El presidente de la Unión de Gremios de la Producción (UGP), Héctor Cristaldo, se refirió acerca del acuerdo comercial alcanzado entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) este viernes. Explicó que si bien se logró un entendimiento, aún no fue consolidado y se espera que exista un proceso de negociaciones que permita la firma de un documento oficial que lo rubrique.
Cristaldo comentó que en el año 2019 se había logrado un escenario similar, cuando se alcanzó un principio de acuerdo que no pudo ser ratificado. “Lo que hoy se realizó fue un anuncio de que se cerró el acuerdo, pero aún no fue firmado. Tendrá un largo camino de nuevo y esperemos que no se frustre en ese proceso”, subrayó.
Acotó que Paraguay tenía sus requerimientos, por lo que se deberá ver si estos están plasmados. ”El presidente dijo que no está satisfecho, pero que está entusiasmado. Son indicadores que tenemos que saber leer y tener la cautela, esperar la versión para ver cómo termina”, remarcó a la 1.000 AM.
El representante del sector aseguró que el país está en condiciones de encarar este desafío con mucha eficiencia y competitividad, siempre que no se generen trabas artificiales no basadas en ciencia. Recordó el reglamento 1115 que se estuvo discutiendo durante este y el año pasado, pero sobre el cual nuestro el sector se mantuvo firme al respecto.
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De 11.800 millones de dólares exportados el año pasado, menos de USD 500 millones se embarcaron al continente europeo. “Nosotros sí les compramos por USD 1.100 millones. Tenemos una balanza comercial desfavorable, por lo tanto si esto ayuda a nivelar va a ser beneficioso”, afirmó.
Por otro lado, manifestó que Europa es un mercado importante, pero existe preocupación por las trabas del reglamento 1115 que pretende aplicar extra territorialmente una ley europea ya que como nación se busca no frenar nuestro desarrollo ni vulnerar marcos jurídicos.
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¿Invertir en agricultura? Las razones para elegir el rubro
Por Melissa Palacios
El sector agrícola en Paraguay exige vocación, conocimiento y perseverancia para quienes buscan emprender en el segmento. Actualmente en el país, entre los rubros agrícolas con mayor potencial de crecimiento se encuentran la soja, maíz, trigo y el arroz, este último con posibilidades de expansión significativa.
En esta edición de Ellos saben, Héctor Cristaldo, presidente de la Unión de Gremios de la Producción (UGP), habló con La Nación/Nación Media sobre las principales recomendaciones para emprender en el rubro, el interés de los productores por seguir cultivando, así como las necesidades que enfrentan los agricultores en estos años.
1. Manejo de información
“Para ser agricultor se necesita vocación, conocimiento y perseverancia. Trabajar en el sector agrícola requiere de buena planificación complementada con un manejo correcto de las variables que hacen a la productividad”, empezó diciendo.
Resaltó además que se debe manejar información de clima y mercado, que afectan los resultados y el agricultor no controla, requiere de permanente análisis y manejo de riesgos.
La producción agrícola tiene un comportamiento cíclico de años muy buenos, años regulares y años malos por lo que, para evaluar una rentabilidad se debería analizar por períodos de cinco años y no medir solo el resultado de un año. “Somos eficientes y eso constituye la base de los resultados y de la rentabilidad”, mencionó.
2. Rubros de mayor potencial
En el país existen rubros ya consolidados como soja, maíz, trigo con la rotación de cultivos en la misma parcela que constituyen un combo junto con los abonos verdes y que ocupan en mayor proporción la superficie sembrada; estos rubros aún tienen un potencial de crecimiento importante.
“El arroz tiene un potencial enorme, se siembran unas doscientas mil hectáreas, pero se puede llegar a un millón de hectáreas”, aseguró. Otros rubros en proceso de consolidación y expansión son el sorgo (biocombustible), maní, chía, sésamo y algodón que está en expansión en el Chaco especialmente.
Cristaldo vaticinó que en la medida que no se vea el trabajo del campo como generador de ingresos para llevar una vida digna habrá desestimulo sobre todo entre los jóvenes pequeños productores. No obstante, entre los jóvenes que trabajan en fincas más tecnificadas hay más estímulos para dedicarse al campo, ya sea en forma directa o a través de tareas relacionadas a la prestación de servicio a la producción agropecuaria.
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3. Sostenibilidad en las prácticas
Entre las prácticas agrícolas que se están promoviendo para mantener la competitividad sin comprometer el medio ambiente apuntan al sistema de siembra directa con la rotación de cultivos como práctica de manejo de suelos que se aplica en más del 95 % del área agrícola tecnificada, y constituye el motor del uso y manejo sostenible de los recursos naturales.
“El productor cuida los recursos naturales en su propiedad porque de ellos depende para vivir y producir alimentos para el mundo colaborando con la seguridad alimentaria”, resaltó el presidente de la UGP.
Poniendo en contexto el proceso de 50 años que vivió el desarrollo de la agricultura paraguaya existen tres momentos en su evolución que llevaron al aumento de la eficiencia de la productividad y la producción. En los años 80 la mecanización y tecnificación en la agricultura, los años 90 con la siembra directa y en la década de los 2000 con la introducción y la utilización de variedades mejoradas genéticamente.
En ese lapso pasamos de producir en 1991 unas 2.000.000 de toneladas de granos en cinco rubros a producir 17.000.000 de toneladas en los mismos cinco rubros a partir del 2017.
4. Recursos para iniciar en el rubro
Los principales son: tener profesionales comprometidos con el emprendimiento, recursos humanos capacitados en los roles a desempeñar y un manejo administrativo sólido basado en buena planificación, manejo de riesgos y manejo de información de clima y mercado.
Existen diversos programas, cursos de formación, jornadas de intercambio de experiencia que sirven para mantenerse al día. La sumatoria del conocimiento y de la experiencia es la que permite ir mejorando el manejo y la administración del emprendimiento.
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5. Principales desafíos
Existen desafíos internos y externos. Internamente el prejuicio de ciertos sectores en relación a la actividad agropecuaria, las regulaciones y normas que frenan el desarrollo, según Cristaldo, la burocracia y la consolidación del proceso de incorporación de los pequeños productores a las cadenas de valor.
Externamente, la tendencia a imponer unilateralmente normas y exigencias no basadas en ciencia que distorsionan el comercio creando barreras no arancelarias y dejando de lado las normas y acuerdos logrados en la Organización Mundial del Comercio o el Código Alimentario.
“Quienes trabajan en la economía familiar campesina necesitan oportunidades y no regalos ni ayudas que lo vuelvan cliente del Estado”, dijo, asegurando que necesitan ser actores y sujetos del proceso y no objetos del desarrollo y la política.
6. Incorporar más políticas públicas
Las políticas públicas deberían enfocarse en incorporar a la economía real generando ingresos genuinos al productor para poder salir de la pobreza. “No se puede seguir teniendo como paradigma el mboriahu ryvata (pobre, pero sin hambre)”, puntualizó.
Infraestructura rural: con fuerte inversión en caminos rurales, electrificación, riego y acceso al agua potable (necesidad impostergable) y conectividad digital para mejorar la competitividad del sector.
Acceso al crédito y financiamiento diferenciado: creando líneas específicas para pequeños productores y nuevos emprendedores rurales, con tasas bajas y plazos adecuados a los emprendimientos definidos, inversiones, capital operativo con los períodos de espera correspondientes.
Educación, capacitación y asistencia técnica en el segmento de productores de menos de 50 hectáreas, ya que según el último censo agropecuario, el 84 % no recibe asistencia técnica y el 62 % no terminó la educación escolar básica.
Acceso a tierras y formalización con fuerte apuesta por la titulación de las tierras destinadas a la reforma agraria, donde cerca de dos millones de hectáreas entregadas hace décadas siguen sin ser regularizadas. Organización y capital social: el proceso de formalización sectorial debe extenderse a las organizaciones y asociaciones de productores que hoy se unen “ocasionalmente” para demandar algún bien o servicio al Estado.
7. Reglas claras
“En un escenario tan dinámico y cambiante a nivel global, con episodios externos de alto impacto en economías pequeñas como la nuestra, tan dependiente de los ingresos generados por la actividad agropecuaria, la economía y la política deben ir de la mano, con reglas claras y un mínimo de previsibilidad”, alegó.
Por último, sería indispensable contar en el mercado con ferias y cadenas de valor, pues si todo lo anterior estuviese en marcha, se requerirán programas claros de acceso a mercados locales, participación en ferias agropecuarias y vínculos progresivos con cadenas de valor nacionales con alto potencial de desarrollo.
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Las razones para elegir el rubro de agricultura para invertir en el país
- Por Melissa Palacios
El sector agrícola en Paraguay exige vocación, conocimiento y perseverancia para quienes buscan emprender en el segmento. Actualmente en el país, entre los rubros agrícolas con mayor potencial de crecimiento se encuentran la soja, maíz, trigo y el arroz, este último con posibilidades de expansión significativa.
En esta edición de Ellos Saben, Héctor Cristaldo, presidente de la Unión de Gremios de la Producción (UGP), habló con La Nación/Nación Media sobre las principales recomendaciones para emprender en el rubro, el interés de los productores por seguir cultivando, así como las necesidades que enfrentan los agricultores en estos años.
1- MANEJO DE INFORMACIÓN
“Para ser agricultor se necesita vocación, conocimiento y perseverancia. Trabajar en el sector agrícola requiere de buena planificación complementada con un manejo correcto de las variables que hacen a la productividad”, empezó diciendo. Resaltó además que se debe manejar información de clima y mercado, que afectan los resultados y el agricultor no controla, requiere de permanente análisis y manejo de riesgos. La producción agrícola tiene un comportamiento cíclico de años muy buenos, años regulares y años malos por lo que, para evaluar una rentabilidad se debería analizar por períodos de cinco años y no medir solo el resultado de un año. “Somos eficientes y eso constituye la base de los resultados y de la rentabilidad”, mencionó.
2- RUBROS DE MAYOR POTENCIAL
En el país existen rubros ya consolidados como soja, maíz, trigo con la rotación de cultivos en la misma parcela que constituyen un combo junto con los abonos verdes y que ocupan en mayor proporción la superficie sembrada; estos rubros aún tienen un potencial de crecimiento importante. “El arroz tiene un potencial enorme, se siembran unas doscientas mil hectáreas, pero se puede llegar a un millón de hectáreas”, aseguró. Otros rubros en proceso de consolidación y expansión son el sorgo (biocombustible), maní, chía, sésamo y algodón que está en expansión en el Chaco especialmente. Cristaldo vaticinó que en la medida que no se vea el trabajo del campo como generador de ingresos para llevar una vida digna habrá desestimulo sobre todo entre los jóvenes pequeños productores. No obstante, entre los jóvenes que trabajan en fincas más tecnificadas hay más estímulos para dedicarse al campo, ya sea en forma directa o a través de tareas relacionadas a la prestación de servicio a la producción agropecuaria.
3- SOSTENIBILIDAD EN LAS PRÁCTICAS
Entre las prácticas agrícolas que se están promoviendo para mantener la competitividad sin comprometer el medioambiente apuntan al sistema de siembra directa con la rotación de cultivos como práctica de manejo de suelos que se aplica en más del 95 % del área agrícola tecnificada, y constituye el motor del uso y manejo sostenible de los recursos naturales. “El productor cuida los recursos naturales en su propiedad porque de ellos depende para vivir y producir alimentos para el mundo colaborando con la seguridad alimentaria”, resaltó el presidente de la UGP. Poniendo en contexto el proceso de 50 años que vivió el desarrollo de la agricultura paraguaya existen tres momentos en su evolución que llevaron al aumento de la eficiencia de la productividad y la producción. En los años 80 la mecanización y tecnificación en la agricultura, los años 90 con la siembra directa y en la década de los 2000 con la introducción y la utilización de variedades mejoradas genéticamente. En ese lapso pasamos de producir en 1991 unas 2.000.000 de toneladas de granos en cinco rubros a producir 17.000.000 de toneladas en los mismos cinco rubros a partir del 2017.
4- RECURSOS PARA INICIAR EN EL RUBRO
Los principales son: tener profesionales comprometidos con el emprendimiento, recursos humanos capacitados en los roles a desempeñar y un manejo administrativo sólido basado en buena planificación, manejo de riesgos y manejo de información de clima y mercado. Existen diversos programas, cursos de formación, jornadas de intercambio de experiencia que sirven para mantenerse al día. La sumatoria del conocimiento y de la experiencia es la que permite ir mejorando el manejo y la administración del emprendimiento.
5- PRINCIPALES DESAFÍOS
Existen desafíos internos y externos. Internamente el prejuicio de ciertos sectores en relación con la actividad agropecuaria, las regulaciones y normas que frenan el desarrollo, según Cristaldo, la burocracia y la consolidación del proceso de incorporación de los pequeños productores a las cadenas de valor. Externamente, la tendencia a imponer unilateralmente normas y exigencias no basadas en ciencia que distorsionan el comercio creando barreras no arancelarias y dejando de lado las normas y acuerdos logrados en la Organización Mundial del Comercio o el Código Alimentario. “Quienes trabajan en la economía familiar campesina necesitan oportunidades y no regalos ni ayudas que lo vuelvan cliente del Estado”, dijo, asegurando que necesitan ser actores y sujetos del proceso y no objetos del desarrollo y la política.
6- INCORPORAR MÁS POLÍTICAS PÚBLICAS
Las políticas públicas deberían enfocarse en incorporar a la economía real generando ingresos genuinos al productor para poder salir de la pobreza. “No se puede seguir teniendo como paradigma el mboriahu ryvatã (pobre, pero sin hambre)”, puntualizó. Infraestructura rural: con fuerte inversión en caminos rurales, electrificación, riego y acceso al agua potable (necesidad impostergable) y conectividad digital para mejorar la competitividad del sector. Acceso al crédito y financiamiento diferenciado: creando líneas específicas para pequeños productores y nuevos emprendedores rurales, con tasas bajas y plazos adecuados a los emprendimientos definidos, inversiones, capital operativo con los periodos de espera correspondientes. Educación, capacitación y asistencia técnica en el segmento de productores de menos de 50 hectáreas, ya que según el último censo agropecuario, el 84 % no recibe asistencia técnica y el 62 % no terminó la educación escolar básica. Acceso a tierras y formalización con fuerte apuesta por la titulación de las tierras destinadas a la reforma agraria, donde cerca de dos millones de hectáreas entregadas hace décadas siguen sin ser regularizadas. Organización y capital social: el proceso de formalización sectorial debe extenderse a las organizaciones y asociaciones de productores que hoy se unen “ocasionalmente” para demandar algún bien o servicio al Estado.
7- REGLAS CLARAS
“En un escenario tan dinámico y cambiante a nivel global, con episodios externos de alto impacto en economías pequeñas como la nuestra, tan dependiente de los ingresos generados por la actividad agropecuaria, la economía y la política deben ir de la mano, con reglas claras y un mínimo de previsibilidad”, alegó. Por último, sería indispensable contar en el mercado con ferias y cadenas de valor, pues si todo lo anterior estuviese en marcha, se requerirán programas claros de acceso a mercados locales, participación en ferias agropecuarias y vínculos progresivos con cadenas de valor nacionales con alto potencial de desarrollo.
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Cultivo de arroz se expande y suma 78.000 hectáreas más
El cultivo de arroz con riego se expandió en la campaña 2024-2025 alcanzado 78.417 hectáreas más en la producción, pasando de 187.910 en la zafra pasada a 266.327 hectáreas, cifra que representa un crecimiento del 42 %, según el informe semanal de la Unión de Gremios de la Producción (UGP).
El reporte del gremio destaca el repunte registrado en departamentos de la región Oriental, tales como, Misiones, Ñeembucú y Paraguarí, donde este rubro “mostró un crecimiento importante” respecto a la superficie cultivada en la zafra 2023-2024.
Misiones pasó de sembrar 57.335 hectáreas a 82.220 en esta campaña, totalizando 24.885 hectáreas más. En cuanto a Ñeembucú, de un área de 46.047 hectáreas, pasó a 70.778, sumando 24.731, mientras que Paraguarí en la zafra 2023-2024 llegó a 18.192 hectáreas y ahora a una superficie de 30.927, una diferencia de 12.735.
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A estos números se suman los departamentos de Itapúa y Caazapá que también registraron un aumento, pasando, en el caso del primero, de un área de 12.611 hectáreas a 19.126, que representa 6.515 hectáreas más. En tanto que el segundo, de una extensión de 5.244 trepó a 9.767, logrando una expansión de 4.523 hectáreas.
El informe señala que este cereal se ha consolidado como uno de los rubros agrícolas de mayor expansión en los últimos años, impulsado por la incorporación de tecnología de riego y mejores prácticas productivas. A esto se suma que algunos productores comenzaron a utilizar la soja como cultivo de corte sanitario en sus rotaciones, una técnica que permite combatir enfermedades propias del arroz y mantener la sanidad de los lotes.
Rendimiento
Hay que resaltar que este crecimiento en el área de cultivo de arroz representaría además un mayor rendimiento. Las previsiones de la Federación Paraguaya de Productores de Arroz (Feparroz) señalaban que la producción de esta campaña estaría por encima del promedio de rendimiento nacional, que es de 6.000 kilos por hectárea.
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Destacan necesidad de preparar al sector industrial para competir internacionalmente
El viceministro de Industria, Marco Riquelme, resaltó que es necesario que Paraguay siga avanzando en el mejoramiento de la calidad de sus manufacturas, certificaciones y productividad para aprovechar los beneficios del acuerdo Mercosur-UE y proteger la producción local.
Riquelme afirmó que el acuerdo Mercosur–Unión Europea (UE) representa una oportunidad, pero también un desafío importante para la industria paraguaya.
“El acuerdo tiene riesgos y oportunidades. Pero si no trabajamos en fortalecer nuestras capacidades productivas y estándares de calidad, corremos el riesgo de que la apertura comercial termine afectando más a nuestra industria que beneficiándola”, advirtió durante el Seminario Mercosur–Paraguay, organizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Entre los principales desafíos, destacó la necesidad de que la industria local cuente con certificaciones de calidad exigidas por los mercados europeos, algo que actualmente muchas empresas paraguayas no tienen porque no es un requisito en el mercado regional.
Además, señaló que los productos alimenticios deben llegar a Europa con al menos el 80 % de su vida útil, lo que implica mejorar los procesos logísticos y productivos.
Por otro lado, anunció que Paraguay avanza en un acuerdo con la ONUDI para impulsar un proyecto de USD 5 millones, que permitirá desarrollar el ecosistema de productividad y calidad industrial, como parte del proceso de preparación para competir globalmente.
Por su parte, el presidente de la Unión Industrial Paraguaya (UIP), Enrique Duarte, sostuvo que el acuerdo Mercosur–Unión Europea representa una oportunidad estratégica para el crecimiento industrial del país, pero requiere una preparación realista y profunda del sector productivo nacional.
“Un país se desarrolla a través de la industria. No podemos seguir exportando materias primas y comprando productos terminados que podríamos fabricar localmente. Es hora de usar nuestra energía y nuestros recursos para generar empleo y riqueza en Paraguay”, afirmó Duarte.|