Este viernes se oficializó el nombramiento del monseñor italiano Vincenzo Turturro como el nuevo Nuncio Apostólico en Paraguay, por parte del papa Francisco, en reemplazo de Eliseo Antonio Ariotti, quien había presentado su renuncia al cargo el pasado 17 de noviembre, por cumplir 75 años de edad.
Monseñor Turturro nació el 7 de octubre de 1978 en Bisceglie, provincia de Bari, en Italia. Realizó su formación sacerdotal y cursó los estudios de Filosofía y Teología en el Pontificio Seminario Mayor Pío XI en Molfetta.
El 31 de octubre de 2003 el obispo de Molfetta, monseñor Luiggi Martella, lo ordenó sacerdote y quedó incardinado en la diócesis italiana de Molfetta-Ruvo-Giovinazzo-Terlizzi, ubicada en la provincia de Bari, en el sur de Italia, sobre el mar Adriático. Tras su ordenación sacerdotal fue designado secretario particular de monseñor Martella y vicepárroco de la catedral Maria Santissima Assunta (Asunción de María Santísima) de Molfetta.
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En 2006, monseñor Martella lo envió a la Pontificia Academia Eclesiástica en Roma donde, durante tres años, adquirió su formación como diplomático de la Santa Sede. En 2006 obtuvo la licenciatura en Antropología Teológica en el Seminario Mayor Pío XI. En 2009 se doctoró en Teología Dogmática, en la especialidad de Eclesiología, en la Pontificia Universidad Lateranense en Roma, con una tesis sobre la comunión y la sinodalidad en la Iglesia. Además, es licenciado en Derecho Canónico en la misma Universidad Pontificia.
En agosto de 2009, concluidos sus estudios diplomáticos, fue enviado a la nunciatura apostólica en Zimbabue, África Oriental, donde se desempeñó como secretario durante dos años y medio. En marzo de 2012 fue trasladado a la nunciatura en Managua (Nicaragua) como secretario del nuncio, monseñor Fortunatus Nwachukwu, nigeriano. El 1 de julio de 2015 la Secretaría de Estado del Vaticano le comunicó que había sido designado secretario de la nunciatura en Buenos Aires, entre setiembre de 2015 y febrero de 2019.
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El papa llama a construir una iglesia de “puertas abiertas”
El papa Francisco reclamó a los sacerdotes una iglesia de “puertas abiertas” y criticó a las comunidades eclesiales que permanecen cerradas y no han aprendido “esta sabiduría”. “Cuántas veces las comunidades no aprenden esta sabiduría de abrir puertas”, señaló.
En la ceremonia que presidió en la basílica de San Pedro del Vaticano, ante más de 5.500 fieles y en presencia de una delegación del Patriarcado de Constantinopla, el papa instó a que “en vísperas del año jubilar” la iglesia se detenga a pensar ante “la imagen de la puerta”.
“El Jubileo, en efecto, será un tiempo de gracia en el que abriremos la Puerta Santa, para que todos puedan cruzar el umbral de ese santuario vivo que es Jesús y, en él, experimentar el amor de Dios que vigoriza la esperanza y renueva la alegría. Y también en la historia de Pedro y Pablo hay puertas que se abren. Meditemos sobre esto”, remarcó.
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En otro pasaje de la homilía, el papa advirtió contra una espiritualidad “solo intimista o consoladora” como presentan “hoy algunos movimientos de la Iglesia” o una “espiritualidad de salón”. Para Francisco, la verdadera espiritualidad nace del encuentro “con el Señor” y “enciende en la propia vida el celo por la evangelización”.
Figuras de San Pedro y San Pablo
Francisco -que como es habitual entregó el palio, una estola de lana blanca que simboliza la jurisdicción en comunión con la Santa Sede, a los arzobispos metropolitanos consagrados durante el año pasado- se detuvo en las figuras que la Iglesia celebra este sábado -San Pedro y San Pablo de Tarso, patrones de Roma- y aseguró que los “dos Apóstoles Pedro y Pablo tuvieron la experiencia de la gracia”.
“Tocaron la obra de Dios, que les abrió las puertas de su cárcel interior y también de las cárceles reales donde estaban encarcelados a causa del Evangelio. También abrió ante ellos las puertas de la evangelización, para que pudieran experimentar la alegría de encontrarse con sus hermanos y hermanas de las comunidades incipientes y poder llevar a todos la esperanza del Evangelio”, explicó.
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La atención del sumo pontífice también se centró hacia los arzobispos metropolitanos nombrados en el último año, que como es tradición en este día reciben el palio. “En comunión con Pedro y siguiendo el ejemplo de Cristo, puerta de las ovejas”, aseguró el papa, “están llamados a ser pastores celosos, que abren las puertas del Evangelio y que, con su ministerio, contribuyen a construir una Iglesia y una sociedad de puertas abiertas”.
En la ocasión, Francisco saludó “con afecto fraterno a la delegación del Patriarcado Ecuménico: gracias por haber venido a manifestar el deseo común de la plena comunión entre nuestras Iglesias. Envío un saludo a mi querido hermano Bartolomé”.
Fuente: Europa Press
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Peregrinación musulmana en Arabia Saudita registra 577 fallecidos
Al menos 577 peregrinos murieron durante el hach, la gran peregrinación musulmana a La Meca, que este año volvió a desarrollarse bajo temperaturas abrasadoras, según informes de diplomáticos en Arabia Saudita. Al menos 323 de los fallecidos son egipcios, que murieron por dolencias provocadas por el calor, exceptuando uno de ellos que falleció a causa de heridas sufridas en una dispersión desordenada de gente, señaló uno de los diplomáticos.
Ese balance procede de la morgue de un hospital del barrio Al Muaisem de la ciudad saudita, indicó. Los reportes no precisan si las muertes se produjeron después de la inauguración oficial del hach, el viernes, o si se registraron fallecimientos previos entre los peregrinos que habían llegado con anterioridad al lugar.
También se registró el fallecimiento de 60 jordanos, de acuerdo con los diplomáticos. Estos fallecimientos elevan a 577 el número de muertos este año en el hach, según un balance establecido por la AFP, que también contabilizó fallecimientos de peregrinos de Túnez, Indonesia, Irán y Senegal.
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En el hach del año pasado murieron al menos 240 peregrinos, en su mayoría indonesios. El hach es uno de los cinco pilares del islam y los musulmanes que pueden deben realizarlo al menos una vez en su vida. Es una fuente de prestigio y legitimidad para Arabia Saudita, cuyo rey lleva el título de “Guardián de las dos santas mezquitas” de La Meca y Medina.
Este año reunió a 1,8 millones de fieles, 1,6 millones de ellos procedentes de otros países, según las autoridades sauditas. Los visados para La Meca son otorgados por Arabia Saudita según un sistema de cuotas por país. Muchos creyentes, carentes de medios para obtenerlas, consiguen llegar al lugar, pero no logran acceder a las instalaciones climatizadas para atenuar el efecto del calor.
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Fuente: AFP.
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En cumbre atípica con presencia del papa, hubo abrazos y miradas asesinas en el G7
Desde grandes abrazos hasta miradas asesinas, los líderes del G7 mostraron sus sintonías y diferencias durante su cumbre anual en el sur de Italia, pese a la unanimidad de sus declaraciones oficiales.
Las imágenes de los líderes cantando “Feliz cumpleaños” al jefe de gobierno alemán Olaf Scholz a instancias del presidente Joe Biden fueron la muestra perfecta de la cooperación del Grupo de los Siete.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, también fue invitado a la reunión en la región sureña de Apulia, donde anunciaron un nuevo préstamo de 50.000 millones de dólares al país en guerra, confirmando su apoyo a su lucha contra la invasión rusa.
A nivel bilateral, el abrazo de bienvenida entre la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, anfitriona de la cumbre, y el británico Rishi Sunak fue tan entusiasta que se volvió viral.
“Giorgia es fantástica”, dijo Sunak a los periodistas el viernes, destacando su cooperación en temas de migración y defensa.
Pero no hubo tal sintonía entre Meloni y el francés Emmanuel Macron, que tienen una relación tensa y tiene posiciones enfrentadas por el derecho al aborto.
Macron lamentó el estado del acceso al aborto en Italia, lo que llevó a Meloni a acusarlo de utilizar la cumbre del G7 para su campaña electoral antes de las legislativas anticipadas previstas en Francia en pocas semanas.
Abrazos al papa
Los italianos también estaban irritados porque Francia se apresuró a anunciar el acuerdo con Ucrania antes de que se sellara, dijeron fuentes diplomáticas.
Cuando Macron llegó a una cena formal el jueves por la noche, Meloni fue filmada lanzándole una mirada asesina.
Biden, de 81 años, no asistió a la cena y sus asesores explicaron que tiene una agenda apretada, aunque los medios italianos aseguran que el presidente demócrata estaba cansado.
La salud de Biden es un tema central en la campaña en las elecciones de noviembre, aunque su rival republicano, Donald Trump, cumplió 78 años este viernes.
Los medios filmaron a Biden alejándose de los otros dirigentes aparentemente desorientado en unas imágenes que dieron la vuelta al mundo.
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El papa también fue protagonista en la cumbre, a la que acudió a hablar de inteligencia artificial.
Llegó en helicóptero y le preguntó a Meloni cómo estaba. “Todavía viva”, bromeó. “Bueno, ya somos dos”, respondió el pontífice argentino de 87 años.
Más tarde incluso compartió con la primera ministra italiana su papamóvil donde viajaron juntos para hacerse una foto de grupo.
El presidente argentino Javier Milei, que había criticado muy duramente a Francisco, se acercó a su silla de ruedas para darle un gran abrazo, igual que hizo el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.
Y Meloni también mostró de nuevo su buena sintonía con Milei, con el que tuvo una reunión bilateral. “Has hecho un viaje increíble para estar aquí”, le dijo en perfecto español al recibirle.
Fuente: AFP
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¿La contraola?
Las violencias –reales y simbólicas– sacuden el mundo. Lo desangran. No solo por situaciones bélicas. También por las acciones que desarrollan organizaciones delictivas transnacionales de alta complejidad. O por líderes que dejan de lado los preceptos democráticos y desde el fundamentalismo de mercado proponen abolir la justicia social.
- Por Ricardo Rivas
- Periodista - X: @RtrivasRivas
- Fotos: Gentileza
“Muchos chicos de Ucrania (que) vienen aquí (al Vaticano) no saben sonreír (o) se olvidaron de sonreír y esto es muy duro”, dijo el papa Francisco a la colega periodista Norah O’Donnell, conductora, presentadora y editora jefa del programa “Evening news”, de la cadena televisiva norteamericana CBS. Triste. Muy triste. Luego, cuando O’Donnell –a propósito de la situación bélica en Ucrania– le propuso enviar un mensaje al presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, el pontífice impetró: “¡Detengan la guerra! Busquen la negociación. Busquen la paz. Siempre es mejor una paz negociada que una guerra sin fin”.
La entrevista es extensa. La producción muy prolija, sobria, con la entrevistadora vestida de negro. Francisco no esquivó ningún tema. En Europa la guerra es una preocupación cierta y concreta. En algunos países se reimplanta el servicio militar obligatorio. Los presupuestos para la defensa crecen. La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) retoma con enormes despliegues las ejercitaciones conjuntas sobre hipótesis de conflicto en fronteras sensibles.
Vientos nacionalistas comienzan a soplar sobre territorios que a lo largo de la historia fueron arrasados por enfrentamientos interminables e incomprensibles, tanto en nombre de la política como de las ideologías o las religiones. Donde no hay guerras, las violencias llegan de la mano de líderes emergentes que se nutren en el liberalismo y la ortodoxia. Misoginia. Contrarios a las cuestiones de género. Refractarios con la Agenda 2030. Ninguna simpatía por la diversidad ni lo diverso.
Esos pensamientos tienen fuerte impacto en la sociedad civil. Las personas en situación de tránsito (los migrantes) sufren de estigmatizaciones. Son blancos de sospechas, de explotaciones, de todo tipo de violencias. “Los migrantes a veces sufren mucho”, dice Francisco a Norah. “¡Sufren mucho!”. Y agrega: “¡La gente se lava las manos!” y destaca en tono de queja que “hay tanto Poncio Pilato suelto… que… ve lo que está sucediendo, las guerras, las injusticias, los crímenes… y se lava las manos”.
Diagnostica que “cuando el corazón se vuelve duro” emerge la indiferencia y sentencia que “la globalización de la indiferencia es una enfermedad (social) muy fea”. Creo percibir que no solo habla críticamente de las guerras. Francisco, como algunos otros líderes globales, busca respuestas a tantos interrogantes. Dentro y fuera de las 44 hectáreas del Vaticano donde es jefe de Estado.
LIDERAZGOS EMERGENTES
Guy Sorman (80), intelectual francés de estirpe liberal, también se preocupa por algunos liderazgos emergentes. Hace foco en nuestra región y lo hace saber. El pasado 29 de abril, en el diario monárquico español ABC, sostiene que “de la misma manera en que el general Pinochet (Augusto, dictador chileno entre el 11 de setiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1990), al reivindicar el liberalismo económico, lo convirtió en ilegítimo” y advierte que “ahora estamos ante una situación similar, aún más peligrosa” con el presidente Javier Milei en Argentina.
Sorman, luego de dejar claro que espera “que tenga éxito, pero lo dudo”, considera que ese presidente “entiende el liberalismo al revés de lo que realmente significa” y estima que, si ese gobierno “fracasa, el liberalismo no se recuperará hasta dentro de una generación” que, en su opinión, será “el tiempo que tardemos en olvidar a este presidente extravagante”.
A otros analistas e intelectuales también les preocupa el expresidente norteamericano Donald Trump, quien se propone volver a la Casa Blanca con las presidenciales del 5 noviembre próximo, porque pocos días atrás no trepidó en señalar que, si llega a ser electo, gobernará “como un dictador desde el primer día”. En las encuestas aparece como posible triunfador. Pese a que la justicia norteamericana lo investiga por 91 presuntos casos reprochables judicialmente. Más aún, el Servicio Secreto estudia desde hace semanas –como hipótesis– qué tipo de dispositivo deberá establecer en una prisión si el señor Trump fuera condenado, encarcelado y debiera gobernar desde la prisión. Aunque usted no lo crea, nada impide que así suceda en la legislación estadounidense.
¿Por qué se producen estos fenómenos? Como Guy Sorman, el papa Francisco procura saberlo. Hace foco sobre la educación y, en especial, en el uso del lenguaje. Entre los pasados días 10 y 11 de mayo, el pontífice participó activamente del II Encuentro Mundial sobre Fraternidad Humana. Treinta ganadores del Premio Nobel estuvieron en Roma para ese diálogo del que participaron economistas, empresarios, deportistas galardonados, científicos, dirigentes de todo sector, trabajadores. La sociedad civil en su conjunto que se distribuyó en una docena de mesas para debatir temáticas precisas estuvo allí. A los nobel, el papa les agradeció “el compromiso” para reconstruir una “‘gramática de la humanidad’, una ‘gramática de lo humano’, en la que (se puedan) basar las opciones y los comportamientos”.
Días después, el intelectual Rodrigo Guerra López, secretario de la Pontificia Comisión para América Latina en la Santa Sede, respecto del concepto gramática de lo humano, señala que “si la libertad es un ‘lenguaje’ que expresa lo que somos, es preciso determinar su gramática (y, para ello, establecer) las leyes que permiten el uso inteligente de los significados que se comunican a través de nuestras decisiones” y destaca que Francisco con ese mensaje se propone “impulsar la necesidad de enriquecer nuestra conciencia a través de un redescubrimiento del significado profundo que habita en la condición humana”.
ILIBERALISMO
Las violencias –reales y simbólicas– sacuden el mundo. Lo desangran. No solo por situaciones bélicas. También por las acciones que desarrollan organizaciones delictivas transnacionales de alta complejidad. O por líderes que dejan de lado los preceptos democráticos y desde el fundamentalismo de mercado proponen ajustes, desempleos, alejarse de aquel Estado de bienestar que ya está bastante atrás, abolir la justicia social, dejar de lado los derechos humanos, imponer el iliberalismo apoyándose en el discurso vacuo de libertarismo excluyente.
No vamos bien. Miles de personas temen por sus vidas. Habitan en la incertidumbre. Por caer en el desempleo. Por ingresar en la pobreza o en la indigencia. Por no poder acceder a la salud, a la educación. “¿No future?”. Tampoco tienen certezas sobre el amanecer que vendrá ni si llegarán a la noche de este día. ¿Estaremos con vida cuando se ponga el sol? ¿Podré amamantar? ¿Podrán nuestros hijos crecer? ¿Podré ver cómo crecen? ¿Esta es la vida que supimos conseguir? “¿No future?”, aquella duda social profunda de entonces que expandieron desde las puertas mismas del Palacio de Buckingham, en Londres, 1977, Johnny Rotten, Steve Jones, Glen Matlock, Paul Cook y el fallecido Sid Vicious –The Sex Pistols– parece reinstalarse.
Unas sesenta guerras se desarrollan –en algunos casos desde varias décadas– en nuestro maltratado mundo. Desde poco más de dos años atrás –el 24 de febrero de 2022– Rusia está en guerra con Ucrania. Ese día, el presidente Vladimir Putin ordenó avanzar a sangre y fuego. Su homólogo en Kiev, Volodímir Zelenski, organiza la defensa, consigue contener al invasor, lo daña y articula con algunos gobiernos que le aportan pertrechos de todo tipo. Miles de muertos, miles de heridos, miles de huérfanos, miles de prisioneros, ciudades destruidas, infraestructuras inutilizadas. ¿Dónde está la paz?
Desde el 7 de octubre del año pasado la muerte se instaló en la Franja de Gaza. Un ataque terrorista inesperado de combatientes irregulares de Hamás contra la población civil en el sur de Israel dejó como luctuoso saldo cerca de 2.000 personas asesinadas. Dos centenares fueron secuestrados y en su mayoría así permanecen. Angustia. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, contraataca impiadoso. ¿35.000 muertes? Con el tiempo se sabrá.
¿Dónde está la paz en esa geografía a la que tres religiones llaman Tierra Santa? La guerra debe detenerse. ¡Ya! Algunos retoman la idea de “un territorio, dos Estados” para que coexistan y alcancen la paz Israel y Palestina. Un primer acuerdo en ese mismo sentido firmó en Oslo en 1993 el primer ministro israelí, Yitzhak Rabin, junto con el jefe de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yasser Arafat. En 1995 se avanzó para definir y delimitar las áreas administrativas que corresponden a Israel y a Palestina. Un avance hacia la paz, sin dudas. De hecho, así lo reconoció el Comité de Oslo. Arafat, Rabin y el entonces ministro israelí de Asuntos Exteriores, Shimon Peres, en 1994 fueron galardonados con el Premio Nobel de la Paz.
TIEMPOS VIOLENTOS
En estos tiempos violentos se retoman aquellas ideas y políticas que se definieron y aplicaron en los últimos siete años del siglo pasado. ¿Volver al futuro? ¿Y las violencias del presente? Shlomo Ben Ami, diplomático e historiador israelí, sostiene y caracteriza esa disputa como “una tragedia hegeliana entre dos causas legítimas”. ¿Es un conflicto del siglo XX o una repetición constante que llega hasta nuestros días en el silgo XXI?
Algunas tragedias no saben de espacio ni de tiempo. La física y la filosofía, la que se conoce como cosmología filosófica, van por senderos muy alejados cuando de violencias permanentes se trata. Confieso que por años he deseado dialogar con Eric Hobsbawm (1917-2012). Leer su obra –su trilogía de las tres edades– me deslumbró. “La era de la revolución: Europa 1789-1848″ (1962), “La era del capital: 1848-1875″ (1975) y “La era del imperio: 1875-1914″ (1987) fueron parte importante de mi nutriente intelectual. Pero, sin dudas, “Historia del siglo XX” (The Age of Extremes), que se publicara en 1994, me determinó y fue una suerte de hoja de ruta para comprender cada país que visité, recorrí, estudié y estudio desde la última década formal de la centuria pasada que, desde la perspectiva de Hobsbawm, solo tuvo 77 años.
A partir de ese paradigma, Eric Hobsbawm llama al XX “el siglo corto”. Cuando soñaba e intentaba como periodista organizar un encuentro con él imaginaba que habría de conversar con un testigo secular que revisó como muy pocos lo hicieron los sucesos de cada uno de sus días. Hasta después de su muerte jamás lo asumí como un historiador. No. Lo que narraba y exponía Hobsbawm –como lector, curioso irredimible, académico y periodista– siento que no eran hechos incrustados en el pasado, sino que acaecían –sucedían– en aquellos días que convivíamos.
Con cada uno de sus trabajos sentía que estaba frente a una suerte de investigación-acción sincrónica con sus relatos y la vida cotidiana en un planeta inseguro. Como miles, aquel maestro también había peleado en la Segunda Guerra Mundial. La generación de sus padres combatió en la Primera. Aquellos conflictos nos marcaron. “El siglo XX no puede concebirse disociado de la guerra, siempre presente aun en los momentos en los que no se escuchaba el sonido de las armas y las explosiones de las bombas”, dijo Eric alguna vez. Coincido.
Y desde ese contexto es que comprendo que en su análisis pusiera fin a aquel “siglo corto” en 1991, luego de la desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) dos años después de que se derrumbara el Muro de Berlín. La idea de la bipolaridad ordenadora de la posguerra perdió fuerza. Otros catedráticos creyeron que se encontraban frente al fin de la historia. Nada es tan lineal cuando de la humanidad se trata.
OLAS
Fabián Bosoer, colega periodista, académico y escritor, en el diario Clarín de Buenos Aires preguntó “¿Qué quedó de la tercera ola?” de la democratización que propuso Samuel Huntington (1927-2008). Tengo la convicción de que Bosoer también está entre los preocupados, como bien lo explica, por “el crecimiento (exponencial) de fuerzas “antisistema”, (de) líderes con retóricas iracundas y (con) políticas extremistas”, lo que entiende que “representa un nuevo desafío a las democracias”.
En el plano de las dudas, se pregunta y nos pregunta si acaso tales emergencias son “¿respuesta a las promesas incumplidas, un síntoma más del malestar (social) o un indicador de su resiliencia? Repasa el último medio siglo y finalmente recuerda que 30 años atrás, el propio Huntington sentencia que “la tercera ola, la ‘revolución democrática mundial’ de fines del siglo XX, no durará siempre” y prevé que “podría sucederla un nuevo rebrote del autoritarismo que constituyera una tercera contraola”.
Pese a tal hipótesis, aquel académico abrió paso a la esperanza y señaló que si así fuera “no (se) cerraría la posibilidad de que alguna vez en el siglo XXI se desarrollara una cuarta ola de democratización”. Que así sea.