En el especial de Emprendedores LN acercamos la histo­ria de Alfafor, un emprendi­miento gastronómico dedicado a la pastelería y más específi­camente en la elaboración de alfajores artesanales sin con­servantes ni aditivos. La pro­tagonista es Rosel Fernández, licenciada en Ciencias de la Comunicación, quien trabaja como asesora de comunicación estratégica; a la vez es mamá, esposa y pastelera de corazón, como se denomina ella. El nombre es alusivo a cómo en la niñez generalmente se pro­nunciaba esta palabra, y hoy nos cuenta cómo surgió.

“Para mí la pastelería fue un bálsamo en un momento difí­cil, cuando falleció mi mamá, hace años atrás. Desde ese entonces, cada encuentro en la cocina, con los ingredientes, es un momento de alquimia, de transformación para mí y de poder brindar dulzura y amor a través de mis dulces”, confesó nostálgica, pero feliz Rosel.

Rosel Fernández contó que al principio le costó vencer los miedos, pero el apoyo de sus familiares y amigos fue vital para animarse a ofrecer sus productos.FOTO:GENTILEZA

AUTORREGALO

Respecto a sus inicios en el sabroso mundo de la paste­lería, recordó que hace unos meses se acercaba su cumplea­ños y como es comunicadora estratégica se autorregaló un taller de Alfafor. Desde enton­ces continuó la magia, pues sus amigos, quienes probaron los alfajores, le motivaron para que los prepare para vender.

“No me parecía mala idea, sí muy desafiante por mis tiem­pos. Ganas de hacer los alfa­jores me sobraban, justo ter­miné una consultoría donde cumplía horario. Entonces tuve tiempo libre y así empecé a hacer los alfajores”, avanzó la emprendedora.

De ahí en más, Alfafor fue dedicado a las personas golo­sas que valoran y disfrutan de lo hecho en casa y de forma artesanal, ya que sus alfajores tienen mucho corazón y gozan de puro relleno con sabores explosivos para el paladar. El emprendimiento es prácti­camente nuevo, pues solo en junio arrancó como negocio.

Alfafor está dedicado a las personas golosas que valoran y disfrutan de lo hecho en casa y de forma artesanal.

Y para conseguir atrapar con sus alfajores, Rosel utiliza productos frescos, sin con­servantes ni aditivos y de alta calidad para su elaboración, pues están hechos de forma artesanal, tanto la masa y el proceso de estirar, cortar las tapitas, el rellenado y de cobertura son hechos abso­lutamente a mano; es decir, 100% artesanal sin la inter­vención de maquinarias, por lo que son únicos, cada alfajor es distinto al otro.

NOMBRES CURIOSOS

Algo bastante interesante que caracteriza a Alfafor son sus peculiares nombres, ya que Rosel propiamente antes de elaborarlos ya pensaba en cada relleno y les fue dando nombres, que desde su punto de vista cada uno tiene su sig­nificado. Así están disponibles La Albirro, un alfajor red velvet ya que las tapitas son rojas y el relleno es blanco, por eso lleva ese nombre. El Ka’u alegre, uno de chocolate oscuro relleno de dulce de leche y caña, ¿qué tal esta combinación?

También está el Cielo Azul, un alfajor de manteca y coco, tiene el relleno de dulce de leche y un suspiro o meren­gue también elaborado arte­sanalmente. La cuarta pro­puesta es Bombón, un alfajor de chocolate oscuro relleno de dulce de leche, bombón y crema marroc. El Oreo, como su nombre lo dice, tiene por dentro una galle­tita oreo y dulce de leche. Y como broche de oro de este catálogo, el Chocolatoso, un alfajor relleno de ganache de chocolate semiamargo.

Como emprendedora, le consultamos si la actividad de emprender resulta difí­cil, a lo que respondió que empezarlo no lo es, pero sí mantener un producto o ser­vicio en el mercado, ya que conlleva muchos factores como la preparación desde lo más básico para saber administrar los ingresos, egresos y una planificación. “Lo importante es apuntar siempre a la formalización y a una alta calidad y tener claridad desde el princi­pio sobre lo que se quiere lograr”, subrayó Rosel.

La Albirro es un alfajor red velvet ya que las tapitas son rojas y el relleno es blanco.

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