Existe poca conciencia en los conductores, especialmente los que andan en moto, ya que circulan sin casco y a alta velocidad e incluso trasladan a niños pequeños. Foto: Archivo.
Hospital Nacional de Itauguá, colapsado por accidentados: instan a tomar conciencia
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Esta semana, desde la dirección del Hospital Nacional de Itauguá (HNI) reportaron un aumento exagerado de pacientes internados en la urgencia, que está ocupada principalmente por accidentados que no toman precauciones para circular en las calles. Desde el hospital hacen un llamado a la ciudadanía para tomar conciencia y que en estas fiestas se pase con la familia completa.
La doctora Yolanda González, directora del HNI, indicó que no tienen lugar ni para un alfiler en la urgencia del centro asistencial y que los profesionales hacen malabares para no dejar sin atender a ninguna persona. “Hay una epidemia de accidentes múltiples en motos y estos no para, es cada fin de semana e incluso entre semana, ayer lunes, tuvimos 10 accidentados”, dijo en entrevista con La Nación/Nación Media.
Apuntó a que al ser un hospital de referencia también reciben a pacientes para cirugías, con diabetes, hipertensión, infartados, para reanimación y que los tienen todos juntos en la urgencia porque ya no hay lugar. “Los accidentados tienen prioridad. No le abandonamos a nadie y hacen que nuestra área física se convierta en un hacinamiento de pacientes”, detalló.
Agregó que no pueden mantener un metro de distancia de una camilla a otra y que lamentablemente todo el salón está lleno de pacientes que necesitan de atención urgente. “Tenemos pacientes internados hasta en los bancos, están sentados con vías, pero son internados”, lamentó.
Resaltó que existe poca conciencia de los conductores, especialmente los que andan en moto, ya que circulan sin casco y a alta velocidad e incluso trasladan a niños pequeños. “Hablamos de motociclistas de entre 15 a 20 años, es increíble y con criaturas incluido, en estos casos ya hablamos de irresponsabilidad. Además, un porcentaje alto tiene la culpa el alcohol”, indicó.
González pidió mayor conciencia a los conductores que circulan tanto en motos como en automóviles, que usen cascos y el cinturón de seguridad para salvaguardar sus vidas. Además, instó a que circulen con calma, ya que en estas fechas todo es más acelerado y se tiene menor tolerancia en el tránsito, lo que finalmente termina en accidente vehicular.
“También es tener cuidado, estamos en fechas especiales, andamos también muy acelerados, algunos viven la vida como si fuese el último día y yo creo que en honor a nuestras familias tendríamos que mejorar eso. Seamos conscientes y que terminemos las fiestas en paz; así como pasamos dos años encerrados es hora de cuidarnos y pasar juntos”, puntualizó.
Por último, la doctora pidió a las personas que no están en condiciones de manejar que no lo hagan o que designen algún conductor para trasladarlos y llegar sanos con la familia reunida. “Debemos terminar con la inconciencia. A los padres que dan las motos a sus hijos menores sean consientes, las consecuencias son muy caras, porque después quedan con fracturas, secuelas y algunos con amputaciones. A tener cuidado”, concluyó.
Los operarios de la Administración Nacional de Electricidad (Ande) rápidamente acudieron al sitio y tras unas horas de trabajo lograron restituir el servicio a los usuarios. Foto: Ilustrativa.
Bus sin freno terminó chocando contra una columna y dejó sin luz al barrio
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Un ómnibus al servicio de la empresa Ñandutí sin freno se llevó por delante un automóvil y una moto, para luego terminar derribando una columna de la Administración Nacional de Electricidad (Ande) dejando sin luz a todo un barrio de la ciudad de Itauguá.
Según la Policía, el conductor paró en una estación de servicios para abastecerse de combustible, puso el freno de mano, pero aparentemente, éste falló y el transporte se deslizó por la calle Marcial Samaniego causando cuantiosos destrozos materiales a su paso.
“Según manifestaciones del conductor, éste dejó estacionado como para reabastecer de combustible su ómnibus. Le puso con freno de mano y minutos después ya se percata que el ómnibus se desprende del freno de mano”, relató el subcomisario Paulo Alcina a Telefuturo.
Siguió contando que el colectivo se llevó por delante una motocicleta y un vehículo, pertenecientes a empleados de la citada empresa de transporte. Posteriormente terminó impactando contra la columna de alta tensión de la Ande, dejando sin luz a todo el barrio, inclusive a la comisaría local.
El percance se produjo ayer aproximadamente a las 22:00 cuando la unidad ya se encontraba cerca de la parada, tras completar su ronda habitual, en la compañía Ita Guasu de la ciudad de Itauguá.
Es así que el chofer estacionó en el lugar y activó el freno de mano, pero aparentemente falló el dispositivo, con lo que el bus avanzó sólo hacia la entrada principal de la empresa, generando los daños materiales y afectando a varias personas.
El ñandutí: una tradición que lleva el pan a los hogares
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Jimmi Peralta
Fotos: Matías Amarilla
El ñandutí, tejido tradicional del Paraguay, presenta en sí misma una sutil metáfora de su naturaleza dentro de la ciudad que sin dudas es su hogar, Itauguá. Situado a 30 kilómetros de Asunción, el distrito es conocido como el centro de producción de vestidos, cuadros, blusas y manteles confeccionados a base de este tejido artesanal, que representa al suelo guaraní en todo el mundo en diversas instancias y certámenes. Las artesanas redoblan la apuesta y ahora van por el Récord Guinness.
El ñandutí es realizado generalmente de manera individual por manos de mujeres. En su desarrollo, tejen más allá del bastidor una trama de producción en comunidad que traza formas, líneas rectas y curvas interconectadas en la diversidad de colores y direcciones.
Como artesanía, el ñandutí se aprende en la casa, con la magia de la formación no sistemática, que da vuelo y vida a su esencia. Al mismo tiempo, pone el sentido de la transmisión de conocimiento de madres a hijas y de hijas a madres, entretanto se cimenta parte del sustento familiar. Este tejido primero pone pie en la función más elemental: llevar el plato de comida a los hogares de los itaugüeños para después barnizar el vínculo colectivo de una ciudad que cuenta con varios centenares de tejedores y tejedoras.
“Mi abuela no sé si tejía, pero yo aprendí de mi mamá, de muy chiquita, y ni bien cuando yo empecé a hacer los bordados, me daba la plata mi mamá. ‘Este es tu trabajo. Te va a servir para comprar otra vez tus materiales’, me solía decir mi mamá. Y así nunca dejé de hacer. Este trabajo también ayudó para criar a mis tres hijas”, comenta Antonia Morínigo, tejedora itaugüeña que esta semana se sumó a la Red Tejiendo Cultura, una plataforma que nuclea a más de 500 artesanas del ñandutí del Paraguay y de países como Australia, Puerto Rico, Chile, Reino Unido, España y Argentina.
Más de 150 de estas artesanas son de Itauguá, algunas jóvenes y otras de más de 90 años. Ahora forman parte de este proyecto que busca sumar el trabajo individual para armar el tejido de ñandutí más grande el mundo, que será de 120 metros de largo por 5 metros de ancho, buscando el récord mundial.
Como la mayoría de las tejedoras, Antonia empezó de niña. Ahora es abuela y ya no puede producir en bastidores grandes como antes. Ella tiene a su cargo las labores del hogar y todos los días, después del almuerzo, se sienta en su dormitorio a dibujar con el hilo y la aguja sobre su tela. “Este bastidor armado yo termino en un día, porque yo soy ama de casa, tengo que cocinar todo, yo soy la mamá de la casa. A la tarde, puede comer la comida, me suelo sentar acá en mi pieza y hago mi ñandutí, a la noche ya quiero descansar”, comenta. El proceso de producción arranca con el dibujo sobre el papel “y regla”, recuerdan las tejedoras. Luego se estira la tela en el bastidor, se dibuja en la tela y se comienza a tejer. Terminado el trabajo, se separa el tejido de la tela, se lo lava y finalmente se le pone el almidón para que se endurezca.
“Hay gente que tuvo que migrar a otros países, pero se llevaron parte de sus culturas y otras que se dedicaron a enseñar y así esparcir por todo el mundo. La ciudad de Itauguá es conocida como la capital del ñandutí y cuna de la misma. En cada compañía de Itauguá te encontrarás con un o una artesana elaborando su trabajo porque la técnica fue otorgada de generación a generación y se ha vuelto una tradición para las familias. Es por ello que hay más cantidad de artesanos en la localidad de Itauguá”, comenta Guillermo Acosta, coordinador de la Red, itaugüeño y profesor de ñandutí, quien en su propio perfil vital narra la historia del tejido y las familias de su ciudad.
Guillermo Acosta, profesor de ñandutí. Foto: Matías Amarilla
“Todo se inició desde la tristeza de mi querida Maximina Quiñónez. En una tarde se puso triste y observaba su ñandutí y me dice ‘qué pena que ninguna de mis hijas va a legar esto que yo hago, ninguna de ellas dos sabe hacer’. Sentí tanta pena al oírla decir eso que entonces le pregunté cuál era el dechado más difícil y complicado de hacer. A lo que ella me respondió el arasape y la filigrana, que coincidentemente estaba haciendo. Entonces me fijo en sus idas y vueltas que realizaba sin decirle nada en absoluto. Como ella trabajaba cama adentro y venía a casa los fines de semana, la sorprendí con un trabajo que estaba realizando sin decirle nada. Era una imagen de san Blas, pero en ñandutí. Me pregunta quién hizo y le digo que yo.
Me mira y dice que no me cree. Para que me pudiera creer, me siento y le muestro que sí lo podía hacer y desde entonces le tomé como hobby”, narra Acosta sobre cómo en el ñandutí se reafirma el tejido social y el empoderamiento económico de las mujeres de una ciudad.
TRANSMISIÓN INTERGENERACIONAL
Juliana Centurión (88) y Esmérita Antonia Centurión (91) son dos hermanas tejedoras que viven junto a la hija de la segunda en una humilde casa en el centro de Itauguá, donde las tres comparten además el amor al ñandutí y su creación.
Las hermanas aprendieron el oficio desde pequeñas. Su madre transmitía el conocimiento a su descendencia femenina, “porque los varones buscaban otras formas de aportar, como trabajando en la carpintería y otras cosas”.
“Cuando teníamos entre 7 u 8 años nosotros mirábamos a escondidas cómo trabajaba nuestra mamá y hacíamos que practicábamos en papel. No podías hacerlo bien porque ella no quería que nosotras trabajemos. Pero cuando se dio cuenta de que ya lo hacíamos, finalmente decidió mostrarnos cómo hacerlo bien”, comenta Esmérita.
“Cuando me siento puedo producir rápido, pero ahora ya no puedo sentarme por mucho tiempo, ya estoy grande”, explica Juliana.
“Antes valía más nuestro trabajo, se pagaba mejor por el ñandutí. Nosotras ya no salimos a vender ahora, no nos vamos a ninguna parte. Vienen a hacernos el pedido y hacemos. Antes salíamos, ahora tenemos una patrona. Antes producíamos muchísimo más”, explica Esmérita.
El oficio que le legó su madre le sirvió para sostenerse durante una larga vida y para la crianza de su hija, que también teje. Las hermanas se sumaron esta semana al proyecto que busca batir el récord mundial con un tejido de producción colectiva.
Juliana Centurión (88) y Esmérita Antonia
Centurión (91) son dos hermanas tejedoras. Foto: Matías Amarilla
ENSAMBLE
Actualmente la producción de las tejedoras se realiza de diversas maneras, pero la preferida es la realización individual de piezas que después son acopiadas e integradas a vestidos, manteles y otras piezas.
Los precios pueden variar y los productos se realizan en algunos casos bajo pedido y en otros es un proceso a la espera de clientes. Las pequeñas piezas se suman entre sí y de esta manera diversas tejedoras pueden finalmente articular sus trabajos en un producto final, que provee a sus hogares de sustento y de prendas a las principales tiendas especializadas de la ciudad o, como varias de ellas dicen, “a mi patrona”.
Entre tanto, para el proyecto del tejido más grande del mundo se les proveerá a todas las artesanas de insumos (bastidores, lienzos, hilos, agujas) y ellas decidirán cuántos módulos realizarán de acuerdo a sus capacidades y habilidades. Las piezas serán posteriormente certificadas para el ensamble. Como es dable esperar, la producción del tejido significará un ingreso económico.
Se estima que se juntarán unas 2.200 piezas a través de la red. Esta será de los diez dechados (dibujos) seleccionados para la ocasión: jazmín poty, mbokaja poty, buey pypore, machete punta, arasape, arapaho un lado, estrella de cuatro puntas con kurusu’i, takuru con karê’i doble, margarita y pensamiento. A los costados la pieza contará con randas con cadenilla doble y en las esquinas estrellas de cuatro puntas con filete. La puesta en valor del ñandutí a través de este proyecto genera un aporte inmediato mediante la generación de pedidos para las tejedoras. A mediano plazo centralizará una red de trabajadoras, lo que podría facilitar a futuro la producción, la adquisición de insumos y la comercialización. A largo plazo se busca la valoración cultural y pecuniaria a nivel nacional e internacional de este tejido que data del XVI, y que surgió en estas tierras de la unión de una técnica europea y la creatividad de la mujer paraguaya.
“CADA VEZ QUE TE TENGO PEDIDO VENDO TODO MI ÑANDUTÍ”
Porfiria González (61), de Itauguá Guasu Costa Dulce, teje desde los 13 años. Ella valora la iniciativa del proyecto y celebra que significará más trabajo para ella.
“Aprendí a hacer ñandutí viendo a mi tía y mi prima. Al darle el primer trabajo que hice, mi tía ya lo llevó, vendió y me trajo ya directamente materiales para hacer más”, comenta Porfiria, quien trabaja mechando su artesanía con las labores domésticas con la ayuda de su hija.
Porfiria González (61), de Itauguá Guasu Costa Dulce.
“Yo me levanto a la mañanita y en medio de mi mate hago mi ñandutí. Después me levanto a hacer para el almuerzo, hago todo eso y ya me siento otra vez a trabajar. Si no hay pedido, igual nomás hago yo. En algún momento va a venir el pedido. Cada vez que tengo pedido vendo todo mi ñandutí; si no hago mi ñandutí, hago chipa”, comenta.
Relata que para ella la parte más difícil es el dibujo. “Eso se hace primero, el dibujo, con la regla se hace, se hace bien eso en el papel, después tenés que estirar con el bastidor la tela y dibujar. Ahí se trabaja”, narra sobre el proceso de producción.
“DESDE MUY CHIQUITA ME PAGABAN POR MI TRABAJO”
Felipa López (63) desde los 7 años se sumó a su mamá, su abuela y sus hermanas, todas de la ciudad del ñandutí, en el oficio de tejedora.
“Hago diferentes dibujos, con hilo fino y con hilo grueso, de ambas formas. Eso también me enseñó mi mamá. A ella le enseñó mi abuela. Desde muy chiquita me pagaban por mi trabajo. La plata me servía para mi escuela, para mis útiles. Tengo siete hijos, ahora conmigo ya solo vive uno. A tejer le enseñé solo a dos hijas mías”, comenta Felipa, quien desde sus manos y el arte dio de comer a su familia junto con su marido, quien es constructor.
Felipa López (63)
“JAGANA´I, PERO JAGANA, UPÉA LA HE´ISÉVA”
Filemona Figueredo (68) arrancó como tejedora a los 12 años con su madre y sus seis hermanas. Ella también se sienta con su bastidor entre las actividades de cuidado y de la labor doméstica en su hogar itaugüeño.
“Recuerdo que cuando era chiquita cada 15 días nos tocaba a cada una ir a vender. De esa plata comprábamos para nuestra ropa para farrear”, comenta entre risas.
“Nunca trabajamos para otra persona”, refiere acentuando que nunca tuvo un trabajo en situación de dependencia.
“Siempre jagana’i, pero jagana, upéa la he’iséva. Igusto remba’apo, revende ha rejúma nde platamíre” (siempre ganamos poco, pero ganamos, eso es lo que importa. Da gusto trabajar, vender y venir con tu platita), explica Filemona, quien es madre de tres hijos.
SOBRE EL PROYECTO
Tejiendo Cultura – El Ñandutí Más Extenso del Mundo es una iniciativa impulsada por Innovaciones Comerciales y la Asociación de Ñandutí en Japón, con el acompañamiento de la Municipalidad de Itauguá y la alianza estratégica de la EBA.
Su objetivo no solo es confeccionar de forma colaborativa la pieza de ñandutí más grande del mundo, sino también visibilizar el trabajo artesanal, fortalecer el turismo cultural y abrir nuevas oportunidades económicas para las tejedoras del país a través del arte textil.
Inician obras de 60 viviendas en Itauguá en el marco del programa Che Róga Porã
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El Ministerio de Urbanismo, Vivienda y Hábitat (MUVH) dio inicio a las obras del proyecto habitacional Casa Mood, que contempla la construcción de 60 nuevas viviendas en el distrito de Itauguá, departamento Central. La iniciativa se enmarca en el programa Che Róga Porã.
El acto de lanzamiento fue encabezado por el ministro del MUVH, Juan Carlos Baruja, junto a autoridades municipales. El objetivo del proyecto es facilitar el acceso a soluciones habitacionales a familias trabajadoras, mediante planes de financiamiento a largo plazo.
Las viviendas estarán compuestas por sala-comedor, cocina, sanitario, dos dormitorios, lavadero y quincho. Según el ministerio, los espacios fueron diseñados para atender las necesidades básicas de una familia tipo.
Además del impacto habitacional, las autoridades señalaron que el proyecto tendrá un efecto positivo en la economía local, a través de la generación de empleos en el sector de la construcción y la demanda de materiales y servicios nacionales.
El programa Che Róga Porã ofrece créditos de hasta G. 500 millones con una tasa del 6,5 % y plazos de hasta 30 años. Con este nuevo emprendimiento, el programa amplía su cobertura en el departamento Central.
Cabe mencionar que recientemente el Congreso aprobó el proyecto de contrato de préstamo suscrito entre la Agencia Financiera de Desarrollo (AFD) y de Export-Import Bank de la República de China (Taiwán) por un monto de hasta USD 200 millones. Estos recursos serán administrados por la (AFD) con el fin de financiar el programa Che Róga Porã y así permitir que más personas puedan ser beneficiarias de este plan del Gobierno.
Hospital Regional: casos de internados por cuadros respiratorios registran aumento del 20 %
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Ciudad del Este. Agencia Regional
En el momento de las temperaturas más bajas en el país, aumentan pacientes con cuadros respiratorios y se elevan las cifras de internados.
En el Hospital Regional aumentó 20 % la cantidad de internados por cuadros respiratorios, con relación al mes anterior, según confirmó a La Nación/Nación Media, la directora del hospital, doctora Katia Ayala.
La médica manifestó que la mayoría de los internados siguen siendo personas sin vacunación contra la influenza, siendo este un problema que se repite. “Los cuadros con mayor gravedad o que requieren internación son los que no están vacunados”, dijo la profesional.
Agregó que, tomando la población de influencia del hospital a su cargo, la cobertura de vacunación contra la influenza llegó al 63 %.
En cuanto a consultas por cuadros respiratorios, las dos últimas fueron de 1.200 y 1.300 personas que requirieron atención por la citada patología. Remarcó que los números son ascendentes en la medida en que el clima se mantiene y la cantidad de no inmunizados sigue siendo alta.
En el Hospital Distrital de Presidente Franco, entre pediatría, clínica médica y urgencias, hay siete niños internados y seis adultos, todos por cuadros gripales agudos, refirió la directora del citado centro médico, doctora Andrea Giménez.
En Minga Guazú, el hospital es el de menos camas de internados y casi la totalidad está cubierta por casos respiratorios, confirmó el doctor Hugo Arca.
Según el Programa Ampliado de Inmunización, en Alto Paraná se recibieron 143.500 dosis de vacunas contra la influenza, de las cuales, hasta esta mañana la cobertura llegó al 68 %, con una aplicación total de 98.109 dosis.