El departamento está de duelo con la triste noticia del fallecimiento de su último héroe y rinde homenaje a don Próspero con palabras de recordación.
Este lunes 13 de julio, falleció a los 105 años don Próspero Rojas Garay, el último excombatiente de la Guerra del Chaco del departamento de Ñeembucú. Desde la XII Región Sanitaria, el director Aníbal Espínola y funcionarios en general participan con hondo pesar del fallecimiento del excombatiente y honran su memoria.
Recordaron que el sargento Próspero Rojas Garay, excombatiente del Regimiento de Infantería 3 Corrales en la Guerra contra Bolivia, nació el 25 de junio de 1915. Tenía 17 años cuando en 1933 fue al Chaco, donde estaban sus tres hermanos, Asunción, Anastacio y Félix.
Como recluta, fue destinado a Picuiba y Nanawa para la construcción de caminos de movilización de las tropas y luego enviado al frente de combate, formando parte del Regimiento de Zapadores 2 General Genes, en el Regimiento de Infantería 11 Abay y en el RI 3 Corrales, bajo el mando del mayor Serviliano Caballero. Al regresar de la guerra se instaló en Laguna Itá, San Juan Ñeembucú, donde se dedicó a la agricultura y la ganadería.
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Por su parte, el gobernador de Ñeembucú, Luis Benítez, también dedicó un mensaje a don Próspero. “Un héroe que ha dejado en su andar una gran enseñanza de valor y abnegación. Un espejo en el cual los ñeembuqueños podremos mirarnos con orgullo y amor a la patria. Honor y gloria sargento primero Próspero Rojas Garay”, publicaron desde la cuenta de la gobernación.
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Ñeembucú: el Gobierno reafirma compromiso con la seguridad
El vicepresidente de la República, Pedro Alliana, encabezó el acto de entrega de 10 nuevas patrulleras a la Gobernación de Ñeembucú, en la ciudad de Pilar. El segundo del Ejecutivo aseguró que serán unas herramientas útiles para brindar seguridad y mayor tranquilidad a cada habitante del duodécimo departamento del Paraguay.
Alliana, oriundo de la ciudad de Pilar, señaló que si bien históricamente la capital departamental de Ñeembucú se ha caracterizado por ser uno de los lugares más seguros del Paraguay, desde hace años este refuerzo permitirá mantener esos estándares. Asimismo, indicó que está muy contento de llevar estos beneficios al departamento. “Hoy vengo con instrucciones del presidente de la República a entregar estas patrulleras, como parte de 250 patrulleras que vamos a entregar. Es una inversión histórica que hace el Gobierno en seguridad de 500 millones de dólares”, resaltó Alliana.
Además del vicepresidente Alliana, en el acto estuvieron presentes el gobernador Víctor Hugo Fornerón y autoridades policiales y locales. Con la entrega de los vehículos y otros elementos de seguridad se subraya el compromiso firme del Gobierno de proteger a las comunidades.
En paralelo, un acto similar se llevó a cabo en la sede de la Gobernación de Itapúa, donde se entregaron 15 nuevas patrulleras, que brinda un gran impulso a la seguridad a la región del sur del país. En un ambiente de entusiasmo y compromiso se realizó la entrega de los nuevos vehículos, en un esfuerzo conjunto entre el Gobierno y la Entidad Binacional Itaipú.
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Ñeembucú: reportan pérdida importante de ganado a raíz de la sequía
La situación sigue crítica en el departamento de Ñeembucú, donde los productores ganaderos registran importantes pérdidas como consecuencia de la sequía. A este escenario se suma la falta de compradores y los bajos precios del mercado a la hora de vender ganado en pie, según explicó Héctor Ledesma, presidente de la Regional Ñeembucú de la Asociación Rural del Paraguay (ARP).
Ledesma hizo hincapié en que Ñeembucú ha venido sorteando desde hace varios años condiciones climáticas adversas: desde inundaciones hasta sequía extrema. Estos factores están afectando las pasturas, que impacta directamente en el hato ganadero, donde se reportan pérdidas importantes. “Después de la inundación en el segundo trimestre, con la falta de lluvia actual, el pasto no está brotando y hay falta de forraje. Como consecuencia, estamos teniendo pérdidas importantes en lo que hace mortandad de ganado vacuno”, explicó a la 920 AM.
Además de la falta de pastura y su impacto en el hato ganadero, los compradores tampoco están llegando hasta Ñeembucú y los precios para la venta de ganado en pie son muy bajos, debido a la alta concentración de la faena en dos frigoríficos, mencionó Ledesma. “Nuestro departamento se caracteriza por ser criador para invernada y los principales compradores de este rubro vienen del Chaco, que también se vio afectado por los incendios”, agregó.
Pese al crítico escenario, los productores de Ñeembucú están expectantes a mayores niveles de precipitaciones, que puedan mejorar hacia el cierre de año la producción bovina. Hasta el momento, según el presidente de la Regional Ñeembucú de la ARP, las lluvias registradas fueron escasas y dispares, por lo que no contribuyeron a aliviar el gran impacto de la sequía.
“Estamos esperanzados de que, con las lluvias, se pueda tener un rebrote de pasto (forraje). Creemos que para la época de venta de terneros, entre febrero y abril, vamos a estar llegando con un buen peso de los terneros para la venta. Esperamos además que los precios mejoren”, añadió.
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Héroes paraguayos: 11 figuras clave en tiempos de guerra
Paraguay, un país de héroes que enfrentó dos grandes guerras en un lapso de 60 años, una de ellas considerada la más cruenta de la historia sudamericana. En esta nueva entrega de Ellos Saben, recopilamos 11 héroes paraguayos de las guerras de la Triple Alianza (1864-1870) y del Chaco (1932-1935) desde la visión del historiador Fabián Chamorro.
La nómina de Fabián está compuesta por Francisco Solano López; Elizardo Aquino; José María Bruguez; Bernardino Caballero; José Eduvigis Díaz; José Félix Estigarribia; Eugenio Alejandrino Garay; José Bozzano Baglietto; Rafael Franco; María Victoria Candia y Andrés Barbero.
Chamorro cita a tres estrategas de la guerra de la Triple Alianza, Elizardo Aquino, quien nació en Luque en 1825. El 30 de abril de 1854, siendo teniente, fue nombrado comandante de la unidad militar de la Fundición de Ybycui. Era capitán cuando se inició la contienda. Comandando el Batallón Nº 36 fue destinado al frente y apoyó a la Escuadra Paraguaya en la batalla naval de Riachuelo el 11 de junio de 1865.
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Siendo coronel y jefe del Estado Mayor de la fortaleza de Humaitá, recibió la orden de cavar unas trincheras cerca a las avanzadas aliadas próximas a los bosques del Sauce; ahí se combatió cuerpo a cuerpo desde el 16 de julio hasta el 18 de julio de 1866 para mantener las posiciones paraguayas. Aquino, en una de las tantas cargas paraguayas para reconquistar las trincheras, y sin medir el riesgo, fue en busca del enemigo recibiendo un balazo en el estomago. Tres días después, en Paso Pucu, segundos después de morir, fue despedido por el Mariscal con un vigoroso: ¡Viva el general Aquino!
El segundo es el general José María Bruguez, artillero, “un hombre muy bien formado a pesar de salir muy poco de Paraguay. Fue un excelente estratega y murió ajusticiado durante los procesos de San Fernando, en junio del año 1868″, refiere Fabián. Y el tercero es Bernardino Caballero, “el estratega que le quedó a López para tratar de parar el aluvión aliado desde mediados de 1868. Caballero aprendió el arte de la guerra en el campo de batalla”, agrega.
A ellos suma los nombres de José Eduvigis Díaz, “por lo que representa para la memoria del Paraguay” y de Francisco Solano López, que para él “es el personaje histórico más importante del Paraguay hasta hoy en día”, asegura.
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En la guerra del Chaco, el primer héroe es el mariscal José Félix Estigarribia, quien tuvo “una visión estratégica diferente, con la guerra en movimiento, con el traslado masivo de hombres y logística en varias direcciones para sus famosos ‘corralitos’”. De acuerdo a Fabián, Estigarribia “no dejó de pensar un solo día en cómo destruir en una sola batalla a todo el Ejército boliviano y si bien no lo pudo hacer, en diferentes batallas fue tomando divisiones enteras del Ejército boliviano”.
El segundo es Eugenio Alejandrino Garay, “un hombre que ya estaba jubilado y prácticamente anciano se convirtió en patrono de la infantería paraguaya”, cuenta y agrega que “después de caminar más de 60 kilómetros con un ejército que no tenía prácticamente agua, salió detrás del Ejército boliviano y logró una victoria fundamental en Yrendagué”.
El tercero es José Bozzano Baglietto, que fue el gran organizador de la retaguardia, también el padre de los cañoneros “Paraguay” y “Humaitá”. El cuarto es “Rafael Franco, que fue un oficial valiente y decidido.
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Por último, rescató la figura de una mujer, María Victoria Candia, que fue la jefa de enfermeras de Paraguay durante la guerra del Chaco”, comenta.
“María Victoria se fue a Inglaterra sin hablar inglés, entró a una escuela de enfermería durísima, militar, donde la maltrataron y sufrió de todo, pero igual prevaleció. Gracias a sus méritos académicos pudo irse a Francia y a Estados Unidos. Cuando Paraguay la necesitó vino y se encargó del entrenamiento de las mujeres. Cuando la guerra llegó se fue servir en el frente. Es una mujer olvidada que merece el reconocimiento por lo que hizo”, reseña.
El héroe civil, para Fabián, es el médico Andrés Barbero, que sirvió a Paraguay en la pandemia de 1918, en la guerra del Chaco y que incluso después de muerto sigue aportando al país al dejarle toda su fortuna. Además, fue el padre de la Cruz Roja Paraguaya. “La Sociedad Científica del Paraguay y la Academia Paraguaya de la Historia funcionan gracias a los recursos que él dejó ya hace más de 70 años”, remarca.
“Él sigue aportando a Paraguay a través de la ciencia, a través de la historia y para mí es fundamental recordar a este gran hombre”, concluye.
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Mito o realidad: ¿Paraguay ganó la guerra del Chaco, pero perdió territorio?
Llegamos al noveno mes del año y se recuerdan varios hechos históricos, entre los que destacan el aniversario de las victorias paraguayas en Curupayty, el 22 de setiembre de 1866 en el marco de la guerra contra la Triple Alianza, y la recuperación del fortín Boquerón luego de una lucha de 20 días que finaliza el 29 de setiembre de 1932, siendo esta la primera gran victoria en la disputa con Bolivia por la posesión territorial del Chaco Boreal en la conocida como guerra del Chaco.
En cada aniversario, especialmente en las redes sociales, surge una polémica que siempre enfrenta a las personas en las posturas que defienden: ¿Paraguay ganó la guerra del Chaco? Y si Paraguay ganó la guerra, ¿por qué perdió territorio?
En esta nueva edición de Mito o Realidad, el historiador Eduardo Ortiz Mereles, docente diplomado en Historia Militar y especialista en historia del Paraguay, responde ambas preguntas, pero cada lector sacará sus propias conclusiones.
¿Paraguay ganó la guerra del Chaco?
No hubo una victoria como tal para ninguno de los beligerantes en los documentos firmados, porque el acuerdo entre Paraguay y Bolivia hablaba de un armisticio. Ortiz cita al investigador y conocedor de la historia de la contienda chaqueña, José Luis Martínez Peláez, para precisar que “las hostilidades cesaron por la firma del protocolo del 12 de junio de 1935, pero lo hicieron por imperio de un armisticio, no por efecto de la aniquilación del Ejército boliviano. Dice el Capítulo V del Protocolo de Paz del mes de junio de 1935: “En homenaje a los sentimientos de humanidad de los beligerantes y mediadores, quedan suspendidos los fuegos a partir del día 14 de junio a las doce horas (meridiano de Córdoba)”.
Agrega que “no hubo pues más victoria militar que la expulsión del Chaco de los bolivianos, ya que al final de la guerra su ejército estaba aún en condiciones de seguir combatiendo”. Por tanto, a decir de Martínez Peláez, “la guerra se suspendió y no hubo vencedores ni vencidos. De allí que fue necesario acudir a una negociación posterior, no solo para darle final jurídico a la guerra por un tratado de paz, sino que había que poner fronteras territoriales para ambos países”.
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El Protocolo de Paz firmado en Buenos Aires el 12 de junio de 1935 establecía el cese definitivo de las hostilidades sobre la base de las posiciones de los beligerantes; se adoptaron medidas de seguridad para evitar la reanudación de la guerra y se ratificaba a su vez la Declaración del 3 de agosto de 1932, que decía que “las conquistas territoriales logradas por la violencia no serán reconocidas por los firmantes de la declaración”.
Además, una conferencia de paz debía ser convocada para resolver el diferendo entre Paraguay y Bolivia en caso de no llegar a un acuerdo por medio de un procedimiento de arbitraje. Entonces, el 14 de junio de 1935, a las 12:00 am, cesó el fuego en todo el frente de guerra, narra el historiador.
Pretensiones bolivianas
Al final de la guerra, técnica y legalmente no hubo vencedores ni vencidos por el armisticio. Pero ¿cuáles eran las pretensiones bolivianas antes del conflicto?
Bolivia sostenía que todo el Chaco era parte de su territorio, interés ya demostrado en la época de don Carlos Antonio López. Luego de la firma del Tratado del 15 de julio de 1852 entre Paraguay y Argentina, se dio la primera manifestación de protesta boliviana contra la ocupación y el dominio paraguayo sobre cierta zona ribereña del río Paraguay.
Se dan luego una serie de hechos apenas finalizada la guerra contra la Triple Alianza, empezando en el año 1878 con el laudo Hayes, en el que el presidente de los EE. UU., Rutheford B. Hayes, declaraba que Paraguay “tiene legal y justo título al territorio situado entre los ríos Pilcomayo y Verde, así como a la Villa Occidental (o Chaco)”.
Luego de concluida la guerra del Pacífico contra Chile en el año 1884, Bolivia perdía definitivamente su costa sobre el mar y a partir de ahí buscaría una salida hacia el este por el océano Atlántico.
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Acuerdos de límites
Entre Paraguay y Bolivia se firmaron cuatro acuerdos de límites: a) El Tratado Decoud – Quijarro en 1879, b) el Tratado Aceval – Tamayo en 1887, c) el Tratado Benítez – Ichazo en 1894 y, por último, el Tratado Soler – Pinilla en el año 1907.
Para mejor referencia, Ortiz adjunta croquis de las divisiones territoriales firmadas en cada acuerdo, que no fueron ratificados por el Congreso paraguayo, ya sea por diversos motivos políticos o porque el destino reivindicaría al Paraguay en cuanto a sus territorios en el Chaco Boreal, por medio de las armas y al final de la guerra.
El 9 de setiembre de 1932 comienza la batalla por la recuperación del fortín Boquerón, que estaba en poder de los bolivianos. Veinte días después, el 29 de setiembre, se da la primera gran victoria de los dirigidos por el joven teniente coronel José Félix Estigarribia.
La falta de agua fue una dura realidad, refiere Ortiz y agrega el valor de los soldados paraguayos, el valioso aporte de las enfermeras y el personal de blanco; los choferes del Chaco que siempre son olvidados, el uso de armas modernas nunca vistas en Paraguay en aquellos días (tanques, lanzallamas, ametralladoras, etc.), las batallas aéreas, el clima (calor de día, frío de noche), la conducción de los oficiales paraguayos empezando por el comandante José Félix Estigarribia, la conducción política del presidente Eusebio Ayala.
“En fin, tanto se puede contar de todo lo que pasó en tres años de dura y cruenta lucha por el control de los territorios chaqueños”, remarca.
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Conclusión
Sin ninguna duda, a criterio de Ortiz, magíster en Ciencias de la Educación y actual presidente de la Asociación Cultural Mandu’arã, se puede considerar que el Ejército paraguayo “ganó” o fue el “mayor vencedor” de la guerra, porque al finalizar la misma el Paraguay obtuvo 136.225 km2, o sea un 125 % más de todo el Chaco Boreal.
En cuanto a los 153.747 km2 obtenidos a través de las armas, el Paraguay cede en las negociaciones de paz aproximadamente un 10 % de ese territorio, que en realidad no tenía antes de la guerra.
De los 324.000 km2 que son la totalidad del Chaco Boreal, Bolivia se quedó con 76.672 km2 (23 %), mientras que el Paraguay con 247.328 km2 (77 %). Al mismo tiempo, esa superficie supone lo que hoy en día es el 60 % del territorio patrio. Lo correspondiente a Bolivia supone el 7 % de su superficie. Además, se mantuvo la soberanía sobre el río Paraguay.
“Debemos recordar siempre a los héroes y heroínas de la guerra del Chaco, ya que es un justo y más que merecido homenaje para quienes pelearon en defensa del Paraguay. Muchos de ellos nunca más regresaron a sus hogares, regando con su sangre el Chaco Boreal, que sin lugar a dudas es paraguayo y lo es gracias a ellos y ellas”, concluye.