El robo de catalizadores de vehículos se ha convertido en una práctica delictiva que va en aumento, motivado por el alto precio pagado (puede llegar hasta G. 3 millones) en el mercado negro por el platino, paladio y cromo; metales preciosos muy cotizados que se hallan dentro del catalizador.

Esta nueva tendencia en el mundo delictivo genera doble preocupación, uno por el perjuicio generado al propietario del vehículo, y otro por el alto daño ambiental que puede generar un vehículo sin el catalizador.

Muchos se preguntarán en qué parte del vehículo se encuentra el catalizador y cuál es su función. El catalizador se encuentra dentro del caño de escape y su función es modificar los gases nocivos como el monóxido de carbono, los hidrocarburos y óxidos de nitrógeno que se generan durante el proceso de combustión, antes de ser liberados a la atmósfera.

Hasta el momento, se trata de un delito incipiente para la Policía Nacional, ya que si bien la práctica es cada vez más constante, no lo son las denuncias, por varios factores.

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El facebook es una de las plataformas más utilizadas para vender o comprar los catalizadores en Paraguay. Los precios ofrecidos por estos artefactos varían dependiendo del tamaño y modelo de vehículo, y van desde G. 800.000 hasta los G. 3.000.0000 aproximadamente.

El atractivo hacia estos metales preciosos no se da sólo en Paraguay, sino en varios países, en especial en Europa, a donde se presume son exportados. La cotización internacional del platino, paladio y cromo repuntó en los últimos tiempos, e incluso, se ubicó por encima del oro.

Según publicaciones de medios extranjeros, el precio pagado a nivel internacional por estos metales preciosos va desde 21 a 37 euros el gramo, equivalentes a G. 172.700 y G. 304.200, respectivamente, teniendo en cuenta el tipo de cambio actual del euro en Paraguay (G. 8.224).

La hipótesis manejada a nivel mundial es que habría un grupo de compradores que se encarga de adquirir los metales preciosos desde el mercado negro e introducirlos en el círculo legal de reciclaje.

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Las denuncias formales realizadas por personas afectadas por este hecho son mínimas a nivel local, y eso hace que este delito sea visto por la Policía Nacional como incipiente. Normalmente, los afectados se resignan a perder esa parte de su vehículo o llegar a un acuerdo pacífico con la persona que extrajo el catalizador del rodado, debido al largo y costoso proceso judicial que se debería llevar a cabo.

Este es el caso de Elvis Yegros, un ciudadano luqueño que comentó a La Nación haber sido víctima del robo de su catalizador en el taller de chapería y pintura donde llevó con toda confianza su vehículo.

Yegros relató que se percató del robo al momento de abrir el capó de su vehículo, donde observó que la parte de los soportes del caño de escape fueron forzados y rotos. Al reclamarle al dueño del taller lo ocurrido, este reconoció haber extraído esa pieza y quiso arreglarlo de manera pacífica, ofreciéndole la suma de G. 800.000 para comprar un catalizador usado del mercado negro.

El mes pasado se conocieron casos similares en Itapúa, a través de una denuncia realizada por el inspector general de la Dirección de Tránsito de Encarnación, Hugo Servián, quien relató que él y sus compañeros fueron víctimas del robo de los catalizadores de sus vehículos particulares al momento de dejarlos en un lavadero.

Según refieren, en esa zona del país habrían más de cuarenta denuncias de robo o hurto de esta pieza vehicular, dependiendo de la forma en que haya sido extraído el catalizador. Para dicho delito, la pena máxima aplicable es de hasta cinco años de prisión preventiva.

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