allí que fue necesario acudir a una negociación posterior no solo para darle final jurídico a la guerra por un tratado de paz, sino que había que poner fronteras territoriales para ambos países”.
El Protocolo de Paz firmado en Buenos Aires el 12 de junio de 1935 establecía el cese definitivo de las hostilidades sobre la base de las posiciones de los beligerantes; se adoptaron medidas de seguridad para evitar la reanudación de la guerra y se ratificaba a su vez la Declaración del 3 de agosto de 1932, que decía que “las conquistas territoriales logradas por la violencia no serán reconocidas por los firmantes de la declaración”.
Además, una conferencia de paz debía ser convocada para resolver el diferendo entre Paraguay y Bolivia en caso de no llegar a un acuerdo por medio de un procedimiento de arbitraje. Entonces, el 14 de junio de 1935, a las 12:00 a. m., cesó el fuego en todo el frente de guerra.
PRETENSIONES BOLIVIANAS
Como vimos los párrafos anteriores, al final de la guerra, técnica y legalmente no hubo vencedores ni vencidos por el armisticio. Pero entonces viene una nueva pregunta que debemos responder: ¿cuáles eran las pretensiones bolivianas antes del conflicto?
Bolivia sostenía que todo el Chaco era parte de su territorio, interés ya demostrado en la época de don Carlos Antonio López. Luego de la firma del Tratado del 15 de julio de 1852 entre Paraguay y Argentina, se dio la primera manifestación de protesta boliviana contra la ocupación y el dominio paraguayo sobre cierta zona ribereña del río Paraguay.
Se dan luego una serie de hechos apenas finalizada la guerra contra la Triple Alianza, empezando en el año 1878 con el laudo Hayes, en el que el presidente de los EE.UU., Rutheford B. Hayes, declaraba que Paraguay “tiene legal y justo título al territorio situado entre los ríos Pilcomayo y Verde, así como a la Villa Occidental (o Chaco)”.
Luego de concluida la guerra del Pacífico contra Chile en el año 1884, Bolivia perdía definitivamente su costa sobre el mar y a partir de ahí buscaría una salida hacia el este por el océano Atlántico.
ACUERDOS DE LÍMITES
Entre Paraguay y Bolivia se firmaron cuatro acuerdos de límites, a saber: a) El Tratado Decoud – Quijarro en 1879, b) el Tratado Aceval – Tamayo en 1887, c) el Tratado Benítez – Ichazo en 1894 y, por último, el Tratado Soler – Pinilla en el año 1907.
Para mejor referencia adjuntamos croquis de las divisiones territoriales firmadas en cada acuerdo, que no fueron ratificados por el Congreso paraguayo, ya sea por diversos motivos políticos o porque el destino reivindicaría al Paraguay por otros medios en cuanto a sus territorios en el Chaco Boreal por medio de las armas y al final de la guerra.
El 9 de setiembre de 1932 comienza la batalla por la recuperación del fortín Boquerón, que estaba en poder de los bolivianos. Veinte días después, el 29 de setiembre, se da la primera gran victoria de los dirigidos por el joven teniente coronel José Félix Estigarribia.
La falta de agua fue una dura realidad, el valor de los soldados paraguayos, el valioso aporte de las enfermeras y el personal de blanco; los choferes del Chaco que siempre son olvidados, el uso de armas modernas nunca vistas en Paraguay en aquellos días (tanques, lanzallamas, ametralladoras, etc.), las batallas aéreas, el clima (calor de día, frío de noche), la conducción de los oficiales paraguayos empezando por el comandante José Félix Estigarribia, la conducción política del presidente Eusebio Ayala. En fin, tanto se puede contar de todo lo que pasó en tres años de dura y cruenta lucha por el control de los territorios chaqueños.
CONCLUSIÓN
Sin ninguna duda se puede considerar que el Ejército paraguayo “ganó” o fue el “mayor vencedor” de la guerra, porque al finalizar la misma el Paraguay obtuvo 136.225 km2, o sea un 125 % más de todo el Chaco Boreal.
En cuanto a los 153.747 km2 obtenidos a través de las armas, el Paraguay cede en las negociaciones de paz aproximadamente un 10 % de ese territorio, que en realidad no tenía antes de la guerra.
De los 324.000 km2 que son la totalidad del Chaco Boreal, Bolivia se quedó con 76.672 km2 (23 %), mientras que el Paraguay con 247.328 km2 (77 %). Al mismo tiempo, esa superficie supone lo que hoy en día es el 60 % del territorio patrio. Lo correspondiente a Bolivia supone el 7 % de su superficie. Además, se mantuvo la soberanía sobre el río Paraguay.
Debemos recordar siempre a los héroes y heroínas de la guerra del Chaco, ya que es un justo y más que merecido homenaje para quienes pelearon en defensa del Paraguay. Muchos de ellos nunca más regresaron a sus hogares, regando con su sangre el Chaco Boreal, que sin lugar a dudas es paraguayo y lo es gracias a ellos y ellas.
SOBRE EL AUTOR
Docente, diplomado en Historia Militar. Especialista en historia del Paraguay. Magíster en Ciencias de la Educación. Catedrático en la carrera de Derecho y materias afines a leyes desde 2015. Redactor de artículos de historia. Formó parte como colaborador en la colección de libros “La guerra del Chaco” (2020). Coautor junto con Renato Angulo del libro “La guerra de la Triple Alianza 1864- 1870″ (2021). Actual presidente de la Asociación Cultural Mandu’arã.
Fuente: Asociación Cultural Mandu’arã. Foro Memorias de la Guerra del Chaco. Síntesis de la Guerra del Chaco de José Luis Martínez Peláez, ABC Digital. Imágenes de dominio público.