La organización líder de asistencia al viajero señala estos destinos internacionales como la tendencia local para el siguiente fin de semana largo del año.
Semana Santa es una de las festividades escogidas para viajar y muchas personas buscan un destino que les permita desconectarse de la rutina por unos días. Según la demanda registrada sobre el comportamiento del viajero realizado por Assist Card, los paraguayos prefieren los destinos internacionales para esta época del año.
Entre las búsquedas se registran países como Argentina, Brasil, España y Estados Unidos. Vale destacar que tanto Brasil como Estados Unidos demostraron aumentos en la demanda de 20 % y 8 % respectivamente, en comparación al mismo período de 2023.
“El gran movimiento migratorio de viajeros que se espera para Semana Santa demuestra un deseo por viajar más allá de las fronteras nacionales”, comentó Agustín Aveiro, country manager de Assist Card Paraguay.
De acuerdo a la Encuesta Nacional de Turismo Interno y Emisor de la Secretaría Nacional de Turismo y el Instituto Nacional de Estadísticas, presentado al cierre de la temporada alta del 2023, 392.440 personas viajaron al extranjero; del total, 151.405 personas viajaron a Brasil, y 137.541 eligieron Argentina como destino.
El resto de viajeros, 50.336, eligieron otros destinos del mundo. El informe agrega además que los paraguayos viajan mayormente por ocio, recreo y vacaciones, y en segundo lugar por visita a parientes o amigos.
Quedó demostrado que los viajeros priorizan cercanía, paisaje, cultura, excelente gastronomía y puntos de atracción. En todos los casos, una asistencia integral al viajero es un imprescindible para evitar cualquier contratiempo y salir del país protegido y tranquilo. En este sentido, Assist Card cuenta con diferentes montos de asistencia que se adaptan a las necesidades y tipo de viaje.
“Es importante tener presente que cuando se trata de viajes internacionales no sólo basta con asegurar un buen precio del pasaje aéreo, un alojamiento cómodo y un listado de lugares para ir a visitar en el destino, sino también preocuparse de contratar una asistencia que cubra cualquier imprevisto”, afirmó Agustín Aveiro.
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Acerca de Assist Card
Assist Card, miembro del grupo Starr Insurance, es una organización dedicada a brindar asistencia integral al viajero. Desde 1972 se ha expandido en los cinco continentes. Dispone de 51 oficinas de atención a viajeros interconectadas entre sí con tecnología de última generación, garantizando disponibilidad de atención ininterrumpida 24/7 y multilingüe.
Posee una amplia red de prestadores alrededor del mundo y tiene la capacidad de brindar soluciones y respuesta inmediata en más de 190 países, resolviendo desde una simple consulta médica hasta las eventualidades más complejas como un traslado sanitario, localización de equipaje, reserva de vuelos, entre otros servicios. Viaja más tranquilo.
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Casa Taller Koki Ruiz: lugar de memoria y pulsión artística
- Jorge Zárate
- jorge.zarate@nacionmedia.com
- Fotos: Archivo/Gentileza
Como una manera de seguir su legado, las hijas del recordado maestro de las artes plásticas planean generar un espacio de arte colectivo en La Barraca, San Ignacio Guasu, Misiones, donde tradicionalmente culmina la procesión de Tañarandy cada Viernes Santo desde hace más de 30 años. Están dando sus primeros pasos, concibiendo las primeras obras y planean habilitar una fundación para luego perseguir el sueño de habilitar un museo permanente de la obra de su padre.
“Abriremos las puertas de la Casa Taller Koki Ruiz, en La Barraca”, cuenta Macarena Ruiz, hija del querido artista plástico, explicando que lo hacen buscando mantener su legado en “el lugar donde él vivió, creó y soñó”
Según comenta, “vamos a empezar vendiendo piezas de arte inspiradas en la obra de mi papá, para continuar con el sueño de tener un taller de artesanos, una comunidad de artistas”, apunta.
Una tarea que el propio Koki inició con el taller Felipe Santiago Apocatú, nombrado así en homenaje a un artesano indígena de la época de las reducciones, donde, acompañado de amigos artistas de San Ignacio, buscaban recuperar el espíritu creador de aquellos aprendices que se hicieron verdaderos maestros.
“Hacían reproducciones de piezas decorativas y algunas tallas de la época jesuítica como ángeles querubines, músicos, con volutas, con flores, una experiencia muy rica”, dice Macarena desde Tañarandy, “la tierra de los irreductibles”, colonia vecina a San Ignacio, Misiones, a 230 kilómetros de Asunción.
Esa tarea fue un antecedente importante para lo que desarrollaría luego en el intenso trabajo comunitario que alumbró los afamados retablos que prepararon para la visita del papa Francisco y se emplazaron en el parque Ñu Guasu en 2015 y en los actos por la beatificación de Chiquitunga realizados en la Nueva Olla del Club Cerro Porteño en junio de 2018.
CONTINUIDAD
“Queremos que eso continúe, honrar el sueño que tenía”, apunta señalando que los primeros trabajos irán enfocados a la creación de “piezas inspiradas en sus cuadros, con las temáticas de canoeros y lavanderas que caracterizaron a Koki”.
Tal es así que en la casa taller ya se encuentran trabajando Macarena, su hermana Almudena; el tallador Ramiro Corbalán, Joel Maidana y Muñeca Rodríguez con las primeras obras que próximamente saldrán a la venta.
“No está todavía abierta al público, pero esta semana publicaremos en nuestras redes fotos de las piezas y a partir de cuándo la gente puede acercarse a adquirirlas”, explica.
La idea es, a partir de los recursos que se generen, abrir una fundación que les permita reactivar talleres y residencias en la casa taller “para que todo sea tal cual como en el inicio, donde más cantidad de artesanos puedan aprender, formarse y hacer piezas que tengan que ver con el estilo barroco de las reducciones jesuíticas, por ejemplo”, dice.
“Si bien Koki vivía de los cuadros que hacía, lo que le gustaba era tener a su equipo y trabajar en conjunto. Su sueño fue poder tener ese estilo de vida y creó sus trabajos más importantes junto al equipo y queremos recrear eso”, apunta.
INSPIRACIÓN
“Las primeras tallas de madera reproducen a varias lavanderas que fueron pintadas en el estilo con el que él lo hacía, cuadros muy coloridos de las mujeres lavando la ropa”, adelanta.
“Estaremos atentas a la repercusión que podamos tener, entender si estamos en el camino correcto, es como una prueba y estamos avanzando de a poquito”, señala.
En este momento “estamos trabajando con gente que conocemos, se comunicó un grupo de artistas que quería venir a conocer, pero les dijimos que todavía no será en esta etapa. Ahora damos este paso para ver si se venden las obras y poder ir al siguiente paso, que sería habilitar la fundación”, concluye.
El sueño de un museo
“Este es un primer paso para poder abrir la fundación y hacer posible más adelante un museo de Koki Ruiz”, describe Macarena Ruiz sobre el inicio de actividades en la casa taller en La Barraca, donde el gran artista nacional concebía sus obras.
Con miras al museo, se están buscando obras para incorporar al acervo. “Tenemos tres cuadros que pudimos conseguir y queremos que el museo tenga un lugar fijo para exponer siempre sus obras, pero sería el último paso de este proyecto”, señala.
Macarena cuenta que hay galeristas que tienen una importante cantidad de obras de Koki y que algunos esbozan la posibilidad de una muestra de sus obras, difíciles de conseguir y de buen precio en el mercado de arte local.
“Casa Taller le llamamos porque es en La Barraca donde hoy él descansa y donde creó todas las obras que más conocemos”, destaca del espacio.
“Sus inicios fueron en Asunción, donde le iba bien pintando y vendiendo individualmente. De hecho, lo podía seguir haciendo, pero al venir aquí a San Ignacio dio otro paso más en su creación, al estar en comunidad, en su casa taller, todo partía de aquí, así que para nosotros es un espacio/refugio de su memoria y hogar del pulso de su arte”, expone.
“Aquí seguimos trabajando con nuestras manos, transformando la materia humilde –la misma que siempre estuvo presente en este lugar– en obra viva. Cada pieza que nace en este taller busca mantener vivo su espíritu, su mirada y su forma de entender el mundo. Porque hoy, la casa taller no es solo un lugar: es una proyección de sus obras y un homenaje de quienes lo recordamos a través de su arte”.
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El sector turístico se prepara para la 20° edición de la Fitpar
La Asociación Paraguaya de Agencias de Viajes y Empresas de Turismo (Asatur), realizó el lanzamiento oficial de la vigésima edición de la Feria Internacional de Turismo del Paraguay Fitpar 2025, el pasado jueves 4 de septiembre en el salón Turista Róga de la Senatur.
El objetivo de este encuentro fue promocionar la feria internacional más importante del Paraguay Fitpar 2025, a realizarse los días 10, 11 y 12 de octubre en las instalaciones del Centro de Convenciones Mariscal, con el apoyo de la Senatur e Itaipú Binacional.
Esta feria de turismo que figura entre los grandes acontecimientos turísticos de la Organización Mundial del Turismo (OMT), este año destaca a la República de China (Taiwán), como país invitado, que deleitará con su cultura milenaria, gastronomía y atractivos turísticos.
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Además, presentará el Circuito Vivencial del Arte TOBA, un emprendimiento con alma que transforma la tradición en inspiración, visibilizando el arte, la cultura y la rica identidad de Tobatí. La feria busca estrechar vínculos entre las empresas y promover acciones tendientes al fortalecimiento de todo el sector.
Fitpar 2025, declarada de Interés Turístico Nacional por Resolución Nro. 413/2.025 de fecha 04/04/2025 de la Senatur, de Interés Nacional y Turístico por Declaración Nro. 298 de fecha 11/06/2025 de la Honorable Cámara de Senadores, de Interés Nacional por Declaración N° 1.095/2025 de fecha 22/07/2025 de la Honorable Cámara de Diputados, reunirá a un importante número de empresas e instituciones locales como extranjeras, convirtiéndose por algunos días en el principal centro de los negocios turísticos de toda la región.
En su edición 2024, participaron 837 expositores, provenientes de 10 países, quienes presentaron sus ofertas de más de 300 marcas y destinos turísticos, donde se tuvieron resultados muy positivos, ya que se registraron más de 7.500 visitantes de los cuales 2.470 personas fueron profesionales del sector turístico, 620 estudiantes y 837 expositores.
Para la presente edición ya confirmaron presencia 9 países y más de 150 empresas. En el marco de la Fitpar se organizan seminarios dirigidos a profesionales y estudiantes del sector turismo como también exposición de artesanía y se podrá saborear la rica gastronomía paraguaya.
El acceso es gratuito y estará abierta a todas las personas interesadas en concretar negocios, capacitarse o simplemente planificar sus próximas vacaciones con las diferentes promociones y paquetes ofrecidos durante el desarrollo de la muestra. Para mayor información se debe llamar a la Gerencia General de Asatur, teléfono (595-21) 494 728, WhatsApp +595 983 800 960 o al correo: secretaria@fitpar.org.py.
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De recuerdos, viajes, brindis, amaneceres, aprendizajes y contar historias
Con cada viaje aprendí la relevancia de enhebrar microhistorias que –como primeras versiones de algunas historias– serán la historia que otros y otras habrán de contar.
- Por Ricardo Rivas
- Periodista X: @RtrivasRivas
- Fotos Gentileza
La que pasó fue una semana de y con recuerdos. Algunos en soledad y otros, con amigos y amigas. Confieso que he viajado. Mucho. Más de lo que pude imaginar desde niño que –supongo– por desconocer que era posible llegar a todas partes, viajar no era imaginable. Pero, desde que comencé a hacerlo casi con exclusividad para ejercer el oficio de periodista o para estudiar, lo que de esos desplazamientos guardo y resguardo son sabores, imágenes, luces, sombras e interrogantes que –después de tantos años de tenerlos– me atrevo a pensar que carecen de respuestas.
¿A dónde van a parar las palabras no dichas, los deseos no expresados, los sueños perdidos, los corazones rotos, las personas que perdimos en el camino...?, me pregunté una y otra vez en una playa desierta donde solo escuché durante largas horas el ruido del mar.
Aquella misma noche, sin embargo, mirando fijamente el agua que mojaba mis pies, me animé a pensar que, aunque me gusta el mar, disfruto más del Río de la Plata que conocí de pequeño. Y supe entonces que lo extraño porque aquel río que conocí, que nos recibía, que nos dejaba entrar en él para bañarnos, divertirnos y hacernos felices, ya no es. El río que amo y no dejo de amar es aquello que nos dio y ya no nos puede dar porque enfermó.
AMANECERES
Viajar es parte importante de mi vida. Fascinante. Querer conocer historias, personas, personajes para preguntarles con frecuencia deviene en pulsión. Después de una de mis tantas ausencias, en una larga charla le confesé a Cristina, mi amadísima esposa y compañera, que también viajo porque disfruto de coleccionar soles nacientes. Las atesoro. Son momentos –instantes, acaso– muy particulares. Especiales, en los que el tiempo puede medirse a partir de los vertiginosos cambios de tonalidades con los que nos envuelve cada nuevo día.
En Buenos Aires al sol le cuesta ganar altura. Enormes edificios le quitan protagonismo y espacio. La gama de los grises, cuando el día comienza en algunos lugares de las tierras altas en Escocia, sin dudas, asombra. Ver cómo se asoma el sol desde las costas del Atlántico Sur, en Mar del Plata, encandila. Los amaneceres en torno del mar Muerto o en la mismísima fortaleza de Masada, en el desierto de Judea, en el sur de Israel, conmueven y contrastan con la palidez de los primeros cielos de cada jornada en Santiago de Chile o en Ciudad de México.
Pero no recuerdo ningún amanecer con los que tantas veces me embeleso como en mi querida Asunción cuando la bahía se enciende. No tengo memoria en Nueva York de amaneceres deslumbrantes. Como en Buenos Aires, allí triunfa el cemento y en las décadas más recientes le disputan el podio a Febo los cristales que reflejan sus rayos. En la China gigantesca también encontré amaneceres inolvidables. En el sur, especialmente. Y, en una ocasión, desde la Gran Muralla. El sol es atrapante. Y buscarlo es sustancial en la vida del viajante. Tanto para llegar a otro destino como… “a buen puerto”.
Cada lugar deviene en búsqueda y, por cierto, siempre existe aquello que el viajero habrá de buscar y, tal vez, podrá encontrar. Tuve un tiempo en que incansablemente procuré sentarme con amigos, amigas o, en soledad, para beber o transcurrir en aquellos lugares donde alguna vez lo hiciera Ernest Hemingway.
UNA PERSONALIDAD ATRAPANTE
Allá por el 1995 durante varias horas en el Aeropuerto Internacional del Galeão, en Río de Janeiro, dialogué con Martha Ellis Gellhorn (1908-1998), quien fuera la tercera esposa de Hemingway por cinco años desde 1940. Escritora y periodista, como corresponsal de guerra fue la única colega que acompañó a las tropas aliadas en Normandía y desde el campo de batalla reportó el Día D, el 6 de junio de 1944.
Una personalidad atrapante que en 1943 dejó a Ernest en la finca El Vigía, donde convivían, cerca de La Habana, Cuba, para ir a cubrir la Segunda Guerra Mundial desde Italia. Con el tiempo también trabajó en Vietnam y en Panamá, cuando la invasión norteamericana en 1989. ¿Y qué hace aquí, en Río? “Un reportaje sobre las favelas que publicaré en la revista ¿A qué bar cubano iba Hemingway? “Al Floridita”, respondió.
Poco menos de tres años después supe que murió a los 89. Tal vez, por suicidio, trascendió. No lo creo. En su honor, años más tarde, en un atardecer entré en El Floridita y ordené “un daiquiri como el que tomaba Hemingway”. Azúcar, limón, ron blanco Baccardi, hielo y cinco gotas de Marrasquino. Una delicia para endulzar las historias de siempre sobre una revolución que nunca termina. Tal vez, aquella noche, haya bebido de más. Me largué a caminar por el malecón. Recuerdos.
“Aquí, en Washington D. C., más exactamente en Capitol Hill, en WH (White House) y sus alrededores, el poder se siente. Se percibe. Se puede oler y hasta beber. El poder nos devora”, dijo durante un after office, en 1992, un líder parlamentario norteamericano que amablemente departía con un grupo de becarios argentinos entre los que me encontraba. Nunca olvido esas palabras. Valen allí y en todas partes. Duras, descarnadas, precisas.
Viajar también es conocer el poder. Recuerdos. Apenas ocho días atrás mi querido amigo-hermano Augusto dos Santos cumplió años. Con él en Asunción –unos 1.650 kilómetros al norte de Mar del Plata, en Argentina, uno de mis lugares en el mundo desde donde lo busqué para saludarlo– como desde largo tiempo nos comprometimos a un pronto encuentro para levantar una copa (o varias, en verdad) para celebrar tan relevante acontecimiento como, sin duda alguna, lo es su natalicio.
PRÁCTICA SOCIAL
La palabra brindis, afortunadamente, siempre nos acompaña. Es una de nuestras fraternas prácticas sociales que profundizamos donde nos encontremos. Siempre nos prometemos y comprometemos a brindar y en cada oportunidad en que nos reunimos, cumplimos. Nada nuevo. Aunque, si de brindar se trata, siempre es posible aprender algo de esa costumbre que nos llega desde lejos.
Recuerdo que fue en Buenos Aires, en un atardecer cualquiera, cuando en el piso 17 de un lujoso edificio ubicado en la esquina de las calles Florida y Paraguay, solo a un par de cuadras de distancia de la plaza San Martín, cuando lo supe. Allí, en torno de una vinoteca con cava propia bien provista departíamos sobre todo y casi nada. De pronto, la voz de una mujer huesuda, pelirroja, con un copón bien provisto en su mano derecha, que aseguró ser doctora en antropología, comentó que “hay evidencias ciertas que dan cuenta de que desde unos 170.000 años en Sudáfrica se practicaba el brindis”.
Irremediablemente ganó nuestra atención. Con impronta soberbia y aires académicos añadió que “más acá en el tiempo y con mucha más precisión, puedo decirles que el hábito de chocar las copas –por decirlo de alguna manera– como lo hacemos esta noche, podría haberse extendido en Europa en tiempos del Paleolítico Superior que se inició unos 40 mil años atrás, después de la última glaciación y la irrupción verificada del Homo Sapiens”.
Todo el lugar y la atención de quienes allí nos encontrábamos era ella y los conocimientos que contenía su palabra. Claramente observé que disfrutaba en plenitud de la situación que se creó entre ella y ese público exclusivo. Se la percibía feliz. Tan feliz que era posible imaginar que frente de nosotros alguien disfrutaba de algo muy parecido a la idea de los quince minutos de fama de los que hablara y anunciara Andy Warhol allá por los 70.
Pero ningún happy hours es para clases magistrales. ¿“Grazie mille por su aporte y conocimiento dottoressa”, dijo con solemnidad un italiano que aseguraba ser nórdico, se presentaba como “el conde don Giovanni” y que en cada anochecer que conseguía localizar e instalarse en una reunión entre amigos entregados a las libaciones fraternas, se sumaba sin invitación y luego de beber –casi siempre en abundancia– discretamente se retiraba… sin pagar. Prolijo y consuetudinario escapista aquel noble de alguna corte seguramente imaginaria y milagrosa. Brindo por su recuerdo y por aquel momento inolvidable.
EL TIEMPO EN LOS LABIOS
Hoy, unas pocas horas atrás, desde Barcelona, ese destino más que disfrutable y entre mis afectos al que en todo momento estoy dispuesto para regresar, quien de niño fuera Tito –para todos y todas en el Bajo Belgrano, nuestro pueblo natal en Buenos Aires y desde un cuarto de siglo se reconoce y lo reconocen en las playas mediterráneas como Angelillo– me contó cuál es el nuevo trago que consumen los ricos y famosos en el Paseo Marítimo barcelonés. “El temps als teus llavis, lo llama Yeray Monforte, su creador, y cuesta mil euros…”.
Lo interrumpí para dejar sentado que en nuestra próxima vez nada ni nadie habrá de tentarnos con esa bebida de autor que en la carta del barman que firma el propio Monforte la ofrecen como “time in your lips”, trago con el que de ninguna manera tenemos la posibilidad de calmar con ella nuestra sed de amistad fraterna. Pero, cuéntame, Angelillo, ¿con qué ingredientes lo prepara? “Toma nota: tequila Gran Patrón Burdeos, champán Louis Roederer Cristal Rosé 2014 y… oro de 25 quilates”.
Enmudecí. “Se sirve en Shôko Restaurante & Lounge, en la playa y es el cóctel más caro de España”, añadió. ¿Una nueva era de la opulencia en ciernes?, me pregunté en silencio. Tal vez, pero… habrá que ver e incluso redefinir opulencia en tiempos de los que respetables académicos y pensadores llaman “oligarquías tecnológicas”.
No es para nosotros, pensé, y creo que acierto aplicando el plural sin faltar a la verdad. Nos despedimos. No había mucho más para decir. Que el oro se puede ingerir de ninguna manera es novedoso, por cierto. Varias décadas atrás, en “La posada La Chimère”, en Buzios, el querido Gato Dumas (1938-2004) me comentó que el oro es antiinflamatorio y que en la India lo prescriben para mitigar los efectos de la artritis y el reuma.
Recuerdo que aquel grande de la gastronomía –y de la amistad– fue más allá para precisar que en ese país se consumen entre 12 y 14 toneladas de oro comestible cada año porque se trata de un ingrediente infaltable en todo tipo de celebraciones. Al parecer –palabra más, palabra menos– añadió que los egipcios en la antigüedad incluían el oro en la dieta alimenticia de nobles y sacerdotes. Igual que en aquella larga noche en Buzios que concluyó con cantos en la playa en torno de un fuego que declinó en la madrugada hasta apagarse minutos antes de clarear, incomprendo.
EL PODER
“El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”, sentenció John Emerich Edward Dalberg-Acton (1834-1902), también conocido como lord Acton. Sospecho –y aunque admito que arriesgo al expresarlo– quiero creer que con esas palabras fue a fondo con sus pareceres críticos para con ricos y famosos (como los llamaríamos por estos días) al igual que con aquellas y aquellos que destilan vocación de poder para vivir en, de, desde y del poder alejados de toda posibilidad de servir sin ser servidos por serviles. Volví al presente. “La historia se repite dos veces, primero como tragedia y después como farsa”, sostiene Karl Marx (1818-1883) en “El 18 de Brumario de Luis Bonaparte”, una de sus obras.
En 2017, cuando por cuestiones académicas estuve por un tiempo –nunca suficiente– en China, mi querido amigo Shen An –periodista y académico relevante muy respetado en el Imperio del Centro– mientras caminábamos con un grupo de amigas y amigos por los bellos senderos que rodean al Monte Púrpura, en la periferia de la ciudad de Nanjing, provincia de Jiangsu, situada en el delta del río Yangtsé, me contó que allí estaba enterrado un emperador que varias veces –desde el más allá– se quejó porque no lo dejaban tranquilo en su sueño eterno.
Pasa que Nankin –como muchos chinos y chinas prefieren llamar a aquella ciudad bellísima– crece e inevitablemente es más ruidosa. Durante largo tiempo llamada Tianjing, la “capital del cielo”, se la señala además como “la ciudad de la educación, la ciencia, la cultura, el arte y el turismo”. Aquel fue un día extenuante. Realmente. Pero fue además un armonioso momento para conocer historias atrapantes.
Frente al mausoleo Ming Xiaoling, donde se encuentra enterrado el emperador Hongwu (Zhu Yuanzhang), fundador de la dinastía Ming, An pausadamente me hizo saber que allí también descansa el emperador Qin Shi Huang (259 – 210 aNE), que en el 221 aNE lideraba el muy pequeño Estado de Qin. Pese a esa situación territorial adversa, consiguió reunir a todos los reinos de entonces e inmediatamente se proclamó “Shi Huangdi”, categoría que tradujo como “primer emperador”.
“En esa condición, Qin unificó a China”, explicó Shen. Pero pese a aquel logro político tan importante, no se sentía completamente feliz porque el segundo objetivo personal que procuraba alcanzar era mucho –muchísimo– más complejo. El primer emperador de la China unificada, Qin Shi Huangdi –ya poderoso– deseaba la inmortalidad.
ELIXIRES
¡Insaciable! Alquimistas y sabios taoístas –idóneos epocales– reconocidos mixólogos recomendaron al Shi Huangdi la ingesta de mercurio que presentaron como un ingrediente que nunca debía faltar en sus bebidas. Para los seguidores de Lao Tse, el mercurio –“con vitalidad propia”– actuaba sobre el organismo como un restaurador del equilibrio para prolongar indefinidamente la vida.
Aunque cueste creerlo, desde entonces y hasta casi el fin de siglo XIX parcialmente esas creencias se mantuvieron. De hecho, los que se conocieron como “elixires de la inmortalidad” invariablemente contenían compuestos de mercurio, aunque con llamativa frecuencia a esas recetas magistrales se les añadía oro y/o jade, cuyas propiedades y efectos no eran demasiado claros, pero los segmentos sociales más altos los consumían ostensiblemente.
¡Increíble! Con Shen An reímos. Aunque inmediatamente, el viejo colega que alguna vez fue el corresponsal jefe al que reportaba desde Buenos Aires, en perfecto español con acento chino, concluyó con la historia del primer emperador chino. ““El histórico –impiadoso–expone que aquel sueño del fundador de la dinastía Qin de ser emperador de la China unificada fue mucho más sencillo de alcanzar que la inmortalidad que también pretendía y deseaba fervorosamente”, sentenció. Qin Shi Huang murió a los 49. Probablemente víctima de mercurialismo que se causó por consumir mercurio para su inmortalidad.
Así concibo mi forma de ser periodista. Aunque debe haber otras. Con cada viaje aprendí la relevancia de enhebrar microhistorias que –como primeras versiones de algunas historias– serán la historia que otros y otras habrán de contar. No somos la historia. Apenas somos memoria y convicción de que, aunque muchos y muchas no acepten responder, “cada pregunta tiene su respuesta”, como aprendimos de Mario Benedetti.
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Negocios abordo con Paranair
La aerolínea se expande con nuevas rutas y frecuencias en Uruguay, fortaleciendo su presencia en el Cono Sur con más opciones para ejecutivos y viajeros frecuentes. Con Assist Card, líder en asistencia al viajero, cada vuelo ahora ofrece más seguridad y tranquilidad desde el inicio del viaje.
“Paranair nació con la voluntad de generar mayor conectividad en la región”, explicó Jaime Cassola, gerente general de la compañía, quien destacó que para la firma es un orgullo pasear la bandera paraguaya por Sudamérica. “Estos vuelos refuerzan la presencia de nuestra marca y demuestran que desde Paraguay podemos ofrecer productos y servicios de calidad a todo el Mercosur”, sostuvo.
Contó que la nueva frecuencia entre Montevideo y Córdoba, junto con el fortalecimiento del destino doméstico Salto, responde a una estrategia clara de conectar ciudades con mercados activos, muchas veces desatendidos por vuelos de cabotaje, y hacerlo con eficiencia y multifrecuencia.
“Uruguay comparte con Paraguay ciertas similitudes en su red aérea interna, y eso nos impulsó a trabajar con autoridades y aeropuertos uruguayos para concretar esta conexión”, relató.
Aunque no todos los vuelos pasan por Paraguay, el impacto es directo. Y es que el Aeropuerto Silvio Pettirossi sigue siendo el hub de operaciones y expansión. “Nuestra base es Paraguay. Todo arranca y termina acá. Apuntamos a sumar rutas que se mantengan en el tiempo y generen valor real”, reafirmó.
Seguridad en cada vuelo. La compañía anunció recientemente una alianza estratégica con Assist Card para ofrecer asistencia al viajero desde el mismo momento de la compra del pasaje.
Esta integración no solo mejora la experiencia del cliente, sino que responde a una necesidad concreta, por ejemplo, en países como Argentina donde se exige asistencia médica para el ingreso. “Nos adelantamos para que el pasajero tenga todo resuelto con un solo clic”, explicó.
Con más rutas, nuevos servicios y una visión clara, Paranair se consolida como la puerta aérea de Paraguay al mundo y un aliado clave para quienes viajan por negocios o turismo en el corazón del Mercosur. “Es más simple, más seguro y más conveniente en precio y beneficios”, indicó el gerente general.