El joven Fernando Báez Sosa, hijo de paraguayos, falleció hace tres años en Villa Gesell (Argentina), luego de ser brutalmente golpeado por un grupo de rugbiers. En medio del desarrollo de su juicio resurge la apreciación del impacto social que generó la muerte del joven, teniendo en cuenta la atrocidad del hecho y las motivaciones, que a decir de Graciela Sosa, madre de Fernando, están relacionadas con el racismo.
“¿Cuál es la idea que tenían los rugbiers cuando estaban pateando a Fernando? Y yo creo que veían en él a una persona inferior, imposible de ser un igual y que si roza la posibilidad de igualarlos en derechos debe ser castigado”, señaló el antropólogo Agustín Barúa, para La Nación/Nación Media, haciendo hincapié en un condimento social como el racismo, al recordar que Fernando Báez era pateado al grito de “negro de mierda”, hasta su posterior muerte.
El experto derivó el análisis desde diversas aristas, afirmando que la ofensa hacia el ejercicio de igualdad de derechos pasa en diferentes contextos sociales y eso termina por quedar al desnudo con casos como el de Fernando. Sentenció que en grupos privilegiados que buscan segregar a personas consideradas como inferiores y, por ende, indignas de derechos.
“En una investigación llevada adelante en el Bañado Tacumbú, la ‘mierda’ son los llamados chespiritos. Con esto necesitamos pensar quiénes son nuestros Fernando y a quién le ‘fernandizo’ o convierto en ‘negro de mierda’ en mi vida y contexto. Con este hecho, más allá de la pena, debemos repensar como sociedad a quién considero masacrable por el simple hecho de no verlo como un igual en derechos y analizar el nivel de la fernandización de las diferencias”, subrayó Barúa.
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Los privilegios asumidos
Con respecto al actuar de los ocho acusados por el asesinato de Fernando, el antropólogo manifestó que se observa cómo los grupos de privilegio entran en la contradicción porque ha quedado al descubierto su mecanismo de maniatar a cualquier ser humano que amenace con introducir la igualdad para grupos socialmente despreciables por su “inferioridad”.
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Sobre la figura de los padres de Fernando, Barúa remarcó que a través de ellos se puede ver el reflejo sociológico de la desigualdad social. Esto, más aún cuando se ven en la obligación de salir de Paraguay bajo el concepto de “negros de mierda”, para llegar con ilusión de diferencia en un país donde vuelven a ser sumidos bajo la misma caracterización.
“Detrás de esta situación, la injusticia ya comenzó en Paraguay. Por otra parte, la recreación es uno de los pocos mitos que nos dejan sociedades tan injustas y desiguales, lo comparo con otra ilusión que nos ofrecen estos sistemas que es el consumo, lo cual se ofrece como una especie de compensación por vivir en medio de tantos derechos inexistentes y tanto privilegio”, aseveró.