El directorio de Basa nombró a Claudio Laterza como su nuevo gerente general. Laterza, quien anteriormente se desempeñaba como gerente de desarrollo de negocios, procesos y productos en la institución cuenta con amplia experiencia en el rubro financiero, habiendo ocupado gerencias comerciales, de marketing con foco en planificación estratégica.
Ingeniero Industrial por la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción, MBA por la ESIC Business School de Madrid, España, y con una especialización en estrategia por la Harvard Business School de EEUU, es nombrado nuevo gerente general de Basa tras haber estado al frente del desarrollo de estrategias comerciales y de productos; inteligencia comercial, innovación y proyectos estratégicos; eficiencia, marketing y procesos en la institución. Este nombramiento se da con miras a dar un impulso al plan estratégico y de posicionamiento del banco.
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“El directorio resolvió por unanimidad nombrar gerente general a Claudio Laterza. Creemos que él cuenta con la formación, experiencia y trayectoria que el banco necesita y confiamos en que su liderazgo permitirá el logro de los objetivos propuestos”, expresó Carlos Bernal, director de Basa.
“Estoy muy agradecido por la confianza de los directores hacia mi persona y mi gestión. En los próximos meses voy a estar colaborando muy de cerca con los gerentes de cada área para mejorar cada vez más la experiencia de nuestros clientes, que es nuestro foco principal y donde nos diferenciamos. A la par, seguiremos también fortaleciendo nuestra cultura Basa, la de un equipo que hace, que es la base de todo lo que queremos lograr”, manifestó.
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El Principio de Peter
Claudio Laterza
CEO de Banco Basa
El Principio de Peter es una sentencia. En toda organización, la gente asciende hasta alcanzar su propia incompetencia. Brillás en un rol, te ascienden; lo haces bien, te ascienden otra vez, hasta que un día, te ponen en un puesto donde ya no das la talla. Y ahí te quedas, desbordado, mediocre, incapaz. Un cadáver profesional que nadie se anima a enterrar. Esa es la trampa. Y lo peor, casi todos caen en ella porque confunden experiencia con capacidad y comodidad con éxito.
El liderazgo no es una silla, es un campo de batalla. Si eres líder, tu primera obligación es superar tu propio nivel de incompetencia todos los días. Tu rol nunca te espera, siempre va un paso adelante de lo que puedes manejar. Si no te rompes, si no te educas, si no te incomodas, te conviertes en un lastre para tu equipo. Un jefe obsoleto, un adorno caro, un muro que frena en vez de empujar.
La verdad incómoda es esta: nadie está a la altura de lo que lidera. Siempre estás detrás, corriendo. Y el precio de no correr es la irrelevancia. Liderar exige tragarte el orgullo, admitir que lo que ayer era suficiente hoy es inútil, reconocer que, todo lo que hiciste, todos tus logros, todos tus fracasos, tu experiencia y tus conocimientos, te trajeron hasta acá pero no te llevarán más lejos. Exige pensar más rápido, decidir con más riesgo, escuchar mejor y aguantar más presión. No se trata de mantener lo que tienes, sino de ser brutalmente mejor que ayer. Porque si te quedas quieto, mueres. Y si mueres, matas a tu equipo contigo.
Tu segunda obligación es aún más cruel: obligar a otros a superar también su incompetencia. Y eso no se logra con palmaditas en la espalda ni discursos motivacionales de medio pelo. Se logra incomodando. Señalando la brecha brutal entre lo que hacen y lo que deberían estar haciendo. Entre lo que son y lo que pueden ser. A veces incluso poniéndolos en situaciones donde no tienen más remedio que crecer o quebrarse.
Un verdadero líder debe ser un verdugo del conformismo. Si tu gente no se siente exigida, si no te odia un poco en el proceso, no estás liderando: estás administrando mediocridad. Aplaudir al que se queda cómodo es clavarle un cuchillo en la espalda. Porque el líder que no incomoda condena a su gente a hundirse en la intrascendencia.
Muchos no lo soportarán. Se irán, se quejarán, te odiarán. Y está bien. Liderar no es ganar un concurso de simpatía. Liderar es hacer que los que pueden más, den más. Y los que no, se aparten. Porque la comodidad nunca construyó grandeza. Es ver lo que la gente puede ser aún cuándo ellos mismos no lo vean. Es creer en ellos aún cuándo ellos no creen en sí mismos.
En resumen, el Principio de Peter no es una excusa, es un espejo. Cada día te muestra el límite de tu capacidad. Tu trabajo es romperlo. Primero tú, luego los demás. El líder que se esconde en su comodidad es un traidor. El líder que incomoda, desafía y empuja -aunque duela- es el único que realmente transforma.
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Un sí al diseño, al amor y a las finanzas con estilo
Por: Adelaida Alcaraz
¿Te imaginás planear tu boda con una tarjeta diseñada para esta etapa, copas con historia y regalos que se transforman en ahorro? Banco de Novios, la alianza entre Fork y Banco Basa, convierte ese sueño en una experiencia exclusiva, emocional y totalmente a tu estilo.
Planificar una boda es mucho más que elegir una fecha o un vestido. Es empezar a soñar la vida de dos, imaginar juntos el rincón del café de la casa, la primera cena con amigos o ese mueble que marcará el estilo de un hogar.
En ese universo de detalles emocionales y elecciones significativas, nace “Banco de Novios”, una alianza que conjuga lo mejor del diseño, la curaduría de productos y la innovación financiera de la mano de Fork y Banco Basa.
“Somos los primeros en el rubro en guardar el producto o el dinero”, afirmó con orgullo Mina Fleishman, socia fundadora de Fork. Y no exagera. Lo que comenzaron como conversaciones con un aliado estratégico y afín, se transformó en una propuesta pionera que transforma la tradicional lista de bodas en una experiencia personalizada, flexible y tan elegante como inolvidable.
El arte de obsequiar. A diferencia de los sistemas clásicos, en Banco de Novios los regalos no están limitados a una lista fija. Es así que cada pareja puede seleccionar artículos de diseño internacional de las 16 marcas premium con las que trabaja Fork, o convertir el monto en una cuenta conjunta en Banco Basa. Esto les permite comenzar su vida financiera compartida con una base sólida y organizada.
“Queremos que los novios se imaginen los momentos”, explicó Mina. Agregó que la lista de bodas no es solo elegir platos o copas, es pensar con quién compartirás un vino, qué cuchillo usarás en un asado o qué cafetera usarás un domingo tranquilo. “Son decisiones que hablan de estilo, de emociones y de cómo querés vivir”, remarcó.
Comentó que la alianza aporta además un valor incalculable: la tranquilidad. El proceso de activación es simple, digital y estéticamente cuidado. Solo se necesita completar un formulario y presentar la documentación para abrir una cuenta conjunta. A partir de allí, se activa un mundo de opciones donde lo financiero se convierte en una experiencia memorable.
Diseño y curaduría. Fork no es una simple tienda. Es un universo de tendencias y diseños premium cuidadosamente seleccionados. “Somos una curadora de marcas”, resumió Mina ante la consulta y reveló que el espacio fue concebido para invitar a una compra pausada, pensada y sobre todo, disfrutada.
“Cada encuentro con nuestros clientes es especial”, aseguro. Y esto se puede observar en la sinergia maravillosa que se genera.
“Hoy, más que clientes, tenemos una red de amigos”, señaló Mina. Precisamente, esa cercanía es parte del secreto de esta coqueta firma, en la que se resalta su capacidad de escuchar a las parejas, inspirarlas y acompañarlas en este proceso de soñar y crear.
La banca como compañera de vida. Por parte de Banco Basa, la gerente de Marketing, Sol Mendieta, comentó a FOCO que, la propuesta nació de la visión que tenía el banco de acompañar emocional y funcionalmente a sus clientes. “Observamos un cambio en los hábitos de consumo. Las parejas ya no solo hacen listas de regalos, también incluyen sus datos bancarios para recibir transferencias”, explicó Sol.
De allí que el Banco de Novios responde a esta nueva necesidad con una propuesta integradora. “Queremos transmitir cercanía, innovación y acompañamiento. En Basa no solo abrís una cuenta, construís una relación”, afirmó.
Seguidamente, mencionó que el beneficio principal es la apertura de una cuenta conjunta para los novios, que permite monetizar los regalos o canjearlos por productos Fork. A eso se suma “una tarjeta de crédito con diseño exclusivo, cuotas especiales para el equipamiento del hogar, experiencias con aliados estratégicos y promociones pensadas para los primeros meses de vida matrimonial”.
Y como todo en esta experiencia está pensado desde lo emocional, la novia recibe una caja simbólica de bienvenida, con detalles pensados para hacer de esta etapa algo inolvidable.
“El Banco de Novios es la primera expresión de una estrategia más amplia que busca acompañar a nuestros clientes en todos los hitos importantes de su vida”, adelantó Sol indicando que en los próximos meses podrían sumarse propuestas vinculadas al nacimiento de un hijo, la compra del primer hogar o incluso, un viaje soñado.
Este nuevo modelo de banca emocional busca crear vínculos profundos, con productos financieros que no solo resuelvan, sino que también inspiren. En esa línea, las alianzas como la de Fork son clave. “Creemos en una banca que se integra a la vida cotidiana. Queremos estar presentes en cada logro”, subrayó la gerente.
Consciente de que el consumo premium en Paraguay está en plena evolución y de que cada vez más personas valoran el arte, el diseño y la experiencia en su conjunto, esta iniciativa refleja el espíritu de dos marcas vanguardistas que comprendieron que desde una taza hasta una mesa temática, todo puede ser una declaración de estilo y una oportunidad de compartir momentos especiales.
“La gente ya no elige por funcionalidad, sino por lo que cada objeto transmite”, señaló Mina. Y ahí está Fork: liderando ese cambio con una propuesta que habla de diseño, de comunidad y de momentos.
Con Banco de Novios, Basa y Fork invitan a las parejas a que sueñen con estilo, a que se animen a diseñar su casa, sus finanzas y sus emociones desde el primer día, pues casarse es mucho más que una fiesta, es crear un hogar, construir una historia y elegir, juntos, una forma de vivir.
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El Banco Basa recibió la distinción del Sello Verde del Mades
Banco Basa recibió el Sello Verde del Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades) en el Foro de Sustentabilidad y Economía Circular 2025.
La Unión Industrial Paraguaya (UIP) y el Circular Economy Innovation Hub organizaron el Foro de Sostenibilidad y Economía Circular, que se celebró el pasado 20 de agosto, en el Centro Cultural del Banco Central del Paraguay, como parte de la FEPY (Feria Empresarial del Paraguay) 2025.
Al final de la jornada, se hizo entrega del Sello Verde del Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades), distinción que reconoce a empresas que gestionan su huella de carbono, en el marco del programa AL-INVEST Verde, cofinanciado por la Unión
EUROPEA
Gracias a su participación en la mencionada iniciativa, el banco logró medir su huella de carbono y evaluar la eficiencia energética de sus operaciones durante el año 2024.
El Sello Verde es una certificación otorgada a las entidades que demuestran un compromiso angible con la sostenibilidad, mediante la implementación de prácticas orientadas a reducir el impacto ambiental de sus actividades.
El foro reunió a expertos internacionales, líderes empresariales y organismos multilaterales para compartir experiencias, casos de éxito y propuestas concretas que impulsen la transición hacia modelos económicos más responsables, circulares e inclusivos.
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El precio de la paz
Claudio Laterza
CEO Banco Basa
La paz es una aspiración legítima y deseable en cualquier entorno profesional. Pero no todas las formas de paz son justas, y no todas las batallas deben evitarse. En el afán por mantener la armonía, muchos líderes y colaboradores se ven atrapados en un silencio que no construye, sino que consume. Callan para no molestar, ceden para evitar fricciones, toleran lo intolerable con la esperanza de preservar una calma superficial. Pero no hay paz verdadera cuando el precio es tu autenticidad, tu voz o tus principios.
He sido testigo de organizaciones que glorifican el consenso como virtud suprema, incluso cuando éste se convierte en un obstáculo para el progreso. Equipos enteros que sacrifican la innovación en el altar del “llevarse bien”. Líderes que confunden paz con docilidad, y liderazgo con diplomacia eterna. En ese escenario, el talento se retrae, las ideas se diluyen y la cultura corporativa se vacía de coraje.
El liderazgo exige equilibrio. No se trata de promover el conflicto, sino de aceptar que el desacuerdo no es una amenaza, sino una señal de vitalidad. El verdadero problema no es el conflicto, sino la incapacidad para enfrentarlo con respeto, firmeza y claridad. El líder que teme el desacuerdo está condenado a rodearse de obedientes silenciosos. Y el equipo que se acostumbra a callar, termina creyendo que no vale la pena hablar.
Maquiavelo lo expresó con precisión brutal: “las guerras no se evitan, se posponen para ventaja del otro”. En el mundo corporativo, esto se traduce en tensiones no resueltas, decisiones erradas que se repiten y climas organizacionales en los que reina una paz aparente pero peligrosa. Dilatar un conflicto solo fortalece al que impone su voluntad sin oposición. No enfrentarlo es una forma de entregar poder sin lucha. Lo que hoy se calla, mañana se enquista. Y cuando estalla, ya es demasiado tarde.
El liderazgo real no consiste en evitar todas las tormentas, sino en saber cuándo vale la pena enfrentarlas. Un líder anhela la paz, pero no teme ir a la guerra cuando está en juego la dignidad de su gente o los valores que definen el rumbo. Callar frente a una injusticia, un atropello o una estrategia equivocada no es un acto de madurez, sino de abandono. A veces, proteger la convivencia implica incomodar. Porque lo que se defiende no es el ego, sino la esencia misma del propósito compartido.
Liderar no es mantener todo en calma, sino mantener todo con sentido. Y cuando ese sentido está en riesgo, la acción no es solo válida, es obligatoria. El coraje no es un lujo del liderazgo, es parte de su contrato.
En toda organización madura debe haber espacio para la diferencia, para el disenso respetuoso, para el roce constructivo entre visiones opuestas. Silenciarlo en nombre de la paz solo fabrica equipos obedientes, pero frágiles. Si un equipo no discute, no evoluciona. Y si no evoluciona, termina sobreviviendo por inercia, no por excelencia.
Buscar la paz no debe significar traicionar la verdad. Podemos convivir sin coincidir, construir sin uniformidad, avanzar sin sometimiento. Pero eso solo es posible si el respeto mutuo está por encima del miedo, y si el coraje supera al confort. Porque si para lograr la paz tienes que dejar de ser tú, entonces no es paz: es una prisión invisible.