"Cuando se es niño, uno aprende a no mirar la discapacidad y comienza el círculo de la invisibilidad", con esta frase de Pamela Molina, máster chilena en Discapacidad y Desarrollo Humano, dimos inicio al primer seminario en el marco del Programa de Promoción de la Educación Inclusiva en las Américas OEA – ORITEL. Se desarrolla en el salón auditorio de la Universidad Americana (Brasilia 1100) y va hasta las 17.00.
La primera disertación estuvo a cargo de Pamela Molina, máster en Discapacidad y Desarrollo Humano, quien abordó los Paradigmas y Perspectivas de la Discapacidad: de pacientes a ciudadanos. Expondrán además los profesionales nacionales Rudi Elías, investigador paraguayo y máster en psicología social, y Claudia Pacheco, psicóloga, docente e investigadora en temáticas de atención a personas con discapacidad.
La actividad continúa este martes 19, de 8.00 a 17.00, y contará con la presencia de docentes, familias y estudiantes con y sin discapacidad, quienes participarán activamente de las charlas, paneles y talleres conjuntos.
Del acto de inauguración, participaron el Embajador de la OEA en Paraguay, Diego Paz Bustamente; la Directora Ejecutiva de ORITEL, Verónica Rattin; el Director Ejecutivo de Fundación Teletón Paraguay, Andrés Silva, y autoridades del Ministerio de Educación y Ciencias.
La actividad cuenta como organizador local a la Fundación Teletón y se inscribe en un Acuerdo Marco de Cooperación que la OEA y ORITEL suscribieron el 7 de agosto pasado en Washington, donde se comprometieorn a generar sinergias en la promoción de iniciativas de inclusión de las personas con discapacidad en las Américas, que estén basadas en un paradigma de Derechos Humanos.
Dentro del mismo acuerdo, el seminario se realizará en Chile, los próximos 3 y 4 de octubre, y en Uruguay, el 27 y 28 del mismo mes.
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IÓN reúne a los genios de la inclusión
Por: Adelaida Alcaraz
El encuentro tendrá lugar del 4 al 6 de julio en las instalaciones de la Memoria y Centro Cultural 1-A Ykua Bolaños.
Para transformar los centros educativos hacia culturas, políticas y prácticas inclusivas que garanticen que los menores accedan a una educación de calidad son necesarios los espacios de formación, encuentro, análisis y revisión de la práctica de inclusión.
En este contexto, en 2022 nace IÓN, el congreso de educación inclusiva que ofrece formación del más alto nivel, con profesionales de Inglaterra, España y Paraguay, así como también espacios para conocer las buenas prácticas locales, conversatorios, investigaciones, y talleres vivenciales reflexivos.
En su tercera edición, IÓN convoca a conocer más sobre este ecosistema, a participar del 4 al 6 de julio en las instalaciones de la Memoria y Centro Cultural 1-A Ykua Bolaños. El encuentro va dirigido a docentes, directivos y equipos técnicos, profesionales afines a abordajes terapéuticos en el área educativa, familiares de personas con discapacidad y, sobre todo, para desarrollar este segmento poco atendido de la población.
Disertantes. En esta edición se prevén temas como salud mental, bullying y estrategias de prevención e intervención; promover la autonomía y la independencia desde la familia; investigación, acción participativa en educación inclusiva; cómo preparar competencias para pasantías y el ámbito laboral; materiales para trabajar con niños, niñas y adolescentes con dificultades sensoriales; cómo generar condiciones desde los estudiantes para la inclusión, entre otros.
“Este año queremos fomentar más la participación juvenil. El congreso tiene una accesibilidad comunicacional total, pues cuenta con intérpretes en lengua de señas, audiodescripción para personas ciegas, pictogramas y lectura fácil para diferentes discapacidades”, explicaron desde IÓN y como novedad adelantaron que próximamente lanzarán su “Himno de la inclusión”, a cargo de Luis Szarán y Sonidos de la Tierra.
Del 7 al 13 de julio realizarán minicongresos gratuitos en varios puntos del interior como Concepción, Encarnación, Cnel. Oviedo, Villarrica y Ciudad del Este.
Los interesados en participar de este congreso pueden comunicarse al (0971) 996-672 o adquirir su entrada en la tienda Marketplace.
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En una escuela inclusiva participamos todos
- Por Fabio Franco
- Psicólogo Comunitario – Docente universitario
- Vicepresidente de la Federación Juntos por la Inclusión
- Director de Planificación y Desarrollo de la Fundación Teletón
En el año 2022, Unicef realizó consultas a niñas, niños y adolescentes con discapacidad de 11 países de Latinoamérica sobre la violencia y discriminación en la familia, escuela y comunidad. Entre los resultados de la consulta, se encuentra una serie de recomendaciones y propuesta de solución realizadas por las propias personas con discapacidad, en este caso, incluiremos aquellas que hacen referencia a la escuela.
• Visibilidad: lo que significa visibilizar a este sector poblacional y concientizar a toda la comunidad educativa sobre sus derechos.
• Accesibilidad para la participación: entendido como derecho (accesibilidad arquitectónica, comunicacional, metodológica, etc.) y que gracias a ella las personas con discapacidad pueden participar en la clase y otros espacios de la escuela, como el recreo, excursiones, etc.
• Compromiso de los Estados con la inclusión: lo que implica cumplimiento con las leyes, inversión en políticas públicas, capacitación a la comunidad educativa y asegurar que nadie quede atrás.
• Nada de nosotros sin nosotros: refiriéndose a que se deben escuchar las voces de las niñas, niños y adolescentes con discapacidad en las decisiones que afectan a sus vidas.
• Autonomía progresiva: comprendiendo que el acompañamiento a las familias es central para fortalecer sus pautas de crianza desde el enfoque de derechos y no violencia a fin de contribuir con el desarrollo de sus hijos e hijas.
• Datos y sistemas de información: comprender que se debe construir evidencia, robustecer los sistemas de información y planificar mejor los cambios y lograr una escuela verdaderamente inclusiva.
• Participación: hacer cumplir este principio fomentando espacios de participación para la comunidad educativa.
Estas recomendaciones fueron expuestas por los propios titulares de derechos, las niñas, niños y adolescentes con discapacidad, lo que demuestra la importancia de sus voces en los procesos de cambio.
Si tomáramos estás recomendaciones y las lleváramos al plano de las instituciones educativas, ¿se aplican?; ¿son visibles las niñas, niños y adolescentes con discapacidad en el sistema educativo o todavía permanecen invisibles?, ¿existe accesibilidad en todas las instalaciones de la escuela, en los materiales, en las metodologías de enseñanza, en la comunicación o todavía existen instituciones llenas de barreras para el acceso, desplazamiento, participación y aprendizaje?, ¿el Estado tiene un compromiso real con la inclusión que se traduce en inversión concreta para que las niñas, niños y adolescentes con discapacidad ingresen y concluyan sus estudios?
Al responder a estas preguntas tendremos un breve diagnóstico de lo que viven a diario muchos niños y sus familias, pero además del diagnóstico, podremos construir una hoja de ruta para identificar las principales acciones que una comunidad educativa debe realizar para fortalecer su proceso.
En la escuela inclusiva participamos todos, porque sin la colaboración de las familias, estudiantes, docentes y equipo técnico, un plan de inclusión puede limitarse a un trabajo de gabinete que no responda a las necesidades reales y sentidas de una población históricamente discriminada y segregada.
Es imperante y urgente hacer camino al andar, que ningún niño con discapacidad se quede en casa mientras el hermano o vecino va a la escuela, esto sería cruel e injusto para todos, ya que hay una dimensión que trasciende lo normativo y que tiene que ver con lo ético, con lo que se aspira como humanidad y horizonte político, ese mundo en el que todas las personas pueden desarrollar su mayor y mejor potencial.
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¿Hemos avanzado en una educación de calidad?
- Por Fabio Franco
- Psicólogo comunitario - Docente universitario
- Vicepresidente de la Federación Juntos por la Inclusión
El Estado paraguayo, en diciembre de 2013, promulgó la Ley 5136/13 de Educación Inclusiva, la que establece acciones para crear un modelo de educación inclusiva. En la misma, define a la educación inclusiva como un proceso sistémico de mejora e innovación educativa para promover la presencia, el rendimiento y la participación del alumnado en todas las instituciones del sistema educativo nacional.
¿Qué debemos tener en cuenta para saber si hemos avanzado?
Primero, el ingreso. Para ello, es importante acudir a los datos para dimensionar la magnitud del desafío. Según el Plan Nacional de Desarrollo del Paraguay, la tasa de analfabetismo en la población con discapacidad es del 43 %. “Se estima que solo el 36 % de las personas con discapacidad que tienen entre 6 y 18 años de edad asisten a algún establecimiento escolar. La condición de discapacidad constituye un importante factor de exclusión del sistema educativo, a saber: el 83 % de la población discapacitada no ha superado seis años de la educación escolar básica, y solo 8 % de la población ha realizado algunos años de estudios secundarios y una muy reducida cúspide del 2 % ha logrado estudios superiores”. (Plan Nacional de Desarrollo, 2014).
Es decir, como país, nos enfrentamos a un problema estructural que no se resuelve de manera aislada con la matriculación, se deben generar las condiciones materiales de accesibilidad (en los medios de transporte, en la comunicación, en la infraestructura, en la metodología de enseñanza-aprendizaje, el/las estrategias de participación, etc.) en las comunidades para que las niñas, niños y adolescentes con discapacidad puedan ejercer su derecho a la educación. Según Unicef (2023), la educación inclusiva para todas las personas con discapacidad aún no se cumple en su totalidad y las niñas, niños y adolescentes con discapacidad aún siguen invisibilizados.
Lo segundo, pensar en la calidad de la educación de los que “logran” ingresar a un sistema educativo formal. Es decir, la presencia. En este sentido, el documento de “Lineamientos para un sistema de educación inclusivo en el Paraguay” de 2018 plantea el Diseño Universal del Aprendizaje (DUA) como enfoque y metodología concreta para la participación, el aprendizaje y el éxito de alumnas y alumnos. Con el DUA, cuya base es la neurociencia, los profesionales de la educación pueden diseñar entornos accesibles para el grupo de estudiantes. Entre sus fundamentos, se plantea que:
• No existe un modelo único de estudiante, hay que pensar en las diferencias.
• Todos los niños y niñas pueden aprender juntos, hay que pensar en modelos colaborativos y de aprendizaje entre pares.
• Las prácticas de enseñanza deben reconocer los diversos tipos de estudiantes, hay que pensar en sus fortalezas, intereses, necesidades y habilidades.
• No hay una única manera de aprender, hay que ser creativos y flexibles.
• La educación es para todos, las instituciones educativas no deben ni pueden rechazar a las personas.
A estos fundamentos, se suman los principios, que son tres: los medios de representación, los de acción y expresión; y los de compromiso. Estos tres medios sirven para el desarrollo de las clases; ¿cómo?:
• Proporcionando múltiples medios de representación, como fotos, dibujos, objetos, palabras, audios, etc.
• Proporcionar múltiples medios de expresión, como las diferentes maneras en que los estudiantes pueden expresar lo que aprenden, con música, con redacción, con mapas conceptuales, etc.
• Proporcionar múltiples medios de compromiso, lo que implica la motivación y lo significativo de la experiencia y contenido del aprendizaje para los estudiantes, como temas de relevancia personal o grupal, objetivos, metas, etc.
Si bien existen estos delineamientos, es común observar en la práctica concreta de las escuelas y colegios que el DUA es una simple expresión de deseo, lo que supone que aún persiste la idea de que es el estudiante el que debe cambiar para adaptarse al aula y no el sistema educativo el que debe generar condiciones para que el estudiante aprenda y desarrolle su potencial.
La fórmula implementada es: niño, niña o adolescente con discapacidad es igual a docente de apoyo y ajustes razonables, esto último con “mucho viento a favor”, lo que significa una mala comprensión de la inclusión como concepto y la educación inclusiva como ley. La inclusión no supone de antemano que la persona con discapacidad necesite de algún apoyo o asistencia todo el tiempo y en todo momento. Esto es un error común en el que caen muchas instituciones, lo que no se plantea cambios profundos que se deben dar en toda la comunidad educativa, como dirían Echeita, Boot y Ainscow (2002; 2011; 2015), la inclusión es un proceso de cambio en la cultura, en la política y en la práctica.
Lo tercero, el éxito académico. No sirve de nada ingresar al sistema educativo regular y que el sistema no contemple el proyecto de vida de los estudiantes, sus contextos y la realidad social. La escuela no solo debe servir para sumar y restar. Debe contribuir a construir ese horizonte llamado convivencia democrática, libertad y dignidad.
En el año 2012, la entonces Dirección General de Estadísticas y Censo (hoy Instituto Nacional de Estadística) ha referido que el promedio de años de estudio de la población en general es de 9,3. Mientras que el de la población con discapacidad es de 5,6 años. Lo que supone una brecha que retrata la exclusión en el sistema educativo. En este contexto, ¿es posible pensar en la formación universitaria y la inclusión laboral para las personas con discapacidad? La respuesta pareciera ser acotada a un privilegio y no a un derecho.
Velázquez Moreira (2020) indica sobre los retos de la educación inclusiva en el Paraguay que: mientras se sostiene un discurso holístico y de integralidad, suceden –en la práctica– estrategias fragmentadas (conversión de escuelas especiales a centros de apoyo), acciones puntuales (capacitación de docentes), medidas reduccionistas (la educación como una acción que se restringe al aula) y una simplificación de la complejidad: las personas con discapacidad aluden a aspectos comunes, pero también a una heterogeneidad de situaciones que requieren estrategias diferenciadas a nivel de políticas, currículum y metodología, directivos y docentes, escuelas y participación de las comunidades.
En suma, aparentemente hemos avanzado en materia legislativa, en formación y algo de experiencia; sin embargo, la ansiada educación inclusiva plantea mucha más que un baladí cosmético de “cumplimiento”. Significa contar con comunidades educativas que no discriminan y que están dispuestas a aprender de manera colectiva, asumiendo que, si una escuela incorpora metodología a un alumno o alumna con discapacidad, además de garantizar un derecho, está proporcionando la posibilidad de desarrollar innovación pedagógica, convivencia basada en valores, contribuyendo con el desarrollo integral de las personas y promoviendo la calidad de vida familiar.
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Capacitan a profesionales sobre educación inclusiva mediante plataforma ION
Esta semana, un experto internacional en educación inclusiva visitó el país para promover los derechos de las personas con discapacidad e impulsar una transformación del sistema educativo. El profesional habló sobre la importancia del trabajo que viene haciendo la plataforma ION e instó a seguir uniendo fuerzas.
Se trata de Zachary Walker, experto internacional en educación inclusiva, que estuvo realizando capacitaciones entre el 20 y 24 de noviembre en Paraguay, con la firme intención de visibilizar los derechos de las personas con discapacidad, además, de impulsar una transformación de la educación hacia uno más inclusivo.
“No podemos construir sociedades inclusivas si las escuelas no son inclusivas”, afirmó Zachary durante uno de sus capacitaciones. Explicó que la inclusión educativa requiere un compromiso político y social que comience en las instituciones educativas mediante un enfoque pedagógico flexible para eliminar barreras en el aprendizaje.
Entre los ejes centrales propuestos buscan capacitar en la implementación del Diseño Universal del Aprendizaje (DUA), que busca proporcionar estrategias para las y los docentes de todos los niveles. “DUA plantea ofrecer múltiples formas de representación, expresión e implicación en los procesos de enseñanza-aprendizaje”, detalló.
Resaltó sobre la importancia del trabajo que viene haciendo la plataforma ION e instó a seguir unidos por una inclusión educativa. “Si la meta es llegar rápido se debe correr solo, pero si la meta es llegar más lejos se debe correr en equipo”, puntualizó. Las organizaciones participantes valoraron los aportes del experto y se comprometieron a impulsar cambios concretos para avanzar hacia una educación más inclusiva.
Walker es director académico de psicología y desarrollo humano de la University College London, desarrolló una mesa de trabajo y varias firmas de convenios con autoridades públicas de distintos ministerios como el de Educación, Salud, Cultura, Senadis y organizaciones de la sociedad civil, familias y equipos educativos.
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